Parece que cada año las madres de La Vela, en el estado Falcón, deben llorarle al mar para que les devuelva a sus hijos que buscaban emigrar a la isla de Curazao en una embarcación irregular para buscar prosperidad. Este 2025 no fue la excepción. De 24 personas que zarparon desde San José de la Costa, 10 fueron rescatadas en aguas internacionales mientras la lancha “Piska Freskú Curacao” se hundía, de los otros 14 no hay rastros.
Parte de los desaparecidos habían sido deportados a Falcón por las autoridades de la isla, otros decidieron regresar para tramitar su documentación. Con el dinero que habían ahorrado durante su estadía en Curazao, abrieron negocios o mejoraron el que tenían, pero la economía venezolana no les ayudaba; sentían desesperación por volver a generar ingresos, el dinero que no alcanzaba, la falta de cambio político fueron los motivos principales para que el 2 de marzo de 2025, 24 personas decidieran subirse a la pequeña embarcación y emprender el viaje clandestino desde el estado Falcón a la isla de Curazao, ubicada a unas 85 millas naúticas.
Aún nada está claro lo que sucedió, han pasado dos meses; y las esposas, hijas y madres siguen esperando en el puerto internacional de La Vela, alguna información que las lleve a saber de sus dolientes, algo que les expliquen qué sucedió esa tarde del 2 de marzo.

Si me sale otra oportunidad me voy
“Tenía ganas de tener sus cosas, de hacer crecer la barbería, ayudar a su abuela que lo crió y darle todo a nuestro bebé”, son las palabras de Ana Victoria Palencia, la joven pareja de Enyerberth Jesús Naveda Adrianza de 22 años, un barbero con el que tiene un bebé.
La pequeña familia es de San José, un sector popular de la capital de Falcón. Enyerbeth se había ido a la isla en marzo de 2024 con pasaporte y visado, trabajaba como barbero y con los ingresos había montado su salón en Coro, enviaba dinero para su familia y trataba de mantener a flote su local; la meta era tener estabilidad para poder regresar a Venezuela.

El sueño le duró ocho meses, en noviembre de 2024 fue deportado por las autoridades de la isla, lo consiguieron en una fiesta y quedó detenido por los agentes de Migración. “Él estaba emocionado con su viaje, sacó su pasaporte y su visa, su mamá que está en la isla le dio el dinero. Luego de que lo deportaron, llegó y empezó a trabajar, el dinero que trajo lo invirtió en la barbería que hizo, pero la economía no mejoraba, no hubo un cambio que era lo que se esperaba y todo eso lo desesperó. Me dijo que si le salía otra oportunidad se iba”, recuerda Ana Victoria.
Supo que desde enero estaba en San José de la Costa, pero no pudo tener comunicación con él hasta tres días antes del viaje que la llamó y le dijo que iban a arreglar las cosas porque no quería perder a su familia, incluso quería ir a ver al bebé. El domingo 2 de marzo, misma fecha del zarpe, fue su última comunicación por teléfono. “A la una de la mañana me llamó para decirme que venía a ver el bebé, pero no me dijo que se iba en lancha. Al amanecer le escribí, pero ya los mensajes no le llegaban. Una prima de él que está en Estados Unidos fue la que me dijo que él iba en la lancha que había naufragado”, recuerda su pareja.
Desde entonces su familia desconoce el paradero del joven y es uno de los 14 desaparecidos que han reportado los familiares. Desde que las autoridades de Curazao rescataron a los 10 sobrevivientes dos días después del zarpe y sobre la lancha medio hundida, las familias que tenían migrantes en la embarcación se fueron conociendo y uniendo para buscar respuestas sobre ellos, pero la información ha sido casi nula.
Las autoridades de Curazao y Falcón hicieron búsqueda aérea, marítima y terrestre, pero no hubo rastro de ninguno de los desaparecidos. De los 10 rescatados, falleció María Guadalupe Jiménez Navarro de 29 años y su cuerpo fue repatriado a La Vela de Coro un mes después de la tragedia. Siete de los sobrevivientes fueron deportados a Falcón días después de ser atendidos en el hospital principal de la isla, la policía reseñó en una nota de prensa que el capitán de la lancha y el organizador quedaron detenidos y enfrentan cargos por trata de personas.

La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), en mayo de 2024, estima que hay unos 14 mil venezolanos en Curazao, mientras que el último censo nacional de Curazao, informa que los inmigrantes venezolanos se incrementaron en 152% entre 2011 y 2023. Así mismo, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), refiere que cada seis de 10 venezolanos registrados en Curazao tienen menos de nueve años en la isla, lo que indica que hubo una reciente ola migratoria, pese a que este número no es exacto porque muchos prefieren no registrarse para evitar ser deportados.
Natalia regresó para tramitar sus papeles
La madre de Natalia José Noguera Maldonado de 27 años de edad, no logra conciliar el sueño. Se imagina todo lo que le pudo haber pasado a su hija en esa embarcación, es que ni siquiera sabía que se había subido a la lancha, porque los planes con Natalia eran irse a Europa donde se encontraría con su tía. Ahora es una de las 14 personas desaparecidas en la “Piska Fresku Curacao”.
Natalia se fue con su vecina, Angélica Susana Medina Bolaños de 35 años que también llevaba a su hijo de 9, Abraham Jesús Chirinos Medina. Angélica fue una de las rescatadas, estuvo en el hospital de Curazao y fue la primera que repatrió el gobierno neerlandés, debido al estado depresivo que tenía porque su hijo y su amiga son parte de los desaparecidos.
Natalia había regresado de Curazao en el 2023 con la esperanza de tramitar su documentación y lograr una estadía legal en la isla donde estuvo seis años. Trabajaba en un restaurante y con ello mantenía a su hijo de ocho años y a su madre que quedaron en el sector Las Malvinas del municipio Colina, en el estado Falcón.
Desde entonces, se había dedicado a trabajar en la moto que pudo comprar, vendía cosas, hacía delivery, pero el dinero no le alcanzaba, no veía un cambio político ni económico, por lo que había decidido irse con su madre a Europa, ya habían hablado con una tía que les ayudaría a conseguir una operación por un problema que Natalia tiene en sus piernas.
“Yo no sé cuando mi hija tomó esa decisión de irse. Yo estaba en Maracaibo, estuvimos conversando por whatsapp y nunca me dijo que se iba de esa forma. Ella estaba triste porque regresó engañada por una abogada de Curazao que la estafó; le dijo que se viniera que desde aquí ella la podía ayudar a tramitar sus papeles y todo fue una mentira, Natalia le pagó y nunca tuvo respuestas”, dice su madre entre lágrimas.
La madre asume que en la desesperación de volver a entrar en la isla para recuperar su empleo y poder cubrir los gastos de la casa, decidió irse sin decirle nada, pues ella sabe los riesgos que se corren en las embarcaciones clandestinas, porque varios de sus vecinos están desaparecidos desde al menos el año 2019.

Emilia no pierde la esperanza de encontrar a su hija, no pierde la fe de que los sobrevivientes cuenten lo sucedido y pueda tener de vuelta a su “guajira” como la llama cariñosamente. Desde que su hija desapareció, la depresión la acompaña y las lágrimas no tienen fin. “Yo solo quiero saber la verdad y encontrar a mi hija”, dice.
Los familiares de los desaparecidos solicitan a las autoridades de la isla que den información sobre las investigaciones que llevan a cabo en este caso; de igual manera piden a las de Venezuela obtener los testimonios de los sobrevivientes que fueron repatriados para conocer lo que sucedió en el viaje.
Los viajes clandestinos desde el estado Falcón hacía las islas Aruba y Curazao se han incrementado desde el 2019, según los registros de medios de comunicación, gracias a la denuncia de los familiares que buscan ayuda para localizar a los desaparecidos.
Jhonny Romero, representante del Comité Nacional de Familias Víctimas de Desapariciones y Trata en Costas Venezolanas (MaydayConfavid), registra que hay 81 desaparecidos que salieron desde el estado Falcón a las islas Aruba y Curazao en viajes clandestinos; y 189 migrantes venezolanos que han desaparecido en las costas de Venezuela hasta el 2025.




