1 de cada 4 venezolanas no pueden comprar productos para su higiene menstrual - Runrun
1 de cada 4 venezolanas no pueden comprar productos para su higiene menstrual

Las crisis no son neutrales al género. Es por eso que en Venezuela la Emergencia Humanitaria Compleja debe ser analizada desde el impacto diferenciado que tiene sobre las niñas, adolescentes y mujeres. 

Eso es lo que explican en el informe “Ser mujer en Venezuela: diagnóstico comunitario y propuestas para la acción humanitaria” de la alianza ConEllas conformado por las organizaciones Funcamama, Unión Afirmativa, Prepara Familia, Cepaz, Uniandes y Acción Solidaria. 

El informe expone la vulneración exacerbada en el acceso y ejercicio de los derechos a la salud, la alimentación y la vida libre de violencia de las mujeres, adolescentes y niñas en Venezuela, así como los derechos de las venezolanas en situación de movilidad humana.

Los datos son el resultado de la aplicación de un enfoque de género y diversidad a los diagnósticos comunitarios realizados en terreno a casi 6.500 hogares en 18 de los 24 estados del país, como parte de los esfuerzos conjuntos de la sociedad civil para llenar los amplios vacíos de información sobre la crisis.

Venezolanas padecen pobreza menstrual

Según la información recopilada en el documento, elaborado a partir de datos recopilados por la plataforma HUM Venezuela, una de cada cuatro mujeres cuenta “nunca o solo algunas veces” con toallas sanitarias desechables, mientras que una de cada cuatro reportó no tener dinero suficiente para recurrir a estos insumos. 

En cuanto a otras alternativas, tres de cada cinco mujeres cuentan nunca o solo algunas veces con toallas sanitarias reutilizables, copas menstruales o tampones, explicó Natasha Saturno, representante de la Unidad de Exigibilidad de Derechos Humanos de Acción Solidaria.

“Cuando las mujeres no cuentan con estos artículos para su higiene menstrual, pueden perder días de colegio o trabajo, afectando su educación y su carrera profesional”, dijo la abogada. 

Por otra parte, el 32% de las encuestadas indicaron que ellas o algún miembro de su familia tiene una condición crónica de salud, siendo las más frecuentes: hipertensión, diabetes, hipo/hipertiroidismo e insuficiencia renal. 

Entre las mujeres con enfermedades crónicas, 44% reportaron que en los seis meses anteriores al período estudiado no recibieron la atención médica que necesitaban por la falta de medios económicos para acceder a estos servicios.

De igual forma, 32% de ellas respondieron no haber recibido los medicamentos necesarios para atender sus condiciones de salud debido al alto costo.

La alimentación es lo primero

Con respecto al derecho a la alimentación, el informe de ConEllas explica que las mujeres limitan los gastos de salud al priorizar la alimentación antes que cualquier otro gasto doméstico. 

8 de cada 10 mujeres considera que la cantidad de alimentos que llevan a sus hogares es deficiente, escasa o muy escasa, a pesar de que 6 de cada 10 respondió que se gasta casi todo el presupuesto familiar en alimentos. 

De las encuestadas, 76% afirmó que al menos una persona de su grupo familiar presenta desnutrición.

Katherine Martínez, directora de la organización Prepara Familia, destacó que más del 63% de las mujeres gastan casi todo su presupuesto en adquirir alimentos para sus hogares.

La mayoría de ellas recurre a comprar alimentos más baratos, mientras que 61% señala los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) como fuentes de aprovisionamiento, una situación que “contribuye a aumentar la dependencia del Estado y la vulnerabilidad”.

La pandemia de la violencia contra la mujer

En el informe “Ser mujer en Venezuela” señalaron que para 2021, el 7% de las mujeres entrevistadas señaló haber sido víctima de violencia familiar. Entre estos, los tipos más prevalentes fueron: violencia psicológica (87%), física (59%), simbólica (25%), económica (24%) y sexual (10%). 

El 64% de estas violencias, en el caso de las mujeres adultas, fue cometido por las parejas o ex parejas. Solo 31% de ellas reportaron o denunciaron lo ocurrido. 

Las principales razones para no reportar se debieron a que los actos no se consideraron graves (37%), por miedo a represalias (36%), desconfianza a las instituciones (14%) y porque los servicios para ello fueron inaccesibles para las víctimas (9%).

“A pesar de este contexto en el que las mujeres y niñas continúan siendo víctimas, no es posible tener acceso a una estadística oficial precisa sobre violencia basada en género”, indicó Martínez de Prepara Familia. 

Otro de los aspectos encontrados en la investigación es que las mujeres que son víctimas de violencia no encuentran o no tienen información sobre redes de apoyo a las cuales acudir. 

El 61% respondió que no tienen contacto o relación con alguna organización social y a cambio prefieren en un 50% apoyarse en ellas mismas.

Asimismo, 13% de las mujeres encuestadas reportaron haber sido discriminadas: un 28% por ser mujer y 3% por estar embarazada. En cuanto al contexto en que ocurrió la discriminación, el 51% de estos actos de discriminación ocurrieron en la comunidad, el 34% por expresarse o querer participar en alguna actividad, el 20% en el trabajo, el 17% en el grupo familiar, el 12% en un programa del Estado, el 11% en la escuela, el 11% en un centro de salud y el 4% en un programa de asistencia humanitaria.

En busca de mejores ingresos

En el informe detallaron que las causas principales que motivan la movilidad humana de mujeres es conseguir o cambiar de trabajo y mejorar sus ingresos (32%), la reunificación familiar y el acceso a medicinas y servicios de salud (16%).

Asimismo, la necesidad de recursos asociados a mudarse o migrar suele ser mayor para las mujeres, por costos más altos asociados a sesgos de género.

3 de cada 10 mujeres contestaron que encontraron obstáculos para realizar la mudanza, siendo los costos (96%) el motivo principal. Sin embargo, para los hombres el dinero solo representó un problema en el 29% de las respuestas. 

Este ejemplo demuestra una de las brechas de género más importantes al momento de emigrar suelen ser más altos para las mujeres que para los hombres. Por lo general, esto está vinculado a sobrecostos por regulaciones y discriminaciones vinculadas a sesgos de género.