La nueva Venezuela: una economía enana centrada en el comercio - Runrun
La nueva Venezuela: una economía enana centrada en el comercio
Los datos oficiales sobre importaciones y exportaciones desnudan la fragilidad y las limitaciones del incipiente crecimiento que comenzó en 2022

 

Víctor Salmerón/ @vsalmeron

 

Un exultante Nicolás Maduro afirmó en la Asamblea Nacional que en 2022 la economía de Venezuela tuvo el mayor crecimiento de América Latina y el Caribe. Lo escuchó un país que dejó atrás la época de la escasez y el declive generalizado pero donde la mayoría vive una sofocante realidad de empleo precario, salario exiguo y expectativas limitadas.

Las cifras que mostró Nicolás Maduro, aparte de señalar el fin del período de caída, desnudan el crecimiento incipiente de una economía enana, centrada en el comercio a base de importaciones con poca participación de sectores clave para la diversificación y el empleo como la industria y la construcción.

El crecimiento de la economía en 2022 aún no tiene cifras precisas pero los gráficos del gobierno afirman que “será de aproximadamente 15%”, sin duda una buena noticia pero que por sus características está muy lejos de ser el umbral de una era de prosperidad.

El Banco Central oculta los datos pero consultoras consideran que durante la gran recesión de 2014-2021 la economía venezolana se redujo en torno a 70%, como si un hombre de cien kilos comenzara a pesar treinta kilos. El crecimiento de 15% significa que este hombre enflaquecido aumentó su peso hasta 34,5 kilos: sigue muy lejos de parecerse a lo que fue.

La importación

Maduro afirmó que el crecimiento vino acompañado de un “impacto de diversificación de la economía» que no habíamos tenido en años.  Pero las importaciones indican que predomina la compra de productos para el comercio, una actividad de baja productividad mientras que la industria adquiere poca materia prima para procesar y usa una pequeña parte de su capacidad.

El desarrollo de la industria manufacturera es un vehículo para que los países evolucionen desde actividades simples con mínimo valor agregado hacia la elaboración de productos más complejos que reportan mayores ingresos e incrementan la capacidad para exportar.

Además, en la medida en que las empresas manufactureras aumentan la producción, absorben a trabajadores que están en sectores menos productivos.

Los datos oficiales indican que las importaciones del sector privado suman nueve mil millones de dólares en 2022, un tercio del monto de 2013, el año previo al inicio de la gran recesión y 70% corresponde a la compra de productos para el comercio. 

La adquisición de materia prima, que en 2013 representó 58% del total, en 2022 solo tiene un peso de 20,8% y la mitad corresponde a la compra de cereales como maíz y trigo. La compra de maquinaria y equipos solo representa 9% de las importaciones del año pasado.

El entorno

Luigi Pisella, presidente de Conindustria, el gremio que agrupa a la manufactura privada, explica que la competencia de los productos importados y factores como la elevada carga de impuestos y poco uso de la capacidad instalada impactan al sector, pero vislumbra mejoras en el corto y mediano plazo.

“Estamos utilizando 38% de la capacidad instalada, esto nos resta competitividad, nos hace más costosos porque los gastos fijos se distribuyen en poca producción. Colombia y Brasil, por ejemplo trabajan a 80-82% de su capacidad instalada”, dice Luigi Pisella.

Añade a la lista un tipo de cambio sobrevaluado y la exoneración de impuestos que favorecen la importación, aunque destaca que ha habido avances. “Está disminuyendo la sobrevaluación de la moneda y la exoneración de impuestos disminuyó desde 7.000 productos a 1.500. Además ya no están exonerados al 100% sino que pagan 90% por la nacionalización e IVA”.

“El otro factor que poco a poco se va a ir corrigiendo es el tema de los tributos, hoy los tributos son tan altos que son trasladados al consumidor y eso encarece nuestros productos. Pero la tendencia es que vaya disminuyendo la importación y se sustituya por producción nacional”, dice Luigi Pisella. 

Un factor clave es que para que esto ocurra tiene que haber una mejora en los servicios públicos. “Vas a necesitar más electricidad, más gasolina, más agua”, indica Pisella.

Las exportaciones

En un entorno de baja producción industrial, las exportaciones no asociadas al petróleo si bien crecen desde el foso de 2021 siguen siendo precarias y se concentran en rubros de poco valor agregado como ron, cacao y camarones.

Maduro admitió que se trata de un aumento de poco impacto. “En 2021, el primer año del renacimiento, comenzamos con exportaciones no tradicionales de 522 millones de dólares y este año hemos llegado a 1.314 millones. Cifras modestas en la dirección correcta”.

En 1998, el año previo al que el chavismo llegara al poder, las exportaciones no petroleras del país reportaron 5.500 millones de dólares y 3.150 millones en 2013, el año previo al estallido de la crisis.

La producción petrolera, bajo el impacto de años de pésima administración, corrupción rampante y las sanciones de Estados Unidos que considera fraudulentas las elecciones presidenciales de 2018, se mantiene estancada en 686 mil barriles diarios, un nivel ínfimo respecto a los 3,2 millones de barriles diarios que producía el país en 1998.

El empleo

Eleazar Ramírez tiene 35 años y explica que hasta 2018 trabajó en una empresa que elaboraba tubos de plástico. «Pero me quedé sin empleo, así que ahora trabajo en una cadena de tiendas de electrodomésticos como vendedor. Quisiera volver a tener un empleo como el que tuve, ganaba más y me sentía mejor, pero hay que sobrevivir”, comenta.

La gran recesión provocó un cambio sustancial en el empleo. La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) indica que en julio de 2022 la industria manufacturera solo empleaba a 1,5% de los venezolanos que trabajan y la construcción 3,5%. El empleo se concentra en comercio, transporte, la administración pública y actividades por cuenta propia.

En septiembre la medición del Observatorio Venezolano de Finanzas señaló que la remuneración promedio de los gerentes que laboran en el sector del comercio y los servicios de la Gran Caracas se ubicó en 278 dólares, 176 dólares los profesionales y 116 dólares los obreros.

Economistas coinciden en que un factor determinante del salario es la productividad, el valor en dinero que los trabajadores producen en una hora de trabajo y la evidencia apunta a que el empleo se concentra en actividades poco productivas con un techo bajo para las remuneraciones.

El consumo

Con las manos vacías tras el colapso de la economía socialista, Nicolás Maduro eliminó en la práctica el control de cambio y el control de precios a la vez que permitió la libre circulación del dólar. Este viraje acabó con la escasez, desaceleró la inflación y permitió el repunte del consumo que beneficia al comercio.

Las empresas y los comercios, con más ingresos por la dolarización, aumentaron la remuneración a los trabajadores que si bien sigue siendo baja, llegó a estar en un sótano más profundo y las remesas también han ayudado al crecimiento del consumo, sobre todo de alimentos básicos y productos de cuidado personal.

Pero la inflación sigue siendo muy elevada y se aceleró notablemente en el segundo semestre de 2022. No hay cifras oficiales pero el Observatorio Venezolano de Finanzas indica que en diciembre la inflación fue de 37,2% y cerró el año en 305%, una magnitud que impacta la expansión del consumo.

Las reformas

Tras ocho años de caída al fin hubo un cambio en la tendencia; pero sin reformas que consoliden el crecimiento y permitan avanzar a altas tasas por largo tiempo Venezuela corre el riesgo de permanecer con una economía enana incapaz de generar prosperidad para la mayoría.

Analistas indican que es necesario un acuerdo político que permita aliviar las sanciones, obtener financiamiento internacional, renegociar la deuda externa y fortalecer las instituciones para impulsar la inversión.

Un aspecto a tomar en cuenta es que la banca venezolana está descapitalizada y es incapaz de financiar una expansión de la economía, por lo que es muy probable que sea necesario un proceso de fusiones y aportes de capital para mejorar su capacidad.

Ecoanalítica precisa que aun haciendo las cosas bien y creciendo a altas tasas, se necesitará tiempo para regresar a un país que se parezca al que existía antes del colapso.

Si Venezuela creciera a un promedio anual de 9,5%, la tasa de mayor expansión de su historia alcanzada en el período 1920-1949, le tomaría trece años regresar a la economía que tuvo en 1998 y 18 años a la de 2013.