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Al Bayt, el estadio en el desierto

Al Bayt, el denominado «estadio en el desierto», queda a unos 30 kilómetros del centro de Doha. Está sobre una estructura y la carpa se eleva alrededor de toda la planicie catarí
Las tormentas de arenas ralentizan el kilometraje de los autobuses que trasladan desde y hasta Al Bayt

 

En Doha no todo es cerca. Si bien el Mundial parece unos juegos Juegos Olímpicos, por disputarse todo en una misma ciudad, los estadios no tienen tanta cercanía. Al Bayt, el sitio que acogió el Costa Rica-Alemania, es el claro ejemplo.

A unos 30 kilómetros del centro de Doha se encuentra un estadio recién inaugurado para casi 70.000 personas. Es una carpa en el desierto, literalmente hablando. El recinto queda al norte, en una zona muy próxima al clima más caluroso de Catar. Al Khor, mismo municipio que lo acoge, también tiene un interesante fenómeno: las dunas de arena caen al mar. Esto da una pequeña idea de la ubicación que puede tener el lugar.

Para llegar al estadio no hay conexión con transporte público. La FIFA habilitó una serie de autobuses que conectan con el metro para que los fanáticos puedan acceder al recinto. Sin embargo, en condiciones normales fuera de Mundial, el único acceso sería en vehículo particular.

Una vez se llega y, como en todos los estadios, hay que caminar. El promedio son unos 15 minutos desde donde deja el bus hasta llegar al recinto. Al Bayt es imponente. Está sobre una estructura y se eleva la carpa alrededor de toda la planicie catarí.

Las personas van caminando entre vallas que guían hacia dentro del estadio. Se pasa la entrada y se accede. Ya dentro, hay múltiples atracciones, como en todos los recintos. Todas vinculadas a tema mundial y fútbol, en activaciones con marcas importantes y de renombre.

Cercano a la hora del partido, cada aficionado busca su puerta e ingresa. Por dentro, Al Bayt mantiene su esencia: una carpa, pero esta vez en su interior. Los 68.000 aficionados hacen ruido y comienza a rodar la pelota.

Para el tema del resultado final y acciones del partido, se pueden consultar diferentes fuentes. Partidazo, pero esto no es una crónica periodística del encuentro. Una vez sonado el pitido final, arranca la pesadilla.

Dos horas cincuenta y cinco minutos, iniciando recorrido a la 12: 50 a.m., es lo que nos separa del destino de alojamiento a Al Bayt. Una verdadera locura. Autobús, caminar, metro y otro autobús para llegar.

Hay cientos de autobuses a las afueras del estadio esperando a los aficionados. Además, en otro estacionamiento hay más vehículos para empleados. El autobús deja en el metro, a una hora del estadio.

En el medio y por las condiciones geográficas, inició una pequeña tormenta de arena que ralentizaría el kilometraje de los autobuses. A unos 50-60 kilómetros por hora vía el sur. A todas estas, sin aire acondicionado en el vehículo.

El viaje se haría eterno si las personas no fuesen sumamente sociables. Todo el mundo habla. Del partido, incidencias, anécdotas y demás. Una vez desembarcados, tocan unas 14 paradas de metro, desde Lusail hasta Al Wakra, lo que representa casi una hora más de trayecto. Allí ya nadie habla. Reina el silencio y el sueño entre los asistentes.

Una vez llegado a la última estación al sur, otro autobús. 50 minutos más para completar las dos horas 50 minutos. 4.00 a.m,,  la hora de llegada al lugar de alojamiento.

Objetivamente, el trayecto es sumamente agotador y, apartando lo lujoso del estadio, quizás hubiese resultado mejor que los partidos de última hora (22h local) no fuesen jugados en el lugar más lejano de Doha.

Se llega a casa, toca redactar para contarles la travesía al estadio del desierto: Al Bayt

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