#DiezPensadoresIneludibles | Fermín Toro - Runrun
#DiezPensadoresIneludibles | Fermín Toro

Retrato al óleo de Fermín Toro (1897), por Antonio Herrera Toro. Comp. Runrunes

@eliaspino

Los orígenes del estado nacional, después del derrumbe de Colombia, se distinguen por un movimiento intelectual que no había sucedido hasta entonces, necesario para señalar el camino de una sociedad que busca legitimar su alejamiento de los proyectos bolivarianos. Época de planes atrevidos y resistencias tercas, de amenazas capaces de detener los designios de cuño liberal que se quieren imponer; son muchos los pensadores que entonces deslumbran por la entidad de sus producciones.

En artículos anteriores hemos abocetado el trabajo de un par de ellos, pero hoy ocupa el centro de la escena el más profundo del elenco: Fermín Toro.

En el comienzo de la república autónoma se apuesta por las novedades, pero los cambios que comienzan a hacerse realidad, capaces de meter a los hombres de entonces en un mundo desafiante, preocupan a Fermín Toro. Estudioso de los avances de la legislación y atento a los planes de los gabinetes desde 1830, realiza una reflexión sobre sus alcances en la cual previene sobre el riesgo de iniciar una historia carente de plataforma.

El proyecto de orientación capitalista que por primera vez se lleva a cabo, en el cual destaca la apología de la riqueza y de quienes la producen, la exaltación del comercio, la introducción de la banca, la imitación de las metrópolis liberales, la copia de hábitos extranjeros y la llegada de ciencias y profesiones desconocidas, lo conducen a realizar las meditaciones más penetrantes de la época.

Estamos frente a textos de gran aliento, referidos a un paso crucial de la sociedad que debuta en  teatro desconocido sin tener las claves para su entendimiento.  

Hijo de agricultores de origen canario, emparentados con el marqués del Toro, tiene una formación autodidacta. Se desenvuelve como empleado público para un mediano pasar y se estrena como diputado en 1831. Su elocuencia lo lleva a presidir la Cámara en 1834. Dos impresos de importancia, El Liberal y El Correo de Caracas, incluyen sus escritos a veces firmados con pseudónimos. En 1842 funda El Liceo Venezolano, agrupación cultural que adquiere celebridad por su dinamismo. Ocupa una curul en 1848, cuando sucede el “asesinato del Congreso”. Conspira con éxito contra José Tadeo Monagas en 1858, y preside la Convención de Valencia que redacta una nueva  Constitución.

Cercano a Manuel Felipe de Tovar, figura central de los llamados godos, coordina el gabinete y ejerce cargos diplomáticos en Madrid y Londres. Pero se retira de la vida pública debido al crecimiento de la influencia de los partidarios de la federación.

Lector voraz de los ensayistas recientes de Europa y los Estados Unidos, adquiere una formación consistente que demuestra en el trabajo docente y en escritos entre los cuales destacan: Ideas y necesidades, Los estudios filosóficos en Venezuela, Europa y América y Reflexiones sobre la ley de 10 de abril de 1834. También se entusiasma con la literatura de moda, hasta el extremo de escribir dos novelas. Termina sus días como hacendado modesto y como aficionado al estudio de la botánica.

En Los estudios filosóficos en Venezuela previene a la juventud de los peligros del pensamiento irreligioso de autores como Condillac, Locke, Mably, Diderot, Volney y Rousseau, que  ha trabajado con meticulosidad. Sus reservas lo colocan en la nómina del llamado “eclecticismo americano”, que deja aportes sustanciales en el continente. Europa y América es un texto excepcional, si se considera que entonces está en boga el calco de los paradigmas foráneos. Descalifica el modelo de desarrollo industrial impuesto por los empresarios de las nuevas metrópolis y anhela una suerte diversa para  nosotros, sin la opresión de los negociantes ni la inhumanidad del industrialismo.

Su crítica de Inglaterra por la proliferación de injusticias sociales y de Francia por el extravío de los principios políticos, fundamentada en estadísticas de actualidad y en citas de los críticos del momento, lo convierten en uno de los primeros adversarios del imperialismo que reemplaza a la dominación española. En las Reflexiones sobre la ley de 10 de abril de 1834 se escandaliza por los desmanes del libre mercado, especialmente por la legalización de la usura; y pide el retorno a un “espíritu evangélico” que impedirá las injusticias que se multiplican contra los propietarios de escasos recursos ante la indiferencia de un gobierno que deja hacer y deja pasar.

En todo amar y servir

En todo amar y servir

Lo peor de la regulación promovida por el liberalismo es la creación de un “monstruo” llamado “hombre de negocios”, afirma. Ideas y necesidades es una manifestación de alarma frente a las mudanzas de la rutina, que observa en pormenores como los cambios de la moda y la decoración diferente de los hogares. Son evidencias de un barniz susceptible de engañar a los miembros de la sociedad con un progreso que solo se logra a través de la evolución de los esfuerzos colectivos, concluye.

Estamos ante aportes que merecen estudio detenido. Nadie en el período de formación del estado nacional destaca por la autonomía de su criterio. Algunos especialistas lo señalan como figura del socialismo utópico, una atribución que tal vez sea exagerada, pero que reconoce la peculiaridad de sus propuestas. Fermín Toro ocupa plaza singular en la historia de las ideas producidas en Venezuela, susceptible de traspasar las barreras nacionales.

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