Carta abierta a una carta abierta, por Julio Castillo Sagarzazu - Runrun
Carta abierta a una carta abierta, por Julio Castillo Sagarzazu

@juliocasagar

Un grupo de valiosos venezolanos, la mayoría de los cuales son buenos amigos de vieja data, han recurrido al muy respetable expediente de poner negro sobre blanco sus ideas acerca de la situación política actual y dirigirle una carta abierta a Juan Guaido, que, para quien esto escribe, es el presidente interino de Venezuela y para ellos, la principal referencia de la oposición. Una diferencia importante, pero que no invalida ni su respetable iniciativa y mucho menos el deber de debatir ideas que se deriva del hecho de que estas se planteen con claridad, como ellos han hecho.

Palabras más, palabras menos (todas ellas muy bien escritas y articuladas) le plantean que se ponga al frente del proceso electoral que elegiría gobernadores y alcaldes este año. Hasta aquí todo impecable. Esa debería ser la actitud de Guaidó en una democracia normal. Lo que ocurre es que Venezuela no es una democracia normal. Es más, ni siquiera es una democracia. Si para algo califica el régimen de Maduro es para ser considerado, más bien, una dictadura.

La carta evita esta consideración y usa el término autocracia. No queremos entrar en un debate semántico, pero una dictadura implica una anomalía sistémica del régimen y una autocracia solo hace referencia al autoritarismo del gobernante.

Esta primera caracterización es importante porque la carta pareciera obviar que el régimen venezolano funciona sistémicamente como un negador de libertades en todos los terrenos.

Y en el que nos ocupa, el terreno electoral, sus instituciones están concebidas y, cada vez mejor diseñadas, para evitar la pérdida del poder. Sin que caigamos en ninguna exageración, podemos afirmar que el sistema electoral venezolano, está en un nivel parangonable al de que cuenta “los votos” en Cuba y al que los contaba en la extinta Unión Soviética.

¿Eso quiere decir que vamos a desertar el terreno de la lucha electoral? ¡NO!, para nada. No debemos abandonar ningún escenario de lucha, ni el social, ni el gremial, ni el económico, mucho menos el electoral. Lo que quiere decir justamente es que el tema del sistema electoral hay que colocarlo en el corazón de una política opositora, acompañando el de la tragedia social de nuestros compatriotas.

El tema de las condiciones para participar en un proceso electoral es tratado en la carta. Pero es tratado como un “ítem” de la lucha y no como el central. De alguna manera se hace eco de la especie que trata a las condiciones como un capricho de la oposición; como una excusa para abstenerse.

Esta posición obvia un tema central: los venezolanos no confían en el sistema electoral. Todos los llamados de nuestros amigos el 6D no surtieron efecto. ¿Por qué surtirán efecto ahora?

¿Cuál es la razón por la que debemos soslayar el poderoso apoyo de las democracias más importantes del mundo que nos acompañan para lograr esas condiciones? Y, lo que es más importante, presionan al régimen de Maduro para una negociación que logre ese objetivo. ¿Por qué no empujamos todos en ese sentido? ¿Por qué debilitamos nuestra capacidad negociadora, ofreciéndole en bandeja de plata a Maduro el argumento de que las condiciones no son necesarias, porque él ya tiene “una oposición” que acepta ir a unos comicios con sus reglas y organismos electorales?

Hemos mencionado la palabra NEGOCIACIÓN (en mayúsculas adrede) y coincidimos con ustedes en que “la política es el arte de los posible” ¿Por qué entonces, no presionamos juntos para que tal negociación ocurra y podamos tener unas condiciones que estimulen a los venezolanos a ir a votar?

¿Por qué no ponemos el acento, más bien, en discutir entre nosotros, cuáles serían esas condiciones? La AN aprobó un decálogo de ellas en demostración de que no es militante de la “abstención en dictadura”. A requerimiento de la UE se concentraron en 5 condiciones, demostrando de nuevo que queremos votar y también elegir. Maduro lo que hizo fue dar un portazo en la nariz a Borrell.

¿No merecería Maduro una carta abierta también exigiéndole que se siente a negociar?

A veces echamos de menos que todas las exigencias para validar la democracia se hagan a Guaidó, como si él fuese el responsable de su degradación. Es Maduro y su régimen quienes la han violentado. Este no es un elemento menor.

¿Qué tal si escribimos otra carta, esta vez siendo todos, “los abajo firmantes” convocándonos a un gran debate nacional sobre las condiciones necesarias para ir a votar y que culminara en el compromiso de aceptar todos una formula unitaria para participar electoralmente? A las dictaduras hay que exigirles y presionarlas. No es válido el argumento de acuerdo con el cual no debemos pedirles, porque nunca van a aceptar.

Si eso ocurriera, si nos atrevemos a debatir y a comprometernos con las resultas de ese debate, no solo Juan Guaidó se pondría al frente de un movimiento para ir a votar, sino que es seguro que estaría al frente de más de 20 gobernadores y 300 alcaldes, en la lucha por la libertad de Venezuela.

Estamos a tiempo.

¿Si votamos, ganamos?

¿Si votamos, ganamos?

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