3×3 | Migrantes venezolanos sufren de ansiedad y depresión sin buscar un tratamiento - Runrun
3×3 | Migrantes venezolanos sufren de ansiedad y depresión sin buscar un tratamiento
Al menos 10% de los migrantes que pasan por la Selva del Darién solicitan asistencia psicológica de emergencia en Médicos Sin Fronteras por cuadros de ansiedad y trastorno de estrés postraumático
Afirman que el venezolano ya lleva una carga de angustia y ansiedad debido a su experiencia con la crisis humanitaria compleja que atraviesa el país

Una de las preocupaciones más destacadas de las organizaciones no gubernamentales internacionales es la integridad física y mental de los migrantes venezolanos que viajan por el continente americano.

Según varios informes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Acnur, los migrantes venezolanos en los países de Sudamérica, como Colombia y Perú, tienen una tendencia del 33% a ser diagnosticados con ansiedad y 27% de depresión.

De igual forma, menos del 15% de esa población encuestada sufre otros trastornos como el estrés postraumático desde el 2020. 

En una investigación periodística de la plataforma Historias Sin Fronteras, titulada A la deriva migración venezolana y salud mental, realizaron una encuesta a 193 migrantes venezolanos residenciados en América Latina en octubre de 2021.

El estudio determinó  90% de esa población afirmó haber padecido de ansiedad, tristeza y depresión durante su proceso migratorio

Médicos Sin Fronteras advirtió que, desde mayo del 2022, al menos 10% de los pacientes que visitan los puestos de recepción migratoria en Lajas Blancas y San Vicente en Panamá acuden voluntariamente a recibir atención psicológica de emergencia.

Los casos que describen van desde cuadros ansiosos hasta el trastorno por estrés postraumático por los abandonos, robos, muertes y violaciones físicas y sexuales que existen en la zona.

El Darién: ruta concurrida por los migrantes venezolanos

Según cifras del Servicio Nacional de Migración de Panamá (SNM), en los primeros 7 meses del año, 44 mil 943 migrantes venezolanos cruzaron la frontera entre Colombia y Panamá.

El comisionado de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, David Smolansky, aseguró que solo en el mes de julio 63% de todas las nacionalidades que cruzaban el Darién se identificaban como venezolanos

«En lo que va de año, por cada cubano que cruza la Selva del Darién, la cruzan 12 venezolanos», afirmó Smolansky en sus redes sociales.

Grace Sánchez, miembro de Psicodiáspora, una organización especializada en duelo migratorio, asevera que las afectaciones de la salud mental del migrante sigue comprometida aun cuando se llega a su destino.  

El psicólogo especializado en Derechos Humanos Evart Gurley explicó que el venezolano ya lleva una carga de angustia y ansiedad debido a su experiencia con la crisis humanitaria compleja que atraviesa el país desde el 2015 y que no tiene atención por las autoridades o el propio venezolano. 

Por su parte, Davis Sucre Villalobos, miembro de la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP), afirma que los migrantes venezolanos que caminan por el continente suramericano poseen un perfil de riesgo alto caracterizado por la separación familiar, la incertidumbre en su estatus socioeconómico y en su integridad física. 

Runrun.es contactó a tres expertos para explicar cómo se relaciona la salud mental con el proceso migratorio en el contexto del venezolano. 

¿Los datos analizados por la Acnur en Sudamérica se pueden extrapolar a la población migrante y desplazada venezolana en Centroamérica y Norteamérica?

Grace Sánchez: «Sí, sobre todo los relacionados con los antecedentes de crisis de ansiedad. Son muy parecidos los datos. Otro trastorno que yo haya podido evidenciar en mis consultas son el trastorno límite de la personalidad y, en muy pocos casos, bipolaridad. Tanto los que han tenido una migración “formal” y planificada como los que han tenido que caminar gran parte del continente deben velar por su salud mental».

Evart Gurley: «Lo que hemos observado es la ansiedad, mucha ansiedad. Lo que mencionas son casos diagnosticados, pero yo opinaría que hay un mayor número sin diagnosticar en las diferentes rutas. Todo migrante que opta por salir del país sin los recursos necesarios es susceptible, sobre todo si no hay una planificación premeditada».

David Sucre: «Sí. Incluso antes del 2020, antes de que se supiera de la pandemia del covid-19, la OMS había estimado que 40% de la población iba a padecer uno de estos cuadros. También, dependiendo de cómo haya sido el viaje, las personas pueden sufrir un trastorno de estrés post traumático». 

«Tal como lo dice la psicóloga Yorelis Acosta: “Es muy difícil precisar cuántos migrantes venezolanos han salido del territorio por la magnitud de la diáspora, así como por la falta de datos oficiales y la ausencia de controles fronterizos que permitan dar fiabilidad a los mismos”. Pero no es descabellado decir que los venezolanos presentamos estos trastornos de la salud mental durante todo el proceso migratorio». 

¿Qué patrones nota en los pacientes que ha tratado, sobre todo los que han migrado a pie por el continente y los familiares que se quedan en Venezuela?

Grace Sánchez: «Antes, alrededor de los años 2015 – 2017, las personas que se iban eran personas preparadas académicamente para buscar mejores oportunidades. Ahora, muchas de las personas que están saliendo lo hacen por desesperación. El hecho de verse encerrado, de sentirse limitado e imposibilitado, es el principal motor para que esta ola migratoria tome los riesgos que implican salir caminando. Lo más común es que desconocen cómo será el proceso de adaptación a nivel estructural, económico y emocional. Ese es otro factor que no se toma en cuenta: el proceso de adaptación e integración, lo que se conoce como duelo migratorio».

«En los casos en los que se salen sin preparación, en los que no saben qué medidas tomar para formalizar el proceso de documentación y normalización del país receptor, aumenta el diagnóstico del duelo migratorio y depresión, cosa que hemos trabajado anteriormente». 

«Para las personas que están esperando al migrante en su destino, aunque sepa que les están escribiendo, existe la ansiedad, lo que genera pensamientos intrusivos sobre la posibilidad si el migrante llegará al destino o no, y si tiene posibilidad de ayudar». 

«Normalmente, cuando el migrante no llega porque murió o desapareció se le conoce como duelo de pérdida ambigua, porque a la persona que migró la viste por última vez con vida, pero ahora ya no sabes si está o no está, si falleció o no, cómo falleció exactamente. El duelo de pérdida ambigua es más difícil de trabajar, porque la persona que esperaba al migrante aún puede tener la esperanza de que la persona a quién espera milagrosamente esté en algún lado o en mejor estado». 

Evart Gurley: «Tenemos que entender que Venezuela está en una Emergencia Humanitaria Compleja, con todo lo que eso implica. Frente a eso, el venezolano ya tiene patrones de angustia».

«Uno se pregunta cómo la gente puede pasar por lugares tan peligrosos como la selva del Darién con su familia y esa es la respuesta: la angustia. Y la angustia te hace actuar en base a más angustia». 

«¿Cuáles son los patrones conductuales que se observan? Simplemente, una determinación de no soportar más su situación actual en su país de origen. Toda la crisis que genera una escasez de oportunidades, de alimentación adecuada, de servicios ocasiona un compendio grandísimo que se llama ‘deterioro de la salud mental’. Este deterioro hace que una persona no pueda encontrar formas ni maneras de cómo estar bien contigo mismo»

«Y para esas experiencias, nadie tiene herramientas. Para eso nadie está preparado, psicológicamente hablando. Aunque digas ¡no, eso no me va afectar¡, en realidad siempre te va afectar. ¿Por qué? Porque son acciones que van en contra de tu integridad (física, moral y psicológica)»

«La familia que se queda vive el proceso igual o más que la persona que migra. Puedes estar preparado antes del proceso migratorio, pero el día en que se va, es el verdadero impacto. Allí puedes experimentar todas las fases del duelo: la tristeza, la rabia y la negación. Y a eso le agregas la angustia porque durante todo el proceso es incierto, es algo que ninguna de las partes puede controlar y eso genera angustia y frustración». 

David Sucre: «En psicología clínica, con tintes hacia el área de la migración, existe un cuadro que se llama trastorno de estrés aculturativo. Es un trastorno donde el migrante sufre síntomas de ansiedad, de insomnio, de taquicardia y de pánico, porque al principio es difícil adaptarse a lo que la nueva cultura le ofrece, además de alejarse de una red de apoyo que tenía en su país de origen y la necesidad de tener que construir uno nuevo». 

«Los migrantes venezolanos, caminantes, que van por el continente suramericano, poseen un perfil de riesgo que está caracterizado por ser familias fragmentadas con consecuencias psicológicas matizadas por los duelos migratorios, la pérdida de vínculos significativos que se quedan en el país de origen —que trae consigo una condición psicológica de desprotección—, que en los lugares de acogida pueden estar hacinados y ser víctimas de conductas agresivas y violentas —incluyendo el abuso sexual—, con una condición de irregularidad debido a la falta de documentación que avale su identidad…».

«En el propio camino, los niños, niñas y adolescentes no están siendo acompañados en el trayecto. También hay otros factores como el rol de género, la nutrición y el poco nivel adquisitivo de cada persona. Es un fenómeno complejo psicosocial que es macro político y que está incidiendo en la micropolítica regional». 

¿Qué puede hacer un migrante para recibir atención de salud mental, tener tratamiento y que las instituciones registren mejor este panorama?

Grace Sánchez: «En estos momentos, que hay más casos de migración por desesperación, lo mejor que pueden hacer es ir a los campamentos que ofrecen algunas ONG en otros países. Sería bueno que los venezolanos sepan de la existencia de esos campamentos que brindan apoyo tanto en la salud física como la mental, o saber a dónde acudir». 

«Muchas veces, las personas saltan esos puntos de apoyo que brindan las ONGs por miedo a que los van a deportar o que los van a dejar retenidos… Cosa que es comprensible.  Recordemos que son personas que salen de un país donde el circuito legal no es el más apropiado, te sientes vigilado por todos lados, donde un guardia nacional puede hacer bien su trabajo como no y perjudicarte.  Entonces puede haber una concepción diferente de lo que es la autoridad cuando vas a otras latitudes. Pero se tiene que reforzar que las instituciones no gubernamentales no tienen la potestad para regresar o retener a ningún migrante». 

«Si a ver vamos, no hay una cultura con respecto a la salud mental. Es ahora que hay un boom a través de la pandemia y el encierro y otros factores que empezamos a tomar consciencia de tener una buena salud mental. Hay países que aún están en ese proceso». 

Evart Gurley: «No hay estadísticas, ni siquiera hay estadística aquí (en Venezuela). El venezolano no tiene esa cultura para monitorear su salud mental». 

«El migrante no se queda para hacer consultas. Las estadísticas son de los centros de atención de migrantes que decidieron quedarse allí, como la operación Acogida en Brasil.  La encuesta rápida tampoco serviría, porque puede arrojar datos viciados. Creo que es un trabajo en conjunto que deben hacer tanto las organizaciones no gubernamentales como los Estados y los gremios aplicados a la salud mental.  Ninguno puede abarcar todo, y los gremios de la salud mental deberían ser los garantes de mantener un registro en ese aspecto». 

«¿Cuál es el verdadero problema?, que las instituciones están perdiendo la oportunidad de recoger los datos cabalmente porque también el venezolano viene con un estigma frente a las autoridades. Son riesgos que se genera uno mismo, de nuevo, por la falta de información, de educación, de saber qué deberíamos hacer. El miedo se corrige con información». 

David Sucre: «El contexto educativo es importantísimo para la familia migrante y sus hijos. Tanto para aprender sobre la historia y cultura del país receptor y el país de origen como agilizar el proceso de adaptación». 

«No podemos encasillar a un caso, muchísimo menos juzgarlo. Las instituciones deben brindar un apoyo más completo, del mismo modo que el migrante o desplazado debe informarse sobre las rutas de apoyo que existen en la comunidad de acogida. Aunque falta mucho, cada vez hay más centros de atención». 

3 extras: atención psicológica a distancia

Puedes llamar o escribir a los siguientes números telefónicos para mantener asistencia psicológica gratuita por llamadas telefónicas o por WhatsApp (si estás fuera de Venezuela):

Línea de Primeros Auxilios Psicológicos en Venezuela: 0212-416-3116  /  0212-416-3118. Atienden las 24 horas desde los viernes a las 08:00 a.m. hasta los miércoles a las 08:00 a.m.
Directorio de Psicodiáspora de teléfonos de Primero Auxilios Psicológicos y de profesionales venezolanos en América del Sur y el Caribe. Ofrecen una variedad de contactos dependiendo del país donde esté presente el migrante o desplazado. 
Servicio de Psicología «Armando Janssens» Acompañando en el dolor, de Psicólogos Sin Frontera (Venezuela). Atienden y programan citas de asistencia a personas afectadas por crisis y duelos desde WhatsApp de lunes a jueves de 08:00 a.m. a 03:00 p.m.