Francisco Wolfermann, autor en Runrun

Francisco Wolfermann

La traumática experiencia de pagar impuestos en Baruta, o ¿cómo caímos del cielo a la tierra?

@fw265

“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, así reza un refrán castellano que siempre me ha gustado citar porque refleja, en lenguaje simple, la importante noción de eficiencia. A este refrán solía acudir cada vez que compartía mi experiencia con relación al pago de impuestos en el municipio Baruta. El proceso era rápido –menos de 10 minutos-, y cómodo -se realizaba desde casa vía internet-. La alcaldía recibía los impuestos de los contribuyentes para trabajar en sus proyectos a comienzo del año, y los contribuyentes obteníamos un importante descuento al hacerlo. Todos ganábamos.

Tuve la oportunidad de vivir en otros municipios de Venezuela y, en cada caso, pude comparar sus procesos de pago de impuestos con la gestión del municipio Baruta, poniéndolos siempre como ejemplo a seguir.

Creo recordar que la experiencia de Baruta en materia de recaudación de impuestos fue compartida con otros municipios del país, en una interesante experiencia de crecimiento general, interdependencia y progreso.

Como ciudadano, entiendo que las alcaldías son las instituciones constitucionalmente más cercanas al individuo; y que las mismas dependen para su funcionamiento exclusivamente del pago de los impuestos de los contribuyentes, por lo que este importantísimo procedimiento debe simplificarse al máximo para estimular y fomentar su cumplimiento. Al menos eso creía.

Esto ocurrió así hasta el 2018. Ese año, el pago por internet no pudo realizarse porque la plataforma de la alcaldía no terminaba de procesar el pago vía tarjeta de débito. Lo mismo ocurrió los siguientes dos años. Luego de intentarlo en vano varias veces a comienzos de 2021, decidí acercarme a la alcaldía para ponerme al día.

Mi triste experiencia

Averigüé que el pago de los impuestos municipales no se podía hacer directamente en las oficinas de la alcaldía de Baruta, donde pagué en el año 2018. Para el pago de los impuestos de 2021 debía ir a las oficinas de Parque Humboldt. Al llegar allí, me llamó la atención la larga cola de personas esperando para pagar, que eran controladas en la entrada por un individuo muy amable pero sin identificación de la alcaldía.

Me explicaron que en esa oficina solo podían ser cancelados los impuestos si traía las planillas con los estados de cuenta, que no se estaban dando en esa oficina porque no había ese sistema. Para obtener los estados de cuenta debía acudir a las oficinas de la alcaldía de Baruta. Medio día perdido, más el pago del estacionamiento.

Al día siguiente fui a las oficinas de la alcaldía de Baruta. Tuve que hacerlo a pie debido a la dificultad para estacionar en la zona. Ignoro si la alcaldía habilitó un estacionamiento propio para facilitar el acceso a los contribuyentes. Hice una cola para ingresar al edificio. Hice otra cola dentro de la alcaldía mientras esperaba ser atendido. Luego de un rato me di cuenta de que estaba sentado en la cola equivocada: no había señalización.

Mientras estuve en ambas colas, la equivocada y la real, debí anotarme en una lista. ¿Para qué, si ya estaba en la cola? y, cuál fue mi sorpresa cuando me dijeron que para ser atendido debía llevar dos hojas blancas tamaño carta por cada estado de cuenta que solicitase, so pena de no poder realizar la impresión de los mismos. Podía comprarlas a un señor que las vendía en la entrada de la alcaldía. Resuelta esa situación, finalmente fui atendido, más o menos. 

Me imprimieron uno de los estados de cuenta solicitados. Para el otro, no había información disponible en ese sistema (otra vez el sistema), por lo que debía subir a las oficinas de catastro de la alcaldía para solicitarla, y luego volver para imprimir el estado de cuenta que faltaba. En ningún caso podría pagar los impuestos en las oficinas de la alcaldía de Baruta porque no había punto de pago, el cual se había dañado.

En la oficina de catastro, el funcionario que me atendió fue a los archivos extrajo unas carpetas y me dio, amablemente, la información requerida.

Al preguntarle el porqué de ese proceso tan arcaico en una alcaldía como Baruta, me explicó que el sistema había sido “hackeado” hace dos años y que las gestiones de los alcaldes posteriores al Sr. Capriles no habían resuelto esta situación.

Fue la misma explicación recibida por el personal que imprimió los estados de cuenta.

Al recibir los estados de cuenta me informaron que no me trasladara a Parque Humboldt a pagar porque ellos no tenían sistema ese día. Otro medio día perdido. Por cierto, el monto total de los impuestos a pagar es de: 30.000 Bs. Mucho menos de lo que cuesta un caramelo. Nada más la tarifa del estacionamiento de Parque Humboldt, en la primera visita, fue de 200.000 Bs.

Ya en 2018 había hecho la observación sobre el pequeño monto de los impuestos municipales y no recibí explicaciones al respecto. Este año hice la misma observación y me explicaron que los montos no podían ser ajustados debido a “cierta ley” que, entendí, prescribe en el 2021.

Luego de la semana de cuarentena radical volví a las oficinas de Parque Humboldt para, al fin, pagar mis impuestos.

1. La primera sorpresa del día: la tarifa del estacionamiento: 1.000.000 Bs. En dos semanas subió de 200.000 a 1.000.000 (5 veces). Bueno, me dije, seguramente les aumentaron el sueldo a los empleados del estacionamiento. Pues no, siguen ganando su mísero salario.

2. Segunda sorpresa: dos colas larguísimas para pagar.

3. Tercera sorpresa: personal de la alcaldía, nuevamente sin identificación, atendiendo al público en la entrada de la oficina, explicando a todos los contribuyentes que serían atendidos oportunamente al “tener sistema”. Otro mediodía perdido, y por 30.000 Bs. Me fui.

Estimo necesario, luego de haber compartido mis desventuras al procurar cumplir con mi deber, hacer unas consideraciones sobre lo vivido:

Siento una gran tristeza al ver cómo un proceso vital para cualquier alcaldía, como el cobro de los impuestos municipales, pasó en Baruta de ser algo sumamente eficiente, a convertirse en una vergüenza para cualquier gestión.

Siento una gran tristeza por el personal que, siendo tan atento, educado, con vocación de servicio y en todo momento dispuesto a ayudar, no reciba el apoyo de las autoridades en cuanto a facilitar los procedimientos, materiales y, seguramente, compensar con sueldos adecuados sus importantes esfuerzos y amable atención.

Siento una gran impotencia al considerar la ineptitud de la gestión municipal por no dar una respuesta informática adecuada a un sistema dañado desde hace dos años.

Siento una gran tristeza al ver que los semáforos de la alcaldía no funcionan, los botes de aguas blancas y servidas son abundantes en la zona, la señalización vial y el asfaltado en el municipio son deficientes, ni siquiera los pasos peatonales están pintados en las calles, servicios todos que pueden ser mejorados con los recursos provenientes del pago de impuestos municipales, que están limitados por un proceso tan ineficiente y mal abordado.

Siento que todo este tiempo y dinero perdido, además de las molestias vividas por querer cumplir con mi deber, realmente no valen la pena el esfuerzo.

Siento indignación al considerar que, en el caso de las elecciones municipales este año, esta gente considere que tiene los méritos para seguir dirigiendo los destinos de esta otrora gran alcaldía.

Espero que esta experiencia, que estoy seguro es la misma de todos los vecinos que vi en las distintas colas que hice, llegue a los oídos de quienes tienen la responsabilidad, aunque sea por vergüenza, de dar respuestas efectivas.

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