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#DiarioDeUcrania | Los mártires de Azovstal
Al contingente de Azov le dieron muy pocas posibilidades de salvarse enfrentando fuerzas rusas mejor armadas. Pero mantuvo una resistencia histórica

 

Cuando las fuerzas armadas de Moscú fueron enviadas literalmente a liquidar a los millares de obreros, militantes armados y elementos del contingente militar de la acería de Azovstal y del puerto de Mariupol en el sureste de Ucrania al comienzo de la invasión del país, tanto la mayoría de ciudadanos ucranianos como observadores y periodistas extranjeros pensaban que los elementos que defendían ese gran complejo eran una mezcla desordenada de rebeldes con tatuajes, obreros acostumbrados a emborracharse los sábados, soldados ucranianos y mercenarios de varios países contrarios a la ocupación rusa.

A ese contingente sumamente irregular le dieron muy pocas posibilidades de salvarse enfrentando fuerzas mejor armadas y de mayor número de elementos.

Después de 82 días de duras batallas y resistencia hasta la muerte, el comandante del contingente de Azov, Denis Prokopenko, está empezando a sonreír. Ello, luego de haber juntado fuerzas adicionales, permitido que el ejército ucraniano se reagrupara y adiestrara a nuevos voluntarios; así como empezar a poner a salvo las familias de los obreros de la acería, y recibir ayuda y armas de países amigos.

“Moscú, el mundo, y mis compatriotas se están dando cuenta de nuestra determinación, nuestro coraje y que gracias al esfuerzo global merecemos el respeto, el apoyo y la gratitud de la nación. Tenemos que seguir adelante,” afirma decidido Prokopenko mientras se perfila el fin de las hostilidades en la acería y sus alrededores.

“No ha sido ni sigue siendo fácil,” explica el militar. Y añade: “pero hemos rechazado los ataques del enemigo a pesar de tener menor armamento y un inferior número de hombres; los hemos obligado a defenderse y buscar refugio en otras partes de la ciudad y finalmente llegar a una tregua humanitaria y un intento de paz.”

“Hemos sufrido muchas bajas y estamos de luto, pero no vamos a perder la batalla ni mucho menos nos vamos a rendir,” afirma Prokopenko con determinación.

Últimamente la percepción de la población ha cambiado. Prokopenko piensa que todos los que han contribuido en poner a salvo a la gente escondida en los túneles de la acería, ayudado a los heridos y a los enfermos y los que siguen contribuyendo son considerados patriotas capaces de expresar la voluntad del pueblo, defender a Ucrania, recuperar la acería y, con el tiempo, “reconstruir la ciudad puerto que no queremos entregar.”

Los desplazados y sobrevivientes de Mariúpol que llegan a la ciudad de Zaporizhzhia, en camino a la capital de Kiev, hablan de los militantes de Azov como si fueran ángeles: “en realidad actuaban como si fueran ya muertos pasando todo el día con nosotros los civiles, llevándonos comida y bromeando con los niños, “dispuestos a todo para protegernos.”

“Nuestros hombres de Azov se han convertido en los héroes de Ucrania, y unos fantasmas. Los rusos les tienen terror, porque en el momento menos pensado hacen incursiones nocturnas, se mueven como panteras, atacan a las patrullas rusas y les roban armas y municiones,” nos dijo un asilado.

Estos sobrevivientes afirman que fue idea del presidente Volodímir Zelensky, aproximadamente una semana antes de la guerra, de llevar alimentos y municiones a los laberintos debajo de la acería donde protegerse y luego atacar a los rusos.

“Desde ese entonces, mientras los rusos han venido disparando a lo loco, nosotros hemos concentrado nuestra represalia con la consigna “cada bala tiene que ser seguida por una víctima rusa.”

Según los reducidos hombres del ejército ucraniano encontrados en Zaporizhzhia, los rusos están de acuerdo dejar salir una cantidad de heridos y civiles ancianos los cuales serán llevados a hospitales bajo control enemigo junto a sus propios heridos (“que no son pocos”).

Un militar ucraniano nos dice que “los rusos siguen pensando que nuestra rendición es inminente. Pero no lo creemos y nos imaginamos a Putin más bien sumamente enojado por la creciente popularidad y los éxitos de “los mártires del Azovstal”, y a este punto estar dispuesto a poner fin al enfrentamiento de Mariúpol.

NOTAS:

  • Este breve reportaje es cortesía de tres amigos periodistas europeos: Jack Stiller, de Escocia; Ralph Zvareck, de Suiza; y Ettore Cremonesi, de Italia. El grupo arriesgó su vida para encontrar y entrevistar al comandante ucraniano Denis Prokopenko en la acería de Mariúpol.
  • Para el momento de la publicación de este artículo, se difundió la lamentable noticia de la caída de la acería de Azovstal, por lo cual 265 soldados ucranianos fueron evacuados de la misma tras rendirse “después de una resistencia ‘histórica’”.

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