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En clave de Baduel y de Saab
Maduro tiene que lidiar con la muerte de Baduel y la extradición de Saab, dos realidades a las que no habría querido nunca enfrentarse

 

@juliocasagar

Cuando uno tiene que cambiar un artículo por otro cuando ya se va a publicar, es cuando se convence de que vivimos en un país en el que los acontecimientos se precipitan y hacen que la opinión pública se convierta en una realidad volátil y cambiante. Es un dato de la realidad que es necesario evaluar. Hoy, cuando tenemos acceso a los noticieros del mundo entero, nos damos cuenta de que, en la mayoría de los países democráticos, las noticias son objeto de atención por bastante tiempo.

Esa volatilidad ha formado al venezolano en la idea de que los hechos hay que relativizarlos porque en una hora, o máximo un día, habrá otros que eclipsarán a los anteriores. Nuestras emociones y nuestra razón están determinados por esta particularidad.

En notas anteriores hemos dicho que las sensaciones y emociones del venezolano común es lo más parecido a una montaña rusa y eso hay que ratificarlo hoy en día.

Esta semana, luego de la muerte de Raúl Baduel, en extrañísimas circunstancias, ocurre el evento que ya nos habíamos acostumbrado a ver por encima del hombro, con la expresión: ¡No vale! a Alex Saab no lo van a extraditar nunca. Las más variadas versiones exóticas y conspirativas se vertieron sobre el hecho. El caso es que hoy el régimen de Maduro tiene que lidiar con esas dos realidades a las que no habría querido nunca enfrentarse.

Veamos:

 La muerte de Baduel

Cuando sobre los más altos funcionarios del gobierno pende la amenaza del inicio de un procedimiento de la CPI, no es lo que más les conviene. Todos sabemos que la CPI justamente pone en movimiento sus procedimientos no porque se cometan crímenes contra los derechos humanos (esto ocurre en casi todos los países del mundo). Técnicamente hablando, la justicia internacional interviene porque llega al convencimiento de que la justicia nacional no es confiable para castigar esos delitos. Es una jurisdicción alternativa y subsidiaria, cuando no actúa la local.

Esa es la razón por la cual el régimen había tomado medidas de “relajación” del uso de sus tribunales como arma de punición política. De allí la anulación del juicio al sargento de la Fuerza Aérea que asesinó a David Vallenilla a quemarropa y que había sido absuelto.

También el traslado de presos políticos a penales menos rigurosos e igualmente la inclusión en las negociaciones de México del tema de la reestructuración del sistema judicial. Toda una inmensa operación de lavado de cara para tratar de eludir la acción de la CPI y maquillar las condiciones para una inminente vista del fiscal general de la Corte Penal Internacional.

 Alex Saab

Ahora ocurre la extradición de Saab. Algo que tampoco quería Maduro. Sus campañas patéticas y millonarias para lograr su libertad, la contratación de costosos bufetes y el lobby internacional para su liberación, no fue normal. Saab ha sido extraditado. No hay que ser abogado experto en estos temas para saber que, en la mayoría de los interrogatorios, las policías que lo han entrevistado ya tienen pistas, indicios y datos suficientes para corroborar las sospechas que todos tienen sobre su rol. ¿Qué cambia ahora? Pues muy sencillo e importante. Los testimonios ante el FBI, la DEA y la Interpol son datos que sirven a la investigación policial. En los Estados Unidos su declaración (negocie o no negocie con la fiscalía) tiene valor de indicio que puede constituir prueba.

Los fiscales y jueces norteamericanos pueden hacer lo que no pueden las policías, que es seguir las trazas del dinero opaco manejado por Saab durante varios años. Incluso el que está en los en países aliados a Maduro.

La primera reacción del régimen es la bravata que conocemos y la suspensión del viaje a México para continuar las negociaciones. Todo acompañado de la novela de la esposa del extraditado desde Caracas, recordándole al marido que ella y sus hijos están a “buen resguardo” y a tiro de piedra de Maduro.

No obstante todo esto, la verdadera consecuencia es, a nuestro juicio, que la realidad geopolítica que representa Venezuela en el mundo, volverá a jugar su rol principalísimo. Con Saab judicializado; el pollo Carvajal y la tesorera en la cola, las cosas serán diferentes.

No es que creamos que estamos en presencia de un cisne negro, como el collar de la reina o el pistoletazo de Sarajevo, que desencadenará la renuncia de Maduro ni nada que se le parezca, pero es obvio que no será lo mismo para los aliados del régimen sostener a un gobierno cuyos principales líderes pueden ser enjuiciados por la CPI y contra quienes los tribunales de justicia tienen pruebas de graves delitos. Esa realidad cambia mucho las cosas.

Este es el nuevo escenario. De manera que quedan abiertas muchas puertas, incluyendo la nada despreciable posibilidad de que se avance en México hacia el objetivo central de lograr un proceso electoral presidencial antes de lo previsto. Si las cosas maduran en esa vía en las próximas semanas, no nos extrañemos que hasta las elecciones del 21 de noviembre puedan ser revaluadas.

La montaña rusa sigue funcionando, ya veremos qué nos deparan las próximas horas.

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