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El vaivén de Biden con la migración venezolana

Biden cumplió con el anhelo de otorgar TPS a los venezolanos y fue tolerante durante meses con la migración indocumentada proveniente de ese país. Pero 20 días después de afirmar públicamente que no los deportaría,  su gobierno anunció sorpresivamente que comenzaría a expulsarlos a México
El analista internacional, Mariano de Alba, destacó que la gran cantidad de venezolanos tratando de entrar por la frontera entre México y Estados Unidos (más de 180.000 en los últimos 12 meses) forzó a que la administración Biden reconsiderara su política migratoria
La decisión de EEUU de impedir la entrada de migrantes venezolanos indocumentados podría hacer que gobiernos de la región endurezcan también sus políticas migratorias hacia los venezolanos, incluyendo Colombia
El experto en relaciones internacionales  cree que, ante la imposibilidad de que la situación económica en Venezuela mejore sustancialmente en los próximos años, el mayor efecto de esta decisión de EEUU podría ser «mayor migración, regular e irregular, hacia los países latinoamericanos»

Por: @MrsYaky

 

Forzado por una llegada masiva de venezolanos indocumentados, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se cambió en el  mes de Halloween la máscara de la tolerancia con la migración venezolana y se puso la del control. 

Biden emocionó a los venezolanos al concederles,  tan solo dos meses después de asumir el poder en  2021, el anhelado Estatus de Protección Temporal.  La medida protegía de deportación durante 18 meses a quienes habían llegado a Estados Unidos antes del 8 de marzo de 2021.

El mandatario de 79 años hizo realidad un clamor de los venezolanos en Estados Unidos, que fue ignorado mientras Donald Trump gobernaba. 

En 2019, un proyecto para otorgar el TPS a los venezolanos fue aprobado en la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata. Pero no avanzó en el Senado que controlaban los republicanos, quienes temían que se volviera un camino a la ciudadanía para muchos indocumentados.

Amparo de último minuto de Trump

La administración de Donald Trump, que aplicó una política de «máxima presión» para desalojar a Nicolás Maduro del poder, no hizo mucho por proteger a los migrantes venezolanos que llegaban a su país.

La mayor medida que adoptaron fue un amparo de deportación por 18 meses a los venezolanos residentes hasta enero de 2021.  Y la decisión la tomó Trump apenas horas antes de abandonar el poder.

El republicano firmó el beneficio de Salida Forzosa Diferida (DED en inglés) para los afectados por «la situación de deterioro dentro de Venezuela».

«He determinado que es de interés de la política exterior de Estados Unidos diferir la expulsión de cualquier nacional de Venezuela, o extranjero sin nacionalidad que por última vez haya residido habitualmente en Venezuela», rezaba el texto que firmó Trump.

Esa medida migratoria amparaba a venezolanos que hubiesen estado en Estados Unidos de forma continua hasta el 20 de enero de 2021.

Además, se requerían otras condiciones, como que no hubiesen sido condenados por algún delito ni expulsados del país, entre otras condiciones.

Acciones contradictorias

Durante su campaña presidencial de 2020, Biden prometió en varias ocasiones que concedería el TPS a los venezolanos, como parte de sus estrategias para captar el voto latino.

Y, aunque cumplió su palabra, hubo denuncias  apenas meses después de que venezolanos con proceso de TPS en marcha estaban siendo deportados.

En enero de 2021, una decisión del gobierno de México frenó el éxodo vía aérea de los venezolanos hacia Estados Unidos desde ese país.

La Secretaría de Gobierno de México anunció el Día de Reyes que los venezolanos debían contar con una visa para entrar a su territorio nacional de México, cambió que entró en vigor el 21 de enero de ese año. 

A mediados de 2021, se empezaron a viralizar en redes sociales videos de venezolanos que, por primera vez, protagonizaban los cruces por el peligroso Río Bravo.

El número iba en ascenso, y la atención mediática se enfocaba en las inéditas imágenes, pues antes no había ocurrido este flujo masivo de venezolanos por esa vía. 

Ya para octubre de 2021, la migración venezolana a Estados Unidos empezaba a convertirse en un problema numérico. Las autoridades revelaban que en ese mes interceptaron a 13.406 migrantes venezolanos en la frontera con México, la cifra mensual más alta de la historia hasta entonces. 

2022, un punto de inflexión

Tras la pandemia por COVID-19, tanto venezolanos en su país como otros que habían migrado a otras naciones de la región buscaron nuevos rumbos.

El sueño americano se perfiló como la opción más sólida para progresar: «Con la pandemia, se esfumaron muchas oportunidades económicas, por lo que buscaron llegar a territorio estadounidense», explicó en entrevista a Runrun.es Mariano de Alba, asesor sénior de Crisis Group.

 

Ante la imposición de visados para entrar a casi todas las naciones de la región, los migrantes venezolanos optaron por la más peligrosas travesías para tratar de llegar a Estados Unidos. 

Así, desafiaron diariamente la temible selva del Darién, hasta el punto de que, desde enero de 2022 a septiembre de 2022, se multiplicó por diez la cifra de venezolanos que atravesaron el peligroso paso, según Migración Panamá. 

La masiva llegada a EEUU de venezolanos, quienes documentaban sus trayectos y su ingreso a la tierra del Tío Sam, comenzó a irritar a mandatarios locales republicanos.

Entonces, empezaron a aplicar medidas como el traslado de venezolanos a exclusivas zonas gobernadas por demócratas, como la isla Martha’s Vineyard, o hasta las adyacencias de la residencia de la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris. 

No es racional deportar, pero expulsar…

En julio de 2022, Biden había extendido por otros 18 meses el amparo migratorio del TPS para venezolanos, medida que entró en vigor el 10 de septiembre.

En paralelo, los venezolanos siguieron entrando irregularmente. Lo hacían a diario, por lotes de miles.  Y como reconoció en rueda de prensa virtual el subsecretario interino de Política Fronteriza e Inmigración del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Blas Nuñez-Neto,  EEUU estaba de manos atadas al no poder devolverlos a su país, por no tener relaciones diplomáticas con la administración de Maduro

Pese a constantes recriminaciones públicas, Biden parecía mantenerse firme en su posición. El 20 de septiembre de 2022,  respondió a sus detractores que lo señalaban por ser complaciente con la migración venezolana, cubana y nicaragüense.

«Ahora, estoy atento a Venezuela, Cuba y Nicaragua. La posibilidad de enviarlos de regreso a esos países no es racional», declaraba, tras recalcar que trabajaba de la mano con México y otros países para frenar el flujo migratorio. 

No obstante, 20 días después, el Departamento de Seguridad Nacional anunciaba una medida totalmente opuesta a lo que prometía Biden respecto a la migración venezolana.

El Departamento de Seguridad Nacional notificaba que, con vigencia inmediata, expulsarían a México a todo venezolano que ingresara sin autorización.

Como «premio de consuelo», informaban también sobre un nuevo proceso para  llevar «de manera legal y segura hasta 24.000 venezolanos calificados a los EEUU». 

Para poder optar a este proceso, los venezolanos deben contar con un patrocinante en Estados Unidos, entre otras condiciones. 

¿A qué se debe el cambio de seña?

Para el analista internacional Mariano De Alba, la decisión de expulsar venezolanos de Estados Unidos luego de que Biden dijera públicamente que no lo haría revela que «hay una clara desconexión entre lo que declara el presidente y los planes concretos de su gobierno». 

El analista internacional destacó que la gran cantidad de venezolanos tratando de entrar por la frontera entre México y Estados Unidos (más de 180.000 en los últimos 12 meses) forzó a que la administración Biden reconsiderara su política migratoria. 

Considera que la proximidad de las elecciones de medio término en EEUU, que se celebrarán el próximo 8 de noviembre,  jugó un rol importante en el sorpresivo anuncio. 

«Es evidente que la administración demócrata de Biden fue muy criticada por abandonar las fronteras, y es interesante que aunque varios grupos de derechos humanos criticaron la medida,  republicanos como Marco Rubio han dicho que es lo correcto», recalcó.

De Alba cree que esta política de Biden trata de desarmar un poco el discurso del Partido Republicano con respecto al tema de la migración. Aún así, no cree que tenga gran influencia en el resultado de esos comicios internos en Estados Unidos. 

¿Maduro y Biden cuadraron la medida?

Al ser consultado sobre si Biden y el gobierno de Maduro pudieron haber acordado reducir el «ruido» de la migración venezolana en las fronteras con Estados Unidos, el experto respondió con cautela. 

«El gobierno de EEUU siguen queriendo tratar de promover una solución a la crisis de Venezuela, para eso tienen unas herramientas, pero son limitadas. Quieren que  haya una negociación entre gobierno y oposición que produzca unas elecciones con mejores condiciones que las que ha habido recientemente en Venezuela», recordó.

Recalcó un punto importante, y es que tanto en ese país como en el resto de la región, la estrategia de aislamiento diplomático y económico hacia Maduro «ha ido perdiendo dividendos».

«El propio gobierno de Biden ha tenido varias reuniones importantes y acuerdos con el gobierno de Maduro este año y, por lo tanto, yo sí veo que en la región va surgiendo con más fuerza la tesis de que, en vez de poner tanta atención a la crisis política, quizá les conviene más que mejore la situación económica en el país, para que eso a su vez, genere que menos venezolanos quieran irse del país, e incluso, que algunos de los venezolanos que se han ido decidan retornar eventualmente a Venezuela», señala. 

¿Qué esperar y adonde irán los migrantes venezolanos?

Sobre escenarios futuros, De Alba cree que Estados Unidos pudiese hacer concesiones para propiciar una mejora de la situación económica en Venezuela, como una autorización para que la petrolera Chevron pueda ayudar a producir petróleo venezolano.

Sin embargo, perfila que esto solo pasará «en respuesta a concesiones políticas que haga el gobierno de Nicolás Maduro». 

Para De Alba, la decisión de Estados Unidos de impedir la entrada de migrantes venezolanos indocumentados facilita que gobiernos de la región endurezcan también sus políticas migratorias hacia los venezolanos, incluyendo Colombia,  que implementó beneficios para acoger y tratar de integrar a millones de venezolanos.

Como es improbable que la situación económica de Venezuela mejore sustancialmente en los próximos años, el mayor efecto práctico de esta nueva disposición de Estados Unidos podría ser «mayor migración, regular e irregular, hacia los países latinoamericanos».

«Es evidente que el nuevo destino serán países de América Latina, algunos no han recibido grandes números de migrantes venezolanos (…) Lo que mueve a la mayoría de los venezolanos es conseguir oportunidades económicas para mejorar su calidad de vida.  Por tanto, ese movimiento migratorio empezará a ir a países donde haya esas oportunidades. (…) Es un tema para evaluar pero creo que, por lógica y por las capacidades de la mayoría de los migrantes venezolanos, los nuevos destinos serán países latinoamericanos», explicó.

Incluso opina que, a partir de ahora, los venezolanos se desplazarán a países centroamericanos como México, Panamá, Guatemala, Costa Rica, y quizá El Salvador, «tratando de establecer una base previa para evaluar si pueden intentar llegar a EEUU posteriormente». 

Es difícil prever qué puede pasar en el corto y mediano plazo, pero para De Alba, hay dos escenarios que lucen como más probables. 

«Uno en el que la migración venezolana baje momentáneamente y luego intenten llegar a EEUU de nuevo y otro en el que personas que ya emprendieron el camino van a tratar de llegar, independientemente del nuevo programa que anunció el gobierno de Biden», concluye. 

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