Maduro, el testaferro preso y la encrucijada del diálogo en Venezuela - Runrun
Maduro, el testaferro preso y la encrucijada del diálogo en Venezuela
La extradición a Estados Unidos de Álex Saab y otros altos funcionarios amenaza poner en descubierto lo peor del régimen venezolano

Por Lorena Meléndez

 

El lunes 18 de octubre de 2021, el reloj marcaba poco más de la 1:30 de la tarde en Caracas, cuando cientos de personas esperaban una videoconferencia que se llevaría a cabo en Norteamérica. En Florida, en el condado de Broward, en una celda de paredes blancas y puerta azul, un par de oficiales aguardaba la llegada del empresario colombiano Álex Saab –overol naranja, cabello largo y oscuro hasta el hombro- a su primera audiencia por Zoom en Estados Unidos.  En ese lugar compareció ante el juez John J. O’Sullivan, del tribunal federal de Estados Unidos para el distrito sur de Florida, para enfrentar los siete cargos de lavado de dinero, y uno más de conspiración, con divisas que según las investigaciones provienen de sus negocios en Venezuela como  testaferro de Nicolás Maduro. Dos días antes lo habían extraditado las autoridades de Cabo Verde, donde estuvo detenido más de un año.

Con este, el mandatario venezolano recibió el golpe más fuerte de su gestión, que ya va rumbo a los nueve años. Cuando detuvieron a  Saab en ese archipiélago en junio de 2020, en una escala de su vuelo a Irán para pactar la compra de gasolina para Venezuela, Maduro se apresuró a decir que el hombre tenía esa nacionalidad y que iba en un viaje diplomático para intercambiar productos de primera necesidad. En Caracas comenzaron a aparecer afiches en las calles que pedían la libertad de un personaje que, hasta entonces, era un desconocido para la mayoría. Otros, lo más informados, ya sabían que era un magnate.

En efecto, se había hecho muy rico.  Las múltiples operaciones de Saab, de acuerdo con los reportajes publicados por el medio de periodismo de investigación venezolano Armando.info, abarcaban desde el petróleo hasta la canasta de productos subsidiados que llegaban a los hogares más pobres del país. Por medio de una extensa red de empresas de papel, se convirtió en el contratista favorito de Maduro, con acuerdos que le dejaron jugosos beneficios mediante sobreprecios u obras que nunca se concretaron.

El colombiano, junto a su socio y compatriota Álvaro Pulido, logró que el gobierno le permitiera adquirir dólares a precio preferencial para vender casas prefabricadas que jamás se materializaron en un suburbio de la capital y para suministrar mercancías a empresas que habían recibido divisas oficiales ofertadas en subastas.

También, estuvo al frente de las distintas compañías que proveyeron al Estado de harina de maíz, leche, enlatados y otros productos alimenticios importados de baja calidad. Los compraba a altos precios a pesar de estar destinados a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), organizaciones creadas para entregar cajas de comida subsidiadas a los hogares más necesitados en medio de la emergencia humanitaria. Con una sociedad registrada en Estambul se hizo socio de Minerven, la empresa estatal a cargo de extraer oro en el estado Bolívar.

Por otra parte, Alex Saab firmó contratos con instituciones estatales para construir los “gimnasios verticales”, ofrecidos por el gobierno como alternativa al auge de la violencia. Incluso, tras las rejas, siguió mercadeando millones de barriles del hidrocarburo venezolano desde países como México, Rusia o Emiratos Árabes Unidos.

Los propios abogados de Saab, cuando ya estaba detenido en Cabo Verde, admitieron que él se había convertido en el operador que posibilitaría la compra de buques tanqueros de gasolina y aviones con herramientas y materiales para rehabilitar las refinerías que estaban fuera de servicio en Venezuela.

En este trabajo especial de nuestra periodista de investigación Lorena Meléndez para Connectas se abordan las posibles repercusiones en el gobierno de Nicolás Maduro de la extradición del empresario colombiano. 


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