Isaac López, autor en Runrun

Isaac Abraham López

Notas de archivos y paleografía | La apertura del Archivo Arquidiocesano de Mérida

Coordinadores y directores de los cuatro archivos principales de Mérida, junto a la licenciada Mayelis Moreno, de la Asociación de Cronistas de Mérida. Foto Isaac A. López

La reunión convocada por el director del Archivo Arquidiocesano de Mérida, padre Edduard Molina, expresa la importancia de esa institución como una de las columnas de la investigación en Mérida

 

@YsaacLpez

Este viernes, 23 de febrero, el padre Edduard Molina, nuevo director del Archivo Arquidiocesano de Mérida, llamó a una reunión en la sede del repositorio documental, ubicado en el Palacio Arzobispal, cuyo punto a tratar fue la realización de un Coloquio sobre Archivos de Mérida, que sirviera de marco al relanzamiento del centro que custodia el patrimonio y la memoria de la Iglesia católica en la entidad.

Teniendo como anfitriones también a los licenciados María Villafañe y José Altuve, a la reunión fueron convocados la licenciada Zoraima Guédez, coordinadora del Archivo General del Estado Mérida; el licenciado José Mejías, director del Archivo Histórico de la Universidad de Los Andes; el doctor Hancer González, director de la Biblioteca Febres Cordero; los licenciados Frank Altuve y Mayelis Molina de la Asociación de Cronistas de Mérida; y el profesor Isaac López, responsable de la Cátedra de Paleografía y Archivos de la Escuela de Historia de la ULA.

El nuevo director del Archivo Arquidiocesano dio la bienvenida, expresando el deseo de renovar el compromiso con el colectivo de investigadores y abrir las puertas de la institución mejorando el reglamento de usuarios, adecuándolo a las exigencias de la moderna disciplina de la archivística y la demanda de estudiosos de la historia local y regional. Asimismo, indicó el padre Molina como una meta necesaria el conformar unidad de propósitos y relacionamiento con los tres repositorios de importancia histórica en la ciudad.

La reunión sirvió para expresar el diagnóstico sobre la importancia del Archivo Arquidiocesano como una de las columnas principales de la investigación en Mérida, junto con el Archivo General del Estado Mérida, el Archivo Histórico de la ULA y la Biblioteca Febres Cordero, contentivos de importantes conjuntos documentales de los siglos XVI AL XXI. Lo que hace de Mérida la segunda ciudad venezolana en conservar el mayor número de documentos de valor histórico en el país.

Los invitados, también investigadores egresados de la Universidad de Los Andes, hicieron sincero repaso, además, a la situación planteada durante varias décadas en las cuales las restricciones de acceso al Archivo Arquidiocesano frenaron el adelanto de estudios sobre la región andina, y se formuló el compromiso de la Iglesia merideña, siguiendo su normativa específica, en hacer del Archivo Arquidiocesano un puntal de la investigación histórica en Venezuela.

Con el Coloquio de Archivos Merideños se espera sirva de espacio de encuentro de los encargados y trabajadores de los repositorios de Mérida y de proyección a los interesados sobre el material que resguardan, con la intención de compartir experiencias y retos de esta hora. El evento se realizará en fecha próxima y se hará invitación respectiva a los interesados.

Isaac López es profesor de Universidad de Los Andes. Mérida.

23 de febrero de 2024 | isaacabraham75gmail.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

 
 
Isaac Abraham López Nov 13, 2023 | Actualizado hace 2 meses
80 años de Soledad
Hoy, cuando Soledad Bravo arriba a sus 80 años, próxima a un nuevo concierto, habría mucho que decir para repasar su historial y valorar su arte sin fronteras

 

@YsaacLpez

Escucho una a una las 40 producciones musicales, desde el disco dedicado a Federico García Lorca y al folclor español de 1968 hasta el tripack de Boleros, tangos y algo más, de 2014. Esa variedad de ritmos, melodías, sones. Su participación en trabajos y conciertos de Pablo Milanés, Los Savandeños, Martirio, Ilán Chester, y Franco De Vita hasta sus más recientes presentaciones lo mismo con Kiara y Carlos Baute que con Natalia Laforcade.

Reviso mi archivo de la materia La Nueva Canción Latinoamericana desde sus primeras comparecencias radiales con Carlos Rangel y Sofia Imber de 1967, desgranando trovas en español, francés, italiano y portugués, entrevistas para la revista Imagen, de 1972, valoraciones de Santiago Magariños, Rodrigo Santa Cruz, Manolo Sanlucar, y Chefi Borzachini a Rómulo Rodríguez, Alfredo Sánchez Rodríguez, Pedro Chacín o Aquilino José Mata. Me pregunto, cómo se construye en Venezuela una carrera artística en 56 años. Cuáles fueron y cuáles son los caminos transitados para lograr proyección, reconocimiento.

Autores, músicos, arreglistas, productores, centros de grabación, promoción, conciertos… Cada uno de sus discos es una historia. Desde el que realizara solo con su guitarra en una hora, hasta aquellos junto con Willie Colón, César Miguel Rondón, o Yasmil Marrufo. Desde La Discoteca y los Estudios Larrain hasta los Estudios La Tierra y Beartracks de Nueva York. Del Gran premio del disco Academie Charles Gross de París a Sábado sensacional y Nosotros Venezuela.

80 años de Soledad Bravo, por Isaac López
Cada disco es una historia. Voz y personalidad, el instrumento y la sensibilidad para un repertorio que más de medio siglo después da lugar a una de las grandes obras de un artista popular hispanoamericano.

Y en Soledad Bravo: voz y personalidad, carisma e inteligencia, capacidad y dotes. La sensibilidad para elegir un repertorio que más de medio siglo después resulta una de las grandes obras de un artista popular hispanoamericano.

La decisión de romper esquemas y prejuicios artísticos y políticos, su cercanía con compositores e intérpretes de dos continentes, la relación que eligió tener con plataformas de entretenimiento y divulgación, todo eso han hecho de ella lo que el uruguayo Washington Benavides llamó «un artista necesario». Necesario para el alma y el espíritu, para ensanchar los caminos de la vida.

Al establecer paralelismos con otros artistas de su generación y procedencia inicial, ella pudo convertirse en estandarte de la canción folclórica nacional o latinoamericana al estilo de Mercedes Sosa; recorrer las sendas de la farándula local hasta terminar conviniendo con el chavismo y obtener el Premio Nacional de Cultura como Gloria Martín; o simplemente terminar en un altar siendo «La Madre Cantora» junto a Alí Primera.

Pero prefirió irreverencia, crítica, cuestionamiento, indagación artística. Tomar riesgos. Beber de los legados culturales de España, Francia, Portugal y América Latina. Despojarse de los rótulos de cantora de protesta de sus comienzos en los teatros de la Ciudad Universitaria y los actos de la izquierda política y cultural. Con sus búsquedas de expresión hemos ganado todos.

Cantora de amplio registro y especial posicionamiento en un público que ha seguido sus caminos, como Violeta Parra, Amalia Rodríguez, Cesaria Evora, Nina Simone, Elis Regina, Omara Potuondo, María Bethania, Barbara… Soledad Bravo es un hito de la música contemporánea del mundo. Hoy, cuando arriba a sus 80 años, próxima a un nuevo concierto, habría que llenar muchas páginas para repasar su historial y valorar su arte sin fronteras. Repetimos una vez más: gracias a la vida por Soledad, ese lujo de Venezuela.

13 de noviembre 2023 | isaacabraham75gmail.com

*Profesor. Universidad de Los Andes. Mérida.

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De las cosas más importantes de esta hora
Paraguaná. Guía de aves trata de cosas de la mayor trascendencia, de la urgencia de valorar la vida que nos queda, el patrimonio de humanidad en el cual aún podemos reconocernos
Luis Alberto Hernández Guanipa se aproxima a su lar de origen, al paisaje que lo habita, en el trino de un ave, en un canto de amanecer, cuando todo es más oscuro

 

@YsaacLpez

El autor de este texto se acerca, como aquel poeta, a las alas de un país para entenderlo. Luis Alberto Hernández Guanipa se aproxima a su lar de origen, al paisaje que lo habita, en el trino de un ave, en un canto de amanecer, cuando todo es más oscuro. Es esta Paraguaná. Guía de aves, una contribución necesaria y oportuna. Una lectura útil para la gente.

Evoco nombres de venezolanos como Carlos Augusto León, Francisco Tamayo, Efraín Subero o Luis Beltrán Prieto Figueroa, como nombrar agua, árbol, sed y poesía, para preguntar: ¿cómo canta el sirirí? ¿Cuál es el alimento del cernícalo? ¿Cómo extiende sus alas el pitirre? ¿Dónde duerme el cresteyú admirado por Alí Brett Martínez? ¿Acaso el pez de los abismos siente lo mismo que el pájaro en su vuelo?

En Aspectos geográficos del estado Falcón, el investigador Marco Aurelio Vila indicaba, para 1961, que la avifauna de la península de Paraguaná, noroccidente de Venezuela, formaba parte del área del Caribe, sin presentar particularismos o excepcionalidades. Más de medio siglo después, ¿cuánto puede haber cambiado esa apreciación ante los usos y abusos que hemos hecho del espacio que nos prestaron para vivir? ¿Cuántas especies y tipos de aves han desaparecido? ¿Cuáles son los sistemas migratorios? ¿También se exilian las aves en su pena?

No puede haber ave sin cielo. Y el amor al cielo lo aprende el pájaro a pesar de sus alas y del nido. En aire limpio se mece la torcaza, lo mismo que el tegue tegue. Tampoco puede vérselas separadas de árboles, de sitios de monte y de depósitos de agua. En los brazos del cuaguaro se refugia el gonzalito, el chuchuve o el tordo. Pero poco a poco nos vamos quedando sin árboles. Sin el Ojo de Agua de Miraca o sin el Agua Viva de Guacuira.

Con precarias y erráticas políticas de manejo ambiental, derrumbe indiscriminado de plantas centenarias, arrase de extensiones de cardonales, quema de frágiles bosques, pintura sobre las piedras del Cerro de Santa Ana, lanzamiento de plásticos en Boca de Caño o en el Cabo de San Román, progresivamente hemos desertificado a Paraguaná. El delicado ecosistema no ha encontrado nuestra ayuda para sobrevivir, al contrario, hemos contribuido con su muerte. Como en todo el planeta, no hay más enemigo del hombre que el propio hombre.

Por todo eso, es de interés el registro de nuestros bienes. Hombres y mujeres; historia y tradición, cultura y saberes; casas de hato y de pueblos tradicionales; flora y fauna. Allí la contribución esencial de este trabajo. Su marcada utilidad.

197 especies de aves de Paraguaná registra aquí Luis Alberto Hernández Guanipa. Junto a nombres tradicionales y científicos, anota características fenotípicas, hábitos alimenticios, sitios de albergue y distribución. Complementan cada ficha una o dos fotografías por elemento. Una contribución para sabernos y sentirnos, para conocer más de lo que somos en 3500 kilómetros cuadrados de península y en este infinito de mar que nos define.

Paraguaná. Guía de aves... De las cosas más importantes de esta hora, por Isaac Abraham López
Chirito, reinita y turpial, 3 de las 197 especies de aves registradas por Luis Alberto Hernández Guanipa en su obra Paraguaná. Guía de aves.
Paraguaná. Guía de aves... De las cosas más importantes de esta hora, por Isaac Abraham López
Casa de hato El Ticuide, Paraguaná, estado Falcón. Foto Isaac Abraham López.
Paraguaná. Guía de aves. De las cosas más importantes de esta hora, por Isaac Abraham López
Paraguaneros. Foto Isaac Abraham López.

Como en la vieja canción de Bob Dylan, el pájaro no es libre de los caminos del cielo, tampoco nosotros de nuestras demencias, atrocidades, ignorancia.

Hoy por hoy el hombre se enfrenta como certeza a su propio acabose, a su aniquilamiento sobre la tierra. Ya no son ficción, ni agendas conspirativas, la destrucción de la capa de ozono, el recalentamiento global o el agotamiento de las reservas de agua potable. Entonces, esta guía trata de cosas de la mayor importancia y trascendencia, de la urgencia de valorar la vida que nos queda, el patrimonio de humanidad en el cual aún podemos reconocernos.

Agradezco profundamente a Luis Alberto Hernández Guanipa por propiciar el unir mi nombre a esta Paraguaná. Guía de aves. Empresa de vida y trascendencia. Su amoroso trabajo de recuento es una tarea extraordinaria. Un inventario por la vida. Y de la vida somos militantes y voceros.

Este es un trabajo para todos, para hacer del amor por la tierra práctica efectiva y no declarativa. Para que los hombres y los pájaros podamos tener de verdad una oportunidad en medio del caos. Para que no se detenga nuestro vuelo.

Abril de 2023 | isaacabraham75gmail.com

(Presentación del libro: Luis Alberto Hernández Guanipa: Paraguaná. Guía de aves. Medellín, Grupo Tiquiba, Asociación de Amigos del Complejo Cultural Josefa Camejo y Fundación Literaria León Bienvenido Weffer, 2023). Para solicitar el libro comunicarse con Luis Alberto Hernández Guanipa al correo luisalbertohernandezg23@gmail.com11.

*Profesor. Universidad de Los Andes. Mérida.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

De historiadores y memoria. Las primeras Jornadas de Intercambio de las Escuelas de Historia ULA-UCV
¿El tiempo nos une, para qué? ¿Para solicitar preservación del patrimonio biblio-hemerográfico universitario? ¿Para exigir presupuesto justo, reapertura de comedores, pasajes preferenciales estudiantiles y sueldos dignos para los profesores?

 

@YsaacLpez

Fue del 20 al 23 de julio de 1988 cuando se celebraron en Mérida, antigua sede de la Facultad de Humanidades y Educación, las Primeras Jornadas de Intercambio Académico-Cultural entre las escuelas de Historia de la UCV y la ULA. El tema central propuesto por comisiones creadas en Caracas y Mérida fue «La problemática actual de los estudios históricos y su enseñanza».

La comisión conformada en la UCV estaba integrada por los bachilleres Rafael Viamonte Padrón, Solange Orta y José Miguel Rosario, entre otros, y en Mérida por Juan Alonso Molina, José Gregorio Urbina. Robinzon Meza, Ildefonzo Méndez, Francisco Franco, Darío Dizaccomo, Siubar Pirela, Janette Araque, Zoraima Guedez, Isaac López y otros.

La propuesta fue realizada por un grupo de estudiantes de la Escuela de Historia de la UCV, y en deliberaciones en ambos espacios académicos se estructuró un programa que determinó las siguientes mesas: 1. ¿Para qué la historia? 2. La calidad de la enseñanza en nuestras escuelas de Historia y el perfil profesional de sus egresados. 3. La revisión curricular. Su sentido y pertinencia, y 4. Asamblea plenaria.

Dos foros completaron la actividad académica, uno sobre La Problemática actual en torno a la historia indígena, y El V centenario del «descubrimiento» de América y la posición del historiador latinoamericano. Un encuentro deportivo y cultural cerró el evento con proyección de documentales por la Unidad Cinematográfica El Foco, encuentros de ajedrez y de futbolito.

Entre las ponencias presentadas por compañeros de la Escuela de Historia de la UCV estuvieron las de Bruno Gallo, Alvaro Toro, José Miguel Rosario y Luis Delgado; entre las de los compañeros de la Escuela de Historia de la ULA conservo en archivo las de Rafael Rattia titulada El anarquismo: ¿una distinta concepción de la historia?» y la de María García titulada La idea de la historia en Jean Batista Vico, ambas surgidas de la optativa coordinada por el profesor José Manuel Briceño Guerrero.

35 años después, algunos de los organizadores de esas I Jornadas de Intercambio Académico Cultural de las Escuelas de Historia formamos parte de sus plantas profesorales. Rafael Viamonte Padrón es el coordinador de Ensayos históricos, el anuario del Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la UCV; Solange Orta es profesora de la Escuela de Bibliotecología de aquella universidad; mientras Robinzon Meza, Francisco Franco y quien escribe somos profesores de la Escuela de Historia ULA. Mal podríamos olvidar nuestra propia historia y compromiso académicos.

Ilustra esta nota el humilde afiche reproducido en fotocopia que pudimos elaborar hace casi cuatro décadas.

Hoy, cuando se organiza desde la capital del país, en propuesta de los egresados, el Primer Encuentro de Escuelas de Historia, que se amplía no solo a las de Caracas y Mérida, sino también a los distintos programas de Historia de la UNERG en Calabozo, UNEARTE y diversas universidades politécnicas, bajo el lema «El tiempo nos une», es oportuno recordar otros esfuerzos por acercar el hacer de los historiadores venezolanos como las Jornadas de Investigación de la Escuela de Historia ULA, las Jornadas del Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela y las Jornadas de Investigación de los Estudiantes de la Escuela de Historia ULA, en cuyo última edición participaron varios estudiantes de la Escuela de Historia UCV. Al programa de todos esos eventos me remito.

¿El tiempo nos une, para qué?

La Historia es crítica o no es. Nunca, como en este tiempo maltrecho, parece haberse estudiado tanto Historia a nivel profesional en Venezuela. Y, sin embargo, parece una disciplina cuyos lineamientos se han difuminado, y hacer periodismo, crónica, crítica literaria, simple conteo de fusiles o elaborar bodrios chavistas o antichavistas es hacer Historia.  

Los tres simposios organizados para este primer encuentro… giran en torno a:

«La enseñanza profesional de la Historia ante las nuevas realidades de acceso a la información y a la enseñanza virtual.»

¿Pueden los profesores de la UCV, de la UNERG, de las universidades politécnicas y de UNEARTE acceder a la internet sin dificultades de conexión? ¿Sus sueldos les alcanzan para pagar el servicio?

«Los licenciados en Historia, la transformación de las formas de trabajo y su inserción actual en el campo laboral.»

¿No son acaso los mismos sectores que organizan ese evento los que han conducido a los profesores de Historia en universidades y liceos a vivir en las peores limitaciones?

«La formación profesional en Historia desde la óptica y las propuestas estudiantiles.»

Pregunto: ¿de cuánto es la matricula estudiantil de nuestras escuelas de Historia y de los planes de formación? ¿No se ha dado acaso una notable deserción por la necesidad de sobrevivir y buscar varios trabajos ante un modelo político y económico que ha destruido a las universidades y al país?

¿El tiempo nos une, para qué? ¿Habrá espacio para fijar posición sobre la situación de los archivos de Venezuela? ¿Eso se debatirá en la Escuela de Historia de la UCV el próximo mes de noviembre?

De historiadores y memoria. Las primeras Jornadas de Intercambio de las Escuelas de Historia ULA-UCV, por Isaac López
La situación de los Archivos Históricos de Falcón y Portuguesa es lamentable. El Archivo Histórico de Guayana perdió gran cantidad de periódicos únicos. Fotos: Isaac Abraham López.

¿Pueden militantes y funcionarios del régimen representar cabalmente a los egresados de la Escuela de Historia ULA en una convocatoria dirigida –una vez más– a fortalecer relaciones y fomentar la agremiación de los historiadores? ¿Para qué se agremian los historiadores en un país donde todo espacio de cuestionamiento y exigencia es «siquitrillado»?

¿El tiempo nos une, para qué? ¿Para solicitar preservación del patrimonio biblio-hemerográfico universitario? ¿Para exigir presupuesto justo, reapertura de comedores, pasajes preferenciales estudiantiles y sueldos dignos para los profesores? ¿Quién financia el traslado de profesores y alumnos desde Mérida a Caracas? ¿Puede jugarse a la inocencia con eventos de esta naturaleza?

De historiadores y memoria. Las primeras Jornadas de Intercambio de las Escuelas de Historia ULA-UCV, por Isaac López
En la Biblioteca Febres Cordero de Mérida solo se reparó la mitad del techo en meses recientes, y las filtraciones siguen sobre el depósito donde se guardan libros y documentos. Foto: Isaac Abraham López.
Biblioteca Febres Cordero de Mérida. Fotos Isaac Abraham López.
De historiadores y memoria. Las primeras Jornadas de Intercambio de las Escuelas de Historia ULA-UCV, por Isaac López
Las filtraciones de años sin atender causaron problemas sobre la colección de la Biblioteca Febres Cordero de Mérida. Fotos Isaac Abraham López.

Ojalá se rompan los consensos impuestos por quien paga, ojalá no sean «tontos útiles» nuestros estudiantes convencidos de asistir a un encuentro aportador y provechoso para su formación. Ojalá y resulten estas letras desmentidas por una actividad de calidad académica que abra caminos a la crítica de los estudios de Historia en Venezuela, al hacer de historiadores y fariseos, y a la necesidad de confrontarnos con nuestros pares de Latinoamérica y el mundo.

Eso, sin sesgos partidistas y sin manipulación ideológica de los historiadores del proyecto chavista. A la vuelta conversamos.

11 de octubre de 2023 | isaacabraham75gmail.com

*Historiador, profesor de la Universidad de Los Andes. Mérida.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Juan Félix Sánchez, señor de los páramos, mendigo de la ciudad
Quien quiera descubrir a Venezuela que vuelva sobre esos pasos, con respeto, con humildad (…) Intentando encontrar las manos y la sonrisa nobles de Juan Félix Sánchez, el señor de los páramos

 

@YsaacLpez

1.

A inicios de los años ochenta el promotor y coleccionista Denis Schmeichler, encargado de la Galería Yakera, de Caracas, junto con un equipo multidisciplinario, autodenominado Grupo de los Cinco, mostró al mundo el hacer de un campesino. Un pequeño propietario del páramo andino merideño, que se había retirado desde 1941 a las altas cumbres donde habita la neblina entre riscos y frailejones. Allí había creado, para saciar su sed de expresión y comunicación con los signos de su devoción cristiana, un conjunto arquitectónico que llamó la atención de los especialistas por su singularidad.

Juan Félix Sánchez, señor de los páramos, mendigo de la ciudad, por Isaac López
Juan Félix Sánchez creó un conjunto arquitectónico para saciar su sed de expresión y comunicación con los signos de su devoción cristiana. Fotos: Isaac Abraham López.

La piedra desnuda y rugosa en los ámbitos internos y externos de las construcciones del viejo paramero imponía una particularidad no encontrada con anterioridad en nuestro país. Las expresiones de los personajes bíblicos, su rusticidad sacudida de sentimientos y ajena a la policromía. Los muebles retorcidos que buscaban la libertad de las formas y que sin embargo mantienen respeto hacia el peso y la función.

Inventor dedicado y curioso, como un niño viejo que juega en la libertad total. Así fue presentado el artista de El Tisure. Nacido en 1900 en el poblado conocido hoy como San Rafael de Mucuchíes, a partir de ese “descubrimiento” que pretendió mostrar de una forma seria el Grupo de los Cinco, a través de una exposición, un libro y un video, la vida del viejo campesino fue sacudida por los imperativos de lo que se entiende por promoción o difusión cultural y turística. A partir de entonces el nombre de Juan Félix Sánchez se repitió mil veces en catálogos de exposiciones, artículos de prensa, libros, documentales, o programas de radio y televisión.

En la segunda mitad de los años ochenta todas las páginas web dedicadas al turismo en Mérida señalaban como los principales atractivos turísticos el teleférico y el conjunto arquitectónico de Juan Félix Sánchez.

La vida aislada que eligió fue invadida por un tropel de fisgones, estudiantes, turistas, promotores culturales, y políticos oportunistas. Su recogimiento fue violentado por mochileros acampados en las inmediaciones de su hogar, por jóvenes de promociones de liceos de Mérida con botellas de ron, y latas que desperdigaban por todo su potrero, por curiosos que llegaban a cualquier hora distrayéndolo de sus faenas habituales, solicitándole contar la historia de sus construcciones o posar para una fotografía…

Las plantas y utensilios de la casa dañados o robados. Especialistas y charlatanes, estudiosos y aprovechadores, una caravana de nunca acabar. Juan Félix Sánchez se volvió moda y todo el mundo debía hablar de él. Los más descabellados análisis se hicieron entonces sobre el hombre y su obra.

La idea del hombre puro y sabio atraía para la exhibición. El hombre incontaminado era ideal para ser mostrado como símbolo de la herencia indígena, como la plenitud de un mundo dejado atrás por los ideales torcidos del progreso, desarrollo y modernidad.

Llegaban incesantemente hasta el apartado páramo de El Tisure –a ocho horas desde San Rafael de Mucuchies– gentes de toda laya, cámaras de televisión, curiosos y turistas. Como era de esperarse, se produjo una pelea por hacerse de la cercanía del artista. Se multiplicaron los descubridores y amigos, los promotores y protectores.

Proliferaron los premios, los reconocimientos, la manipulación y los halagos miserables. Todo eso ante un campesino noble, que jamás imaginó tal avalancha. Su figura utilizada por los políticos para su promoción personal, prestamos de piezas por galerías que no le devolvieron, donación de su casa y abandono al final de sus días.

Juan Félix Sánchez hablaba de memoria, era conexión con el pasado. Tras la muerte de su madre, él había tomado la decisión de retirarse a su casa de El Potrero, en el páramo de El Tisure, y en los años inmediatos se instaló allí junto con Epifanía Gil. Entre 1946 y 1979 se dedicó a la realización de su obra religiosa en el Filo de El Tisure. La revisión de la prensa nos muestra que al final de sus días estaba enfermo, decepcionado, manipulado, agria su visión de tantos que le rodearon. Pedía que le devolvieran su casa y sus objetos, que no utilizaran su nombre, que no siguieran maltratando los espacios de El Tisure, llenos de pintas y basura.

2.

Ocho años después de mi descubrimiento de aquel maravilloso campesino, camino junto con Murachí Arías, Carl, Fernando y Gitanjaly desde el caserío La Mucuchache, ubicado en la carretera Trasandina, entre San Rafael de Muchuchies y Apartaderos, hacia el páramo de El Tisure en busca de Juan Félix Sánchez.

El camino hacia El Tisure se inicia en La Mucuchache, a una altura de 3200 metros sobre el nivel del mar, y asciende paralelo al cauce de la quebrada del mismo nombre hasta un lugar llamado Pantano Redondo, de allí sigue hasta el sitio denominado La Ventana, que constituye la máxima elevación del recorrido, a 4200 metros sobre el nivel del mar. Al llegar a La Ventana se desciende paralelamente a la Quebrada de El Potrero hasta llegar a El Tisure.

El camino es áspero, lleno de piedras que nos hacen perder una y otra vez el equilibrio. Falta la respiración y el camino se torna a cada paso más exigente. Sabemos que son ocho horas y no sabemos hasta dónde nos alcanzarán las fuerzas. Un morral con algunos implementos aumenta la fatiga. Sin embargo, la compañía es buena: cordial, amena, conversadora, cercana. Cada tanto nos detenemos para descansar, por agua, por chocolate, por comida. Murachí hace gala de una paciencia y de un entrenamiento de años. Nos indica cómo abrigarnos, cómo protegernos del sol, cómo pisar en cada tramo del sendero.

El camino comienza a empinarse. Piedras, riachuelos, colinas, piedras, piedras, y más piedras. Unos paisanos pasan en unas mulas y sonríen pausados al preguntar por nuestro destino. Un grupo de mujeres evangelizadoras pasan divertidas a nuestro lado. Al fondo Pantano Redondo donde van a parar algunas cascadas, se almacena el agua en pozos y en recipientes construidos por el hombre. Refugios para el ganado, unas pocas vacas y un toro. Un atajo de caballos pasta tranquilo. La brisa fría pero el sol quemante. Unas montañas nos dejan ver el hielo.

La determinación guía nuestros pasos, pero a cada tramo pensamos en la locura de este empeño. Los más jovencitos se van quedando. También es la primera vez para Gitanjaly, y Fernando acompaña su paso. Murachí y Carl se van delante, y voy en medio de la tropa esperando que mi cuerpo resista.

Al fin llegamos a La Ventana. El letrero ratifica: 4200 metros sobre el nivel del mar. Carl se ha quedado rezagado también, y aprovecho a Murachí para tomarme las fotografías con brazos estirados gritando: “Yo sí subo cerros. Yo sí subo cerros”.

El paisaje abruma. La belleza de las montañas, su colorido, su inmensidad. Al alcanzar Carl la cima, Murachí decide enviarnos adelante mientras él espera a los otros muchachos. Son las cinco de la tarde y pronto comenzará a caer la neblina. Carl es el encargado de encontrar sitio y montar el campamento. En el descenso se observan a lo lejos los techos de unas casas, queremos creer sea alguna la de Juan Félix Sánchez.

Juan Félix Sánchez, señor de los páramos, mendigo de la ciudad, por Isaac López
El paisaje abruma (…) En el descenso se observan los techos de unas casas, queremos creer sea alguna la de Juan Félix Sánchez. Foto: Isaac Abraham López.

A eso de las seis y media ya todos estamos dentro de las carpas. Murachí prepara un té caliente y luego avena. Caemos rendidos por el cansancio. A las tres de la madrugada me despierto de un salto. La sensación de encierro en la carpa y dentro del eslipin es terrible. Me sofoco, siento que entro en histeria y que comenzaré a gritar. Trato de calmarme. Le digo a Murachí que voy a salir y me aconseja hacerlo lo más abrigado que pueda porque el frío es fuerte afuera. Abro la puerta de la casa de lona y la sensación de encierro se amplía. El cielo es una bóveda estrellada, pero las negras montañas son monstruos inmensos por cada lado. Rodeado de la neblina me obligo a la calma. Entro nuevamente a la carpa e intento dormir.

Al amanecer será el deslumbramiento. Caminamos hasta lo alto de la capilla y verdaderamente uno se pregunta cómo pudo aquel hombre construir tal maravilla. Quien quiera descubrir a Venezuela que vuelva sobre esos pasos, con respeto, con humildad, tratando de no romper la armonía. Intentando encontrar las manos y la sonrisa nobles del señor de los páramos.

La cercanía del bien

La cercanía del bien

Octubre de 2015 | isaacabraham75gmail.com

*Profesor. Universidad de Los Andes. Mérida.

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“El Conde” y otros monstruos de por estos lados
El decadente Pinochet es en la película de Netflix una sombra trágica, una burla, un pobre diablo reumático cuyas sobras se pelean unos vástagos mediocres

 

@YsaacLpez

Sátira grotesca, ampulosa, terrible, la más más reciente película del chileno Pablo Larraín (Santiago de Chile, 19 de agosto de 1976) nos acerca a las entrañas de un monstruo que pudo nombrarse Babi Doc, Tachito Somoza, el general Stroessner o el Caballo Fidel Castro. Es decir, la encarnación de lo oscuro, la desviación de lo que pudo ser humano por el poder.

El Conde no es un manifiesto político y lo es, no es un panfleto de denuncia y también puede serlo.

La madre va contando los orígenes del mal, el nacimiento de un vampiro que vence los siglos, que quiere morir y no lo dejan. Que encuentra el amor en medio de la senilidad y quiere a fuerza recuperar el tiempo perdido.

En formato general en blanco y negro, a ratos Larraín nos acerca al cine negro norteamericano y a ratos a Tim Burton. De hecho, a cada momento parece que fuera a salir Johnny Depp como Miguel Henríquez o Helena Bonham Carter haciendo de Beatriz Allende. El personaje de monja exorcista es sin dudas un homenaje a Burton.

Si el paisaje ayuda, los personajes crean una atmosfera intimidante. Repulsivos, bastardos, degradados. Despojos de su propio ser. El mayordomo que lame las botas del amo, la horrible mujer que lo engaña en sus narices, los hijos que se desgarran por apropiarse las riquezas robadas a una nación… El interrogatorio indaga en asuntos escabrosos, que se banalizan en la actitud que este tiempo sin gravedad concede a todo. Larraín sabe qué hace, sabe el momento que transita. Todo es una gran burla. Y sin embargo no… 

Lo cantó el argentino León Gieco: «Ya aprendimos con los años que la justicia solo se hace en el corazón…»

El cineasta de «Una mujer fantástica», «Nadie sabe que estoy aquí», «Neruda», «Tony Manero», “No», «Ema”, «El Club», «Jacky» o «Spencer» no pretende hacer justicia a los miles de desaparecidos, vejados y muertos de la dictadura que rigió su país entre 1973 y 1988. Y sin embargo… Hay también otro Chile y Larraín lo sabe, otros, que no forman parte de la narrativa de la izquierda. Pero allí las huellas ineludibles de un tiempo y de un país que aún no sabe sacar cuentas y superar su pasado.

Con guion del mismo Larraín y de Guillermo Calderón, dirección de fotografía de Edward Lachman y producción de Juan de Dios Larraín, el reparto da clases de actuación encabezado por Jaime Vadell, Gloria Müchmeyer, Alfredo Castro, y Paula Luchsinger.

El decadente Pinochet es en la película de Netflix una sombra trágica, una burla, un pobre diablo reumático cuyas sobras se pelean unos vástagos mediocres. El Conde recorre el cielo «de aquella ciudad atormentada por símbolos de infierno», buscando saciar la sed. En tiempos de neoliberalismo y muerte de las ideologías él solo quiere un poco de sangre nueva, un corazón joven para enfrentar los bríos del amor. Pero quien no sabe… 

La madre vuelve por el hijo extraviado y es nada menos que la Dama de Hierro, aquella que agradece apoyo y solidaridad con el imperio de la Reina Victoria. La belleza no tiene cabida en esta historia, tampoco la ternura, el gesto noble. Todo corroe, asquea, entristece. La sombra mustia de los seres abyectos. Ningún pinochetista hará una fiesta de ella. Aun cuando intenta florecer lo hermoso –en la escena del coro de las monjas, en las monjas recorriendo el río– el peso del horror todo lo aniquila.

El final es un túnel o una rueda. No saber ser en otro lugar que estas estepas y desiertos. A pesar de la sangre mestiza y por tanto el desorden, el bochinche, la inestabilidad y la anarquía. La noria gira y gira. El eterno retorno. El monstruo que vive en cada uno de nosotros.

20 de septiembre de 2023 | isaacabraham75gmail.com

*Profesor. Universidad de Los Andes. Mérida.

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#NotasSobreLaIzquierdaVenezolana | La izquierda cultural venezolana
La izquierda cultural venezolana 1958–1968, de Alfredo Chacón, representa un material de indispensable consulta
Leer los textos recopilados por Alfredo Chacón y editados en 1970 por la Editorial Domingo Fuentes es acercarse a un archivo extremo y sectario

 

@YsaacLpez

A los que fueron de los sesenta

Siempre quise leer ese libro de Alfredo Chacón. Una especie de texto mítico de mi adolescencia tras la nostalgia de aquel tiempo perdido. Ni siquiera en Mérida pude localizarlo en mis primeros años de vida en la ciudad. Su encuentro hace dos meses en la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la ULA representó dar con una fuente testimonial de primer orden sobre la emergencia radical venezolana de la década de los sesenta. Algo de lo que nadie quiere acordarse, pero que me interesa pues la poesía, la narrativa, el ensayo, la crítica literaria, el artículo y la controversia periodística fueron mucho más que «el perfume de una época».

Leer los textos recopilados por Alfredo Chacón y editados en 1970 por la Editorial Domingo Fuentes es acercarse a un archivo extremo y sectario, a visiones tan intransigentes en su fe ciega que lo hacen a uno consiente de que aquellos debates y controversias de gente como Jesús Sanoja Hernández, Héctor Malavé Mata, Orlando Araujo, Armando Córdoba, José Agustín Silva Michelena, Pedro Duno, Antonio Pasquali, Manuel Caballero, Adriano González León, Jacobo Borges, Edmundo Aray o Darío Lancini, además de los textos sin firma de publicaciones como Tabla Redonda, Crítica Contemporánea, y Clarín de los Viernes tenían que tener una expresión también en los hombres y mujeres que empuñaban las armas en la sierra de Coro, las montañas de Lara y Portuguesa, en Turimiquire, o los cerros de Trujillo y El Bachiller.

Mención aparte merece la entrevista de enero de 1965 al director de la Escuela de Historia de la UCV, Germán Carrera Damas, titulada La Historia como instrumento de liberación nacional y publicada en el periódico Qué pasa en Venezuela, ligado al PCV. Para el universitario, la historia necesaria conllevaba al estudio de la política «como la expresión global del desarrollo general de las sociedades». «La historia no es un recetario práctico para uso de políticos miopes. Tampoco es la tienda de antigüedades en que la han convertido quienes acuden a ella en búsqueda de una cosa vieja en qué apoyar alguna malignidad presente.» 

Indica Carrera Damas: «Difieren, sin embargo, básicamente, los intereses del historiador de lo contemporáneo, de los del político partidista. Si bien para ambos debe regir por igual el propósito de la clara comprensión de lo contemporáneo, la misión del historiador –incomprendida por muchos– es básicamente la de actuar como un testigo de su tiempo. Ello no implica, repetimos, renunciar a una participación que, por otra parte, no sería otra cosa que el ejercicio de un elemental derecho ciudadano, pero sí el compromiso de esforzarse por alcanzar planos de observación sistemática en lo posible desligados de preferencias personales.»

Siendo Germán Carrera Damas parte del Comité Editorial de la revista Crítica Contemporánea, junto con Orlando Albornoz, Gustavo Carrera Damas, Rafael Di Prisco, Pedro Duno, Marisa Kohn de Beker, Juan Nuño y Federico Riu, encontramos en el libro una reseña crítica de Clarín de los Viernes, del 2 de agosto de 1963, donde se cuestiona a esa publicación por ataques a los profesores de la Facultad de Humanidades, Federico Brito Figueroa y Eduardo Arcila Farías. 

En general, las batallas de la élite cultural venezolana de izquierda entre 1958 y 1968 pretenden poner en claro el compromiso del intelectual con los cambios requeridos por la sociedad, la expresión trascendente de lo parroquial y pintoresco, la experimentación y el riesgo, el dialogo con tendencias y proyectos del mundo contemporáneo.

Desde el ensayo introductorio de Alfredo Chacón sabemos que encontraremos lo que el poeta Pepe Barroeta llamó “La hoguera de otra edad”. El discurso vehemente y comprometido de una generación del país que no pretendía pactar con el statu quo, sino arrasar sus cimientos como mandato de una era que urgía nacer y exigía acabar con un tiempo viejo. Para Chacón, aquella efervescencia duraría apenas entre 1958 y 1963. Lo demás fueron mecanismos de exhibición, incluso la rebeldía, el enfado, lo contestatario.

A 53 años de su publicación, este libro se agradece desde la perspectiva del investigador. De aquel que no busca comparar a la izquierda de los sesenta con la que se montó en el Volkswagen del chavismo, el que no asume su trabajo para entrar en el tráfico de ventas de la hora.

La izquierda cultural venezolana 1958–1968, de Alfredo Chacón, representa un material de indispensable consulta, que habrá de completarse con colecciones que puedan quedar del maltrato a las bibliotecas públicas en estos tiempos, de publicaciones como Rayado en el Techo, Crítica Contemporánea, Izquierda, Principios, Qué pasa en Venezuela, La Esfera, Tribuna Popular, FALN, Documentos Políticos, Joven Guardia, Punto Negro, Fuego, Pueblo y revolución, Rocinante y Ruptura, entre otros periódicos y revistas para la cultura, el debate y la pelea.

La izquierda cultural venezolana, por Isaac López
La compilación de Alfredo Chazón pudiera completarse con publicaciones como Principios, Documentos Políticos, Documentos, entre otras de la izquierda cultural venezolana.

Una guerra es el enfrentamiento de dos bandos. Si yo solo hago la historia de uno de ellos no estoy haciendo la historia de una guerra. Estoy haciendo la historia de un bando. No nos llamemos a engaño. Y en la mayoría de los casos al hablar de la lucha armada de los años sesenta se ha hecho la historia de un bando. Ahora, recién, pasamos al otro extremo. Es decir, hacemos la historia del otro bando.

Eso no me interesa. Estaría instrumentalizando la historia para las agendas del presente, y esa no es mi tarea. Quiero comprender un periodo de la historia de mi país, no hacer proselitismo, demagogia, ni vender libros.

1.° de octubre de 2023 | isaacabraham75@gmail.com

*Profesor. Universidad de Los Andes. Mérida.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Los archivos digitales o el estudio de la historia en la era digital
¿Supone el uso de fuentes y medios digitales una nueva ética para el oficio de historiar? ¿Podemos quedar atrapados en la novedad de los medios ante la tradicional rigurosidad exigida por las formas?

 

@YsaacLpez

Fue en 2016 cuando los organizadores de las Jornadas de Investigación de los Estudiantes de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes decidieron que el tema de las mismas sería la investigación en la era digital. Ni fundaban el agua tibia, ni buscaban preeminencia sobre una discusión que ya se venía dando en otros espacios universitarios nacionales e internacionales desde hacía buen rato. Que no hay nada peor en nosotros los venezolanos que esos regionalismos y jactancias académicos. «Con mi Universidad no te metas».

Ya por entonces comenzaban a generarse críticas y discusiones en la Escuela de Historia ULA sobre tesis de grado que sin el menor pudor citaban a Wikipedia y otras plataformas sin mayor calidad en sus contenidos. Es decir, a fomentar la discusión sobre la necesidad de la crítica de fuentes digitales.

Me tocó moderar el foro central de aquellas Jornadas de Investigación de los Estudiantes, y recuerdo especialmente la intervención del estimado profesor Chjalmar Ekman, quien realizó un destacado paneo por las posibilidades y problemas que ofrecían los medios digitales para la búsqueda y difusión de la información. La flexibilidad que adquiría el documento, la ética profesional exigida por los procedimientos, la variedad de posibilidades de acceso a fuentes y la responsabilidad en la utilización. La indiscriminación de los materiales contenidos en la internet.

¿Supone el uso de fuentes y medios digitales una nueva ética para el oficio de historiar?

¿Podemos quedar atrapados en la novedad de los medios ante la tradicional rigurosidad exigida por las formas? Contenido y práctica eran y son las bases de una discusión provechosa.

Un texto fundamental para el debate que cayó en nuestras manos en 2015 es el de Anaclet Pons titulado El desorden digital. Guía para historiadores y humanistas (Siglo XXI editores, 2013). Información, acceso, calidad, redes, la cultura digital y la cultura de la formación histórica. La adaptabilidad a los cambios y la posibilidad de mantenernos al día en la sociedad del saber. Documentarse y escribir en los mil caminos digitales. El método del historiador frente a las ya no tan nuevas tecnologías. Otros dos de interés: La Historiografía en el amanecer de la cultura digital de Juan Andrés Bresciano (2010) y Práctica de la Paleografía en la era digital por Jorge Núñez Chávez (2020).  

Tema aparte de la utilización por los estudiosos, es el de la digitalización de fondos.

La digitalización de fondos de archivos en Venezuela supone la participación de los especialistas en el área, es decir: de los archivistas. Dejados de lado por los historiadores cuando se adentran en un medio que no pareciera el de ellos. Asunto fundamental en un país donde se asume la todería como práctica común. Si la hora nacional nos exige algo, es superar las prácticas impuestas por el régimen y rescatar la importancia de la especialidad. Todos no podemos saber de todo.

Los archivos digitales o el estudio de la historia en la era digital, por Isaac López
La digitalización de fondos de archivos en Venezuela supone la participación de los especialistas en el área, es decir de los archivistas. Fotos: Isaac López.

Casos ocurridos en años recientes en Venezuela como los proyectos de digitalización de los fondos del Archivo General de estado Mérida por la empresa Family Search, el cual generó el rechazo de la nueva dirección de ese centro, la retención de equipos y la denuncia institucional por considerar se había atentado contra la legislación vigente en el país en materia de reproducción de documentos y patrimonio cultural; o el de la digitalización de documentos y periódicos en el Archivo Histórico y Archivo General del estado Falcón por el ente privado Fundapatrimonio Documental, que tuvo la misma respuesta de los administradores, nos obligan a ser serios ante asunto tan delicado.  

Venga a cuento estos intentos de reflexión a propósito de la invitación realizada por el Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry, el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica Andrés Bello y la Fundación Red de Historia Digital Venezolana, al foro Zoom «Archivos históricos digitales: Un punto de encuentro por la memoria venezolana», el martes 21 de marzo de 2023.

Además del tema central antes mencionado, se habló de la «Historia de los esclavos afrovenezolanos (1700-1858)», o mejor, de la digitalización de los documentos sobre esclavizados pertenecientes al Registro Principal de Caracas que reposan en la Academia Nacional de la Historia, trabajo realizado por la Red de Historia Digital de Venezuela, liderada entre otros por Guillermo Ramos Flamerich y Guillermo Guzmán.

El foro tuvo como ponentes principales, además de Ramos Flamerich, a los historiadores Dora Dávila y Tomás Straka, quienes señalaron aspectos y problemas de los registros de información en Venezuela y los retos del resguardo digital, al mismo tiempo que la ampliación de oportunidades para la investigación histórica.

Un tema de la mayor relevancia en un país donde archivos eclesiásticos y archivos militares mantienen cerrado el acceso, y donde los archivos públicos sufren los peores embates, como se ha mostrado en los casos de pérdida de colecciones de periódicos en el Archivo Histórico de Guayana en Ciudad Bolívar, derrumbe de paredes sobre fondos del Archivo Histórico del estado Falcón en Coro y filtraciones del techo de la Biblioteca Febres Cordero en Mérida.

Un tema que debe seguirse debatiendo e involucra aspectos fundamentales como: la participación de los profesionales de la archivística, la legislación venezolana vigente y la labor de los investigadores de la Historia. Un debate de muchos. ¿Se debate y comparte en el medio académico venezolano para qué? Ese también parece asunto central de la hora nacional.

isaacabraham75@gmail.com | 22 de marzo de 2023.

* Historiador. Profesor. Universidad de Los Andes. Mérida.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es