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Pandemia: ¿crisis de derechos humanos?

@ajmonagas

Intentar dar respuesta a la pregunta que del título de este artículo no es fácil. El problema a tratar tiene arraigo en tiempos anteriores a la pandemia de covid-19. Fundamentalmente, por causa de la debilidad del estado de Derecho y la fragilidad de instituciones estatales arrasadas, por lo cual no se tenía ni preparación para controlarla, ni experiencia para tomar decisiones asertivas. Así como tampoco el conocimiento científico para afrontar el letal virus.

El simple concepto de “pandemia” toca crisis de todo orden, no solo la de salud. La pandemia ha embrollado otros más, como las crisis inducidas en el plano político, económico y social. Solo que, valiéndose de la pandemia, encubrieron sus maléficos alcances en ella y le endilgaron la crisis humanitaria que la precedió.

De crisis en crisis

El siglo XX fue espacio para que se tramaran serios y vetustos problemas enquistados desde el momento en que, en el siglo anterior, se tejieron significativos esfuerzos por la independencia de Venezuela.

Así comenzó a cimentarse una estructura política, social y económica que sirvió de asiento a todo un entumecido proceso histórico de acumulaciones y desviaciones, equivocaciones y argucias, falsedades y evasivas. Dicho proceso terminó marcando serias brechas entre el discurso y la realidad. Brechas que signaron y motivaron crisis posteriores.

En la espesura de tan caóticos escenarios floreció la pobreza. Junto con ella, la inseguridad, la violencia y execrables condiciones de vida. En tales terrenos floreció la demagogia y el populismo.

La pandemia en el contexto de insidiosas crisis

Además de tantos avatares que fracturaron principios que fundamentan los derechos humanos, haciendo que el país se redujera a una mínima expresión de tolerancia y pluralidad, apareció la pandemia para terminar de ofuscar actitudes políticas y sociales. 

Esta pandemia puso al descubierto crecidas grietas de desigualdad que, tiempo atrás, pretendieron ser cubiertas con meros paliativos discursivos. Solo que el sectarismo pudo más que la palabra adornada de baladíes promesas.

Asimismo, esta pandemia potenció otra nueva crisis. Nada más que una crisis de derechos humanos. En medio del creciente número de contagios, las violaciones de DD. HH. se hicieron más frecuentes en este régimen político de tendencia autoritaria y hegemónica que padece Venezuela.

En medio de esta situación, se han avivado problemas relacionados con la intolerancia, la desconfianza y el individualismo. También, se exacerbaron transgresiones de toda ralea. La corrupción, en asociación con la impunidad, incitó a la desorganización social o flojedad de las normas (anomia). Fue terreno para que la soberbia de quienes se arrogaban el dominio de todo lo posible, se convirtiera en parte de la actitud de muchos personajes acusados de violadores de derechos humanos.

En la mitad, una crisis de derechos humanos

Fue así como las restricciones se valieron de disposiciones, órdenes y decisiones para que los gobernantes actuaran discrecional y sigilosamente en perjuicio de derechos humanos. Así se indujeron problemas que colindan con derechos educativos, económicos, ambientales, sociales, de las familias y civiles, particularmente. Acá la pandemia se prestó para camuflar buena parte de tan cuestionados eventos. Podría decirse que, con la pandemia, el régimen hizo de las suyas. Y en esa dirección, los derechos humanos se han visto bastante vapuleados.

Por tanto, la pandemia no solo pone al descubierto realidades profundamente cuestionadas. También permitió se vulneraran derechos humanos en nombre de obtusas razones.

Cabría inferir qué fútiles argumentaciones sirvieron al autoritarismo a valerse de la pandemia para discriminar, reducir o excluir social, cultural, económica y jurídicamente a poblaciones ya históricamente marginadas. Entre otras comunidades indígenas, de personas de ascendencia foránea, campesinos y comunidades LGBTIQ.

Fue así como la represión se exacerbó convirtiéndose en criterio de gestión pública. Ahí arreciaron torturas, censuras, expropiaciones y acusaciones a personas. 

En medio de tales desavenencias, las desigualdades lograron acentuar el estado de confusión y pobreza que había venido acusándose desde el decurso de democracia. De cualquier modo, por donde se estudie el problema, no habrá duda en afirmar que la pandemia espoleó problemas que han comprometido la significación y valía de los derechos humanos. Rápidamente, se entendería al escribir «pandemia: ¿crisis de derechos humanos?».

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