Con la llegada de las redes, el Capitán Crunch renació cual ave fénix. En su tiempo hackeó a AT&T, le tomó el pelo a un presidente y a un papa. Hoy, a sus 80, sigue dando función
En mi columna de esta semana quisiera compartir un perfil que escribí hace algún tiempo, el del Capitán Crunch. Quiero aclarar que no se trata del cereal para niños, ni mucho menos del campeón en conseguir pareja dentro de una app de citas (porque entonces se llamaría Capitán Crush). Acá les voy a hablar de John Thomas Draper, el primer hacker célebre de la historia.
John Thomas Draper es un programador estadounidense nacido en Estados Unidos en el año 1943. Draper, mejor conocido en el mundo hacker como Capitán Crunch, fue una especie de superhéroe para los jóvenes atraídos por el mundo de la computación durante los 70 y 80.
Cuenta la leyenda que un amigo de Draper, llamado Joe Engressia, le comentó que en la caja del famoso cereal Capitán Crunch venía un silbato, que al ser modificado (para emitir un tono de 2600 Hz), lograba simular la misma frecuencia que usaba la operadora AT&T para indicarle a la línea telefónica estaba lista para rutear una llamada.
En palabras más simples, gracias al sonido del silbato, se podía entrar al sistema en modo operador. Ello permitía al usuario hacer llamadas gratuitas. Fue así como Draper, luego de varios experimentos, construyó la primera caja azul, que era un dispositivo que reproducía la frecuencia del silbato.
Durante una de las primeras comunicaciones que hizo Draper con la caja azul, el hacker logró comunicarse con el presidente de Estados Unidos Richard Nixon, a quien le reclamó por la escasez de papel higiénico en la ciudad de Los Ángeles.
La comunicación con Nixon puso a Draper en el radar no solo del FBI, sino de la prensa. De hecho, un periodista de la revista Esquire publicó un artículo donde relataba la historia del Capitán Crunch. La nota fue leída por un entusiasta joven llamado Steve Wozniak, quien poco tiempo después cofundaría Apple.
Para el año 1972 la policía arrestó a Draper luego de que fuera acusado de fraude en contra de las compañías telefónicas. Ya en libertad, el Capitán Crunch volvió a las andanzas. Entonces coincidió nuevamente con Wozniak en el famoso Homebrew Computer Club de Silicon Valey, donde los amantes de las computadoras se reunían para disertar sobre los últimos avances de la tecnología.
En otra ocasión el Capital Crunch visitó a Waz (Steve Wozniak) en la Universidad de Berkeley y le explicó a él, y a Steve Jobs, cómo funcionaba la ya célebre caja azul. Y para demostrárselo, Draper llamó al Vaticano y logró llegar hasta el papa Pablo VI. Tras el famoso encuentro, Jobs y Wozniak se dedicaron a construir y vender sus propias cajas azules.
Pero la relación entre Draper y los fundadores de Apple no quedó ahí. El Capitán Crunch diseñaba un módem para la Apple II, pero lo arrestaron nuevamente en 1977. Ese mismo año y desde la prisión, John escribió EsayWriter, el primer procesador de texto para la computadora Apple II.
Al salir de la cárcel, las cosas fueron de mal en peor. Según un artículo del periodista Chris Rhoads, del diario The Wall Street Journal, Draper, sin un centavo en el bolsillo, tuvo que vivir en una camioneta bajo un puente de los Ángeles. Y, tiempo después, el famoso hacker vagó por el desierto y vivió de la caridad de las personas.
Pero con la llegada de las redes sociales, el Capitán Crunch renació cual ave fénix y por mucho tiempo se desempeñó como asesor de seguridad informática, además de administrar su blog “Hack This Life” y presentar su web show Crunch en YouTube.
Video: John Draper Demonstrates the Captain Crunch Whistle | Canal en Youtube de ClarkHuman.com
Actualmente, y a sus casi 80 años, el Capitán Crunch escribe software de seguridad informática; y, de acuerdo a su amigo Steve Wozniak, Draper se mueve entre Corea y La India, pero con muy bajo perfil.
Para algunos, el famoso hacker se retiró de la vida pública por su avanzada edad. Yo creo que prefirió aislarse del mundo cuando notó que todos los aportes que hizo a la historia de la informática terminaron en filtros con cara de perritos para las fotos. O para esos extraños bailes en Tiktok…
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