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Jun 24, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Crímenes sin Castigo | Delitos que no vemos
Los fraudes se disparan en el país durante la prolongada cuarentena. A menudo, los victimarios se ocultan detrás del nombre de una empresa registrada afuera, o un correo electrónico

 

@javiermayorca

Luego de cinco meses de vaivenes, Daniel ya no sabía a quién acudir. Así que decidió hacer lo que él mismo describió como una “denuncia pública”.

Este hombre recibió a través de Mercado Libre una propuesta de compra de muebles y piezas eléctricas. Pero en esta Venezuela, caracterizada por una intensa “dolarización transaccional”, los pagos se harían en divisas estadounidenses.

El supuesto comprador solicitó los datos de la cuenta que Daniel posee en el Bank of America de Estados Unidos. Luego, hizo el pago con un cheque contra una cuenta del City National Bank de Chicago.

Aquí empezaron los problemas.

La operación comercial era por 2460 dólares, y el monto depositado mediante el cheque fue de 6000 dólares.

Desde Venezuela, Daniel acordó la devolución de la diferencia ($3540). El individuo al otro lado de la negociación le indicó que no devolviera el dinero al banco de Chicago sino a una cuenta que él tiene en el propio Bank of America.

Tres días después, el banco le envió un correo para notificarle que tenía un saldo deudor, pues el cheque por 6000 dólares nunca se hizo efectivo en su cuenta.

“Llamé nuevamente al banco, les expliqué la situación, para que por favor reversaran las 2 transacciones que había hecho por $3540. Me dicen que tomarán el caso de estafa y las transacciones entran en disputa y que puede tardar desde 10 hasta 90 días hábiles”, relató.

En la explicación de este caso, Daniel asignó una parte de la responsabilidad a su propio banco. “Me hicieron creer que el depósito estaba efectivo y disponible sin ninguna restricción en mi cuenta”, afirmó.

El caso de Daniel sirve como indicador para entender hasta qué punto el delito ha mutado durante la pandemia. La despenalización de facto del uso de divisas ha llevado a una situación “caótica”, según lo afirmado por el economista Asdrúbal Oliveros. En medio de ese desorden, proliferan las oportunidades para estafas de todo tipo, así como los delitos asociados a ellas.

Antes de la cuarentena por la covid-19, en 2019, las oficinas de la policía judicial recibían un promedio mensual de 477 denuncias sobre estafas. Ya entonces se percibía un incremento en el número de expedientes iniciados. Sin embargo, a partir de 2020 el crecimiento fue exponencial, pues la media mensual se situó en 790 denuncias, de acuerdo con datos conocidos extraoficialmente.

Esto abarca a las estafas y numerosos ilícitos como la suplantación de identidad o el hurto de datos, que son requeridos para llevarlas a cabo. En marzo de este año fueron iniciadas 809 averiguaciones.

Este es apenas un reflejo de la situación real. Según el exdirector de Delitos Informáticos de la policía judicial, comisario jubilado Luis Bustillos Tábata, la gran mayoría de las estafas y delitos asociados -a menudo, llevados a cabo a través de computadoras o dispositivos inteligentes- no es del conocimiento de las autoridades.

“Es muy difícil aceptarlo, pero muchos no denuncian por distintas razones. Además, hay un criterio de que estos son delitos menores”, dijo.

Bustillos fue cofundador de la oficina policial que investiga los delitos informáticos. En su criterio, el aumento del número de casos conocidos durante la pandemia tiene entre sus causas el auge del teletrabajo, la prolongación del tiempo de conexión y lo que describió como “falta de cultura”.

“Hay que educar a la gente, para que sepan que allá afuera hay grupos que roban los datos, y que luego usan eso para obtener ganancias”, advirtió.

Pero las estafas y delitos informáticos asociados son mucho más que la simple apropiación de datos. En este momento, tal y como le sucedió a Daniel, hay redes criminales aprovechándose del creciente número de operaciones llevado a cabo desde Venezuela, a través de bancos ubicados en el exterior.

En un caso reciente, un hombre negoció la entrega de bitcoins a través de una página dedicada al intercambio de monedas virtuales. No obstante, el pago de casi 400.000 dólares se hizo desde un banco de Panamá hasta otra cuenta abierta en ese mismo banco. El titular de las monedas virtuales cumplió con su parte, al verificar que hicieron la transferencia. Al día siguiente, la cantidad fue revertida pues el emisor dijo que no reconocía la operación. La víctima se quedó sin los dólares ni las criptomonedas.

Frente a una situación como esta, es muy poco lo que se puede hacer desde Venezuela. El aislamiento no es solo político. También abarca a la actividad policial.

Una de las formas de fraude más comunes en la actualidad involucra el uso de la plataforma Zelle, muy popular en Venezuela debido a que no cobra comisiones por transferencias entre cuentas abiertas en la banca estadounidense.

Esta herramienta, sin embargo, no permite revertir los pagos. Por lo tanto, se impone verificar en lo posible la reputación de las personas o negocios con los que se realizará la negociación. En marzo, por ejemplo, un hombre de 24 años perdió 780 dólares a través de este sistema, cuando fue convencido por una mujer de que podría usar unos pasajes a Miami que ella no utilizaría, supuestamente emitidos por la línea Fly the World. La denuncia fue formulada en Cicpc de Ciudad Guayana.

A veces, incluso, no basta con asomarse a la web para verificar si un vendedor o comprador tiene buena reputación. Según Bustillos, si los delincuentes informáticos son organizados, se encargan de promover olas de comentarios positivos acerca de sus propias operaciones. Por eso, se debe desconfiar de aquellos sitios donde no existen críticas ni objeciones.

En la Venezuela de la pandemia, e incluso la que vendrá cuando se genere la “inmunidad de rebaño” es probable que algunos delitos violentos y callejeros no sean tan frecuentes. Pero los ilícitos silenciosos continúan en crecimiento permanente.

Breves

El 7 de junio, la dirección de la policía del estado Mérida recibió una carta redactada el día anterior por el comisionado agregado José Daniel Zambrano, un funcionario que desarrolló su carrera de más de 22 años en ese cuerpo de seguridad. La misiva, en realidad, iba dirigida a sus compañeros de servicio, con el propósito de ponerlos al tanto de su descontento en torno al funcionamiento general de esa policía.

Según el comisionado, los actos de corrupción por los uniformados son “a diario”.

En cambio, “nuestros compañeros honestos están muriendo por no poseer las atenciones primarias ante la pandemia del covid-19”. El texto enviado al coronel Hely Saúl Infante alerta sobre las consecuencias de la orden atribuida a la zona de defensa integral del estado (número 22), a cargo del general de división Danny Ferrer, que asigna armamento a “personas particulares, no funcionarios policiales, como mecanismo de defensa a la nación”. Este funcionario, que en 2012 fue condecorado por el Consejo General de Policía, en virtud de sus “buenas prácticas en el servicio de vigilancia y patrullaje”, está consciente de que ahora lo podrían imputar por traición a la patria. “Lo asumo, pero ya basta de traición a nuestro pueblo con fines políticos e ideológicos”, dijo.

Ahora hay una nueva razón para hacer colas en el país. Las largas esperas no son solo para surtirse de gasolina o tramitar un documento de identificación. Desde finales de mayo, podría decirse que las más prolongadas tienen que ver con la vacuna contra la covid-19.

Tal y como sucede en los alrededores de las estaciones de servicio, en los centros para la inmunización los militares y policías están haciendo su agosto.

Ya en este espacio habíamos advertido sobre la formación de un mercado negro en torno a las vacunas chinas (Sinopharm). Ahora, la nueva corruptela consiste en facilitar el acceso a ellas, en los propios centros de vacunación. Desde luego, quien tiene recursos podrá recibir su inyección más rápido. En el hotel Alba Caracas la tarifa se estandarizó en 35 dólares. Un militar ubicado en el perímetro ofrece que, una vez cancelada la suma, la persona pasará sin dilación al lugar donde suministran la vacuna. Ya tienen un procedimiento establecido para el tratamiento VIP.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Papa Francisco: “el servicio nunca es ideológico, ya que no se sirve a ideas”

 

El papa Francisco ofició misa este domingo en la Plaza de la Revolución de La Habana antes miles de personas, muchas de las cuales llegaron al lugar en las primeras horas de la madrugada desde diferentes partes de la Isla. El pontífice hizo un claro llamado a servir a los más frágiles y advirtió que “el servicio nunca es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas».

En la plaza se encontraba también el gobernante cubano Raúl Castro, otros miembros del gobierno, personalidades del país y representantes de diferentes confesiones cristianas. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, también asistió al lugar vestida completamente de blanco.

Carteles con el rostro del Obispo de Roma, banderas del Vaticano y de Cuba, junto a sencillos abanicos con alusiones a la visita papal, conformaban parte de los adornos que llevaban los fieles a la misa. A la vez que una enorme imagen de Jesús cubría la fachada de la Biblioteca Nacional y la música religiosa resonaba en el lugar desde bien temprano.

«El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su proximidad y hasta en algunos casos, la padece” refirió Francisco durante la misa en la Plaza de la Revolución, el mismo lugar donde también oficiaron homilías los papas Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI en 2012.

Durante la misa Francisco definió a los cubanos como “un pueblo que tiene gusto por la fiesta, la amistad y las cosas bellas”. Aunque también consideró que “es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo” y lo llamó a cuidar la fragilidad del “que está a su lado”. El pontífice aseguró en su homilía que el pueblo cubano tiene «vocación de grandeza».

Jorge Mario Bergoglio recalcó que la importancia de un pueblo o de un individuo siempre se mide en “cómo sirve la fragilidad de las personas”, por lo que sentenció que “quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Alertó que «hay un servicio que sirve; pero debemos cuidarnos del otro servicio, de la tentación del servicio que se sirve».

Según el pontífice, «hay una forma de ejercer el servicio que tiene como interés el beneficiar a los míos, en nombre de lo nuestro. Ese servicio siempre deja a los tuyos por fuera, generando una dinámica de exclusión».

En una contundente advertencia, Bergoglio instó a los cubanos a «que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado.» 

PAPA-CUBA

El papa Francisco bendice la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre  durante la celebración d una misa masiva en la Habana, Cuba (Ismael Francisco/Cubadebate Via AP)

El Cardenal Jaime Ortega y Alamino, por su parte, evocó «la anhelada reconciliacion entre todos los cubanos, los que vivimos en Cuba o fuera de Cuba» y apuntó que «solo el amor y el perdón entre todos nosotros será un medio valido para una verdadera y pacifica renovación de nuestra nación cubana». El arzobispo de La Habana agradeció al papa Francisco por «estar sembrado inquietudes buenas y necesarias en nuestras conciencias tan adormecidas y acostumbradas a la mediocridad».

Varios activistas lograron llegar a la plaza, algunos desde el centro de la Isla como el caso del ex prisionero de la Primavera Negra, Félix Navarro quien viajó desde la provincia de Matanzas. Otros fueron detenidos en el lugar como Zaqueo Báez, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) y el bloguero Agustín López, a la par que se han dado a conocer múltiples denuncias por cortes del servicio telefónico y arrestos domiciliarios.

Antes del comienzo de la misa en la Plaza, la televisión cubana transmitió una revista especial con los comentarios del padre Rolando Gibert. En la plaza, junto a los cubanos, estaban presentes también turistas de diferentes nacionalidades y era posible apreciar banderas de Puerto Rico, Argentina, España y México, entre otras.

Ene 08, 2015 | Actualizado hace 9 años
Aprender a vivir sin Fidel Castro

por Rosa López para 14ymedio.com

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Un cartel con el rostro de Fidel Castro está pegado sobre el cristal del deteriorado local. Hace años, algún travieso chiquillo le pintó de color oscuro el blanco de los ojos y el efecto es intimidante, pero casi nadie lo ve. El hombre que quiso ser imprescindible y omnipresente para los cubanos ha terminado por semejarse al aire, que pocos perciben aunque esté por todos lados.

Aprender a vivir sin Fidel Castro ha sido una asignatura cursada a toda celeridad por muchos cubanos durante estos años de convalecencia del Máximo Líder. Sin embargo, en los últimos días los rumores sobre su muerte han vuelto a aparecer y hay quienes desempolvan recuerdos o se apuran por cerrar el capítulo nacional donde él tuvo demasiado protagonismo.

Aprender a vivir sin Fidel Castro ha sido una asignatura cursada a toda celeridad por muchos cubanos durante estos años de convalecencia del Máximo Líder.

La familia de Adela fue de las primeras en su barrio de la Víbora en poner en la puerta la frase «Esta casa es de Fidel». Desde entonces y hasta ahora, esta mujer solo le ha rendido culto al hombre que, en la foto colgada en una pared de la modesta vivienda, lleva barba y uniforme militar. «Yo soy fidelista hasta la muerte», afirma casi con furia delante de los nietos que no parecen haber salido tan fervientes como la abuela. «Aquí todo lo malo que ha pasado es que no le han hecho caso», explica la señora. Para ella, la ausencia de los últimos meses se debe a que «de seguro está escribiendo algún libro, sus memorias o algo así».

En un pueblito perdido en las lomas del Escambray, Juan Manuel no piensa igual. «A lo mejor se murió hace tiempo y están esperando el momento para dar la noticia», cuenta este campesino de 28 años que habita en uno de los edificios de concreto en la zona donde fue trasplantada «gente confiable» después de los sucesos del Escambray en los años sesenta. Aunque viene de una familia de militares, el joven parece poco interesado en la política y habla de Fidel Castro en pasado. «Yo lo vi una vez que pasó por aquí en jeep, pero entonces era un hombre lleno de energía», cuenta haciendo un esfuerzo por recordar.

Otros, más espabilados, llevan el registro del tiempo que el Máximo Líder no aparece en la televisión nacional. «Hace como un año que no ponen una imagen de él en vivo y en movimiento. Últimamente, no hemos visto nada más que fotos fijas», cuenta Miguel, un militante del Partido Comunista que vende discos con música y películas en una calle del Cerro. «Si Raúl ha podido arreglarse con los yumas es porque ya él debe estar muy mal», teoriza y cuando menciona el pronombre personal hace un leve gesto con la mano para dibujar una barba en su mentón. Todo el que lo escucha sabe de quién está hablando.

“Si Raúl ha podido arreglarse con los ‘yumas’ es porque ya él debe estar muy mal”, teoriza un militante del Partido Comunista

Sin embargo, más allá de las especulaciones, las pasiones y las indiferencias, hay realidades que apuntan al desvanecimiento de la figura de Fidel Castro y a su protagonismo en la vida nacional. Desde hace más de un año, ningún chiste callejero lo incluye entre sus personajes, aunque los cuentos de Pepito con Fidel Castro inundaron la imaginería cubana durante décadas. Tampoco se ha sumado ningún apodo nuevo a este hombre que llegó a tener en la lista de sus motes decenas de epítetos, insultos y sobrenombres. Significativo resulta también que no le hayan colgado el calificativo del malvado de la telenovela de turno, aunque por estos días hay varios de esos culebrones en la pantalla chica. Fidel Castro está muriendo en el imaginario colectivo.

Ana María nació con el nuevo milenio y ahora está terminando la escuela secundaria. «Sí, en los libros de texto tenemos muchas frases de él», explica esta adolescente que pertenece a una generación que solo tiene memoria de un Fidel Castro convaleciente. «Mi abuelo me ha contado algunas cosas de como era antes, que daba discursos de varias horas», narra como si hablara de algo muy remoto. Si se le pregunta sobre el largo tiempo que el otrora presidente ha estado sin aparecer en público, solo se encoge de hombros como si no hubiera pensado en el tema.

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Una broma profética se está cumpliendo. Aquella que afirmaba que en las enciclopedias cubanas editadas en el año 3000, la ficha de Fidel Castro tendría una escueta oración. «Político de la época de la orquesta Van Van», aseguraban jocosamente quienes repetían aquel chiste. Para los nacidos en los últimos años, el Comandante en Jefe será recordado como un anciano que aparecía esporádicamente en fotos, escribía sobre la moringa y vestía con un chándal deportivo.

Para los nacidos en los últimos años, el Comandante en Jefe será recordado como un anciano que aparecía esporádicamente en fotos con un chándal deportivo

«Lo cierto es que ‘Los Cinco’ llevan un montón de días aquí y él no ha salido ni para darles un abrazo, eso es una clara señal», asegura un fisioterapeuta que cada mañana conversa con los ancianos que vienen a tratarse en un céntrico policlínico habanero. «Aquí viene la gente con todo tipo de historias, que si le dio un derrame cerebral, que si lo van a desconectar de las máquinas después del 8 de enero, que si está congelado, pero yo voy a creerlo solo cuando lo vea». Para concluir y mientras ayuda a una señora a incorporarse de una silla, asegura que «ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo hemos enterrado».

A las afueras del Hotel Inglaterra, un periodista extranjero le pregunta a una joven: «¿Qué va a pasar si se muere Fidel Castro?». Su mal uso del español le ha hecho caer en un error muy frecuente y decir «si» en lugar de «cuando», que sería lo correcto en ese caso. Una palabra equivocada y el reportero ha dejado abierta la posibilidad de la inmortalidad.

Las leyendas de un retorno vital también se mezclan con las especulaciones de las últimas semanas. «Ese, ese está esperando que pensemos que está frío para volver», explica el custodio de un almacén cercano al río Almendares. Su hipótesis es compartida por un viejo funcionario defenestrado. «No, hasta el 10 de enero no va a reaparecer porque está de reposo», asegura mientras narra que su fuente es muy cercana.

Los últimos años de Fidel Castro están transcurriendo entre rumores, especulaciones y olvidos. Son señales de que la noticia sobre su final no tendrá la repercusión social y política que hubiera causado hace una década.