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Hambre en las cárceles

En Zulia: Presos salen a la calle a protestar

Desnutridos y enfermos, los presos salen a la calle a clamar por agua, comida y medicinas. Sucedió en el retén de Cabimas, Zulia. Foto captura del video de @ventanalibertad / Twitter 28/9/2020.

@cnietopalma

La situación penitenciaria de Venezuela cada día empeora más. Todos sufrimos del desastre económico que vive el país. Nunca imaginamos que viviríamos este caos colectivo del cual nadie se salva.

Hoy me voy a referir a algo que me tiene asombrado: realmente el realismo mágico con el que nos maravilló el Gabo se quedó corto frente a lo que aconteció en el Reten de Cabimas en el estado Zulia, el pasado lunes 28 de septiembre.

Un grupo, de aproximadamente 150 reclusos de este centro de detención preventiva, salió a la calle a protestar por la falta de agua, comida, medicinas y las condiciones infrahumanas que se viven allí. La mayoría de los reclusos que prorrumpieron a la calle, eran los enfermos de tuberculosis, desnutrición, VIH y otras enfermedades.

Supongo que mis lectores se preguntarán ¿cómo los presos salieron a protestar a la calle, si están presos? Realmente solo puedo decir que esto tiene que ver con el descontrol y la falta de autoridad de los encargados de su custodia. Como muchas veces lo he dicho, en las cárceles de Venezuela mandan los presos.

Para entenderlo mejor, les cito la nota que la investigadora de la organización Una Ventana a la Libertad en el estado Zulia, Jessika Ferrer, escribió en nuestro sitio web: “La situación amaneció tensa. Al mediodía, exactamente a las 12:22 p. m., y aprovechando que los funcionarios del Cuerpo de Policía Bolivariana del Estado Zulia (CPBEZ), responsable de la custodia externa del penal, abandonaron la garita, unos 150 internos, entre ellos cuatro reclusas, empezaron la protesta. Con pancartas, algunos con tapabocas y otros sin camisa se apostaron en la avenida Andrés Bello del sector La Misión”.

Ferrer recogió el testimonio de uno de los manifestantes: “Antes de salir se acordó con los líderes de cada patio que no habría disparos. Una detonación y nos mataban a todos. Otra cosa, es que debíamos estar en grupo para evitar que los funcionarios dispararan creyendo que había fuga”.

Segundos después, se divulgó el primer video. Para no alarmar a los vecinos, el recluso que grababa aclaró que no se trataba de una fuga masiva.

Se les estaban violando sus derechos, su posibilidad de sobrevivir y salían a exigirlos.

El primer grupo proclamó a gritos su primera petición: “Dejen pasar la comida, el agua y la medicina y nosotros nos guardamos”, recordó otro interno.

Los guardias, según recordaron los privados de libertad, accedieron a las demandas. Habilitarían una carretilla para que todos los familiares depositaran ahí sus insumos y la dejarían en la entrada del penal. “Eso iba a generar que nos matáramos unos con otros. Aquí para que no se pierda la comida ni nada, el familiar debe acercarse al portón y que su preso vea qué entrega. Por eso no se aceptó”.

Antes de la 1:00 de la tarde, salió otro grupo mayor. Sacaron en hombros a los presos en condiciones más críticas. Hacía más de 24 horas que al retén no entraba ni un litro de agua potable; del pozo artesanal en el frente del recinto emana agua salobre, por eso no se bebe, explicó un interno.

Motivados por las restricciones de movilidad por la COVID-19, muchos familiares desistieron, no esperaron más y volvieron a sus casas con sus viandas. A las 3:30 de la tarde, dejaron entregar algunos alimentos. Tal como lo prometieron quienes lideraban la protesta, todos los privados volvieron al recinto”.

Como ya contamos, los presos salieron, protestaron y volvieron a su centro de reclusión. Es algo inexplicable, pero pasa en Venezuela.

Finalizo diciendo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó el 6 de febrero de este año medidas cautelares al Retén de Cabimas, cuyos peticionarios somos Una Ventana a la Libertad. El organismo de la OEA ordenó:

a) adopte de forma inmediata las medidas que resulten necesarias para proteger la vida e integridad personal de las personas beneficiarias. Estas medidas deben ser adoptadas por el Estado atendiendo a las condiciones diferenciadas de las personas que se encuentran privadas de su libertad, en especial, las mujeres embarazadas y aquellas que sean madres;

b) adopte las medidas pertinentes para adecuar la situación descrita a las normas internacionales aplicables en materia de tratamiento de personas privadas de libertad, las cuales pueden incluir decomisar las armas que se encuentren en poder de los internos, reducir el hacinamiento y mejorar las condiciones de detención, brindar atención médica a las personas que lo requieran, proveer personal capacitado y en número suficiente para asegurar el adecuado y efectivo control, custodia y vigilancia del centro, separar a las personas condenadas de las que aquellas que no lo están, entre otras medidas;

c) concierte las medidas a adoptarse con la representación de la presente medida cautelar;

d) informe sobre las medidas adoptadas tendentes a la investigación de los hechos alegados que dieron origen a la presente resolución, para así evitar su repetición.”

El régimen sigue indiferente a todo esto y los presos muriendo cada día más.

cnietopalma@gmail.com

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Carlos Nieto Palma May 15, 2020 | Actualizado hace 1 mes
Presos hambrientos

@cnietopalma   

Hoy nuevamente voy a hablar sobre el hambre que están pasando los presos que se encuentran en cárceles dependientes de Ministerio para el Servicio Penitenciario y en los Centros de Detención Preventiva (CDP) de Venezuela. La hambruna en estos recintos de ha convertido en el principal de los muchos problemas que sufre la población penitenciaria de nuestro país.

Solo para tocar dos temas recientes, el pasado 1 de mayo ocurrió una masacre en el Centro Penitenciario de los Llanos (Cepella), en Guanare estado Portuguesa, donde fallecieron 47 reclusos y 75 resultaron heridos en la primera gran protesta ocurrida en Venezuela motivada por el hambre de los presos. Podemos decir que, con esta, debutábamos en protestar por la hambruna existente en nuestras cárceles.

Tan solo unos días después, el sábado 9 de mayo pasado, los reclusos del Centro Penitenciario de la Región Andina (Cepra) en San Juan de Lagunillas del estado Mérida, secuestraron a dos custodios en protesta por la misma razón: no les dan comida; esta protesta, al momento de escribir esta nota, se mantiene aún.

Es importante aclarar que ambos recintos dependen del Ministerio para el Servicio Penitenciario, cuya titular, María Iris Varela, pregona diariamente, con total desfachatez, que Venezuela tiene las mejores cárceles del mundo y que ella diariamente es consultada por países extranjeros para que los asesore sobre cómo logró este gran cambio en el sistema penitenciario venezolano.

La hambruna en las cárceles y CDP de Venezuela no es algo nuevo. Desde hace varios años hemos denunciado esta situación infinidades de veces desde la organización que dirijo, Una Ventana a la Libertad.

En nuestro informe anual del año 2019, presentado a inicios de este año 2020, pudimos determinar: “Un hallazgo que nos merece una consideración especial, en relación con la salud de las personas detenidas, es la alta frecuencia reportada en el segundo semestre de 2019 de casos de desnutrición, aun cuando no pudimos conocer su género. Si bien no son enfermos por alguna infección como el resto, sí hace a las 289 personas desnutridas más frágiles y propensas a contraer cualquiera enfermedad presente en su entorno”. Lo anterior significa que no será la desnutrición la causa de muerte por lo general, sino la enfermedad que los afecte al final. Probablemente la desnutrición no aparecerá en la partida de defunción y, por ende, en las estadísticas.

Lo más grave de esta situación estriba en que estas personas dependen del Estado, pues están detenidas y su dieta alimentaria y de medicamentos debería ser prioridad del ministerio responsable de estos calabozos.

Una fuente consultada nos indica que se calcula una prevalencia de un 10 % de enfermos desnutridos, aumentando hasta el 60 – 85 % en caso de personas institucionalizadas. Veamos algunos casos en el estado Nueva Esparta, en donde casi todos los CDP tienen carencia alimentaria. El ejemplo que vamos a citar pertenece a dos CDP, uno de ellos para mujeres.

Los privados de libertad no consumen una dieta apropiada, por lo que se podría decir que la mayoría está mal nutrida… Si esto sucede en hospitales no sorprende lo que vemos en los calabozos, particularmente en el caso de una población recluida que depende de que su familia le lleve los alimentos para poder ingerir la dieta necesaria, más aun cuando están enfermos.

Este es un tema sumamente delicado en cuanto a la salud de las personas detenidas cuando la dieta alimenticia depende de sus familiares y no de la institución responsable. No podemos calificar la situación de menos que patética, pues de los 233 (97 %) CDP que respondieron este indicador, 219 (94 %) afirmó que la alimentación de las personas detenidas depende de que sus familiares les lleven productos o comida preparada. Todas las otras fuentes de donaciones, comida no perecedera, etc., son esporádicas.

Pero, sumado a esto, 201 (84 %) CDP reportan que el acceso a medicamentos y/o tratamientos dependen en un 94 % (189) de los familiares. Surge una pregunta: ¿cuántas personas detenidas se encuentran fuera de su región de origen, lo cual impide que algunas de las mujeres de su familia puedan acceder, de manera permanente, a proveerles alimentación y medicamentos? ¿Cuántos reclusos no tienen familiares que puedan ayudarles?”

El artículo 15, numeral 11 del Código Orgánico Penitenciario establece que los privados de libertad tienen derecho a una “Alimentación suficiente, balanceada, variada, consistente en tres comidas diarias, preparada de acuerdo a lo establecido por el órgano rector en materia de nutrición y respetando los regímenes dietéticos”. Esto evidentemente no ocurre en Venezuela y son sus familias las que tienen que costear la alimentación de nuestros presos.

No podemos olvidar que al menos el 95 % de nuestros presos provienen de familias de pobreza extrema y estas, por lo general madres, esposas, parejas, etc., hacen esfuerzos extremos en alimentar a sus familiares privados de libertad, aunado a la falta de transporte para trasladarse y la matraca y robo de alimentos por parte de las autoridades encargadas de su custodia en los recintos donde se encuentran. Sí, la comida es otra de las muchas formas de corrupción existentes en estos recintos.

Solo queda concluir que en Venezuela los presos se están muriendo de hambre, ante la total indiferencia de las autoridades encargadas de su custodia y mientras las autoridades penitenciarias insisten en que aquí no pasa nada.

cnietopalma@gmail.com

 

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