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#CiudadLaboratorioEntrevista | Alejandro López: Caracas, entre complicaciones e ilusiones
El arquitecto desnuda la capital venezolana y especialmente el proyecto entre el Parque del Este y La Carlota 

Por Cheo Carvajal | @caracasapie

Alejandro López forma parte, desde su inicio en 2005, de Aceras y Brocales (Últimas Noticias). Está al frente del Centro de Estudios Estratégicos de la Gran Caracas, constituido en el 2014 como una pieza de la Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales (Opppe). Es arquitecto de la Universidad Central de Venezuela, con maestría en vivienda para países en desarrollo, en la Universidad de New Castle, Inglaterra. Fue profesor de diseño arquitectónico en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV durante 26 años. Asesoró en paralelo a Pdvsa y a Pdvsa La Estancia, y también apoyó en la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y luego dentro evaluando proyectos de investigación en la comisión que atendía temas de desarrollo urbano y riesgos ambientales. 

Hugo Chávez declaró parque La Carlota hace 16 años, aunque fue en el 2007, cuando se presentó en serio una propuesta, de la mano del arquitecto Fruto Vivas. Nos dice nuestro entrevistado que el Plan Maestro vigente también tiene algo de la mano de Fruto. La conversa la realizamos en las oficinas que tienen en la base de La Carlota.

Estamos en lo que se supone debería ser un parque conectado con el del Este. Desde hace muchos años existe esa expectativa. Lo último que vimos fue la construcción del puente Independencia, ¿cuál es el estatus en este momento?

—El puente está terminado, aunque le faltan detalles. Ya comunica al parque Francisco de Miranda con lo que pudimos tomar de La Carlota, que son 10 hectáreas de las 104, que eran las que se podían desalojar, reubicando a sus usuarios. Ya el parque funciona y se supone que pronto debería inaugurarse la primera etapa.

¿Pronto es cuándo?

—Era la semana pasada, y ahora está prevista para el 10 se septiembre.

¿Las 10 hectáreas?

—No, de esas 10 hectáreas van a quedar algunas áreas en construcción.

¿Por qué tanta demora? Recuerdo cuando se construía el puente, a finales del 2014, Ernesto Villegas, al frente del Ministerio de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, anunció que se inaugurarían 12 hectáreas al año siguiente.

—Con Villegas anunciamos que se iba a inaugurar en diciembre de 2015. Arrancamos con muchos bríos, con recursos, pero desde esa fecha en adelante los recursos han sido muy intermitentes.

¿Es por falta de recursos que no se ha logrado abrir el parque, o tiene que ver con que no se ha desafectado como base militar? Entiendo que la Comandancia de la Aviación se está construyendo en Ciudad Tiuna.

—En La Carlota operan varios componentes de la Fuerza Armada, Protección Civil, Ciencia y Tecnología, Cicpc, y un largo etcétera. Vamos a tomar de esas 100 hectáreas lo que sea posible. Porque no podemos tomar toda la Base, porque esto requiere que la Aviación y los otros componentes tengan donde mudarse. Entonces se inicia la construcción, bastante adelantada, de las sedes de las comandancias en Fuerte Tiuna: Aviación, Armada, Ejército y Guardia Nacional. Iban a entregar la Aviación en diciembre, pero por falta de recursos, no podrán culminar este año. Nosotros, con las 10 hectáreas, igualmente estamos atrasados porque ha habido falta de recursos. Este es un parque estratégico para la ciudad y tiene dos grandes funciones: la básica, como parque, pero en casos de emergencias como sismos, deslaves, guerra o cualquier cosa, funcionaría la pista con las instalaciones necesarias para que puedan aterrizar ciertos aviones. El día que haya necesidad de tomar La Carlota como centro de operaciones ante un desastre, se cierra el parque y este opera.

¿Contemplan la permanencia militar en el parque?

—Solo en casos de emergencia. Nosotros hemos propuesto que debe haber siempre un componente militar, pero no fuerzas militares. Una sede administrativa, para cuando sea necesario tomarlo ante un desastre. Igual con Protección Civil y los bomberos. De hecho, el acuerdo es que las instalaciones destinadas a ambos servirían para desarrollar la parte formativa y lúdica, como áreas temáticas, abiertas y atractivas para los visitantes.

Hablas de un Plan Maestro que no ha tenido mayor difusión. La Alcaldía Metropolitana de Caracas convocó a un concurso de ideas para transformar en parque verde la base aérea (2012), y allí se generaron ideas muy potentes. ¿Hay algo de lo que se generó allí en el Plan Maestro del que hablas?

—Directamente, que agarrara de allí y pasara para acá, no. Primero, porque ese concurso lo hace la Alcaldía de manera abierta, sin ningún tipo de premisa, de determinante. La inmensa mayoría de las propuestas no respetan la pista. Ya por allí colide totalmente con el enfoque que tenemos nosotros.

Caracas es una ciudad muy vulnerable, y aunque no sea de uso cotidiano debe existir la posibilidad de utilizarla cuando sea necesario.

Luego, por supuesto, hay usos, conexiones de vialidad que tanto en ese concurso como en nuestra propuesta están incorporadas, ellos desviaban el río y lo incorporaban adentro, nosotros no pensamos en eso porque el río aún no estaba para eso, pero sí planteamos un lago. Hay coincidencias, aunque formas diferentes de plantearlas. 

Esa desconexión expresa el tema político y administrativo de la ciudad, el de la gobernabilidad. ¿Cómo pensamos la ciudad a futuro, desde dónde la proyectamos, cómo la gestionamos? Has expresado en diversas ocasiones que defiendes una idea más centralizada de las políticas en torno al desarrollo de la ciudad. De hecho, la creación del Ministerio para la Transformación Revolucionario de la Gran Caracas no tenía conexión con las alcaldías. ¿Cómo ves la gobernabilidad de la ciudad, su proyección a futuro con la estructura existente?

—El lenguaje es bien importante. Tú acabas de decir que tengo una visión “más centralizada”, minimizando las alcaldías. Yo diría que eso es medio verdad. En cualquier circunstancia una nación necesita unas directrices generales de desarrollo, en todos sus ámbitos. ¿Qué son las alcandías hoy? Pequeños feudos. ¿Para qué sirven los concejos municipales? No tienen sentido porque allí no están representados los intereses de la gente. Yo estoy en contra de la estructura de funcionamiento actual de las alcaldías y concejos municipales. Primero porque hay falta de direccionalidad y coincidencia de grandes objetivos que deben cumplirse en el país. Segundo, lo que existe ahora es corrupción, egoísmo, politiquería, entonces, sí, creo que debe haber una direccionalidad que se pueda ajustar, metabolizar en función de las realidades de las comunidades.

No es lo mismo Catia que El Hatillo, no es lo mismo Petare que los barrios del 23 de Enero. Creo que hay que romper con la inercia. Para algunos Caracas es el municipio Libertador, para otros los cinco municipios. Para otros cada municipio por su cuenta, “nos reunimos y negociamos”. Tiene que haber un gran plan de lo que debe ser la ciudad, y en una transición de los municipios estos deben formar parte de esa direccionalidad. Hay que oírlos, interpretarlos, porque esta “direccionalidad” no es una imposición. No solamente a los municipios como instituciones, sino a la gente de las comunidades.

Existe el Plan Estratégico Caracas Metropolitana 2020, de la Alcaldía Metropolitana de Caracas. Se hizo una consulta a mucha gente, más enfocada en especialistas, y a partir de allí recientemente se desarrolla el Plan de Desarrollo Urbano. Está bien tener directrices nacionales sobre hacia dónde van nuestras ciudades, pero no veo “direccionalidad” clara arriba sobre lo que debemos desarrollar en la ciudad. El desarrollo, desde el Ministerio de Transporte Terrestre y Obras Públicas, de las “soluciones viales” contradice la idea de una ciudad para la gente, y van a contracorriente del cuidado ambiental: tomaron el cauce del río Valle, eliminaron árboles, ocuparon parte de la ciclovía que hizo la Alcaldía de Libertador frente a la Bolivariana, obstaculizaron con tres puentes el proyecto de bulevar peatonal en la Rio de Janeiro. Desde arriba siguen pensando la ciudad para los carros. 

—Así como hay contradicciones entre lo que desde el Gobierno se ejecuta y lo que en algunos discursos se dice sobre lo que debe ser la ciudad, hay algo que no has dicho: los cuatro municipios del este muchas veces no están haciendo la ciudad que está en los discursos de los propios alcaldes, ni en lo planteado por la Alcaldía Metropolitana.

Zonas como Las Mercedes, El Rosal, Altamira o La Castellana, diseñadas en su momento bajo una visión de la ciudad a escala humana, hoy están siendo aniquiladas, con cambios de zonificación y usos. Están destruyendo un patrimonio de la ciudad. Eso lo están haciendo con la venia y apoyo de las alcaldías.

No se logra articular una visión compartida de lo que debe ser el desarrollo urbano, del territorio, de la gran capital. No hay disposición, ni de tirios ni troyanos, a ser firmes y consecuentes con lo que se plantea. Esa es una debilidad nuestra, casi un venezolanismo: decir una cosa y hacer otra.

El caso de Las Mercedes es emblemático. Ciertamente, estas operaciones contradicen el espíritu del Plan Estratégico Metropolitano. En cierta forma me parece que coincides con las líneas de este plan. ¿Dónde está la ruptura entre esas directrices de la centralidad y las seis líneas del Plan Estratégico?

—Hay que reconocer que la llegada de Chávez al gobierno produjo un movimiento telúrico en nuestra sociedad. Estamos en una transición agresiva, en donde están tratando de surgir ideas, sueños, ilusiones, por un lado, de gente que estaba apartada, segregada, olvidada, tratando de incorporarse al país, y hay otros que están en contra de eso, y están defendiendo sus intereses más individuales o corporativos. Es un momento muy duro. Este año lo que hemos vivido es una guerra interna, no convencional. Hay una fuerza que trata de hacer un nuevo país, con sus errores, y otro que se opone a que sea ese y quiere imponer otro, eso está pasando también afuera.

¿Por que hay tantas contradicciones entre las dos fuerzas? ¿Por qué no se ponen de acuerdo? Porque están en pugna. Por eso digo que el gran esfuerzo que tenemos que hacer, aunque se caigan a golpes arriba, es ver cómo abajo tratamos de llegar a consenso, de hacer cosas que podamos compartir. Yo me acuerdo que le propuse a Pdvsa La Estancia prolongar el bulevar de Sabana Grande hasta Chacaíto, conectar desde los museos, en Los Caobos, hasta plaza Brión, porque después Chacao tenía desarrolladas unas aceras con ciertas cualidades en la Francisco de Miranda, y así crear un gran eje. La respuesta en ese momento fue: “es que es la Alcaldía de Chacao”. Y yo decía que no importaba. “Lo más grave es que Chacao diga que no”.  Pero no se logró.

¿Por qué no se logró?

—Por la cuestión política de ambos lados. En ese momento, si mal no recuerdo, el alcalde era Leopoldo López. No se pudo. Entonces pensé: vamos a invitar a la gente de la AMC para conversar al respecto. Fue duro y eso era lógico. Quizá debió intentarse más, pero no hubo voluntad de las partes. Uno trata de hacer las cosas con cierta ilusión, sabe que no se van a dar, pero igual hay que intentarlo.

Hablaste de que unos quieren imponerse sobre otros, son años en que hemos escuchado la palabra “hegemonía”. Abajo, probablemente haya más acuerdos que desacuerdos en materia urbana. Ese eje del que hablaste está en el Plan Estratégico Metropolitano, y de eso hablan muchos académicos y profesionales. No me ha tocado nadie que diga lo contrario. Hay acuerdo abajo, pero la visión de una hegemonía del control político y administrativo no lo permite. 

—Pero no todo es culpa del gobierno. Aunque todos estemos de acuerdo y queramos esos espacios, esos ejes, en paralelo se promueven unas densidades, unos usos de oficinas, como se está haciendo en Chacao y Baruta, que también contradice esa visión.

Durante muchos años hubo acuerdo en que había que aumentar la densidad en algunas zonas, incluso en vías como la avenida Libertador. Pero la Gran Misión Vivienda Venezuela implantó las viviendas sin coordinación, sin generar ciudad. ¿Se puede adecuar lo ya hecho sin los gobiernos locales? Con el bulevar se levantó un muro de los dos lados, pero quienes caminamos ese bulevar somos nosotros. Se niega esa continuidad, se destroza Las Mercedes, se imponen “soluciones viales”. Estamos en un momento de crisis y reconfiguración, ¿cómo hacemos para conectar lo que artificialmente se desconectó?

—Esa es una pregunta muy complicada. Es como cuando un ser humano tiene una enfermedad, tú necesitas tener conciencia de tu enfermedad para poder superarla. A mí me da la impresión de que no hay todavía, en los grandes niveles decisorios, la conciencia sobre la importancia que tiene la ocupación del territorio y las ciudades. La ciudad refleja la sociedad que somos. Si no nos ponemos de acuerdo, la ciudad es entonces lo que somos ahora: un caos. 

Los primeros intentos del gobierno de Chávez en relación con la Misión Vivienda fueron puros fracasos, hasta que afortunadamente llega Ricardo Molina que no siendo arquitecto se había empapado de las ideas de Henrique Hernández, Alfredo Roffé, Alfredo Cilento, y las mías, del programa experimental de gestión habitacional, que lo hicimos en todo el país. Ricardo Molina las lleva al Gabinete, por eso arranca la Misión Vivienda, pero chucuta.

 

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