La economía pierde empuje: ¿Cuáles son las perspectivas para 2023? - Runrun
La economía pierde empuje: ¿Cuáles son las perspectivas para 2023?
Bajos salarios, poco crédito y un sector petrolero estancado le restarán combustible a la recuperación. Si el país creciera a un promedio anual de 9,5% le tomaría 18 años regresar a la economía que existía cuando Maduro llegó al poder

@VSalmeron

Después de un declive que redujo el tamaño de la economía a la cuarta parte Venezuela tocó fondo e inició una incipiente recuperación que oxigenó al salario, el consumo, el empleo y revitalizó a algunos sectores, pero el proceso comenzó a debilitarse en el segundo semestre de este año y las proyecciones apuntan a una clara desaceleración en 2023.

Ecoanalítica espera que el crecimiento se desacelere desde 9% este año hasta 3,9% en 2023, Síntesis Financiera desde 8,4% hasta 3,6%, Bank Trust citado en el reporte de Focus Economics, desde 8,7% hasta 5,9% y Moody’s Analytics desde 10,1% hasta 6,8%.

Con las manos vacías tras el colapso del socialismo y el impacto de las sanciones de Estados Unidos y Europa, que consideran fraudulentas las elecciones con las que Nicolás Maduro se reeligió en 2018, el gobierno dejó de aplicar controles, permitió la circulación del dólar y liberó las importaciones. El viraje detuvo el colapso y la economía respiró.

El efecto de la apertura comenzó a diluirse. Daniel Cadenas, profesor de la Universidad Central de Venezuela, menciona tres causas principales: estancamiento de la producción petrolera, salarios muy bajos que pierden capacidad de compra por la inflación y una severa falta de crédito.

Tras años de corrupción rampante, desinversión y el impacto de las sanciones la producción petrolera se desplomó a medio millón de barriles diarios. Gracias al uso de capacidad ociosa y la ayuda de Irán hubo un aumento y el gobierno anunció que alcanzaría el millón de barriles diarios, pero no logró superar el techo de 700 mil barriles.

Con la dolarización de facto las empresas y los comercios comenzaron a recibir ingresos en divisas y se detuvo el colapso de las remuneraciones, pero siguen en un nivel muy bajo que no permite un alza sostenida del consumo que se concentra en alimentos, medicinas y productos de cuidado personal.

En septiembre, la medición del Observatorio Venezolano de Finanzas señaló que la remuneración promedio de los gerentes que laboran en el sector del comercio y los servicios de la Gran Caracas se ubicó en 278 dólares, 176 dólares los profesionales y 116 dólares los obreros.

La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) que elaboró la Universidad Católica Andrés Bello con datos a julio de este año señala que la remuneración promedio es de apenas 113 dólares en el sector público, 149 dólares en el privado y 142 para los trabajadores por cuenta propia.

Economistas coinciden en que un factor determinante del salario es la productividad, el valor en dinero de lo que los trabajadores producen en una hora de trabajo y la evidencia apunta a que en Venezuela ha habido una enorme pérdida de productividad.

Además, las familias y las empresas tienen muy poco acceso al crédito que necesitan para consumir más o apuntalar la producción. A fin de que exista menos dinero disponible para comprar dólares y así disminuir la presión en el mercado cambiario el gobierno solo permite que los bancos presten la cuarta parte de los depósitos que gestionan.

Sigue golpeando

Gracias al uso del dólar para fijar precios y realizar buena parte de las transacciones hubo un cambio de expectativas que ayudó a frenar la inflación. Al mismo tiempo, el gobierno recortó salvajemente el gasto público y disminuyó la emisión de dinero. Además, el Banco Central vende divisas todas las semanas para contener la cotización del dólar. Pero los precios siguen aumentando a tasas elevadas.

De acuerdo con las cifras del Banco Central, en los primeros nueve meses de este año, la inflación acumula un salto de 119%. Ecoanalítica proyecta que cerrará este año en 147%, Dinámica estima 135% y Síntesis Financiera 170%.

En dólares los precios escalan a alta velocidad. Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que “en promedio, en lo que va de año, los precios en dólares han subido 44% y en rubros como restaurantes y hoteles 80%. Esto es un factor que explica la desaceleración del consumo porque los salarios no aumentan en la misma proporción”.

¿Por qué los precios escalan a esta velocidad? Asdrúbal Oliveros señala una mezcla de factores. “Las importaciones son muy importantes en la economía venezolana y hay una mayor inflación en el exterior e incrementos en el costo de fletes. También inciden ineficiencias propias que impactan la producción como fallas en servicios públicos, electricidad, agua”.

Añade a la lista costos que se trasladan a los productos como el mantenimiento de una gran capacidad ociosa en las empresas, plantas que siguen trabajando a poca capacidad. Mercados poco competitivos con pocos jugadores, estructuras monopólicas y factores como diferentes tasas de cambio que también elevan los precios.

El dique

Un elemento relevante es el repudio a la moneda. Tan pronto las empresas, los comercios y las familias tienen algún excedente de bolívares compran dólares y obligan al Banco Central a vender divisas para evitar que el dólar se dispare e impulse la inflación.

El Banco Central tiene pocas divisas. Sus reservas líquidas están en mínimos históricos y la presión de los trabajadores exigiendo mejoras del salario presagia que la administración de Nicolás Maduro tendrá que aumentar el gasto el próximo año y habrá más bolívares que se trasladarán a la compra de dólares.

Tamara Herrera, directora de Síntesis Financiera, considera que el dique va a perder efectividad.

“En 2023 crecerá la presión para que aumente el gasto público. De manera que se requerirán más divisas para esterilizar los nuevos bolívares. Ese oferta adicional de divisas está mermando y, por ende, habrá que aceptar un mayor debilitamiento del bolívar”, dice Tamara Herrera.

Actualmente, la cotización del dólar se ubica en 11 bolívares en el mercado paralelo y en 9,5 bolívares en el mercado oficial. Síntesis Financiera estima que en el mercado paralelo el tipo de cambio cerraría el próximo año en torno a 78 bolívares por dólar y la inflación se aceleraría hasta 337%.

Pero la política también juega. Si las negociaciones en curso permiten una flexibilización de las sanciones de Estados Unidos y Chevron obtiene una licencia que le permite aumentar la producción de petróleo en Venezuela, Síntesis Financiera estima que el tipo de cambio en el mercado paralelo cerraría en torno a 38 bolívares por dólar, la inflación en 202% y la economía se desaceleraría menos y crecería 6,7%.

Limitaciones de fondo

A la inestabilidad de las principales variables se añaden problemas estructurales que atentan contra la posibilidad de que Venezuela crezca por largo tiempo a altas tasas, algo esencial para recuperar parte del terreno perdido durante la crisis.

Existen fallas que limitan el crecimiento potencial. El Estado colapsó y no provee servicios esenciales como seguridad, salud y educación. A esto se agrega una pérdida cuantiosa de capital humano, millones de venezolanos preparados que abandonaron al país y una infraestructura deteriorada.

Un aspecto a tomar en cuenta es que la banca venezolana está descapitalizada y es incapaz de financiar una expansión de la economía, por lo que es muy probable que sea necesario un proceso de fusiones y aportes de capital para mejorar su capacidad.

Luis Vicente León, director de Datanalisis, considera que hay dos variables esenciales para rescatar la economía. “La primera es el modelo primitivo incapaz de generar desarrollo. La idea de que el Estado tiene que controlar los sectores estratégicos, agua, petróleo, gas. Gran parte de los problemas se pueden resolver con un incremento de la participación privada en estas áreas”.

“La segunda variable es la posibilidad de generar una flexibilización de las sanciones, petroleras y financieras. Es muy distinta una Venezuela que se reinserta en el mercado internacional en medio de una crisis energética brutal”, dice Luis Vicente León.

Tras la invasión a Ucrania, Estados Unidos y Europa buscan aislar a Rusia y para ello es fundamental que aumente la oferta de petróleo a nivel global, algo que incrementa el valor estratégico de Venezuela por sus enormes reservas de petróleo y gas.

En este entorno avanzan negociaciones que podrían derivar en una flexibilización de las sanciones a fin de que Venezuela aumente su producción en el mediano y largo plazo.

Pero aun resolviendo parte de las limitaciones de fondo los efectos no serán inmediatos. “Nuestras cadenas productivas están destruidas, el efecto multiplicador del petróleo no es ni la sombra de lo que era pero hacia el futuro podrás recuperar posiciones y generar inversión en los sectores de infraestructura que son vitales”, dice Luis Vicente León.

Ecoanalítica precisa que, aun haciendo las cosas bien y creciendo a altas tasas, se necesitará mucho tiempo para regresar a un país que se parezca al que existía antes del colapso.

Si Venezuela creciera a un promedio anual de 9,5%, la tasa de mayor expansión de su historia alcanzada en el período 1920-1949, le tomaría trece años regresar a la economía que tuvo en 1998, el año previo al ascenso de Hugo Chávez al poder y 18 años a la de 2013, el año previo al deslave bajo la presidencia de Nicolás Maduro.

Si creciera a un promedio anual de 3,2%, la tasa alcanzada durante el período que se conoce como la “Venezuela saudita” por el impacto que tuvo el boom petrolero del lapso 1973-1982, le tomaría 35 años regresar a la economía de 1998 y 48 años a la de 2013.

 

Venezuela: se debilita el avance de la economía