#EnPocasPalabras | La sanción petrolera - Runrun
Tony Bianchi Dic 19, 2022 | Actualizado hace 2 meses
#EnPocasPalabras | La sanción petrolera
El precio de $60 con el que la UE pretende sancionar a Putin es el que ya recibe Rusia de sus cuestionados aliados

 

La primera semana de diciembre entró en vigor el acuerdo de la Unión Europea (Bruselas) de no pagar más de 60 dólares por barril de petróleo por el crudo importado de Rusia. El objetivo de reducir las ganancias con que Moscú financia su guerra en Ucrania tiene todo el sentido del mundo. Pero no las condiciones que se van a aplicar.

El precio de 60 dólares es prácticamente el del actual mercado, mientras que Rusia está vendiendo su petróleo a muchos clientes a menor precio en términos que ni Moscú ni los compradores quieren dar a conocer.

Hace pocas semanas los recortes de producción anunciados por Vladímir Putin hizo disparar los precios, pero al final Rusia vendió por menos. Y, como en el resto del año, siguió ganando más convirtiendo el ajuste de Bruselas en una paradoja petrolera.

El crudo ruso es reemplazable. A diferencia del gas, el petróleo viaja principalmente por barco. Lo que Europa ya no compra a Rusia puede obtenerlo de Arabia Saudita y otros productores del Golfo Pérsico.

Sin embargo, una escasez repentina de energía rusa en el mercado puede generar una carencia que haría subir aun más los precios de los otros productores de crudo, incluida Arabia Saudita. En este caso, Rusia vendería su petróleo subido de precio a otros, por ejemplo, a China e India. Por su parte, Europa compraría petróleo saudita, también a precios más altos, un escenario que se debería evitar.

Putin, impávido a la sanción petrolera

El miedo a la escasez teóricamente mantiene el crudo por encima de los 80 dólares. Y el techo de los 60 dólares no penaliza económicamente a Putin, quien sigue impávido vendiendo el crudo a su manera, es decir a precio reducido, pero manteniendo sus mercados.

La Unión Europea tiene en su mano un arma poderosa que es el control de los envíos marítimos gracias al hecho de que la mayoría de los armadores que operan con las petroleras y de las compañías de seguros que emiten pólizas para proteger el transporte marítimo son de empresas europeas.

Controlando y limitando el precio del petróleo, su transporte y los seguros que lo protegen, Bruselas impone una disciplina que consiente a los barcos chinos de burlar esta regla, utilizando transportistas y pólizas de seguro estrictamente chinas.

¿Cuál es el precio justo para ayudar la causa de Bruselas? Polonia y Ucrania hubieran querido fijar el precio máximo en 30 dólares el barril, para asestar un duro golpe a las finanzas de Putin.

En cambio, la UE ha preferido imponer un límite mucho más suave, el de 60 dólares, que no deja de representar un perjuicio para Moscú aun cuando los precios oficiales del crudo están por encima de los 80 dólares.

Polacos y ucranianos objetan que Putin, ya golpeado por otras sanciones, en realidad venda su petróleo a 48 dólares por barril (este es el precio registrado en el puerto báltico de Primorsk por la agencia especializada Argus Media).

Si el precio de $80 es real, entonces el tope de $60 no afecta en absoluto los ingresos de divisas de Putin para financiar la guerra.

La Comisión de Bruselas ha prometido a Polonia comprobar los efectos de las nuevas sanciones cada dos meses, a partir de enero. Mientras que promete rebajar el precio un 5 % por debajo de las condiciones que realmente cobran los proveedores rusos a sus clientes.

No será fácil asegurar la eficacia de este sistema. Sin embargo, sigue siendo una gran innovación. Durante más de medio siglo hemos vivido en un mundo donde la energía fósil se ha vendido en un mercado distorsionado por el cartel oligopólico conocido como la OPEP, al que se unió Rusia en 2016, transformándolo en “OPEP+Rusia” y ampliando así su influencia.

Los intentos de corregir las anomalías del mercado formando un cartel de países consumidores no han tenido éxito. En teoría, la OPEP tiene una contraparte, la Agencia Internacional de Energía (AEI), que debería representar a los países consumidores pero que no es muy eficaz.

De hecho, la AIE funciona más como una oficina de investigación en lugar de un verdadero cartel. Por otro lado, hay países consumidores -Estados Unidos a la cabeza- que también son productores, que deberían poder regular un mercado altamente político.

En este sentido, el embargo de la UE combinado con el techo de 60 dólares podría representar un punto de partida de inflexión histórica, pero se necesita meses para poder evaluar los efectos reales de la medida tomada por Bruselas.

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