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¿Y si falla la linterna de Diógenes?
Es bueno buscar a la persona justa como Diógenes con la linterna. Pero si la linterna falla o no aparece a quien buscamos, no nos podemos quedar en la oscuridad dando palos de ciego

 

@juliocasagar

Dicen que Diógenes recorría los caminos de Grecia con una linterna en la mano, buscando al hombre justo. Era un loable propósito. Que se sepa, Diógenes era un hombre bueno, con buenas intenciones, sin mayores cálculos y alejado del halago y las tentaciones del poder. Se cuenta, incluso, que una vez estuvo frente a él el propio Alejandro Magno, quien le dijo: “Pídeme lo que quieras”, a lo que Diógenes respondió: “Te pediría que te apartaras un poco, porque me tapas la luz del sol”.

Es altamente probable que, así de bien intencionados, son los que plantean que hay que desechar el método de las primarias para escoger un eventual candidato de la oposición (o de una parte de ella) para unas, igualmente eventuales, elecciones presidenciales.

Es obvio e indiscutible que les asiste la razón cuando dicen que un candidato para tal desafío debería nacer de un amplio consenso y luego de dar la pelea por acuerdos programáticos y de futura gestión para el país. Resulta más que evidente que el candidato y eventual presidente de una Venezuela a reconstruir, debería ser el fruto de un amplísimo consenso nacional. Eso es lo que el sentido común (que es, por cierto, el menos común de los sentidos) aconsejaría. De hecho, esa fue la manera como se fabricaron candidaturas como las de Alwyn, la de Suárez e incluso, la de Wolfgang Larrazábal.

¿Y si no funciona?

Pero, ahora bien, ¿qué deberíamos hacer si la linterna con la que Diógenes busca a esa persona justa no funciona? ¿Cuál es la razón por la que debemos abandonar lo que ya es una adquisición de las fuerzas opositoras, y casi una suerte de “doctrina” de acuerdo con la cual, para escoger candidatos unitarios, se intenta: 1º. El consenso; 2º: las encuestas; 3º: las primarias?

No pareciera de buen juicio, lo repetimos, lanzar anatemas desde ahora contra alguno de los mecanismos. Recordemos que cualquiera que sea el que usemos, el régimen tratará de que salga “con plomo en el ala”. Si al final no tenemos la inteligencia de hacer lo que se hizo en Barinas y tenemos que recurrir a las primarias, tampoco es ninguna desgracia. Quizás con las primarias no podamos decir lo que Churchill decía de la democracia: que “era el peor sistema de gobierno, excepción hecha de todos los demás”. Pero no cabe duda de que es un mecanismo al que se puede perfectamente recurrir en el caso de que no resulten “todos los demás”.

En notas anteriores hemos hecho énfasis en que lo verdaderamente prioritario es hacer coincidir la realidad geopolítica mundial con la necesidad de realizar elecciones libres y democráticas en el país. No es aún seguro (ni siquiera porque se reanuden las negociaciones de México) que el régimen vaya a hacer elecciones obligatoriamente. Siempre estará abierta la opción Nicaragua; o la más elegante y light de inhabilitar candidato tras candidato, como en Barinas. Para eso sí se debería diseñar una estrategia común.

Que sea prioritario lo dicho anteriormente, en manera alguna imposibilita que discutamos sobre la cantidad de temas que suelen plantearse públicamente: programas, plataformas y, por supuesto, mecanismos para escoger candidaturas.

Lo inteligente, en este caso, así como algunos señalan que no debe excluirse a nadie, que tampoco se excluyan, a priori mecanismos.

Al final del día, la democracia ha sido siempre un tema de mayoría y no de unanimidades (que son siempre sospechosas). Esta es una realidad que no puede dejarse de lado, en nombre de ninguna posesión de verdades.

Los intereses, las ambiciones, la escogencia del mejor terreno, son comprensibles. Y son, también, datos de la realidad. Como igualmente hemos dicho en otras ocasiones, ninguna propuesta es inocente y todos están en el derecho de “halar la brasa para su sardina”, de alabar su queso y escoger el mejor terreno. Nadie está obligado a pelear enchiquerado.

Pero este debate no puede ser infinito, no pueda estar sujeto a “que las naves lleguen de Asia”. El liderazgo democrático, tiene que hacer política con el calendario en la mano. Las agendas tienen que ver con poner compromisos y actividades en cada día del mes y de la semana. También tiene que ver con dar prioridad a iniciativas y tener sucedáneos cuando las cosas toman senderos distintos a los previstos.

Es bueno buscar a la persona justa como Diógenes con la linterna. Pero si la linterna falla o no aparece a quien buscamos, no nos podemos quedar en la oscuridad dando palos de ciego.

Amarrarnos como Ulises

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