La procesión va por dentro - Runrun
Froilán Barrios Nieves Ene 26, 2023 | Actualizado hace 2 meses
La procesión va por dentro
¿Estarán dispuestos trabajadores y sindicalistas chavistas a abandonar el desprestigiado barco de “la revolución”?

 

@froilanbarriosf

“Si así llueve que no escampe”, podríamos invocar ante las contundentes movilizaciones que se han desplegado durante el presente mes en todo el territorio nacional. Quizá sea este el enero más convulsivo en lo que va de siglo XXI: ya van más de 100 protestas laborales aun cuando estamos iniciando la cuarta semana.

Deberíamos preguntarnos: ¿será que se fundió la estrategia propagandística de echarle la culpa de la miseria nacional al bloqueo económico? ¿Ya no le funciona al régimen la permanente política de odio de pretender dividir a los venezolanos en “escuálidos y revolucionarios”? ¿Estarán dispuestos trabajadores y sindicalistas chavistas a abandonar el desprestigiado barco de “la revolución”? ¿Será que Maduro perdió la calle? ¿Será que los trabajadores ante la pobreza general perdieron el miedo a protestar? ¿Qué piensan los trabajadores de la hemorragia de bonos en lugar de aumento de salarios?

Resulta evidente el agotamiento del ideario comunicacional de la tiranía para maquillar el desplome de nuestro país. Han manipulado durante toda su gestión un discurso que pretendía mantener en vilo a la población en torno a supuestos magnicidios, tanto de Chávez como de Maduro, en base al mismo guion del tirano cubano señalado siempre como la “víctima” de decenas de atentados; ventilaron la existencia de “guerras asimétricas del imperio” y finalmente, durante la actual gestión, achacarles la culpa a las sanciones económicas impuestas por la UE y EEUU desde 2017.

Estas campañas incluyen una discrecional asignación presidencial de bonos en menoscabo del salario. Por otro lado, emplearon el garrote mediante el acoso a las marchas con los colectivos motorizados y las fuerzas policiales, el SEBIN y el DIM; usaron el poder judicial para hostigar, fabricar falsos expedientes y apresar a trabajadores y sindicalistas, dictando medidas cautelares para pretender acallar la protesta laboral.

Se da el caso de la gerente del Hospital Coromoto de Maracaibo, quien la semana pasada amenazó al personal con esta joya: “aquí al que proteste lo boto y de paso lo meto preso”; o el de la directora de un liceo de Guanare, estado Portuguesa, quien encerró a los educadores como ganado para impedir su participación en la movilización.

Hasta los chavistas protestan

Todo este abuso de poder, de “guapos y apoyaos” no ha podido detener la ola masiva de movilizaciones. Una protesta nacional que ha incorporado incluso a sindicalistas y trabajadores chavistas, quienes no han tenido miedo a aparecer en las marchas realizadas en ciudades y pueblos del país. Incluso en las redes sociales se han identificado a voceros políticos y sindicales del régimen manifestando su divergencia con la política gubernamental que ha empobrecido a todos los sectores laborales.

Como decía una educadora en la marcha del 23 de enero en Caracas: “ahora el miedo se cambió de acera”. No es para menos, la protesta exige respuesta inmediata al régimen en cuanto a definir un salario y un trabajo decente, al que aspiran millones de sobrevivientes, ya que el resto partió en la diáspora más notoria del mundo.

A la impresionante movilización nacional laboral del 23 de enero el régimen tuvo como respuesta la convocatoria a una marcha oficialista cuya consigna central fue la denuncia contra las sanciones. Como vimos, el llamado del tirano fue un fracaso rotundo ante la pobre concurrencia de unas huestes agobiadas por la pobreza y los bajos salarios, engañadas y manipuladas por el PSUV y su gobierno. Así comienza a sonar el corrillo “no es el bloqueo sino el saqueo el culpable del hambre que sufrimos”.

Les corresponde entonces a los promotores de las movilizaciones durante el mes de enero, a promover la más amplia unidad de todos los sectores laborales en protesta, sin exclusiones ya que todos son necesarios en la confrontación contra una dictadura que ha pulverizado la condición humana del trabajador venezolano. 

Me luce que es el momento propicio de acumulación de fuerzas. No de anuncios altisonantes de paro general o de huelga indefinida, recordemos el viejo adagio “guerra avisada no mata soldado y si le pasa es por descuidado”. Ya vivimos la experiencia hace 20 años y es propicio aprender de las lecciones del reciente pasado.

Son buenos indicios para este año 2023, como aquellos hechos de febrero de 1936, cuando la lucha de la incipiente clase trabajadora, encabezada por los trabajadores petroleros, no solo conquistó el derecho a fundar los sindicatos, también le abrió las puertas a la conquista de la democracia en Venezuela.

*Movimiento Laborista.

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