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Hace ochos años una bala truncó el sueño de Daniel Infante 

El foco público y mediático de las protestas antigubernamentales de 2017 arropa básicamente a los muertos por la violencia callejera, pero poco o nada se habla de los heridos.

De acuerdo a un registro de Runrunes, las manifestaciones de 2017 dejaron un saldo de 158 fallecidos, de los cuales 103 eran menores de 30 años. Además hubo más de 3 000 detenciones y un número indeterminado de heridos, entre los que estuvo Daniel Infante Zambrano en Mérida, una de las víctimas que ha quedado en el olvido de las autoridades.

Según el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes (ODH-ULA) hubo una cifra mayor a los 2.000 heridos en esa entidad, de los cuales 1.658 fueron atendidos por Primeros Auxilios ULA.

Olga Zambrano, madre de Daniel, recuerda con tristeza y nostalgia ese 24 de abril de 2017, cuando la vida de su familia cambió para siempre. 

“Ese fue un año trágico para muchos jóvenes venezolanos en nuestro país. Ese día hubo el primer plantón nacional. En Mérida comenzó a sentirse movimiento desde tempranas horas de la mañana.  Estábamos reunidos en familia mis dos hijos, Daniel y Diana y mis dos nietas, mi yerno y yo. Nos preparábamos para comenzar a jugar un juego de mesa y mientras hacíamos un café Daniel bajó a la planta baja del edificio a saludar a dos vecinas. A cinco minutos de haber bajado se empezó a sentir que la gente corría hacia la avenida Las Américas, bajando desde el supermercado ubicado cruzando el viaducto Campo Elías, que se llama Yuan Lin. Se escucharon detonaciones y Daniel cayó. Fue herido en la cabeza, la bala cruzó la línea central entrando por un hemisferio y alojándose en el otro”, narró.

Inmediatamente, la familia corrió hacia el Hospital Universitario de los Andes, donde Daniel fue internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Después de salir de la sala crítica pasó meses en uno de los pisos de la institución sanitaria antes de regresar a su casa.

“Quedó cuadripléjico, en cama, requiriendo tratamiento médico, pañales, insumos de higiene personal, alimentación por gastroestomo, terapias, atención ininterrumpida de su familia hasta el punto que me vi obligada a dejar de trabajar”, dijo Zambrano.

Daniel era pilar y sustento para su familia, especialmente después de la muerte de su padre en 2012 debido a una peritonitis.

El entonces joven de 25 años estudiaba Administración de Empresas en la Universidad de Los Andes (ULA) y trabajaba como supervisor de recaudación en Tromerca, empresa del Estado encargada de transporte público, a través de teleféricos y autobuses.

A poco de cumplirse ocho años del lamentable episodio, su madre aseguró que la salud de Daniel es estable.

“Dentro de lo que cabe, hoy está consciente, su mente sigue funcionando debidamente, pero con las limitaciones físicas  a consecuencia del daño cerebral”, detalló.

El supuesto culpable

Algunos testigos presenciales de la protesta ese día en Mérida atribuyen los heridos civiles a grupos afectos al gobierno de Nicolás Maduro. 

Olga Zambrano indicó que los cuerpos policiales detuvieron a un joven y lo hicieron pagar por el daño ocasionado.

“Pero eso estuvo lejos de la realidad, el verdadero culpable no fue buscado”, aseguró.

Zambrano expuso que la persona que aprehendieron era un estudiante de la ULA: “El muchacho supuestamente culpable ya salió libre. Luego de estar encarcelado buscó a mi hija y le confesó que a él le habían hecho pagar por lo que le sucedió a Daniel. Le aseguró que él no lo había hecho, pero igual quería pedirle perdón. Yo pienso y siento que si hubiese sido él, no hubiera venido a disculparse. El que lo hizo, lo realizó con malas intenciones”.

Zambrano aseveró que las paredes de la planta baja del edificio donde residen limitan la visibilidad hacia el exterior.

“Quien lo hizo debió estar armado en la azotea de alguno de los otros edificios cercanos”, argumentó.

La vida alrededor de Daniel

Olga Zambrano admitió que una cuota considerable de la cotidianidad de la familia la ocupa la atención y manutención a Daniel.

Mi hija es la que ha asumido la responsabilidad de resolverlo todo, mientras yo cuido a Daniel. Yo cocino, cuido a sus dos niñas de 12 y 8 años, respectivamente, cuando ella no está. Diana busca los medicamentos, hace mercado, lleva a las niñas al colegio. Trabaja desde casa por internet porque no puede tener un horario de oficina. Al igual que su hermano, Diana es una chica con mucha consciencia y asumió la responsabilidad de ayudarnos a salir adelante arriesgando su relación de pareja. Ella no lleva a cabo una labor que le permita darle a sus niñas lo que merecen, se le dificulta llevarlas a disfrutar fuera de casa, salir a comerse un helado, comprarles algo que ellas deseen”, contó.

Zambrano comentó que Daniel no tenía hijos. “Tenía una novia, pero ya está fuera del país”.

Según la señora, desde hace aproximadamente tres años, la familia no ha podido pagarle las terapias que requiere Daniel a diario: “Me es imposible trabajar mientras él me necesite. Daniel requiere atención constante, para limpiarlo, alimentarlo, moverlo, ponerle la televisión”.

La madre exigió justicia para los heridos que quedaron con secuelas producto de las violencia política en Venezuela.

“Le pido a las autoridades que asuman la responsabilidad de todo el daño que han causado a tantas familias. Daniel era un chico que estudiaba y trabajaba desde que su papá murió, era un un apoyo en el hogar, le cortaron su sueño, que lo tenía bien definido, sabía lo que quería. Así como a él, a muchos jóvenes que no murieron y quedaron sin poder valerse por sí mismos”, expresó con tristeza.

Zambrano anhela que Daniel reciba el tratamiento que merece.

Deseo sacar a mi hijo de aquí y llevarlo a un centro de rehabilitación especializado donde reciba terapias y sea asistido por expertos en la materia, que sea evaluado por neurólogos que puedan dar las recomendaciones pertinentes de su caso”.

Dijo que en un principio recibían ayuda de algunas fundaciones, especialmente las que se sensibilizaron con el caso de heridos como su hijo, pero a medida que pasó el tiempo fueron reduciéndose las colaboraciones.

Hoy realmente se nos hace cuesta arriba cubrir sus requerimientos y los gastos del hogar. Por eso, necesitamos ayuda y para ello hemos abierto canales de colaboración para quienes quieran y puedan hacerlo”.

Olga Zambrano aseguró que está orgullosa de sus hijos y de cómo han enfrentado los obstáculos que les colocó la vida.

“Daniel siempre fue un chico muy maduro y con un nivel alto de consciencia, sus amigos decían que no era de este planeta”. Al mismo tiempo, aseguró que la mente de su hijo encuentra perfecta.

“Recuerda su pasado, sus experiencias vividas hasta el momento que fue herido, se acuerda cuando fue pasado al piso 9  de neurología en el Hospital Universitario de los Andes. Lee y comprende, le gusta ver la Fórmula 1 y películas en la televisión, comerse un dulce a media tarde. Daniel en cama sigue siendo mi Daniel de siempre. Es el amor de mi vida, vivo para él”, concluyó.

*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.

El estudiante de administración de empresas de la Universidad de Los Andes en Mérida fue impactado en la cabeza por un proyectil mientras se encontraba en la planta baja de su edificio durante las protestas contra el gobierno en abril de 2017. Desde entonces se encuentra cuadripléjico y su familia solicita ayuda para dotarlo de las terapias neurológicas correspondientes
Daniel estudiaba y trabajaba cuando fue herido en 2017
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redaccion runrunes
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El foco público y mediático de las protestas antigubernamentales de 2017 arropa básicamente a los muertos por la violencia callejera, pero poco o nada se habla de los heridos.

De acuerdo a un registro de Runrunes, las manifestaciones de 2017 dejaron un saldo de 158 fallecidos, de los cuales 103 eran menores de 30 años. Además hubo más de 3 000 detenciones y un número indeterminado de heridos, entre los que estuvo Daniel Infante Zambrano en Mérida, una de las víctimas que ha quedado en el olvido de las autoridades.

Según el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes (ODH-ULA) hubo una cifra mayor a los 2.000 heridos en esa entidad, de los cuales 1.658 fueron atendidos por Primeros Auxilios ULA.

Olga Zambrano, madre de Daniel, recuerda con tristeza y nostalgia ese 24 de abril de 2017, cuando la vida de su familia cambió para siempre. 

“Ese fue un año trágico para muchos jóvenes venezolanos en nuestro país. Ese día hubo el primer plantón nacional. En Mérida comenzó a sentirse movimiento desde tempranas horas de la mañana.  Estábamos reunidos en familia mis dos hijos, Daniel y Diana y mis dos nietas, mi yerno y yo. Nos preparábamos para comenzar a jugar un juego de mesa y mientras hacíamos un café Daniel bajó a la planta baja del edificio a saludar a dos vecinas. A cinco minutos de haber bajado se empezó a sentir que la gente corría hacia la avenida Las Américas, bajando desde el supermercado ubicado cruzando el viaducto Campo Elías, que se llama Yuan Lin. Se escucharon detonaciones y Daniel cayó. Fue herido en la cabeza, la bala cruzó la línea central entrando por un hemisferio y alojándose en el otro”, narró.

Inmediatamente, la familia corrió hacia el Hospital Universitario de los Andes, donde Daniel fue internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Después de salir de la sala crítica pasó meses en uno de los pisos de la institución sanitaria antes de regresar a su casa.

“Quedó cuadripléjico, en cama, requiriendo tratamiento médico, pañales, insumos de higiene personal, alimentación por gastroestomo, terapias, atención ininterrumpida de su familia hasta el punto que me vi obligada a dejar de trabajar”, dijo Zambrano.

Daniel era pilar y sustento para su familia, especialmente después de la muerte de su padre en 2012 debido a una peritonitis.

El entonces joven de 25 años estudiaba Administración de Empresas en la Universidad de Los Andes (ULA) y trabajaba como supervisor de recaudación en Tromerca, empresa del Estado encargada de transporte público, a través de teleféricos y autobuses.

A poco de cumplirse ocho años del lamentable episodio, su madre aseguró que la salud de Daniel es estable.

“Dentro de lo que cabe, hoy está consciente, su mente sigue funcionando debidamente, pero con las limitaciones físicas  a consecuencia del daño cerebral”, detalló.

El supuesto culpable

Algunos testigos presenciales de la protesta ese día en Mérida atribuyen los heridos civiles a grupos afectos al gobierno de Nicolás Maduro. 

Olga Zambrano indicó que los cuerpos policiales detuvieron a un joven y lo hicieron pagar por el daño ocasionado.

“Pero eso estuvo lejos de la realidad, el verdadero culpable no fue buscado”, aseguró.

Zambrano expuso que la persona que aprehendieron era un estudiante de la ULA: “El muchacho supuestamente culpable ya salió libre. Luego de estar encarcelado buscó a mi hija y le confesó que a él le habían hecho pagar por lo que le sucedió a Daniel. Le aseguró que él no lo había hecho, pero igual quería pedirle perdón. Yo pienso y siento que si hubiese sido él, no hubiera venido a disculparse. El que lo hizo, lo realizó con malas intenciones”.

Zambrano aseveró que las paredes de la planta baja del edificio donde residen limitan la visibilidad hacia el exterior.

“Quien lo hizo debió estar armado en la azotea de alguno de los otros edificios cercanos”, argumentó.

La vida alrededor de Daniel

Olga Zambrano admitió que una cuota considerable de la cotidianidad de la familia la ocupa la atención y manutención a Daniel.

Mi hija es la que ha asumido la responsabilidad de resolverlo todo, mientras yo cuido a Daniel. Yo cocino, cuido a sus dos niñas de 12 y 8 años, respectivamente, cuando ella no está. Diana busca los medicamentos, hace mercado, lleva a las niñas al colegio. Trabaja desde casa por internet porque no puede tener un horario de oficina. Al igual que su hermano, Diana es una chica con mucha consciencia y asumió la responsabilidad de ayudarnos a salir adelante arriesgando su relación de pareja. Ella no lleva a cabo una labor que le permita darle a sus niñas lo que merecen, se le dificulta llevarlas a disfrutar fuera de casa, salir a comerse un helado, comprarles algo que ellas deseen”, contó.

Zambrano comentó que Daniel no tenía hijos. “Tenía una novia, pero ya está fuera del país”.

Según la señora, desde hace aproximadamente tres años, la familia no ha podido pagarle las terapias que requiere Daniel a diario: “Me es imposible trabajar mientras él me necesite. Daniel requiere atención constante, para limpiarlo, alimentarlo, moverlo, ponerle la televisión”.

La madre exigió justicia para los heridos que quedaron con secuelas producto de las violencia política en Venezuela.

“Le pido a las autoridades que asuman la responsabilidad de todo el daño que han causado a tantas familias. Daniel era un chico que estudiaba y trabajaba desde que su papá murió, era un un apoyo en el hogar, le cortaron su sueño, que lo tenía bien definido, sabía lo que quería. Así como a él, a muchos jóvenes que no murieron y quedaron sin poder valerse por sí mismos”, expresó con tristeza.

Zambrano anhela que Daniel reciba el tratamiento que merece.

Deseo sacar a mi hijo de aquí y llevarlo a un centro de rehabilitación especializado donde reciba terapias y sea asistido por expertos en la materia, que sea evaluado por neurólogos que puedan dar las recomendaciones pertinentes de su caso”.

Dijo que en un principio recibían ayuda de algunas fundaciones, especialmente las que se sensibilizaron con el caso de heridos como su hijo, pero a medida que pasó el tiempo fueron reduciéndose las colaboraciones.

Hoy realmente se nos hace cuesta arriba cubrir sus requerimientos y los gastos del hogar. Por eso, necesitamos ayuda y para ello hemos abierto canales de colaboración para quienes quieran y puedan hacerlo”.

Olga Zambrano aseguró que está orgullosa de sus hijos y de cómo han enfrentado los obstáculos que les colocó la vida.

“Daniel siempre fue un chico muy maduro y con un nivel alto de consciencia, sus amigos decían que no era de este planeta”. Al mismo tiempo, aseguró que la mente de su hijo encuentra perfecta.

“Recuerda su pasado, sus experiencias vividas hasta el momento que fue herido, se acuerda cuando fue pasado al piso 9  de neurología en el Hospital Universitario de los Andes. Lee y comprende, le gusta ver la Fórmula 1 y películas en la televisión, comerse un dulce a media tarde. Daniel en cama sigue siendo mi Daniel de siempre. Es el amor de mi vida, vivo para él”, concluyó.

*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.

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Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.