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Lo que debes saber (y dejar de creer) sobre vacunas, dengue, VIH y antibióticos

En el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, este 25 de junio, un grupo de médicos residentes de infectología de hospitales públicos cambió el estetoscopio por el micrófono para hablarle a la comunidad sobre cómo cuidarse, prevenir enfermedades y, sobre todo, dejar atrás los mitos que pueden poner vidas en riesgo. VIH, vacunas, dengue, antibióticos y la adecuada higiene de manos fueron los temas centrales de una jornada donde la educación en salud fue la protagonista.

Al iniciar el evento la presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, Patricia Valenzuela, informó que es tradición que este foro comunitario anteceda al inicio del Congreso Venezolano de Infectología, que en su edición XVI honrará al doctor Juan Félix García, uno de los fundadores del postgrado de Infectología Pediátrica del hospital JM de los Ríos en Caracas y quien ha formado a varias generaciones en la especialidad.

La primera ponente del foro comunitario fue Isabel Colina, pediatra egresada de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda” (Unefm) y residente del segundo año Infectología Pediátrica en el Hospital Universitario de Caracas, quien habló sobre el virus del VIH, cómo ataca al sistema inmunológico y cómo hace más vulnerables a infecciones y enfermedades.

Durante su exposición, aclaró que el SIDA no es sinónimo del VIH y que incluso, el término está en desuso por su carga estimagtizante. También, desmintió algunos mitos relativos a la enfermedad y reiteró que no se transmite ni por abrazos, dar la mano, besos, sudar, toser o estornudar, compartir utensilios, usar el mismo baño, a través del aire o agua o compartir espacios comunes.

La médica también insistió en la necesidad de descartar la presencia del virus a través de las pruebas rápida o la prueba ELISA de modo tal que, ante un caso positivo, se pueda iniciar el tratamiento antirretroviral “lo más pronto posible”, puesto que “ayuda a controlar el virus, mejorar el sistema inmune del paciente y reduce el riesgo de transmisión”.

“El diagnóstico temprano es clave para no desarrollar etapas avanzadas del virus ni infecciones oportunistas que puedan comprometer la vida. También, se controla la transmisión a otras personas, al recibir tratamiento se reduce la posibilidad de transmitir el virus por vía sexual o mediante la placenta en el embarazo”, agregó.

Indicó que hacer masivos los métodos de detección también ayuda a reducir el estigma y discriminación en torno a una condición que ya no es una sentencia de muerte, sino otra enfermedad crónica controlable.

Los sí y los no del dengue

El dengue sigue siendo una causa frecuente de consulta en ambulatorios y hospitales venezolanos, especialmente en temporada de lluvias. Ismelly Agüero, médica pediatra del Hospital Universitario Dr. Agustín Zubillaga y residente de infectología pediátrica, abordó en su conferencia los “sí” y los “no” más importantes frente a esta enfermedad viral.

Agüero recordó que el dengue es una enfermedad febril aguda causada por un virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti, que vive dentro de las casas y se reproduce en aguas limpias almacenadas. Tras la picadura, los síntomas pueden aparecer entre tres y quince días después. La mayoría cursa con una infección asintomática y solo el 20% de los infectados desarrolla síntomas, entre ellos fiebre alta, dolores musculares y articulares, escalofríos, erupciones en la piel y cefalea
intensa. Signos de alarma como dolor abdominal severo, vómitos persistentes, dificultad para respirar o cambios en el comportamiento requieren atención médica inmediata.

Uno de los errores más peligrosos que cometen los pacientes con dengue es automedicarse, señaló la especialista. El uso de medicamentos como aspirina, ibuprofeno, esteroides y antibióticos está contraindicado, ya que pueden agravar el cuadro clínico, provocar hemorragias o generar complicaciones hepáticas. Tampoco se recomienda el uso de plantas medicinales como hierbabuena, manzanilla o poleo, debido al riesgo de toxicidad, diarrea o daño hepático.

Durante el proceso de recuperación, también es clave evitar comida ultraprocesada, frituras, gaseosas, alcohol y cigarrillos, ya que contribuyen a potenciar la inflamación del hígado que, ya de por sí, causa el virus. La doctora también advirtió que no se debe practicar ejercicio físico intenso —ni correr, trotar o andar en bicicleta— por al menos quince días después de la recuperación, pues órganos como el corazón y el hígado aún pueden estar comprometidos.

Finalmente, Agüero insistió en la prevención como estrategia clave: uso de mosquiteros, repelente, ropa de manga larga y colores claros. Evitar criaderos de zancudos, no acumular basura y mantener cerradas o protegidas las ventanas son igualmente medidas esenciales.

¿Por qué seguir vacunándonos?

Malena Valera, pediatra puericultor y residente de segundo año en infectología pediátrica, explicó de forma clara y concisa por qué es vital seguir vacunando a niños, niñas y adultos.

Las vacunas, recordó, son productos biológicos que estimulan al sistema inmune a crear anticuerpos de memoria frente a un microorganismo específico, preparando al cuerpo para combatir futuras infecciones y prevenir enfermedades graves o mortales.

Valera resaltó que las vacunas no solo protegen a quien las recibe, sino que contribuyen a la inmunidad colectiva o “de rebaño”, que impide la propagación de epidemias y protege a quienes no pueden vacunarse, como personas con enfermedades que cursan con inmunosupresión o que tienen alergias graves a componentes de las vacunas.

Destacó el poder de la vacunación al recordar que una de las primeras vacunas logró erradicar la viruela,
una enfermedad que cobró más de 500 millones de vidas humanas y que causaba secuelas severas en quienes sobrevivían, como la ceguera.

La residente en infectología mencionó además que la leche materna es la primera gran protección que recibe un recién nacido, seguida de la vacuna contra la hepatitis B.

En su intervención, alertó asimismo sobre la baja cobertura de vacunas en Venezuela, especialmente la del neumococo, debido a su alto costo en el sector privado y a su ausencia en el sistema público. También hizo énfasis en la vacuna contra el VPH, que protege contra más del 90% de los cánceres asociados al virus, incluidos el cáncer de cuello uterino, pene, ano y vías respiratorias.

“Hay que vacunar a las niñas, pero también a los niños que propagan la enfermedad”, destacó.

La doctora también dedicó parte de su exposición a desmontar mitos comunes sobre la vacunación: las vacunas no causan autismo, ni infertilidad, ni enfermedades graves. Recordó que múltiples estudios han desmentido esos mitos y que incluso el médico que difundió la versión de que las vacunas causaban autismo se retractó públicamente, luego de que al menos 16 investigaciones posteriores desmontaran su teoría.

En cuanto al contenido de mercurio, aclaró que las vacunas contienen etil-mercurio, un conservante seguro, distinto al metil-mercurio tóxico presente en otros productos como el atún enlatado.

Finalmente, Valera recordó que vacunar es mucho menos costoso que tratar una enfermedad y sus secuelas, y que debe promoverse la vacunación en todas las edades, incluyendo al personal sanitario. La inmunización, concluyó, salva seis vidas por minuto en el mundo y ha protegido a millones de personas de más de 30 enfermedades graves desde 1974.

Antibióticos: verdades, mitos y riesgos

Yves Abelar, médica internista del Hospital de Coche y residente del Hospital Vargas de Caracas, advirtió que el mundo se enfrenta a una amenaza creciente: la resistencia antimicrobiana (RAM). Esta crisis, impulsada por el mal uso de los antibióticos, podría convertirse en una de las principales causas de muerte global hacia 2050, con más de 1,9 millones de fallecimientos proyectados.

“Los antibióticos salvan vidas, pero usarlos mal puede empeorar la salud y alimentar una pandemia silenciosa”, afirmó.

Abelar explicó que los antibióticos son medicamentos diseñados para combatir infecciones bacterianas, no virales ni micóticas. Por eso, enfermedades comunes como la gripe, el resfriado, la fiebre o el dolor de garganta no siempre requieren antibióticos, y automedicarse con ellos es un error común que daña la microbiota intestinal, genera resistencia bacteriana y puede empeorar el cuadro clínico.

La doctora narró que es común que, en consulta, los pacientes insistan en pedir que se les receten antibióticos para curar las gripes, pero que los médicos no deben ceder a la tentación.

Por otra parte, destacó que el color de las secreciones que se expulsan durante las gripes no es un criterio para recetar o no antibióticos: “Si son verdes o amarillas no indican infección bactericida, es parte de la respuesta inmunitaria y la mayoría de las sinusitis y bronquitos son virales”, precisó.

La médica también aprovechó su intervención para desmontar otras prácticas inadecuadas, como tomar antibióticos sobrantes de otros, duplicar la dosis si se olvida una toma, o preferir tratamientos endovenosos sin indicación clínica, los cuales, alertó, son riesgosas.

También desmintió que los antibióticos no se puedan tomar durante la lactancia y alertó sobre el uso de plantas medicinales como sustituto de antibióticos. En este caso opinó que aunque pueden tener propiedades leves nunca podrán reemplazar un tratamiento médico.

Otro error frecuente es creer que mientras más largo el tratamiento con antibióticos, mejor será el resultado, cuando en realidad, según especificó, la duración depende del tipo de infección. En caso de tuberculosis, endocarditis o de osteomielitis, sí requieren tratamientos prolongados bajo estricta supervisión médica.

Abelar recalcó también que suspender un antibiótico antes de tiempo porque la persona “ya se siente bien” puede matar solo a las bacterias más débiles y favorecer la reproducción de las resistentes.

Finalmente, subrayó que combatir la resistencia antimicrobiana exige educar a la población, promover vacunación, la higiene adecuada y consultar siempre con profesionales de salud. Concluyó recordando la regla “MINDME” como guía médica para prescribir antibióticos con criterio: “Microbiología, Indicaciones claras, No usar de más, Dosis adecuada, Minimizar duración y Elegir sabiamente”.

“Acuda al médico, no al vecino”, concluyó.

La eficacia del adecuado lavado de manos

Ya al final del foro los médicos Jessica Hernández y Anthony Díaz, pediatras puericultores y residentes de infectología, recordaron que una de las formas más simples, económicas y efectivas de prevenir enfermedades sigue siendo el lavado correcto de manos. Ya sea con agua y jabón o con alcohol gel, este hábito ayuda a cortar la cadena de transmisión de virus, bacterias y otros microorganismos que circulan en el entorno.

El llamado de los especialistas fue a reforzar esta práctica dentro y fuera del hogar.

¿ Y cuándo debe lavarse una persona las manos? En la exposición enumeraron las situaciones:

  • Antes, durante y después de preparar alimentos.
  • Antes y después de comer.
  • Al tratar heridas, cuidar a enfermos, manipular lentes de contacto, cambiar pañales o ir al baño.
  • Después de tocar basura, animales, superficies comunes.
  • Después de estornudar, toser o tocarse la nariz.

Los especialistas explicaron que la higiene debe abarcar toda la mano: palmas, dorso, entre los dedos y alrededor del pulgar, frotando entre 20 y 30 segundos.

En cuanto a los métodos, explicaron que el agua y jabón es el estándar de oro, ya que elimina una mayor cantidad de microorganismos. Sin embargo, el alcohol gel (con concentración entre 60 y 70%) es una opción válida cuando no se dispone de agua, siempre que se aplique correctamente y se deje secar al aire. Advirtieron que el uso de anillos, pulseras o relojes puede dificultar una higiene eficaz.

Además, los médicos aclararon que no hay diferencia entre jabón antibacteriano y jabón común, ni entre el uso de agua tibia o fría: ambos eliminan los mismos microorganismos si se sigue bien el procedimiento.

En espacios públicos, se recomienda secarse con toalla desechable o secador de aire, evitando tocar superficies contaminadas después del lavado.

En tiempos de alta circulación viral o durante brotes epidémicos, lavarse bien las manos puede marcar la diferencia entre enfermarse o mantenerse sano, especialmente para niños, adultos mayores y personas con defensas comprometidas.

El mensaje final fue claro: la higiene de manos no es opcional, es un acto de cuidado colectivo.

*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.

Infectólogos venezolanos desmontaron mitos sobre VIH, dengue, vacunas, uso de antibióticos e higiene de manos en un foro comunitario organizado por la Sociedad Venezolana de Infectología
Imagen hecha con IA/ Grok
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En el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, este 25 de junio, un grupo de médicos residentes de infectología de hospitales públicos cambió el estetoscopio por el micrófono para hablarle a la comunidad sobre cómo cuidarse, prevenir enfermedades y, sobre todo, dejar atrás los mitos que pueden poner vidas en riesgo. VIH, vacunas, dengue, antibióticos y la adecuada higiene de manos fueron los temas centrales de una jornada donde la educación en salud fue la protagonista.

Al iniciar el evento la presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, Patricia Valenzuela, informó que es tradición que este foro comunitario anteceda al inicio del Congreso Venezolano de Infectología, que en su edición XVI honrará al doctor Juan Félix García, uno de los fundadores del postgrado de Infectología Pediátrica del hospital JM de los Ríos en Caracas y quien ha formado a varias generaciones en la especialidad.

La primera ponente del foro comunitario fue Isabel Colina, pediatra egresada de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda” (Unefm) y residente del segundo año Infectología Pediátrica en el Hospital Universitario de Caracas, quien habló sobre el virus del VIH, cómo ataca al sistema inmunológico y cómo hace más vulnerables a infecciones y enfermedades.

Durante su exposición, aclaró que el SIDA no es sinónimo del VIH y que incluso, el término está en desuso por su carga estimagtizante. También, desmintió algunos mitos relativos a la enfermedad y reiteró que no se transmite ni por abrazos, dar la mano, besos, sudar, toser o estornudar, compartir utensilios, usar el mismo baño, a través del aire o agua o compartir espacios comunes.

La médica también insistió en la necesidad de descartar la presencia del virus a través de las pruebas rápida o la prueba ELISA de modo tal que, ante un caso positivo, se pueda iniciar el tratamiento antirretroviral “lo más pronto posible”, puesto que “ayuda a controlar el virus, mejorar el sistema inmune del paciente y reduce el riesgo de transmisión”.

“El diagnóstico temprano es clave para no desarrollar etapas avanzadas del virus ni infecciones oportunistas que puedan comprometer la vida. También, se controla la transmisión a otras personas, al recibir tratamiento se reduce la posibilidad de transmitir el virus por vía sexual o mediante la placenta en el embarazo”, agregó.

Indicó que hacer masivos los métodos de detección también ayuda a reducir el estigma y discriminación en torno a una condición que ya no es una sentencia de muerte, sino otra enfermedad crónica controlable.

Los sí y los no del dengue

El dengue sigue siendo una causa frecuente de consulta en ambulatorios y hospitales venezolanos, especialmente en temporada de lluvias. Ismelly Agüero, médica pediatra del Hospital Universitario Dr. Agustín Zubillaga y residente de infectología pediátrica, abordó en su conferencia los “sí” y los “no” más importantes frente a esta enfermedad viral.

Agüero recordó que el dengue es una enfermedad febril aguda causada por un virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti, que vive dentro de las casas y se reproduce en aguas limpias almacenadas. Tras la picadura, los síntomas pueden aparecer entre tres y quince días después. La mayoría cursa con una infección asintomática y solo el 20% de los infectados desarrolla síntomas, entre ellos fiebre alta, dolores musculares y articulares, escalofríos, erupciones en la piel y cefalea
intensa. Signos de alarma como dolor abdominal severo, vómitos persistentes, dificultad para respirar o cambios en el comportamiento requieren atención médica inmediata.

Uno de los errores más peligrosos que cometen los pacientes con dengue es automedicarse, señaló la especialista. El uso de medicamentos como aspirina, ibuprofeno, esteroides y antibióticos está contraindicado, ya que pueden agravar el cuadro clínico, provocar hemorragias o generar complicaciones hepáticas. Tampoco se recomienda el uso de plantas medicinales como hierbabuena, manzanilla o poleo, debido al riesgo de toxicidad, diarrea o daño hepático.

Durante el proceso de recuperación, también es clave evitar comida ultraprocesada, frituras, gaseosas, alcohol y cigarrillos, ya que contribuyen a potenciar la inflamación del hígado que, ya de por sí, causa el virus. La doctora también advirtió que no se debe practicar ejercicio físico intenso —ni correr, trotar o andar en bicicleta— por al menos quince días después de la recuperación, pues órganos como el corazón y el hígado aún pueden estar comprometidos.

Finalmente, Agüero insistió en la prevención como estrategia clave: uso de mosquiteros, repelente, ropa de manga larga y colores claros. Evitar criaderos de zancudos, no acumular basura y mantener cerradas o protegidas las ventanas son igualmente medidas esenciales.

¿Por qué seguir vacunándonos?

Malena Valera, pediatra puericultor y residente de segundo año en infectología pediátrica, explicó de forma clara y concisa por qué es vital seguir vacunando a niños, niñas y adultos.

Las vacunas, recordó, son productos biológicos que estimulan al sistema inmune a crear anticuerpos de memoria frente a un microorganismo específico, preparando al cuerpo para combatir futuras infecciones y prevenir enfermedades graves o mortales.

Valera resaltó que las vacunas no solo protegen a quien las recibe, sino que contribuyen a la inmunidad colectiva o “de rebaño”, que impide la propagación de epidemias y protege a quienes no pueden vacunarse, como personas con enfermedades que cursan con inmunosupresión o que tienen alergias graves a componentes de las vacunas.

Destacó el poder de la vacunación al recordar que una de las primeras vacunas logró erradicar la viruela,
una enfermedad que cobró más de 500 millones de vidas humanas y que causaba secuelas severas en quienes sobrevivían, como la ceguera.

La residente en infectología mencionó además que la leche materna es la primera gran protección que recibe un recién nacido, seguida de la vacuna contra la hepatitis B.

En su intervención, alertó asimismo sobre la baja cobertura de vacunas en Venezuela, especialmente la del neumococo, debido a su alto costo en el sector privado y a su ausencia en el sistema público. También hizo énfasis en la vacuna contra el VPH, que protege contra más del 90% de los cánceres asociados al virus, incluidos el cáncer de cuello uterino, pene, ano y vías respiratorias.

“Hay que vacunar a las niñas, pero también a los niños que propagan la enfermedad”, destacó.

La doctora también dedicó parte de su exposición a desmontar mitos comunes sobre la vacunación: las vacunas no causan autismo, ni infertilidad, ni enfermedades graves. Recordó que múltiples estudios han desmentido esos mitos y que incluso el médico que difundió la versión de que las vacunas causaban autismo se retractó públicamente, luego de que al menos 16 investigaciones posteriores desmontaran su teoría.

En cuanto al contenido de mercurio, aclaró que las vacunas contienen etil-mercurio, un conservante seguro, distinto al metil-mercurio tóxico presente en otros productos como el atún enlatado.

Finalmente, Valera recordó que vacunar es mucho menos costoso que tratar una enfermedad y sus secuelas, y que debe promoverse la vacunación en todas las edades, incluyendo al personal sanitario. La inmunización, concluyó, salva seis vidas por minuto en el mundo y ha protegido a millones de personas de más de 30 enfermedades graves desde 1974.

Antibióticos: verdades, mitos y riesgos

Yves Abelar, médica internista del Hospital de Coche y residente del Hospital Vargas de Caracas, advirtió que el mundo se enfrenta a una amenaza creciente: la resistencia antimicrobiana (RAM). Esta crisis, impulsada por el mal uso de los antibióticos, podría convertirse en una de las principales causas de muerte global hacia 2050, con más de 1,9 millones de fallecimientos proyectados.

“Los antibióticos salvan vidas, pero usarlos mal puede empeorar la salud y alimentar una pandemia silenciosa”, afirmó.

Abelar explicó que los antibióticos son medicamentos diseñados para combatir infecciones bacterianas, no virales ni micóticas. Por eso, enfermedades comunes como la gripe, el resfriado, la fiebre o el dolor de garganta no siempre requieren antibióticos, y automedicarse con ellos es un error común que daña la microbiota intestinal, genera resistencia bacteriana y puede empeorar el cuadro clínico.

La doctora narró que es común que, en consulta, los pacientes insistan en pedir que se les receten antibióticos para curar las gripes, pero que los médicos no deben ceder a la tentación.

Por otra parte, destacó que el color de las secreciones que se expulsan durante las gripes no es un criterio para recetar o no antibióticos: “Si son verdes o amarillas no indican infección bactericida, es parte de la respuesta inmunitaria y la mayoría de las sinusitis y bronquitos son virales”, precisó.

La médica también aprovechó su intervención para desmontar otras prácticas inadecuadas, como tomar antibióticos sobrantes de otros, duplicar la dosis si se olvida una toma, o preferir tratamientos endovenosos sin indicación clínica, los cuales, alertó, son riesgosas.

También desmintió que los antibióticos no se puedan tomar durante la lactancia y alertó sobre el uso de plantas medicinales como sustituto de antibióticos. En este caso opinó que aunque pueden tener propiedades leves nunca podrán reemplazar un tratamiento médico.

Otro error frecuente es creer que mientras más largo el tratamiento con antibióticos, mejor será el resultado, cuando en realidad, según especificó, la duración depende del tipo de infección. En caso de tuberculosis, endocarditis o de osteomielitis, sí requieren tratamientos prolongados bajo estricta supervisión médica.

Abelar recalcó también que suspender un antibiótico antes de tiempo porque la persona “ya se siente bien” puede matar solo a las bacterias más débiles y favorecer la reproducción de las resistentes.

Finalmente, subrayó que combatir la resistencia antimicrobiana exige educar a la población, promover vacunación, la higiene adecuada y consultar siempre con profesionales de salud. Concluyó recordando la regla “MINDME” como guía médica para prescribir antibióticos con criterio: “Microbiología, Indicaciones claras, No usar de más, Dosis adecuada, Minimizar duración y Elegir sabiamente”.

“Acuda al médico, no al vecino”, concluyó.

La eficacia del adecuado lavado de manos

Ya al final del foro los médicos Jessica Hernández y Anthony Díaz, pediatras puericultores y residentes de infectología, recordaron que una de las formas más simples, económicas y efectivas de prevenir enfermedades sigue siendo el lavado correcto de manos. Ya sea con agua y jabón o con alcohol gel, este hábito ayuda a cortar la cadena de transmisión de virus, bacterias y otros microorganismos que circulan en el entorno.

El llamado de los especialistas fue a reforzar esta práctica dentro y fuera del hogar.

¿ Y cuándo debe lavarse una persona las manos? En la exposición enumeraron las situaciones:

  • Antes, durante y después de preparar alimentos.
  • Antes y después de comer.
  • Al tratar heridas, cuidar a enfermos, manipular lentes de contacto, cambiar pañales o ir al baño.
  • Después de tocar basura, animales, superficies comunes.
  • Después de estornudar, toser o tocarse la nariz.

Los especialistas explicaron que la higiene debe abarcar toda la mano: palmas, dorso, entre los dedos y alrededor del pulgar, frotando entre 20 y 30 segundos.

En cuanto a los métodos, explicaron que el agua y jabón es el estándar de oro, ya que elimina una mayor cantidad de microorganismos. Sin embargo, el alcohol gel (con concentración entre 60 y 70%) es una opción válida cuando no se dispone de agua, siempre que se aplique correctamente y se deje secar al aire. Advirtieron que el uso de anillos, pulseras o relojes puede dificultar una higiene eficaz.

Además, los médicos aclararon que no hay diferencia entre jabón antibacteriano y jabón común, ni entre el uso de agua tibia o fría: ambos eliminan los mismos microorganismos si se sigue bien el procedimiento.

En espacios públicos, se recomienda secarse con toalla desechable o secador de aire, evitando tocar superficies contaminadas después del lavado.

En tiempos de alta circulación viral o durante brotes epidémicos, lavarse bien las manos puede marcar la diferencia entre enfermarse o mantenerse sano, especialmente para niños, adultos mayores y personas con defensas comprometidas.

El mensaje final fue claro: la higiene de manos no es opcional, es un acto de cuidado colectivo.

*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.

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