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José Ángel Lepage: de vendedor de papelón a  señalado como “terrorista” por presenciar una protesta

Con las protestas antigubernamentales del pasado mes de enero por la toma de posesión de Nicolás Maduro para su tercer mandato presidencial comenzó la desgracia de José Ángel Lepage.

Lepage, de 49 años, es un humilde vendedor de guarapo de papelón y obrero del Ministerio de Educación, conocido y muy querido por todos los vecinos habitantes de Tucupita, en el estado Delta Amacuro, por ser muy servicial, amable y trabajador.

La mañana del 9 de enero, José Ángel, como todos los días, salió con su termo de papelón para refrescar a todos los transeúntes de La Catedral. A eso de las 10 de la mañana, ya había logrado vender toda la bebida que llevaba y decidió acercarse a la protesta convocada por la oposición, comentó Liz Guiliany, hermana de crianza de Lepage. 

La protesta se desarrolló con total normalidad. Los manifestantes ondeaban la bandera de Venezuela al tiempo que expresaban su descontento por los resultados electorales del 28 de julio, pero el ambiente democrático cambió cuando llegaron los colectivos y todo se convirtió en “un caos”, según contó la hermana de Lepage.

Liz Guiliany detalló que dos jóvenes fuertemente armados llegaron en motos lanzando disparos al aire y bombas lacrimógenas para dispersar a la multitud. Cuando varios manifestantes se percataron de que eran “muy jovencitos” decidieron irse encima de ellos y lograron tumbarlos de la moto. A uno lo agarraron, el otro logró escapar, y el vehículo fue entregado a la policía estatal.

“José Ángel me contó que él salió corriendo porque agarraron al muchacho y la gente como estaba enardecida lo estaba ‘jamaqueando’. Mientras intentaba correr, se tropezó con una señora que estaba tirada en el suelo y se calló, todo eso quedó grabado y en ningún video se ve a mi hermano lanzando piedras, ni haciendo nada malo”, aseguró Liz Guiliany.

El calvario de José Ángel 

José Ángel Lepage regresó a su casa a las dos de la tarde, muy nervioso y asustado con todo lo que había pasado. Su hermana le recomendó que no saliera a la calle durante algunos días mientras “se calmaba la situación”, pero el lunes 13 de enero el deber y el compromiso lo llamaron.

Mientras vendía su papelón en la la Redoma de Texaco en Tucupita, la policía del estado Delta Amacuro se llevó detenido a José Ángel sin mediar palabras. “Gracias a Dios que la gente por ahí lo conoce y los otros vendedores, y le guardaron sus cosas y su material de trabajo”, dijo Guiliany.

Al vendedor de papelón y obrero del Ministerio de Educación se le acusa de incitación al odio, lesiones personales graves, terrorismo y agavillamiento, según el escrito acusatorio de la Fiscalía 99 de Delta Amacuro. 

Irregularidades en el caso 

La familia de José Ángel no supo nada de él hasta que, por averiguaciones con vecinos de la zona, lograron enterarse de que estaba detenido en la comandancia de Tucupita. La orden era trasladarlo al Centro de Resguardo Judicial Guasina, pero lo dejaron en la comandancia policial.

Más de 90 días lleva detenido José Ángel enfrentando un proceso judicial “marcado por irregularidades”, según comenta su hermana quien es abogada. 

Liz Guiliany detalló que Inicialmente un tribunal de Delta Amacuro descartó el cargo de terrorismo, el cual requería un juicio en Caracas; sin embargo, “inexplicablemente”, el Tribunal de Control de Caracas reintrodujo este delito “una cosa increíble que nunca en la vida yo, como abogada, he visto”, dijo.

A Lepage no se le permitió la defensa privada, pero a diferencia de algunos detenidos por motivos políticos en Caracas, al vendedor de papelón le permiten las visitas y que sus familiares y amigos le lleven comida y artículos de aseo personal.

El tratamiento al caso de José Ángel no es aislado. Según denuncias  de organizaciones defensoras de derechos humanos como Provea, es parte de un “modus operandi” del gobierno nacional para castigar a quienes se atreven a alzar la voz. Instancias como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han denunciado que tras el 28 de julio, las detenciones arbitrarias han estado a la orden del día, así como “desapariciones forzadas, torturas y otras graves violaciones a los derechos humanos”.

Mientras que en marzo de 2025 -en su más reciente actualización sobre la situación en Venezuela-  la  Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela de la Organización de las Naciones Unidas, denunció que el gobierno madurista continuaba llevando a cabo acciones que “constituían el crimen de lesa humanidad de persecución política, cometido en relación con los delitos de encarcelamiento o privación grave de la libertad física y otros crímenes”. Denunciaban que entre septiembre y diciembre de 2024 habían documentado al menos 42 arrestos y 84 más durante los primeros 15 días de enero de 2025, algunas de las cuales calificaban como “desapariciones forzadas de corta duración”.

La detención de José Ángel Lepage fue denunciada por Orlando Moreno, coordinador del partido Vente Venezuela y defensor de Derechos Humanos en Delta Amacuro, a través de su cuenta en X. 

Aunque ese día hubo varias detenciones en Tucupita, se desconoce la cantidad exacta de detenidos y heridos, pero las prisiones en Venezuela siguen albergando a personas inocentes detenidas en la represión poselectoral. 

De acuerdo con el  último balance del Foro Penal Venezolano, actualmente en Venezuela hay 903 detenidos por motivos políticos y cuatro de ellos son adolescentes.

Un hombre querido por todos

José Ángel y Liz son hermanos de crianza. La madre del vendedor de papelón falleció cuando era muy niño y los padres de Liz decidieron que se quedara a vivir con ellos. 

José Ángel es quien se encarga del cuidado de su madre adoptiva, una abuela de 80 años que no hace más que llorar desde que se enteró que su hijo está preso y acusado por terrorismo.

“José Angel es muy querido por todos. Todo el mundo lo conoce y lo quiere porque es muy amable, servicial y trabajador. A él no le da pena, planchar, lavar, cocinar, hacer lo que sea con tal de ayudar y trabajar”, dijo Liz. 

La familia de Lepage está a la espera de una audiencia especial en la que confían plenamente puedan otorgarle la libertad, aunque sea condicional. 

“Confiamos en Dios, pero el gobierno debe saber que no nos rendiremos”, asegura la hermana de José Ángel y agrega que no tiene ninguna duda de que a su hermano lo hayan usado como carnada para amedrentar a quienes protesten en Delta Amacuro.

“Fue un montaje. Solo querían presos políticos”, denunció Liz Guiliany.

Puede leer también: “Que el perdón abra las puertas de la libertad”: La petición en Semana Santa por los presos políticos

La familia de Lepage está a la espera de una audiencia especial en la que confían plenamente puedan otorgarle la libertad, aunque sea condicional
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Con las protestas antigubernamentales del pasado mes de enero por la toma de posesión de Nicolás Maduro para su tercer mandato presidencial comenzó la desgracia de José Ángel Lepage.

Lepage, de 49 años, es un humilde vendedor de guarapo de papelón y obrero del Ministerio de Educación, conocido y muy querido por todos los vecinos habitantes de Tucupita, en el estado Delta Amacuro, por ser muy servicial, amable y trabajador.

La mañana del 9 de enero, José Ángel, como todos los días, salió con su termo de papelón para refrescar a todos los transeúntes de La Catedral. A eso de las 10 de la mañana, ya había logrado vender toda la bebida que llevaba y decidió acercarse a la protesta convocada por la oposición, comentó Liz Guiliany, hermana de crianza de Lepage. 

La protesta se desarrolló con total normalidad. Los manifestantes ondeaban la bandera de Venezuela al tiempo que expresaban su descontento por los resultados electorales del 28 de julio, pero el ambiente democrático cambió cuando llegaron los colectivos y todo se convirtió en “un caos”, según contó la hermana de Lepage.

Liz Guiliany detalló que dos jóvenes fuertemente armados llegaron en motos lanzando disparos al aire y bombas lacrimógenas para dispersar a la multitud. Cuando varios manifestantes se percataron de que eran “muy jovencitos” decidieron irse encima de ellos y lograron tumbarlos de la moto. A uno lo agarraron, el otro logró escapar, y el vehículo fue entregado a la policía estatal.

“José Ángel me contó que él salió corriendo porque agarraron al muchacho y la gente como estaba enardecida lo estaba ‘jamaqueando’. Mientras intentaba correr, se tropezó con una señora que estaba tirada en el suelo y se calló, todo eso quedó grabado y en ningún video se ve a mi hermano lanzando piedras, ni haciendo nada malo”, aseguró Liz Guiliany.

El calvario de José Ángel 

José Ángel Lepage regresó a su casa a las dos de la tarde, muy nervioso y asustado con todo lo que había pasado. Su hermana le recomendó que no saliera a la calle durante algunos días mientras “se calmaba la situación”, pero el lunes 13 de enero el deber y el compromiso lo llamaron.

Mientras vendía su papelón en la la Redoma de Texaco en Tucupita, la policía del estado Delta Amacuro se llevó detenido a José Ángel sin mediar palabras. “Gracias a Dios que la gente por ahí lo conoce y los otros vendedores, y le guardaron sus cosas y su material de trabajo”, dijo Guiliany.

Al vendedor de papelón y obrero del Ministerio de Educación se le acusa de incitación al odio, lesiones personales graves, terrorismo y agavillamiento, según el escrito acusatorio de la Fiscalía 99 de Delta Amacuro. 

Irregularidades en el caso 

La familia de José Ángel no supo nada de él hasta que, por averiguaciones con vecinos de la zona, lograron enterarse de que estaba detenido en la comandancia de Tucupita. La orden era trasladarlo al Centro de Resguardo Judicial Guasina, pero lo dejaron en la comandancia policial.

Más de 90 días lleva detenido José Ángel enfrentando un proceso judicial “marcado por irregularidades”, según comenta su hermana quien es abogada. 

Liz Guiliany detalló que Inicialmente un tribunal de Delta Amacuro descartó el cargo de terrorismo, el cual requería un juicio en Caracas; sin embargo, “inexplicablemente”, el Tribunal de Control de Caracas reintrodujo este delito “una cosa increíble que nunca en la vida yo, como abogada, he visto”, dijo.

A Lepage no se le permitió la defensa privada, pero a diferencia de algunos detenidos por motivos políticos en Caracas, al vendedor de papelón le permiten las visitas y que sus familiares y amigos le lleven comida y artículos de aseo personal.

El tratamiento al caso de José Ángel no es aislado. Según denuncias  de organizaciones defensoras de derechos humanos como Provea, es parte de un “modus operandi” del gobierno nacional para castigar a quienes se atreven a alzar la voz. Instancias como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han denunciado que tras el 28 de julio, las detenciones arbitrarias han estado a la orden del día, así como “desapariciones forzadas, torturas y otras graves violaciones a los derechos humanos”.

Mientras que en marzo de 2025 -en su más reciente actualización sobre la situación en Venezuela-  la  Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela de la Organización de las Naciones Unidas, denunció que el gobierno madurista continuaba llevando a cabo acciones que “constituían el crimen de lesa humanidad de persecución política, cometido en relación con los delitos de encarcelamiento o privación grave de la libertad física y otros crímenes”. Denunciaban que entre septiembre y diciembre de 2024 habían documentado al menos 42 arrestos y 84 más durante los primeros 15 días de enero de 2025, algunas de las cuales calificaban como “desapariciones forzadas de corta duración”.

La detención de José Ángel Lepage fue denunciada por Orlando Moreno, coordinador del partido Vente Venezuela y defensor de Derechos Humanos en Delta Amacuro, a través de su cuenta en X. 

Aunque ese día hubo varias detenciones en Tucupita, se desconoce la cantidad exacta de detenidos y heridos, pero las prisiones en Venezuela siguen albergando a personas inocentes detenidas en la represión poselectoral. 

De acuerdo con el  último balance del Foro Penal Venezolano, actualmente en Venezuela hay 903 detenidos por motivos políticos y cuatro de ellos son adolescentes.

Un hombre querido por todos

José Ángel y Liz son hermanos de crianza. La madre del vendedor de papelón falleció cuando era muy niño y los padres de Liz decidieron que se quedara a vivir con ellos. 

José Ángel es quien se encarga del cuidado de su madre adoptiva, una abuela de 80 años que no hace más que llorar desde que se enteró que su hijo está preso y acusado por terrorismo.

“José Angel es muy querido por todos. Todo el mundo lo conoce y lo quiere porque es muy amable, servicial y trabajador. A él no le da pena, planchar, lavar, cocinar, hacer lo que sea con tal de ayudar y trabajar”, dijo Liz. 

La familia de Lepage está a la espera de una audiencia especial en la que confían plenamente puedan otorgarle la libertad, aunque sea condicional. 

“Confiamos en Dios, pero el gobierno debe saber que no nos rendiremos”, asegura la hermana de José Ángel y agrega que no tiene ninguna duda de que a su hermano lo hayan usado como carnada para amedrentar a quienes protesten en Delta Amacuro.

“Fue un montaje. Solo querían presos políticos”, denunció Liz Guiliany.

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