“Si no estás con nosotros, estás en contra”, le dijo el personaje ficticio de Gastón a unos hombres en una taberna en la película animada y también de Live Action de Disney, “La Bella y la Bestia”. Así pareciera ser el mantra del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y también era la máxima del fallecido mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, quien se mantuvo en el poder desde 1999 hasta su muerte en 2013 a lo largo de tres periodos.
Aunque uno es de tendencia derechista y el otro era de izquierda, ambos poseen ciertas similitudes,, y por supuesto, diferencias notables.
“Para ser autoritario no hace falta estar en una parte específica del espectro político, por supuesto que se parecen Trump y Chávez”, dijo Adelys Ferro, directora ejecutiva del Venezuelan American Caucus en una entrevista concedida al periodista Fernando del Rincón en CNN.
Aquí resumimos algunos de los aspectos que permiten establecer paralelismos entre el proceder de uno y otro.
Polarización como carta de presentación
Desde el momento de su irrupción en la escena, tanto Chávez como Trump emplearon el factor de la polarización para aumentar su caudal de votos y popularidad.
“Los dos entendieron que la manera de aglutinar poder era polarizar y dividir, los dos definen a sus adversarios políticos como sus enemigos”, indicó Ferro.
Prometiendo políticas diametralmente opuestas empleadas por sus antecesores, tanto Trump como Chávez sembraron una esperanza de cambio en la población.
Se dirigieron específicamente a su base política y simpatizantes, dejando por fuera a quienes simplemente no compartían sus conceptos catalogados por algunos analistas como extremistas.
Trump ha tenido como base de su pirámide el “resentimiento” y el despojo de todo lo que tenga que ver con los demócratas y el expresidente, Joe Biden.
Chávez, por su parte, renegó cientos de veces de las que llamaba “cúpulas podridas” conformadas por Acción Democrática y el partido social cristiano Copei, ambas fracciones actualmente judicializadas.
Irrespeto a las instituciones
Recientemente, Trump desobedeció la orden del juez federal James Boasberg de devolver a territorio estadounidense dos aviones donde viajaban a El Salvador cientos de migrantes, supuestos miembros del Tren de Aragua.
No conforme con esto, días después, otra aeronave trasladó a 17 eventuales integrantes del TDA y del MS-13 (Mara Salvatrucha) al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) construido bajo las tutela del presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
Como respuesta a la decisión del juez federal de ordenar el regreso de los aviones, Trump fustigó al profesional del derecho con todo su verbo incendiario.
“Este juez lunático de la izquierda radical, un alborotador y agitador que fue tristemente designado por Barack Hussein Obama, no fue elegido presidente. No se impuso en el voto popular, no se impuso en los siete estados bisagra, no se impuso en 2.750 contra 525 condados, No gano nada”, escribió Trump en su red social Truth Social.
Ferro indicó que así como Chávez, Trump se basa en el mandato popular que obtuvo para saltarse los poderes del Estado.
“Está gobernando tipo emperador vía orden ejecutiva todos los días”, denunció.
Ya la división que causa Trump en los poderes públicos es notable y así quedó demostrado este lunes 7 de abril cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos levantó la orden de un tribunal federal que impedía ejecutar deportaciones de migrantes en virtud de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
La votación quedó cinco votos a favor y cuatro en contra.
“Pusieron la plasta que pusieron y se fueron de vacaciones”, dijo Chávez en 2002 refiriéndose a la decisión de 11 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que calificaron como “vacío de poder” el Golpe de Estado del 11 de abril y la polémica renuncia del exmandatario.
Dos años después, “valiéndose de su mayoría en la Asamblea Nacional, el chavismo reformó la Ley Orgánica del TSJ y modificó la composición de su Sala Plena. Elevó de 20 a 32 el número total de magistrados y blindó el sistema de protección judicial para favorecer al gobierno”, publicó Suprema Injusticia.
Pelea con los medios
Desde el minuto uno de su primer periodo y también del segundo, Trump ha tenido encontronazos, dimes y diretes con medios de comunicación y periodistas que simplemente han cumplido con la labor de hacer preguntas incisivas.
“Todos los días amenaza a los medios de comunicación, pelea con un periodista”, advirtió Ferro.
Al igual que Chávez, Trump suele hacer confrontaciones en vez de ruedas de prensa, cualquier cuestionamiento a su gestión es repelido con un verbo incendiario.
“El discurso altisonante de estos hombres que llamamos caudillos, todavía cala muy bien en la sociedad. Cada día veo más similitudes”, añadió Ferro.
The New York Times denunció a finales de marzo tácticas intimidatorias de Trump contra sus reporteros, luego de ataques del gobierno a reportes del periódico sobre el magnate Elon Musk y el Departamento de Defensa.
“Hay algo que realmente está mal con estas personas y sus editores enfermos y desquiciados. Hicieron todo lo posible para ayudar a manipular las elecciones en mi contra. ¿Qué tal resultó eso?”, declaró Trump.
El portavoz del periódico estadounidense, Charles Stadtlander, sostuvo que la intención de Trump es socavar la libertad de prensa y asfixiar la libertad de expresión.
“El gobierno quiere dificultar que los reporteros saquen a la luz información importante que el presidente preferiría mantener en secreto. Y quieren socavar la confianza del público en los periodistas que hacen preguntas difíciles y publican verdades incómodas”, expuso Stadtlander.
De acuerdo a Espacio Público, entre 2003 y 2021 en Venezuela se han cerrado 233 emisoras de radio, dejaron de circular al menos 70 periódicos y fue clausurado el canal de TV más antiguo de Venezuela: RCTV, dejando sin empleo a 3 000 personas de manera directa.
La ONG informó que en el año 2009, a mediados del segundo mandato constitucional de Chávez, se cerraron 34 emisoras de radio de manera simultánea.
Confrontaciones con el exterior
Apropiarse de Groenlandia, el canal de Panamá y convertir a Canadá en el estado 51 de los Estados Unidos han sido algunas de las amenazas de Trump durante este segundo mandato que apenas comenzó el 10 de enero.
Durante su campaña y luego de su ascensión al poder por tres periodos Chávez se enfrascó en una verborrea fratricida contra el imperialismo y el gobierno de turno de los Estados Unidos apadrinado por el también fallecido líder de la revolución cubana Fidel Castro.
Asimismo, el nacido en Sabaneta de Barinas confrontó a organismos internacionales como la OEA y la ONU y a cualquier gobierno en el planeta que hiciese crítica alguna a su gestión, incluyendo la diplomática y paciente realeza: el propio rey emérito Juan Carlos de España lo mandó a callar.
Aunado a su disputa constante con el exterior, Trump ha puesto en práctica su principal promesa electoral: sacar de Estados Unidos a la mayor cantidad de migrantes a quienes considera “incómodos para el sistema americano”.
De esa manera ha deportado a cientos de migrantes en menos de tres meses de mandato y eliminado aplicaciones como el CBP One, el parole humanitario y más recientemente el TPS, medida que fue echada atrás por la justicia.
“Utiliza el nacionalismo para galvanizar esa base xenófoba y racista con el foco principal que usó durante la campaña electoral que es la migración”, dijo Ferro.
Cambios de nombre
Así como Chavez cambió nombres a ministerios, instituciones, edificios, calles y todo lo que se le antojó, además de crear organismos e inflar la burocracia, Trump igualmente quiere llamar las cosas a su manera alzando la bandera del nacionalismo y el rescate de los símbolos estadounidenses.
Recién llegando a la Casa Blanca, Trump firmó una orden ejecutiva para llamar Golfo de los Estados Unidos al Golfo de México después de cuatro siglos.
Asimismo, pretende cambiarle el nombre a la montaña Denali en Alaska, la más alta en Norteamérica, por McKinley.
“Para nosotros sigue siendo Golfo de México y para el mundo entero sigue siendo Golfo de México”, declaró la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum a la Voz de América, al conocer la intención del gobernante estadounidense.
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.
