Ya varios líderes occidentales están aceptando que se le dio demasiada cuerda a la marihuana… ahora es dañina para la salud
Luego de años de debates que culminaron hace cuatro años con la santificación de la marihuana para uso medicinal y considerarla una droga blanda o light, ahora resulta ser muy dañina para la salud, según los últimos estudios exhaustivos.
China, Singapur, Rusia y muchos otros países que, desde el punto de vista geográfico, geopolítico y de valores se encuentran en el sector este del mundo no tienen ninguna duda al respecto.
La realidad la están empezando a aceptar también varios líderes occidentales. Se prevé que su uso pronto será progresivamente prohibido de nuevo. Tal y como sucede en Asia, donde no se permite el uso de ninguna droga, incluyendo las blandas.
De hecho, el culto de la marihuana representa una de las distinciones culturales –antes que jurídicas– entre Oriente y Occidente. Esto le daría piso tanto de Vladímir Putin como del líder chino Xi Jinping según los cuales Estados Unidos y Occidente están en plena decadencia.
No es casualidad que la justicia de Moscú mantuviera presa a la basquetbolista estadounidense Brittney Griner por haber sido ser sorprendida en posesión de cannabis mientras estaba de gira en Rusia.
Desde el golfo Pérsico hasta el sudeste asiático, muchos países que inclusive mantienen diferentes regímenes políticos están en la misma longitud de onda, separados por una inmensa brecha ético-jurídica con los países occidentales.
La marihuana, peor que el cigarrillo
Pero ahora no quedan dudas. Basadas sobre todas las últimas pruebas que confirman que la marihuana es realmente mala para la salud.
El estudio que empezó en 2019, involucrando más de 15 centros médicos, ha llegado a la significativa conclusión de su nocividad, tal como recientemente publicado en la revista científica Radiology.
Entre los fumadores de marihuana, la tasa de frecuencia de enfisema pulmonar alcanza el 93 % frente al 67% en los fumadores de cigarrillos convencionales. Varias enfermedades bronquiales afectan al 64 % de los fumadores de marihuana en comparación con el 42 % de los fumadores de cigarrillos.
Esta conclusión la aceptan gradualmente por prensa estadounidense y occidental; aunque muy pocas publicaciones, especialmente las que se benefician de la publicidad de las empresas cigarreras, se han atrevido darle la debida importancia.
El cannabis, un tótem progresista
La mayoría de los medios encuentran que divulgar la verdad sobre la marihuana es muy incómodo. Pero sobre todo que destruye un credo progresista que ha abrazado la liberalización de la marihuana hasta lograr su aceptación tras años de peleas.
El estado de California, conocido entre otras cosas por la creación del movimiento hippy, que promovió el uso de la marihuana a partir de los años 50, es en este momento sede de un gran debate sobre la prohibición total de la venta de cigarrillos. Esta nos recuerda los años de la famosa prohibición del alcohol de hace cien años. Mientras, la marihuana se puede encontrar libremente por todos los lados.
En algunos sectores se consiera el uso de la marihuana como un indicador de progreso liberal. Por ello, las grandes multinacionales del tabaco están invirtiendo en su producción y proliferación para complementar las pérdidas sufridas en la venta de cigarrillos.
A esta altura, la realidad es que mientras que un conductor de un atropello y fuga es perseguido como culpable de un asesinato por resultar positivo en la prueba de su nivel de alcohol en el cuerpo, un incidente similar causado por un fumador de marihuana genera un escándalo mucho menor.
La tendencia hacia la prohibición de la marihuana nos hace recordar que las prohibiciones casi siempre alimentan negocios clandestinos y, por lo tanto, enriquecen al crimen organizado.
Sin embargo, todo esto no les otorga a los países de Oriente el derecho de juzgarnos con severidad. Al lanzar esta piedra, ellos se olvidan de que Rusia no logra vencer su flagelo del alcoholismo. Este mismo problema afecta a muchos habitantes de China… se sabe que los banquetes oficiales con gerentes de empresas y cuadros del Partido Comunista terminan con la mitad de los comensales completamente borrachos.
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