Bielorrusia mantiene viva la esperanza de cambio que se perdió en Venezuela - Runrun
Bielorrusia mantiene viva la esperanza de cambio que se perdió en Venezuela
Ambas naciones llevan más de veinte años bajo el yugo de regímenes autocráticos, con un amplio récord de violaciones de derechos humanos y sanciones internacionales
Las denuncias de fraude electoral llevaron al país ex soviético a experimentar un nuevo ciclo de protestas bajo la conducción de un liderazgo fresco y creíble que aspira a lograr, por primera vez en su historia, el cambio presidencial a través del voto
Venezuela, con su propio historial de elecciones amañadas e incontables olas de manifestaciones de calle, aún espera que se construya una vía real de cambio que rescate la democracia que disfrutó por cuarenta años 

 

@GitiW

 

Antes de la llegada del chavismo al poder, hace ya veintiún años, nadie hubiese buscado trazar paralelismos entre la situación política bielorrusa y la venezolana. Aunque imperfecta, la democracia criolla llevaba cuarenta años permitiendo cambios presidenciales y regionales por medio de la votación universal, secreta y directa. En contraste, la nación ex soviética sólo ha tenido una elección libre en la que resultó ganador Alexander Lukashenko, quien rige el país desde hace 26 años. De no parecerse en nada, ambas naciones pasaron a ostentar en 2019 el mismo puntaje con el que la organización Freedom House evalúa las libertades políticas y civiles: 19 sobre 100. 

 

 

 

Tal es ahora la cercanía con Bielorrusia que el canciller venezolano, Jorge Arreaza, condecoró al embajador de ese país en Venezuela, Oleg Páferov, con la Orden Francisco de Miranda en su primera clase. La distinción fue conferida a dos semanas de realizarse la elección en la que Lukashenko se proclamó victorioso por sexta vez consecutiva, lo que generó una masiva manifestación en rechazo y la subsecuente represión violenta por parte del Estado que dejó, en una sola noche, un fallecido, decenas de heridos y 3000 arrestados.

 

 

La líder de la coalición opositora, Svetlana Tikhanovskaya, desconoció el resultado oficial que le otorgó 9,9% de los votos frente a 80,2% de Lukashenko. Temiendo por su integridad, salió del país rumbo a Lituania desde donde intenta organizar su regreso a Bielorrusia así como liderar las protestas masivas cuyo foco es la renuncia de Lukashenko. “Nosotros hemos cambiado, nuestra mente ha cambiado, nuestra gente no va a aceptar más a este presidente”, aseguró Tikhanovskaya en una entrevista concedida un día antes del tercer domingo consecutivo de protestas que llenó las calles de Minsk

A tres semanas de la votación, gran parte de la comunidad internacional ha reconocido la ilegitimidad del proceso electoral, aunque de momento se limitan a observar cómo se desarrolla el conflicto. Tan evidente es el paralelismo con la elección presidencial venezolana de mayo de 2018, desconocida por más de 60 países, que Josep Borrell, Alto Representante Europeo para Asuntos Exteriores, declaró que “Lukashenko es como Maduro, no le reconocemos pero hay que tratarle”. 

 

Bielorrusia y Venezuela en seis similitudes y diferencias 

 

Desde hace tres semanas, las redes sociales en Venezuela han visto multiplicarse los mensajes que comparan la realidad política de ambas naciones. Muchos mensajes hacen énfasis en la necesidad de votar como prerrequisito para denunciar el fraude electoral y generar protestas masivas. Otros celebran el coraje y determinación de los bielorrusos pues al salir masivamente le plantan cara al régimen y superando el temor a la represión. 

En Runrunes consultamos tres voces expertas para analizar qué tan acertadas son tales comparaciones: María Teresa Urreiztieta, profesora titular de la Universidad Simón Bolívar, doctora en Psicología Social, experta en procesos de democratización, movimientos sociales y protestas; Georg Eickhoff, doctor en Historia Moderna y Filología Española por la Universidad Técnica de Berlín, actualmente es relator y analista político para Ucrania de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa; y Sven Gerst, secretario general de la Federación Internacional de Juventudes Liberales.

Los tres analistas coinciden en que toda comparación de casos sociopolíticos requiere de una comprensión detallada de los contextos históricos, políticos, sociales y coyunturales que son propios de cada sociedad. Esto no niega que haya similitudes y coincidencias entre el proceso bielorruso y el proceso venezolano, afirmó Urreiztieta, al tiempo que insistió en la necesidad de valorar las diferencias que derivan de las particularidades en cada caso.   

 

Similitud #1: Tipo de régimen

 

Ambos países han sido gobernados por regímenes autocráticos que han ejercido un control hegemónico de la sociedad. Desde 1994 no se ha dado un cambio del Poder Ejecutivo en Bielorrusia, del mismo modo que desde 1999 el chavismo ha mantenido el control de Miraflores. En 2019 se realizaron elecciones parlamentarias en Bielorrusia y los candidatos leales a Lukashenko ganaron todos los escaños de la cámara baja (110), mientras que en Venezuela desde 2015 han coartado la independencia de la Asamblea Nacional y desde 2017 existe una Asamblea Nacional Constituyente que responde a los intereses de Maduro. “Tanto Bielorrusia como Venezuela tienen contextos de violaciones sistemáticas a los derechos humanos, de persecución política que ha llevado a dirigentes a la cárcel y al exilio, de brutalidad en la represión del Estado a manifestaciones pacíficas, de control de los medios de comunicación y de control del acceso a Internet”, enumeró Urreiztieta. 

 

Diferencia #1: Tradición comunista versus cultura democrática

 

“No son idénticas las situaciones y una gran diferencia es que Venezuela durante décadas fue un ejemplo de democracia, inclusive muchos llegaron a pensar que el chavismo iba a manejarse dentro del estado de derecho. La población de Bielorrusia ha sufrido lo más feroz de las dos grandes dictaduras del siglo XX, el fascismo y el comunismo, pocas poblaciones en el planeta han sufrido tanto como los bielorrusos y nunca han conocido un despliegue pleno de la democracia. Sólo ha conocido una vez en su historia una elección libre -la primera vez que fue electo Lukashenko en 1994-, y terminó así”, explicó Eickhoff. Ser una república ex soviética conforma una impronta muy importante, agregó Urreiztieta. “La tradición comunista es muy diferente a la tradición democrática de 40 años venezolana. Esto imprime un carácter muy particular a la duración de las protestas y a las posibilidades de diálogo y negociación política. Lukashenko no se ha planteado negociar. En la tradición democrática venezolana impera la necesidad de la convivencia pacífica y representa una gran diferencia en la forma de ejercer el poder y el liderazgo”, dijo la profesora de la USB.

 

Similitud #2: La protesta masiva como instrumento de participación ciudadana

 

No es la primera vez que los bielorrusos protestan en contra de Lukashenko. “Hemos protestado en todas las elecciones desde que Lukashenko fue electo en 1994, también lo hicimos tras el referéndum inconstitucional en el cual cambiaron la bandera y el escudo de armas en 1995”, contó Gerst. “En las recientes jornadas de protestas en Bielorrusia, como en las protestas de 2017 en Venezuela, destaca el carácter masivo, plural e intergeneracional, con predominio de un movimiento cívico y pacífico de resistencia activa”, dijo Urreiztieta. La profesora explicó que en ambos países la protesta ha sido reivindicada como la caja de resonancia de los malestares y como un instrumento de expresión política y social. 

 

Diferencia #2: Renuncia del presidente versus el restablecimiento del estado de derecho

 

Gerst puntualizó que las protestas actuales son puramente anti-Lukashenko sin muchos reclamos políticos adicionales. “Es más una lucha por derechos políticos y cívicos, lo cual también es muy frágil porque una lucha por derechos políticos se puede combatir fácilmente porque la gente se repliega. La mentalidad por muchos años en los países de la ex Unión Soviética es estar felices si tienen qué comer, un techo y calefacción en el invierno. Se preguntan si vale la pena arriesgar por conquistar derechos políticos. Esa es la fragilidad de esta lucha que estamos viendo ahorita”, argumentó Eickhoff. Que la aspiración actual sea la renuncia de Lukashenko y no un cambio de la estructura del Estado se debe al desgaste y autoritarismo del presidente y a la poca experiencia democrática de los bielorrusos, explicó Urreiztieta, quien advirtió que “la salida de Lukashenko sería un primer paso, pero un cambio cosmético no es un cambio real ni profundo, ni obedece a un proceso democratizador”. En contraste, los venezolanos saben que un cambio de presidente es insuficiente y la demanda es restablecer la separación de los poderes públicos y el estado de derecho. 

 

Similitud #3: Represión violenta a manifestaciones pacíficas

 

Desde Minsk, el secretario general de la Federación Internacional de Juventudes Liberales dijo que “hemos visto represión contra las protestas en el pasado, pero la violencia que hemos visto esta vez no tiene precedentes”. También en Venezuela la represión violenta a las manifestaciones opositoras fue creciendo de manera gradual. El último ciclo de protestas en Venezuela (2017) dejó un balance de 158 muertos. “En ambos casos ha predominado la violencia oficial y la impunidad”, confirmó Urreiztieta aunque destacó un dato: en Venezuela, en todo el ciclo de protestas de 2017 hubo alrededor de 5000 arrestados según el Foro Penal Venezolano, mientras que en Bielorrusia en los primeros 10 días hubo unos 7000 arrestos y al menos 4 muertos. 

 

Diferencia #3: Un liderazgo opositor fresco y creíble versus uno fracturado y agotado

 

Uno de los aspectos más llamativos del proceso bielorruso es que está liderado por un triunvirato de mujeres, esposas de políticos encarcelados. “Es un liderazgo innovador e inédito que aporta ética y estéticas diferentes; este liderazgo femenino ha aportado una mezcla de credibilidad y sencillez y eso logró convocar a la gente. En Venezuela, si bien vimos un cambio generacional en la conducción de las protestas de 2017, el liderazgo político opositor a Maduro siguió siendo predominantemente masculino”, explicó Urreiztieta. En cuanto a la credibilidad, Eickhoff apuntó que incluso el presidente interino, Juan Guaidó, ha sufrido un enorme desgaste en corto tiempo. “Quedan muy pocas instituciones creíbles; el mensaje de los obispos confundió a mucha gente porque quedan pocas referencias éticas en la sociedad. Esta es una diferencia clara con el liderazgo bielorruso porque los líderes allá son tan nuevos que todavía son hojas en blanco que permiten que la sociedad proyecte sus esperanzas. En Venezuela, el gobierno ha dedicado mucho esfuerzo y ha tenido éxito en el proceso de mermar la credibilidad del liderazgo democrático, nadie confía en nadie, todos piensan que de una forma u otra todos están recibiendo dinero del gobierno, como no hay duda de que algunos están haciendo”, sostuvo el historiador. 

 

Similitud #4: Crisis de legitimidad

 

En el caso de Bielorrusia, la crisis de legitimidad deriva del fraude electoral presidencial que  detonó la reciente ola de protestas, mientras que en Venezuela lo fueron las dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia dictadas en 2017 en contra de la Asamblea Nacional para despojarla de sus funciones y otorgar más poderes a la presidencia. “El pico cumbre de la ilegitimidad del gobierno venezolano está en la reelección de Maduro en mayo de 2018 que desembocó en la formación de una presidencia interina y en el reconocimiento del fraude por buena parte de la comunidad internacional”, dijo la profesora de la USB. 

 

Diferencia #4: Estar entre los países más pobres de Europa versus a los más pobres y violentos del mundo

 

En el ranking de calidad de vida medido por el PIB per cápita, Bielorrusia ocupa la posición 94 de 196 países, con lo cual está más cerca de Colombia -que ocupa el puesto 91- que de Venezuela que está en el 126. “Aunque Bielorrusia está entre los países más pobres de Europa, Venezuela está en peores condiciones; con esto quiero decir que el plan cubano puesto en marcha por el gobierno chavista funcionó, el cual era romper la espina dorsal de la sociedad venezolana”, dijo Eickhoff. La profesora de la USB confirmó la apreciación: “Aquí estamos en contexto de sobrevivencia, de emergencia humanitaria compleja, con mermadas condiciones de vida y el advenimiento de la pandemia terminó por alterar la dinámica social en torno a las movilizaciones”. Otra diferencia crucial es la violencia criminal, que en Bielorrusia es muy baja mientras que en Venezuela, con una tasa de 60,3 homicidios por cada cien mil habitantes, es la más alta del mundo.

 

Similitud #5: Uso de símbolos históricos

 

En las manifestaciones anti-Lukashenko han ondeado miles de banderas blanca y roja, en uso oficial hasta 1995 cuando fue reemplazada por la bandera actual de inspiración soviética. “La bandera blanca-roja-blanca ha estado asociada con la oposición y en todas las grandes manifestaciones anti-régimen ha sido ondeada por la gente. Para muchos bielorrusos esa ha sido, desde siempre, la bandera nacional», explicó en un hilo de Twitter el historiador Janek Lasocki. También en Venezuela el régimen chavista cambió la bandera nacional y el escudo en 2006 y el uso de los símbolos patrios originales ha sido parte de los recursos visuales de los manifestantes opositores desde entonces. 

 

Diferencia #5: Frecuencia y duración de las protestas

 

Tras la cuestionada reelección de Lukashenko, la oposición ha llenado las calles de Minsk y de otras ciudades del país por tres fines de semanas consecutivos. En Venezuela, el ciclo de protesta de 2017 duró cuatro meses y tuvo convocatorias casi interdiarias. “La protesta política -salir a la calle y exponerse a la represión-, es una actividad que se ejerce en paralelo a la vida misma; lo que hemos visto en este breve ciclo de protestas en Bielorrusia es que las grandes manifestaciones son los fines de semana porque la gente tiene una vida y tiene que trabajar; ahora bien, si los trabajadores de las fábricas van a huelga pueden jugar un factor muy importante. Bielorrusia es un país muy conservador hacia los valores de la Unión Soviética y si ellos van a huelga será un factor decisivo”, explicó Eickhoff. 

 

Similitud #6: Juego geopolítico

 

“El juego geopolítico de superpotencias conforma una variable muy importante para lo que suceda en Venezuela. El apoyo de los Estados Unidos y de la Unión Europea también se ha visto en ambos casos. Asimismo, la presión de los países más próximos juega un papel clave en lo que ocurra fronteras adentro”, dijo Urreiztieta. El historiador Georg Eickhoff también ve en este punto una similitud entre ambos casos: “Parece que hay un equilibrio frágil entre Rusia y la Unión Europea y que van a hacer las cosas diferente a lo que hicieron en Ucrania. En esto sí se podría ver una similitud con Venezuela ya que cuando las grandes potencias dejan solos a los países, los gobiernos autoritarios tiene el espacio para aplastar a la oposición como lo han hecho en Venezuela. Lo que queda es una oposición de decoración”. 

 

Diferencia #6: Despertar democrático versus el desvanecimiento de la esperanza

 

“¿Cuál es la diferencia fundamental? Que en Bielorrusia existe una esperanza real de cambio y eso es fundamental en psicología política. Las movilizaciones en Venezuela no se darán ni sostendrán si no se construye una esperanza creíble y real de cambio. Los venezolanos han sacrificado muchísimo a lo largo de estos 21 años, la gente lo que pide es respeto, honestidad, coherencia y la construcción de un vía real de cambio. En Venezuela, la esperanza real de cambio se ha ido desvaneciendo poco a poco”, argumentó Urreiztieta.  

Por su parte, Eickhoff dijo que “en Bielorrusia estamos viendo el inicio de un despertar democrático y en Venezuela vemos un final, un fracaso, una merma; un país y una oposición quebradas. El problema de los venezolanos es que se acuerdan de cómo era su democracia, que si bien estaba lejos de ser perfecta estaba allí; era un país muy próspero, con una vida feliz, muchos recuerdos buenos de la juventud, de viajes, de tener plata, de ser respetados en el mundo y eso ha creado la expectativa de que debería ser fácil regresar a eso pero no lo es. Lean nuevamente el Plan de la Patria de 2006, allí está el mapa de cómo destruir a Venezuela y a más de una década y media hay que decir que han sido exitosos en esa destrucción pero no en la construcción del modelo socialista no porque eso no existe, nunca ha existido”.