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Venezuela: se debilita el avance de la economía
Se agota el impulso que generó la eliminación de los controles y la dolarización. El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello indica que hay una ralentización del crecimiento. El país necesita reformas profundas

 

Por: @VSalmerón

 

Tras caer durante treinta trimestres consecutivos y reducirse a menos de la cuarta parte, la economía de Venezuela tocó fondo y comenzó a dar muestras de vida en el segundo semestre de 2021, pero la recuperación pierde fuerza y luce incapaz de sacar del foso a los salarios e impulsar al empleo de calidad.

El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), una de las más importantes del país, destaca en su último informe “la ralentización del crecimiento, especialmente, a partir del segundo trimestre de este año”.

El Instituto redujo su proyección de crecimiento para 2022 desde 8,6% hasta 7,2% y en 2023 espera que se acentúe la desaceleración hasta 4,4%, una tasa que sería una expansión muy modesta en un país que se empobreció a un ritmo salvaje.

Para eliminar el espejismo de los porcentajes es útil un ejemplo. La crisis redujo la economía venezolana en 80%, como si una persona de 100 kilos adelgazara hasta 20 kilos y si este año creciera lo que proyecta el Instituto de la UCAB solo aumentaría hasta 21,4 kilos. Es decir, el país necesita crecer a tasas muy elevadas por largo tiempo.

Pocos barriles

Luis Zambrano Sequín, miembro de la Academia de Ciencias Económicas e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, afirma que la pérdida de fuerza de la economía obedece, entre otros factores, a que la producción petrolera no aumentó como se esperaba.

El gobierno se planteó la meta de producir, en promedio, un millón de barriles diarios y en los primeros nueve meses del año el promedio es de solo 725 mil barriles, de acuerdo con la información oficial entregada a la OPEP.

“Nosotros esperábamos que estuviera por debajo de la meta del gobierno, concretamente en 900 mil barriles diarios pero ha sido mucho menor. Un ritmo de crecimiento de la producción petrolera más bajo ya es un factor importante de desaceleración”, dice Luis Zambrano Sequín.

Si bien el precio del petróleo aumentó e incrementó el ingreso del gobierno, el volumen de la producción es clave porque arrastra a la larga lista de empresas que proveen materiales y servicios a la industria petrolera.

“El alza de la producción petrolera beneficia más al crecimiento de la economía. El impacto del incremento del precio barril depende de cómo el gobierno utiliza la renta y cómo se reparte el ingreso con las operadoras. Entonces la fuga de los efectos es mayor”, dice Luis Zambrano Sequín.

Tras años de pésima gerencia, corrupción rampante, endeudamiento alocado y las sanciones de Estados Unidos, la empresa petrolera del Estado, Pdvsa, perdió la capacidad de explotar las enormes reservas de Venezuela y el país está muy lejos de regresar a los tiempos previos al chavismo, cuando producía 3,1 millones de barriles diarios.

El beneficio por el aumento en el precio del barril es limitado porque para evadir las sanciones el gobierno vende el petróleo en Asia a precios inferiores a los del mercado. Además, compite con el crudo Ural de Rusia que es de mayor calidad.

Se agotó 

Con las manos vacías tras el colapso de la economía socialista, Nicolás Maduro eliminó en la práctica el control de cambio y el control de precios a la vez que permitió la libre circulación del dólar. Este viraje acabó con la escasez y desaceleró la inflación.

Rápidamente, la dolarización oxigenó el ingreso de una capa de la población, el consumo recibió el impulso de las remesas, el comercio despertó y revivió la exportación de ron, cacao y camarones.

Así comenzó un despertar de la economía focalizado en nichos como producción de alimentos básicos, venta de productos de cuidado personal y servicios como internet satelital o nuevos restaurantes para la pequeña capa con alto poder adquisitivo. 

“En 2021, hubo un cambio de expectativas porque el gobierno dejó de aplicar un conjunto de normas y regulaciones. Al mismo tiempo permitió y fomentó el proceso de dolarización. Además, como las sanciones obstaculizan la salida de capital privado parte de estos capitales se canalizaron hacia la economía interna”, dice Luis Zambrano Sequín.

“Se creó una burbuja de crecimiento asociada a esos cambios, pero son efectos que tienen un impacto puntual. Una vez que la economía los asimila no generan por sí solos un crecimiento sostenido”, añade.

Tablero político

Otro factor a considerar es que la oposición se debilitó y desapareció la amenaza de un cambio político. En este entorno, la administración de Nicolás Maduro aplica un implacable recorte del gasto público que favorece la desaceleración de la inflación y la estabilidad del dólar, pero le resta combustible al crecimiento.

“En la medida en que el objetivo de la política fiscal, la cambiaria y la monetaria se concentran más en el tema de la estabilidad vas a tener menos impulsos para promover el crecimiento de la actividad económica”, resume Luis Zambrano Sequín.

A estos elementos se agregan factores como empresas con atraso tecnológico, fallas de energía eléctrica, infraestructura deteriorada y el impacto que puede tener el deshielo comercial con Colombia, una economía en mejores condiciones para exportar y competir con los productos venezolanos.

“Una apertura sin condiciones va a afectar mucho a sectores como la industria y la agroindustria que tendrían que competir con la importación de productos colombianos. Algunos sectores podrían verse favorecidos, el comercial, el trasporte, pero son cosas que no compensan en términos de crecimiento”, dice Luis Zambrano Sequín.

Salarios deprimidos

Carlos Fernández trabaja en el departamento de mercadeo de una empresa de productos plásticos y su salario es de 200 dólares al mes: “Me río cuando se habla de un renacer. Mi salario apenas me permite sobrevivir. Tengo 26 años y me es imposible pensar en comprar una vivienda o un automóvil. Solo queda emigrar”.

La precariedad del salario evidencia la debilidad de las mejoras. Un estudio de Macroconsultores que tomó en cuenta a cámaras empresariales de diversas actividades determinó que en junio el salario mínimo promedio de los obreros se ubicó en 118 dólares. 

En septiembre la medición del Observatorio Venezolano de Finanzas señaló que el salario promedio de los gerentes que laboran en el sector del comercio y los servicios de la Gran Caracas se ubicó en 278 dólares, 176 dólares los profesionales y 116 dólares los obreros.

Economistas coinciden en que un factor determinante del salario es la productividad, el valor en dinero de lo que los trabajadores producen en una hora de trabajo y la evidencia apunta a que en Venezuela ha habido una enorme pérdida de productividad.

 “No puede haber una recuperación sólida del salario porque si no tienes crecimiento y sobre todo una elevación de la productividad, los salarios no van a mejorar. El salario tiene que estar alineado con el incremento de ingreso de las actividades productivas”, explica Luis Zambrano Sequín.

La inflación sigue allí

Gracias al uso del dólar para fijar precios y realizar buena parte de las transacciones hubo un cambio de expectativas que ayudó a frenar el alza de los precios. A esto se añade una política del gobierno dirigida a regular la cantidad de bolívares a fin de que exista menos dinero para comprar dólares y ayudar a la estabilidad del tipo de cambio.

El ajuste sacó al país del túnel de la hiperinflación pero los precios siguen aumentando a tasas muy elevadas. El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB proyecta que este año cerrará en 125% y la consultora Síntesis Financiera en 147%.

El gobierno realiza la mayor parte de sus operaciones en bolívares y la inflación sigue siendo elevada en un contexto donde no hay confianza en la moneda. Las empresas y las personas buscan deshacerse cuanto antes de los bolívares comprando cosas o adquiriendo dólares y la devaluación de la moneda, si ben ha perdido intensidad, sigue de manera constante.

“La expectativa es que no hay la capacidad y la fuerza para evitar que el tipo de cambio siga depreciándose y no hay confianza en el bolívar. Entonces tenemos una inercia inflacionaria de una magnitud tal que todo el mundo espera que la inflación sea de 10% mensual”, dice Luis Zambrano Sequín.

Reformas profundas

¿Qué necesita Venezuela para crecer de manera sólida durante largo tiempo? Luis Zambrano Sequín explica que “lo que dinamiza realmente a una economía son inversiones que puedan garantizar crecimiento a largo plazo, no se trata de dinero para colocar en alguna actividad a un plazo muy corto esperando un altísimo retorno”.

“El país necesita cambios estructurales, restablecer la infraestructura y equipamiento básico, invertir en capital humano. El tema reputacional en política económica es muy importante, la calidad de las instituciones”, añade. 

No obstante el mandatario Nicolás Maduro se muestra vencedor. El pasado 26 de octubre afirmó que 2022 ha sido “el año del despegue de la fuerzas productivas, año del inicio de una nueva era de crecimiento”.

En abril Barclays precisó que a un ritmo de crecimiento de 10% anual, una tasa gigantesca para cualquier país, a Venezuela le tomaría 17 años retornar a una economía del tamaño de 2013, el año en que Nicolás Maduro se instaló en el Palacio de Miraflores.

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