La dimensión espiritual de la resiliencia
Con el exilio forzado de Edmundo González Urrutia por el asedio y persecución del gobierno, es el momento de ser resiliente y apoyar a quien todo lo ha hecho posible: MCM
Transcurría el año 1939, se había declarado la Segunda Guerra Mundial después de la amenaza que significó la invasión de Polonia. Los nazis se expandían por Europa arrasando con su armamento y ejército furioso. Fueron cayendo Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica y Francia. La Europa occidental, con todo el esplendor de su cultura e historia, cayó ante el arrase del enemigo. Los países se fueron rindiendo humillados ante la bota inclemente del hitlerismo. La historia muestra cómo afectó la derrota existencial de todos los valores de estas civilizaciones.
Pendones con la esvástica, la horripilante cruz de ganchos entrelazados, se colocaron en los monumentos para marcar su dominio. Ellos también habían sido capturados, y esa imagen estremecía el alma de los derrotados.
Enfrente, los británicos observaban el sombrío panorama de inicio de la guerra, y su condición insular acentuaba el temor del desembarco nazi que acechaba. Hitler atacó a la Gran Bretaña de entonces con bombardeos incesantes que produjeron miles de muertos en sus ciudades principales. Con ello se pretendió acabar con el poder de los ingleses para fabricar armamentos. Era un equipamiento importante que marcaba la fuerza británica. Londres fue objeto de ataques aéreos reiterados, que causaron destrucción de la ciudad y el pavor de sus habitantes.
A cada momento, las alarmas indicaban que había que refugiarse en sótanos de residencias y comercios. El metro de Londres fue un refugio providencial al que la gente aterrada corría de inmediato, multitudes permanecían ahí hasta que el peligro cesara. Esta nación tiene un sistema político que permanece: la monarquía parlamentaria. En esta confrontación emergieron dos líderes con comportamiento solidario y estratégico: la Corona y el primer ministro Winston Churchill.
Los miembros de la Corona debían protegerse por su papel central como jefes de Estado, por lo que se sugirió que se asilaran en Canadá, pero ello no se efectuó. El rey Jorge VI tomó la palabra para informar al país que se incorporarían a la guerra, y que había que preparase para ello y orar. Isabel, la reina consorte, también declinó la oferta de asilo. Este gesto de la Corona les valió el respeto y admiración de sus súbditos. Fue un estímulo de resiliencia de todo un país que no cayó en manos de los nazis y luchó durante toda la guerra, hasta mayo de 1945 al terminar el enfrentamiento.
La Gran Bretaña en la mira nazi
La Real Air Force británica tuvo un papel determinante en la defensa de la Grande Bretaña y de otros países del continente. En la batalla de Inglaterra, en los predios del canal de la Mancha, los alemanes intentaron vencer a los británicos para neutralizar su poder aéreo, pero fueron vencidos. Este triunfo tuvo gran significación porque evidenció que Alemania podía ser vencida, y llenó de orgullo a un pueblo unido. Había que mover todos los recursos y la unidad era esencial.
El primer ministro, Winston Churchill, llegó al poder al oponerse a un acuerdo con los nazis en el Parlamento, y le correspondió gerenciar la guerra como jefe de Gobierno. Actuó con inteligencia y visión. Grabó en la memoria histórica su imagen peculiar, siempre con un puro en la boca y un trago cerca para animarse. Pronunciaba discursos radiales contundentes en la BBC para informar a la gente y motivarla. Ante la invasión que se percibía como inminente, dijo: toca orar. No tengo nada más para ofrecerles sino “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” Con este ofrecimiento tan realista, orar era una petición espiritual que resultó clave.
La derrota de los nazis en la Batalla de Inglaterra, esencialmente aérea, enfureció a Hitler, a lo que se agregó un ataque sorpresa de los británicos a Berlín. Entonces, decidió la invasión por mar. Churchill estaba al tanto de esta operación y se mantenía expectante. El pueblo sabía lo que esto podía significar, y oró con fe. Sorprendentemente, Hitler no concluyó esta operación y se devolvió. Al parecer, una niebla densa lo impidió. Los británicos lo interpretaron como algo milagroso porque Hitler no actuaba así.
Ante esto se creó una suerte de mítico discurso vinculado con el evento. Se dice, sin confirmación, que la reina Isabel II afirmó entonces: “Le temo más a un ejército de personas orando, que a un ejército militar.” Esta significación, referida al poder de la oración, se vincula con la interpretación de una cita bíblica: Reyes 8:45. La ausencia de confirmación se une a una desubicación: quién lo dijo, ya que en 1940 su majestad era Isabel, la reina consorte, quien con el rey Jorge VI, eran los padres de la reina Isabel II, que ascendió al trono en 1953. Cuando esto ocurre, la reina consorte pasa a ser la reina madre.
La fuerza de la oración para vencer al comunismo
En 1979, el papa Juan Pablo II, el primer papa no romano, llega a Polonia en una visita a su país natal. Karoll Josef Wojtyla nació en el año de 1920 en la ciudad de Wadowice. Este país se hallaba subyugado por el comunismo, que reprimía a sus ciudadanos y prohibía el catolicismo. El papa Juan Pablo II tuvo un liderazgo en el proceso de liberación de sus compatriotas de las garras opresoras del régimen de Edward Raczynsk.
Entonces, Juan Pablo II hizo un discurso considerado muy importante para una sociedad avasallada. Lo pudo pronunciar por el liderazgo que le confería su investidura. Manifestó “no teman”, para animarlos en su batalla por la defensa de sus creencias. “Nadie puede quitar a Cristo de la vida de una nación”. Polonia había sido muy golpeada en la Segunda Guerra Mundial, y ahora sufría un martirio. Esta visita, y lo manifestado por Juan Pablo II, es considerado como un elemento fundamental en la caída del comunismo. Sus discursos infundieron coraje al pueblo para avanzar. Esta chispa rebelión se propagó a los otros países del bloque soviético.
Con la presencia de Juan Pablo II, y de forma espontánea, se produjeron manifestaciones multitudinarias. El régimen comunista de Edward Raczyński había hecho lo imposible para que el papa cancelara el viaje, sugiriendo incluso que afirmara que estaba enfermo. Temían el liderazgo ya consolidado de un ser que emanaba amor y fe. Pero el papa mantuvo su voluntad. Se señala que él destruyó el comunismo, aunque en realidad ello obedeció a un conjunto de circunstancias. No obstante, su aporte funcionó como un haz de luz que estimuló el espíritu de combate de su país reprimido.
Si se observa el mapa de Polonia sorprende la cantidad de países fronterizos que lo rodean, por lo que la proyección fue determinante. Más de un 80 por ciento de sus habitantes eran cristianos, resistiendo ante un gobierno que impedía su religión.
Este proceso creó una especie de renacimiento espiritual que fue estimulando acontecimientos a lo largo de esa década. El régimen lo reprimió, en especial cuando se produjo la huelga en el astillero de Gdansk, promovida por Lech Walesa. Esto constituyó un movimiento de resistencia que creó el primer sindicato no comunista: Solidaridad. Retratos de Juan Pablo II surgieron en las protestas de los trabajadores que reclaman mejores condiciones y libertad de asociación. Las manifestaciones se definían como pacíficas, y la oración, tan importante en esta nación, estuvo muy presente. Walesa consolidó su liderazgo: presidente del país de 1990 a 1995; Nobel de la Paz en 1983.
La represión se incrementó. En 1981 se decretó un estado de guerra y el bloque soviético decretó el Pacto de Varsovia para reunificarse. Ante la despiadada agresión del gobierno, Juan Pablo II escribió dos cartas solicitando respeto a los DD. HH. y a la soberanía de su patria. Esta sacudida se proyectó en los otros países, como en la Alemania dividida en dos bloques. No se pretende desarrollar en este artículo toda esa situación, que cambió el mundo. Pero es evidente la influencia importante que jugó la espiritualidad en este ejemplar acontecimiento, amparado por la Iglesia. Los dos ejemplos europeos, aquí narrados, dan cuenta de cómo la unidad y la espiritualidad posibilitan los cambios.
Uno para todos, y todos para uno
La resiliencia se puede caracterizar desde una óptica individual y subjetiva como la capacidad de adaptación a la adversidad para intentar salir airoso de ella. Así, la adaptación tiene lugar en conflictos de orden personal, influido por el contexto, obviamente. Al aterrizar en Venezuela 2024, la resiliencia, como intento de sobrevivencia individual, aparece en muchas y dolorosas situaciones personales que producen emociones reiterativas como la incertidumbre y la desesperanza. No poder tener acceso a terapias psicológicas se une al desasosiego de tanta gente.
Este país fue reconocido como una de las naciones latinoamericanas de economía pujante, y una estabilidad democrática por varios años, gobernada por civiles. Como refleja la historia previa, el surgimiento del militarismo barre con todo y un movimiento revolucionario, inspirado en la ideología de los cubanos, transforma negativamente al país. En 25 años la miseria y estancamiento acaban con todo sin importar los sufrimientos de su población, que sobrevive o huye esperanzada por los caminos del dolor con el anhelo de vivir mejor.
Todo este drama, medianamente descrito en todo su horror, afecta a la mayoría de los sectores sociales. En el contexto de una crisis sociopolítica de envergadura, como la venezolana, la resiliencia adquiere una dimensión sociopolítica y se identifica como resistencia. En ella aflora una confluencia social de diversos sectores: gremios, partidos políticos, ONG de distintas orientaciones, académicos, familias de detenidos, grupos de enfermos sin atención que buscan un cambio de gobierno.
Al morir Hugo Chávez, líder de esta “revolución”, hereda el poder Nicolás Maduro, y participa en sus primeras elecciones presidenciales, en 2013, en las cuales ganó con 50,61 de votos, solo dos puntos por encima de Henrique Capriles de la oposición: 49,12. Estos resultados, pisándoles, los pies a Maduro, lo sorprendieron y crean un terror a la competencia que permanece, porque amenaza el control del poder.
Entonces se desató la confrontación política fundamentada en la concepción del adversario como enemigo, que reinaba desde el inicio y se resume en destruir el liderazgo opositor.
Esta concepción, propia de la guerra, se lleva al extremo en la actualidad y se da un juego: mientras más aumenta la fuerza del oponente acechante, más se incrementa la violencia despiadada del gobierno. Para entonces, todavía no era claro cuánto pesaría en la balanza tal situación. La oposición cometió errores por esto, como la abstención, que dejó el terreno libre al régimen. La oposición tomó la calle en manifestaciones importantes en 2014 y 2017, y la represión brutal de los cuerpos militares cobró víctimas inocentes.
En 2018, el temor al crecimiento opositor ya no afectaba tanto porque todo el andamiaje del chavismo se había desplegado para controlar procedimientos de acceso al poder. El liderazgo opositor con potencial fue objeto de una represión despiadada: cárcel, juicios amañados, condenas y exilio. La corrupción desatada y los medios censurados. Se evidencia en los años posteriores una desmovilización política, y ya la emigración había ganado una fuerza importante. El régimen desveló todos sus rasgos amenazantes y controladores ante cualquiera que pretendiera desplazarlo. En las presidenciales de 2018, era claro que la oposición enfrentaba un gobierno autoritario, Maduro ganó estas elecciones con más del 60 por ciento frente a Henry Falcón. Los organismos internacionales no reconocieron los resultados objetando falta de transparencia. Una suerte de espejo comienza a reflejar la ruta de los desconocimientos.
En 2023, las presidenciales surgen en un panorama político en el que la imagen de la oposición para el oficialismo se reduce a: desmovilizada, dispersa y sin unidad. De esa manera la veía el chavismo cuando se proponen hacer unas elecciones primarias el 23 de octubre de ese año. Y resulta que la organización electoral y la participación de los ciudadanos fue cívica, muy bien organizada. Con una votación de más de tres millones, gana María Corina Machado como candidata presidencial de la oposición.
La sorpresa del régimen fue incalculable y la represión se recrudece para eliminar tal atrevimiento. Empiezan por reactualizar la inhabilitación de la candidata. El oficialismo se espanta: podrían sacarlo del poder, que interpretó como eterno. Entonces desata represión feroz del tamaño de su pavor. En la lucha opositora dos logros importantísimos se consolidan: unidad política de partidos y sectores sociales, y una movilización sin precedentes que echa por tierra la polarización.
En las elecciones presidenciales el 28 de julio de 2024 la oposición obtuvo una victoria arrolladora de su candidato, con más de 7 millones de votos, también obtuvieron y exhiben, en línea, las actas que lo prueban. No surge solo miedo en el régimen, en un arrebato anticonstitucional desconoce los resultados. Monta un escenario en el que Maduro es ganador; sin mostrar actas, se proclama como presidente reelecto con el apoyo de las instituciones que controla. Los organismos internacionales y casi todos los países democráticos desconocen el montaje y los resultados que juzgan no transparentes.
Abogados, politólogos y académicos definen los hechos como fraude y un golpe de Estado. Describen la situación como un proceso de deslegitimación legal, política, social e internacional que sumerge al país en una situación caótica. En su defensa el gobierno construyó una plataforma represiva nunca antes vista, arremetiendo contra los que lo cuestionan con cárcel, desapariciones y torturas denunciadas con detalle por familiares y los organismos de defensa de los DD. HH.
Con el apoyo inquebrantable y motivador de la líder María Corina Machado se resiste con fuerza pese a la arremetida represiva, y al manejo del miedo como estrategia autoritaria para impedir las protestas. Se ha constituido un modelo de desafío confrontando todo riesgo, con el eslogan “Hasta el final”. La Plataforma Unitaria ejecutó una campaña de apoyo a su candidato Edmundo González Urrutia, un civil sereno y con experiencia y preparación como embajador, ante el militarismo, dispuesto a sacrificar a su pueblo por conservar el poder
MCM ha consagrado todo su esfuerzo y fortaleza en esta resistencia. Desde el inicio ha asomado no solo valor, sino también una fuerza interior que la impulsa. Reitera: “Dios está con nosotros. Esta es una lucha del bien contra el mal. Una lucha ética por el reconocimiento de la verdad de la victoria y existencial: por la vida”. En su recorrido épico por casi todo el país, visitó iglesias, santuarios de vírgenes, y ha ido acumulando rosarios de todo tipo, que luce en su cuello. En todas sus expresiones y saludos coloca su mano en el corazón, un símbolo cristiano.
Ella se declara cristiana y católica y sus gestos y símbolos lo confirman. El gobierno la acusa de tener una “pacto diabólico”, para descalificarla. Recientemente María Corina rezó un rosario en un live de YouTube, y despertó reconocimientos, críticas por ridiculez e inadecuado por la concepción laica del Estado.
Ante el escándalo político-religioso: ¿rezar o no rezar?
Con el exilio forzado de Edmundo González Urrutia por el asedio y persecución del gobierno,…
Venezuela es un país con aproximadamente 70 por ciento de cristianos y un 30 por ciento de miembros de santería y otras creencias. Entonces ¿se puede acaso desdeñar la dimensión espiritual en la resiliencia exhibida? ¿Esta se presenta como estímulo a la esperanza y aliciente para la lucha? La espiritualidad es un factor de la resiliencia. Rezar es la primera acción de las familias de detenidos y enfermos ante su impotencia. Muchos creyentes captan el efecto que la oración tiene para impulsar una vibración positiva que sana y estimula. La definición más acertada de fe que encontré dice: la fe no hace que las cosas sean más fáciles, hace que sean posibles (Lucas 1:37).
No hay que rezar rosarios, ni múltiples oraciones reiteradas para quien no está acostumbrado. La espiritualidad es también dar apoyo y estímulo a quien lo necesita. Dejar de castigar a quien sugiere salidas, alternativas y análisis, como si solo la contraargumentación destructiva vale. Ahora, con el exilio forzado de Edmundo González Urrutia por el asedio y persecución del gobierno, que lo quería preso, es el momento de ser resiliente y apoyar a quien todo lo ha hecho posible: MCM, una mujer reconocida mundialmente. Amor con amor se paga, y el agradecimiento tiene muchas formas que cada uno verá como expresarlo. Aunque nos cueste recuperarnos por lo acontecido.
Edmundo González afirma que salió de Venezuela para evitar "un conflicto de dolor y sufrimiento"
Con el exilio forzado de Edmundo González Urrutia por el asedio y persecución del gobierno,…
No soy cristiana practicante, aunque sí de formación familiar. Me he enrumbado hacia otros caminos que consideran al ser humano como energía que vibra o se oscurece de acuerdo a sus acciones, estimulada por la meditación e intentar no fregar a nadie. Me ha ayudado para enfrentar una enfermedad autoinmune mal diagnosticada y sin tratamiento en el país, “no vine a ser turismo”. Siempre te echan en cara, coloquialmente, el exilio como: “qué carrizo vas a opinar tú, si no te calas esto”. De cierta forma tienen razón, aunque preocuparse de lejos sin romper el cordón aquel pesa lo suyo.
El mes pasado hice un post hablando de una cadena de oración enfrentar algo más que la mala vibra de los paleros, y toda la enorme oscuridad de la maldad que gobierna: rezarle a la patrona, Virgen de Coromoto. Se burlaron por sugerir estas zoquetudas ante el dramón nacional. Con este artículo intento presentar que eso no es tan trivial como parece: el ser humano no es solo materia. Una respuesta a mi post decía: “Vieja beata, cómo vas tú a pedir que recen, cuando te la pasas echándole palos al gobierno”. No respondí entonces, pero ahora se me ocurre: “Pues a Dios rogando y con el palo dando, porque el mazo está bien desprestigiado, invoca a Lucifer”.
Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es