Mientras mantiene sus pronunciamientos públicos ruidosos de sabor socialista, Maduro ha recortado drásticamente el gasto público y los programas sociales. Y, con la devaluación del bolívar, ha abrazado al dólar yanqui
LA VERDAD
“Desde la muerte de Chávez en 2013, Venezuela ha atravesado una prolongada crisis política y económica. Durante ocho años, la economía se ha contraído alrededor del 80 por ciento, un colapso sin precedentes en un país que no está en guerra. La nación ha experimentado una hiperinflación y una salida de millones de refugiados. La hiperdevaluación ha dejado al bolívar prácticamente sin valor. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas estimó en 2020 que un tercio de los residentes del país padecían «inseguridad alimentaria» y necesitaban asistencia para poner suficiente comida en la mesa.
Aproximadamente 6 millones de personas (una quinta parte de la población anterior a la crisis) han huido del país. La respuesta de Maduro a la presión política ha sido la represión: reprimir a los manifestantes, encarcelar a los opositores, manipular las elecciones. En el frente económico, Maduro comenzó con una grande mala gestión, incluido un inmenso gasto deficitario que hizo que la inflación se disparara por encima del 300.000 por ciento anual”.
EL GIRO DISIMULADO
“Recientemente Maduro se ha embarcado en un rumbo diferente. Mientras mantiene sus pronunciamientos públicos ruidosos de sabor socialista, ha recortado drásticamente el gasto público y los programas sociales. Y, con la devaluación del bolívar, ha abrazado al dólar yanqui. Hoy, los dólares están por todas partes en la calle y los bolívares escasean. Los precios en la mayoría de las tiendas y restaurantes se muestran en dólares. Los carritos de comida tienen carteles que dicen: «Perros calientes $ 1». Cambiaron a Bolívar por los Benjamines” (refiriéndose a Benjamín Franklin cuyo rostro está en los billetes estadounidenses).
“La decisión de Maduro de recuperar los casinos se deriva de la lógica de un converso tardío al capitalismo. El país prácticamente no ahorró nada durante los años de auge de los altos precios del petróleo bajo Chávez. A esto le siguió un período de precios bajos y una caída en la producción de petróleo, causada en gran parte por la mala gestión de la industria petrolera controlada por el Estado. Eso devastó los resultados de la nación y privó al gobierno de miles de millones de ingresos. Los ingresos por exportaciones de petróleo fueron menos de $ 8000 millones en 2020, por debajo de los $ 94.000 millones en 2012. Ahora Maduro está desesperado por cualquier moneda fuerte que pueda conseguir. En un país dolarizado, los casinos son una fuente potencial”.
LA DOBLE IRONÍA
“Por un lado, un gobierno que se autoproclama socialista y ve a Estados Unidos como su enemigo número uno, ha alentado el uso de dólares en lugar de su propia moneda. Por otro lado, EE. UU. buscó, a través de sanciones, aplastar la economía y cortar el acceso de Venezuela a dólares al declarar un embargo contra las ventas de petróleo del país, que representan más del 95 por ciento de los ingresos por exportaciones. (Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo). El resultado, contra todas las expectativas, es un país donde el dólar se ha convertido en la moneda nacional de facto”.
(N. B.: Ya varios medios venezolanos hemos publicado en los últimos meses que el gobierno ha abierto 30 casinos manejados por un personaje de la más alta confianza del presidente, desde el que estuvo en el Hotel Humboldt hasta los que están en hoteles de Caracas y otras ciudades del interior).
