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Runrunes de Bocaranda: ALTO – ATANDO CABOS DE ÁLEX SAAB   

De izq. a der., la senadora colombiana Piedad Córdoba, Cilia Flores, Álex Saab y Nicolás Maduro. Todas las fotos, excepto la de Alex Saab, son de Wikimedia Commons.

ATANDO CABOS DE ÁLEX SAAB

Poco a poco se ha venido armando la huella del comerciante colombiano Alex Nain Saab Morán sembrada desde hace varios años, cuando la senadora colombiana Piedad Córdoba se lo presentó a Nicolás Maduro en la cancillería. Su cercanía al entonces canciller y a “la primera combatiente”, que presidía la Asamblea Nacional, fue creciendo apresuradamente con el tiempo.

La primera aparición en la escena pública de Saab fue en un acto donde los presidentes Hugo Chávez y Juan Manuel Santos lanzaron un plan conjunto de construcción de viviendas a cargo del llamado Fondo Global de Construcciones. Poco a poco fue escalando en su cercanía al régimen venezolano, que creció exponencialmente cuando Maduro asumió la presidencia en 2013.

Los negocios y la corrupción crecieron al unísono. Negocios de miles de millones de dólares de lo legal a lo ilícito ascendieron día a día. La historia del colombiano es hoy harto conocida. Igual que su cercanía a todo el poder cívico-militar venezolano y su habilidad para montar tinglados y esquemas que le produjeron millones y más millones de dólares, euros, oro y minerales. Por ello su detención en el archipiélago de Cabo Verde es la gran noticia de estos días. Las preguntas son muchas, pero una resalta: ¿cómo se deja agarrar un hombre que con sigilo venía escapando del radar estadounidense y europeo?

En el tapete varias cosas: en los vuelos que con sus aviones -propios o alquilados, de distinta bandera como la turca o la de algunos de los países árabes- hacía con exagerada regularidad entre los varios continentes, siempre se cuidó de no dejar huella en las bitácoras de estos.

Eludió, en dos momentos, aproximaciones de agentes de aduana en Berlín y otra ciudad europea cuando tuvo que aterrizar por fallas mecánicas o para reaprovisionamiento de combustible. En uno de ellos llevaba más de 700 kilos de oro.

Hace menos de un año, cuando ya su fortuna y poder estaban al máximo, los Estados Unidos lo puso en la mira tras seguimientos a sus gastos y viajes, sus inversiones y compras de propiedades o el manejo del negocio del oro en grandes cantidades sacadas de Venezuela. O su relación con un profesor estadounidense que confesó servirle de “lavador” de parte de sus dineros. Por ello su detención no es cosa simple. Su nombre no aparecía en la bitácora. Tenía al menos cuatro nacionalidades, hoy cinco con la venezolana, para pasar desapercibido en los controles de aduana.

Se confió demasiado en su poder y en sus socios. Se presume que alguien cercano dio el pitazo a los Estados Unidos o a Interpol. Una millonaria recompensa pudo haber sido negociada por sus delatores. Hoy son muchos los sospechosos que investiga el gobierno venezolano. Es la joya de la corona para Estados Unidos y Europa. No pudo haber sido de otra forma. “Dinero mata a galán” dice el refrán…

DOS TANQUEROS

Ante las dificultades para que el sancionado gobierno de Maduro pueda alquilar buques que transporten la gasolina desde Irán a Venezuela, el magnate Saab Morán se dirigía a Teherán para comprar personalmente dos tanqueros que facilitarían el suministro a Venezuela. Estos serían registrados en un país donde las sanciones no les llegaran y donde él asumiría el seguro de las embarcaciones.

El retiro de permisos y seguros a barcos de diferentes banderas en las últimas dos semanas angustiaron a Maduro, ya que las refinerías, destruidas por la robolución, tardarían en ponerse al día con el consumo nacional. Las importaciones de combustible son la demostración palpable de la destrucción de la que fue una de las cinco más importantes petroleras del mundo, PDVSA. Ejemplo por años de eficiencia y pundonor.

¿EL PIAGET?

Todos los lavadores o enchufados de nuevo cuño (o de nueva revolución desde hace 20 años) se hacen con los más caros modelos de la más alta relojería mundial. Los más apreciados para lucir en la muñeca o guardarlos en sus colecciones. Un  reloj con un costo de dos o tres millones de dólares es dinero en efectivo en cualquier parte del mundo. Saab colecciona solo los Piaget. Le gustó la marca desde que envidió a un amigo de sus primeros negocios y juró que algún día él también ostentaría uno similar. Así es que se acostumbró a la marca y a sus joyas de varias cifras.

Por eso llamó la atención a quienes lo investigan que, en el video de su traslado desde el Aeropuerto Internacional Amílcar Cabral de Cabo Verde al sitio de reclusión, su acostumbrado Piaget no apareciera en ninguna de sus muñecas. De inmediato se dio la alarma. Pensaron que podría haberlo entregado a “alguien” para que lo ayudara a escapar o al menos a darle prebendas no acostumbradas para los presos. Por ello se incrementó la vigilancia militar en la cárcel y alrededores. La atención de al menos cinco países está puesta en él. ¿Venezuela, Colombia, Cuba, Rusia y Estados Unidos? Tic, tac.

LO PUSIERON EN LA MIRA

Saab entró en el radar de las autoridades estadounidenses hace unos años, después de acumular una gran cantidad de contratos con el gobierno de Maduro. Los fiscales federales en Miami lo acusaron a él y a un socio comercial el año pasado por cargos de lavado de dinero relacionados con un supuesto esquema de soborno con el cual se embolsaría más de $ 350 millones de dólares de un proyecto de viviendas de bajos ingresos para el gobierno venezolano. Que, para variar, nunca se construyó.

Por separado, Saab había sido sancionado por la administración Trump por supuestamente utilizar una red de empresas fantasma en todo el mundo, en los Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Hong Kong, Panamá, Colombia y México, para ocultar enormes ganancias de los alimentos sobrevalorados y sin oferta, contratos obtenidos a través de sobornos y comisiones ilegales.

«Saab se comprometió con los expertos de Maduro para administrar una red de corrupción a gran escala que usaron cruelmente para explotar a la población hambrienta de Venezuela», dijo el secretario del Tesoro Steven Mnuchin en el momento de las sanciones. Sus palabras fueron estas: «Utilizan los alimentos como una forma de control social, para recompensar a los partidarios políticos y castigar a los opositores, mientras se embolsan cientos de millones de dólares a través de una serie de esquemas fraudulentos».