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Los que no se rinden | Asamblea de Educación: No hay cifra oficial de personal vacunado en las escuelas
Olga Ramos, miembro de la junta directiva de la ONG, indicó que el Ministerio de Educación no ha informado sobre inmunización a trabajadores y alumnos en las instituciones 
Indicó que un eventual retorno a clases pasa por superar la escasez de transporte y gasolina, inseguridad, colapso de los servicios públicos y el éxodo de docentes

Este martes 7 de septiembre, Nicolás Maduro y su ministra de Educación, Yelitza Santaella, anunciaron que el año escolar 2021-2022 comenzará el lunes 16 de septiembre.

Maduro sostuvo que el personal docente y padres y representantes recibirán formación “para crear las condiciones del regreso presencial de todos los estudiantes a escuelas, liceos y universidades en octubre”.

“Las clases van a ser presenciales con las medidas de seguridad los 7 días de la flexibilización y luego vamos a tener 7 días donde no va a haber flexibilización. Hay que rescatar la sociabilidad que se da en la escuela, lo vamos a hacer con el 7 + 7, pero además ya para finales de septiembre vamos a estar vacunando a todos los niños de 3 a 18 años, los vamos a proteger, yo me imagino que para diciembre en el aula de clases todo el personal del colegio y los niños ya estarán vacunados”, dijo el mandatario.

Venezuela es uno de los pocos países de Latinoamérica que no ha retornado a clases presenciales; en Colombia, Argentina, México, Ecuador, Argentina y Uruguay ya hay alumnos asistiendo a las aulas.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, 9,3 millones de venezolanos han recibido dosis de vacunas, de los cuales solo 3,3 tienen un esquema completo cubierto con segunda dosis.

Un estudio del sector médico y académico en Venezuela encabezado por el doctor Julio Castro expuso que solo 11,76% de la población completó su esquema de dosis y que el ritmo de vacunación ha sido lento en comparación con otras naciones del continente.

Olga Ramos, miembro de la junta directiva de la ONG Asamblea de Educación, sostuvo que las condiciones apropiadas para reiniciar las clases presenciales van más allá del respeto a normas de bioseguridad contra el coronavirus. 

Hay unas condiciones que no son directamente de las escuelas y que han afectado el sistema educativo desde que enfrentamos la emergencia humanitaria compleja y eso tiene que ver con los servicios públicos, como el agua y la electricidad. Tienes que tener agua y luz  para garantizar las condiciones de bioseguridad ”, dijo Ramos. 

Aunado a los servicios públicos como agua, electricidad y gas, Ramos indicó que a la crisis de las escuelas y colegios se suman la escasez de transporte público y gasolina, los problemas de infraestructura de las instituciones, la inseguridad y la ausencia de docentes.   

“Las escuelas ameritan mantenimiento diario, periódico y mayor y en estas dos últimas décadas, han aumentado las deficiencias en ese aspecto. Si no se hace un mantenimiento mayor cada cinco años, la infraestructura se va deteriorando de forma progresiva. La lógica de mantenimiento se ha trastocado”, sostuvo Ramos.

La miembro de Asamblea de Educación manifestó que debido a que el Estado, las gobernaciones y alcaldías no pueden atender las necesidades de las escuelas, la comunidad ha tomado las riendas. “Pero las comunidades donde hay mucha precariedad no tienen cómo resolver”.  

Sin cifras de vacunas

Olga Ramos sostuvo que, hasta la fecha, no hay cifras oficiales de trabajadores de las escuelas vacunados.

“Es importante tener en cuenta que en Venezuela no hay información oficial, la cantidad de docentes vacunados no se conoce, no existe un registro en el Ministerio de Educación. De acuerdo a cifras oficiales en Venezuela hay 30 mil escuelas, de las cuales el 84% son públicas”. 

Para Ramos, es fundamental hacer un censo para determinar el estado de cada escuela.

“Tiene que haber una planificación flexible, peculiar y de desarrollo progresivo, de acuerdo a las necesidades de cada institución, incluso no hay que descartar una modificación del calendario escolar”.  

Opinó que es probable que todas las escuelas no estén en condiciones de volver a recibir a los estudiantes. 

“Los alumnos tienen necesidades específicas, tiene que haber una combinación entre lo presencial y a distancia, si tu escuela no puede iniciar clases presenciales, tienes que tener una estrategia a distancia para que tus estudiantes no pierdan clase, deberías tener docentes y asistentes que permitan atender la dinámica a distancia, el acompañamiento a las familias es sumamente importante”. 

Ramos dijo que en las últimas dos décadas, la educación en Venezuela ha sufrido un deterioro progresivo. 

“Tenemos un país donde la educación inicial, básica y media es obligatoria y por ello el Estado debe garantizar una educación de calidad, que haga que las personas que se gradúan de bachiller sean en realidad bachilleres y no personas con analfabetismo funcional. Los estudiantes se gradúan y no terminan asistiendo a las universidades porque no pueden enfrentar ese reto, necesitamos un proceso de restauración de la educación”, consideró. 

A la escuela a pie 

Ramos sostuvo que la escasez de transporte y gasolina conspira contra la reanudación de las clases presenciales.

“En Venezuela nunca ha existido transporte escolar para escuelas públicas, salvo excepciones en determinadas épocas en Miranda y Carabobo, hay gente que tiene que caminar hasta una hora para llegar a las escuelas y esos son problemas previos a la pandemia”.

La integrante de Asamblea de Educación mencionó que robos y hurtos son inconvenientes frecuentes en los planteles que se han acrecentado durante el periodo de pandemia. 

“Muchas han sido desvalijadas, se han robado pocetas, pupitres, computadoras, hasta láminas de zinc y metal. Antes de la pandemia comenzaron a robar los alimentos del programa de alimentación. Se tiene que garantizar la seguridad antes de la vuelta a clases”.

Ramos aseguró que a los docentes en la actualidad se les presentan tres problemas: no están bien formados, carecen de un salario digno y, ante la necesidad, se ven obligados a buscar otros oficios. 

“Los maestros no necesariamente están bien formados porque vienen de Misiones o del programa Chamba juvenil, no están bien pagados y por ende, si no tienen recursos para comer, no pueden trabajar. Muchos docentes no solo emigraron a otros países, sino que acabaron haciendo otra cosa”, sumó.