María Corina: ¿prohibido que sea presidente?
Llegó el tiempo. El 28 de julio de 2024, Edmundo González Urrutia será presidente de la transición en Venezuela por endoso de María Corina Machado
El título con el que encabezo esta nota refleja complejidades y desafíos que enfrenta la líder opositora en su justa y legítima aspiración, abriendo el debate sobre la legitimidad y justicia del sistema político. Necesario entonces, contextualizar el marco político-legal en el cual se desarrolla, y el desmedido propósito del oficialismo castrista y sus cómplices del statu quo para conservar el poder.
Legitimada en la primaria en un entorno de represión y censura, enfrenta impedimentos como la inhabilitación injustificada y judicialización de la actividad política; mañas habituales de mandones para neutralizar a sus contrincantes destacados.
Desesperación del madurismo
La prohibición para que María Corina aspire a la presidencia tiene profundas implicaciones para la democracia y demuestra el temor del régimen, que utiliza el sistema judicial y otros mecanismos como herramientas de persecución política. Cercenar el derecho de elegir y ser elegido socava el principio para elecciones libres y debilita la pluralidad de una democracia saludable. El madurismo, desesperado por su permanencia, impide la competencia. Y lo peor: repudia el sentimiento de cambio que sobrepasó lo conocido, incluso en las bases chavistas.
La comunidad internacional, aunque timorata, ha condenado la táctica. Sin embargo, a lo interno de Venezuela, la infamia ha sido catalizador para la movilización y resistencia. La vergüenza de los métodos antidemocráticos y violatorios de los derechos humanos ha intensificado la rebeldía ciudadana que pacífica y multitudinariamente manifiesta su desacuerdo. El esfuerzo enorme de María Corina quedará para la historia, asunto que usufructuarios del triunfo deberán considerar. No reconocerlo, además de una arbitrariedad, tiene consecuencias.
Lucha “hasta el final”
La prohibición de María Corina para ser presidente no es solo un asunto legal. También es un símbolo del estado deplorable de la democracia en Venezuela. El uso ilegal del poder consolida el autoritarismo y reprime la disidencia. No obstante, la lucha ciudadana por la restauración de la democracia, libertad y cambio es emblemática. A la gente le urgen las reformas y fortalecimiento de las instituciones democráticas para dar al traste con el enfermo socialismo criminal. Y asegurar un futuro en el que los ciudadanos participen libremente en la vida política.
Llegó el tiempo. El 28 de julio de 2024, Edmundo González Urrutia será presidente de la transición en Venezuela por impulso, apoyo, endoso de María Corina Machado, y quien lo intente empequeñecer, será parte –voluntaria o involuntaria– del fraude y las variadas hipótesis sobre lo que el régimen intentará para modificar la realidad imposible de ocultar.
El continuismo no tendrá miramientos ni límite, harán lo necesario e inimaginable, incluso, cometerán la estupidez de impedir el conteo a viva voz de la boleta electoral, es decir, verificar papelito por papelito.
La transición inevitable
Ya instalada la transición en Miraflores, con los caseros decadentes que se niegan a morir, pero habilidosos, que negociaron aprovechándose de la diatriba que lograron instigar. Pero, sin percatarse que sus acciones, generaron una deuda moral y ética con Venezuela, que tendrán la obligación de honrar. No conciben la evidencia de que el país chavista, socialista o revolucionario desapareció, pero también, los partidos y dirigentes que la ciudadanía percibe como encubridores.
Legitimidad y berrinches
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Por ello, restablecer las libertades democráticas y, de inmediato, convocar elecciones respetuosas de la integridad electoral, a fin de legitimar las autoridades, cumpliendo el mandato inequívoco de la primaria el 22 de octubre, es la única posibilidad para solventar el adeudo con el país. Las demandas ciudadanas son ignoradas; consignas y gritos salen, pero sin la suficiente escucha. La ciudadanía designó a María Corina como la coordinadora del justo porvenir.
La historia apenas comienza y cualquier ocurrencia luce posible. Tratos agazapados y en cuclillas parecen iniciarse, aceptar espías disfrazados de custodios es un comienzo. La elección del 28 de julio se va a ganar y su resultado se respetará, nadie tiene dudas. El país hará lo correcto. Ni siquiera la conveniencia desleal de profanos y sacrílegos podrá evitarlo.
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