Putin está seriamente preocupado por el hecho de que Washington va a poner a disposición de Kiev el orgullo de su sistema defensivo, que son los antimisiles Patriot
La visita del presidente de Ucrania, Volodímyr Zelenski, más de consolidar la alianza entre Washington y Kiev en contra de Rusia, reafirma el creciente enfrentamiento entre las democracias occidentales y la autocracia del Kremlin.
La interpretación del neozar ruso Vladímir Putin de que se trata de un complot en el que toda la OTAN está en su contra no es descabellada. Pero más bien resalta los errores de interpretación cuando pensó en reconquistar a Ucrania.
Puede ser que la decisión de invadir al país vecino fuera un riesgo calculado, poniendo a prueba la solidez de la unidad occidental. Sin embargo, resultó en un grave error.
Es obvio que tanto los países europeos y los Estados Unidos, o sea los países democráticos, al darse cuenta de las intenciones conquistadoras de Putin decidieron ponerle un párele.
La Unión Europea (UE) no solamente rechazó la invasión de Ucrania como un acto beligerante sin ninguna provocación, sino también rehusó la idea de tener que depender de Rusia para sus necesidades energéticas.
Unos ochenta mil soldados muertos y millones y millones de rublos de pérdidas militares más tarde, Moscú no ha logrado su objetivo de reconquistar a un país que otrora formó parte de la vieja Unión Soviética. El Ejército Rojo ha sufrido unas cuantas derrotas bélicas que disminuyen sensiblemente la imagen militar rusa.
La importante ayuda militar que ha asegurado Zelenski en su visita a Washington rinde mucho más difícil la ofensiva bélica de Putin porque, entre otras razones, ha servido para consolidar la alianza atlántica y ha convencido a todos sus miembros de bloquear las aspiraciones rusas.
Antimisiles Patriot en Ucrania
Putin está seriamente preocupado por el hecho de que Washington va a poner a disposición de Kiev el orgullo de su sistema defensivo, que son los antimisiles Patriot y a la vez suministrará kits, que una vez atornillados a misiles o bombas ucranianas tradicionales, las convertirá en misiles teleguiados de un alto nivel de precisión y mucho más veloces.
Estas medidas, tomadas por los norteamericanos a petición de Zelenski, son prácticamente para encarar una escalada rusa marcada por el aprovisionamiento y uso de drones iraníes que Putin recibe en grandes cantidades de Teherán.
Finalmente, tal como lo confirmado tanto por Biden como por Zelenski como resultado de sus conversaciones, se ha producido el acuerdo entre Estados Unidos y Ucrania, con el apoyo bipartidista de los legisladores estadounidenses, de utilizar whatever it takes, o ”lo que sea necesario” para derrotar a Rusia.
La reacción de Moscú ha sido inmediata. Putin se siente agredido por todo el mundo occidental y ha venido insinuando que, aunque sin utilizar bombas atómicas de por sí, su ejército podría recurrir al empleo de armas nucleares.
Pero esta medida extrema es considerada poco factible debido a que los medios estatales chinos y el mismo presidente Xi Jinping no son partidarios de esa evolución. Más bien han expresado la «esperanza de que el peligro de un posible enfrentamiento nuclear sea suficiente para convencer a las dos partes a negociar un acuerdo político».
Putin, culpable
Al comentar la reacción de Putin y su queja, funcionarios del Departamento de Estado norteamericano recordaron que la invasión y la subsiguiente guerra en Ucrania se debe «estrictamente a la intervención de Putin, que de paso es responsable de actos de lesa humanidad perpetrados en sus ofensivas».
Mientras tanto, corresponsales de prensa que operan desde Moscú señalan que Putin no realizará la tradicional conferencia de prensa de fin de año con la prensa nacional y extranjera. Además que su popularidad decae.
Según encuestas oficiales del final de noviembre, el 79 por ciento de los rusos se expresaron favorables a la política de Putin, a pesar de una fuerte caída en septiembre debido a la nueva movilización militar decidida por Moscú.
Según el Kremlin, el nivel oficial del consenso, normalmente supera el 80 por ciento, tal como se registró en junio. Pero ante la pregunta del centro de informática Levada –uno de los pocos institutos todavía independientes– el 42 por ciento respondió «muy favorable», el 38 por ciento «bastante favorable», pero solo el 7 por ciento dijo que estaba conforme.
Por otro lado, los sondeos privados del Kremlin sorpresivamente revelan que el 55 por ciento de los rusos estaría a favor de iniciar negociaciones con Ucrania.
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