Américo Martín murió con la convicción de que el socialismo no existió ni existirá - Runrun
Américo Martín murió con la convicción de que el socialismo no existió ni existirá
El exparlamentario, abogado, escritor e intelectual venezolano falleció a la edad de 84 años. Con solo 15 años se incorporó a las luchas estudiantiles contra el perezjimenismo y se inscribió en AD en plena clandestinidad
«Resistir la tortura, algo tan difícil, esa mezcla de horror, impotencia y soledad», expresó en uno de sus libros de memorias. Fue víctima de ellas hasta la propia madrugada del 23 de enero de 1958, cuando observó desde una claraboya de la Cárcel Modelo de Caracas el júbilo por la caída de la dictadura 
Influenciado por la izquierda radical, tomó las armas y aceptó en la década de los 70 la pacificación propuesta por el primer gobierno de Rafael Caldera, lo que le permitió desarrollar una carrera política que lo llevó a ser congresista en el período entre 1978 a 1983
El dirigente político fue opositor al gobierno de Hugo Chávez desde sus comienzos.  Formó parte de la Coordinadora Democrática y fue miembro de la Mesa de Negociación y Acuerdos de 2002. En 2016, fue orador de orden en la AN con motivo del  205° aniversario del 5 de julio.  Instó desde allí a mantener la unidad «como premisa básica» 
 «Yo llegué a la conclusión de que el socialismo no existía en parte alguna, no habría existido ni existirá jamás nada parecido a lo que tenían en su cabeza Marx y Engels», declaró Martín a Tal Cual en una entrevista concedida en 2019

 

En 2016, fue el orador de orden de la sesión especial de la Asamblea Nacional con motivo del 205° aniversario de la firma del Acta de la Independencia, en donde instó a mantener la unidad «como premisa básica» y recalcó que el interés del país no podía sacrificarse «por orgullo personal».

 

En horas de la mañana del 17 de febrero se confirmó la muerte del político, escritor, abogado, exparlamentario e intelectual venezolano Américo Martín, a la edad de 84 años.

Con tan solo 15 años se incorporó a las luchas estudiantiles contra el perezjimenismo y se inscribió en Acción Democrática en plena clandestinidad, enfrentado a la furia represiva del régimen.

Martín llegó a ser encarcelado y conoció las brutales torturas en la Seguridad Nacional: palizas y corriente aplicada en la ingle para que delatara a sus compañeros de lucha, actos que describió hasta la misma madrugada del 23 de enero de 1958: «Resistir la tortura, algo tan difícil, esa mezcla de horror, impotencia y soledad», expresó en uno de sus libros de memorias. 

En esa fecha que marcó la transición a la democracia en su país, Martín pudo observar desde una claraboya de la Cárcel Modelo de Caracas  el estallido de gritos y banderas que celebraban la huida del dictador.

Influenciado por la izquierda radical, y al separarse de la tolda blanca  fundó junto con otros jóvenes el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que fue inhabilitado políticamente por el gobierno de Rómulo Betanocurt.

Es allí cuando inician la lucha armada que bien narró en su libro La terrible década de los 60, en donde describió sus años como comandante guerrillero y sus relaciones con Fidel Castro durante su permanencia en Cuba.

En 1971, el grupo aceptó la pacificación propuesta por el primer gobierno de Rafael Caldera, lo que le permitió a Martín desarrollar una carrera política que lo llevó a ser congresista en el período entre 1978 a 1983.

Martín se refirió a esos años de militancia radical en la izquierda y su posterior cambio en su último artículo de opinión publicado en Tal Cual el pasado 13 de febrero

«El asedio a los líderes de AD y la detención de mis tíos maternos me impulsan a asumir la política con ciega pasión. En el caso de un joven sin muchas experiencias vitales ese espíritu se identificaba con la resistencia y el supremo sacrificio. Entré de lleno en la vorágine y en ella permanecí en medio de los virajes impuestos por la realidad. Al llegar a los 7O años no tuve más remedio que tomarme las cosas con más calma y distancia. Razones físicas, sí, pero también un cansancio mental difuso», explicaba. 

Activa oposición al chavismo

El dirigente político fue opositor al gobierno de Hugo Chávez desde sus comienzos.  Formó parte de la Coordinadora Democrática y fue uno de los firmantes del decreto de Pedro Carmona Estanga tras los sucesos del 11 de abril de 2002, que terminaron con la salida provisional de Chávez del poder.

Asimismo, fue uno de los representantes de la sociedad civil en la Mesa de Negociación y Acuerdos de 2002, presidida por el expresidente de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, con la que se buscaba una salida política al conflicto en Venezuela. 

En 2016, fue el orador de orden de la sesión especial de la Asamblea Nacional con motivo del 205° aniversario de la firma del Acta de la Independencia, en donde instó a mantener la unidad «como premisa básica» y recalcó que el interés del país no podía sacrificarse «por orgullo personal».

En la misma alocución, exhortó a no satanizar el diálogo en el país.

«¿Por qué diablos en Colombia puedan negociar enemigos sumergidos en un guerra satánica de más de 52 años y en Venezuela, con pretextos banales, se desalientan negociaciones en busca de eventuales acuerdos? Naturalmente, hay diálogos serios y diálogos pocos serios. Los primeros son necesarios e inaplazables, los segundos, inaceptables (…) No hay razón para eludir un diálogo con la vista puesta en Venezuela», sostuvo entonces. 

Concluyó esa idea ratificando que dialogar en busca de acuerdos, «sin dejar los principios, puede ser la salvación de la humanidad o de un país»: « La flexibilidad política es infinitamente mejor que la intransigencia. Quien dialoga en serio, no pretenderá aplastar a otro. o engañarse, engañando al otro».

 

«El socialismo  quedó reducido a un nombre»

En una entrevista concedida al medio aliado Tal Cual en el año 2019, Martín opinó que en la actualidad era difícil hacer demarcaciones ideológicas como en el pasado, ya que después de la caída del Muro de Berlín  «prácticamente se murieron todas las ideologías duras, sin excluir al marxismo leninismo como filosofía, ni al socialismo como organización social».

Una frase en particular destaca de quien fuera un destacado militante de izquierdas: «Con la muerte de Mao Tse-Tung quedó claro que el socialismo había quedado reducido a un nombre, que en esencia no había tal socialismo».

«En mi libro ‘El Socialismo del siglo XXI: huida en el laberinto’ analizo qué es China, qué es Venezuela y qué es Cuba. Por supuesto, no es nada de lo que supuso Marx que podía ser, ni lo fueron la Unión Soviética, ni China. Yo llegué a la conclusión de que el socialismo no existía en parte alguna, no habría existido ni existirá jamás nada parecido a lo que tenían en su cabeza Marx y Engels. El socialismo es un imposible en esos términos», expresó entonces.

En esa conversación, también sostuvo que el actual gobierno no creían que la ideología socialista funcionaba, pero que continuaban defendiendo su «derrota».

El más carismático dirigente de su generación

Dirigentes políticos expresaron su pesar por la muerte de Martín. El expresidente del Consejo Nacional Electoral, Andrés Caleca, lo definió como el dirigente más carismático de su generación: «Brillante, valiente, honesto política y personalmente. Me honró con su amistad, el país pierde mucho son su partida», comentó en su cuenta en Twitter.

Ramón Guillermo Aveledo, exsecretario de la Mesa de la Unidad Democrática, destacó la «valentía para rectificar» de Martín, así como su «terca insistencia en la unidad y su compromiso con la democracia».

El periodista Alonso Moreiro  comentó que Martín era un político poco común: «Lector disciplinado, creativo, trabajador, honrado, un excelente orador, con una pluma fecunda».  Lamentó que no hubiese podido ver «el final de esta tragedia»

Por su parte, el politólogo Guillermo T. Aveledo recordó que Martín mantuvo una posición frontal contra el chavismo «y sin ambages desde el primer momento».

Entretanto, John Magdaleno escribió en su Twitter que  Martín era optimista respecto al futuro de Venezuela.