DESDE HACE MÁS DE 10 AÑOS diversos expertos en materia eléctrica han advertido un colapso nacional del servicio eléctrico, según reseña un trabajo del Observatorio de Gasto Público de CEDICE-Libertad.
Recuerdan que el Ingeniero Electricista Guillermo Ovalles destacó en el programa televisivo Aló – Buenas noches que desde 2009 se presentó un informe con las principales necesidades de mantenimiento en las plantas de generación eléctrica y el mismo no fue tomado en cuenta.
Destacan además que el Ing. Víctor Poleo, en una investigación en el sector eléctrico venezolano (1999-2013), publicado por el Observatorio en 2015, explicó que el grado de deterioro en el sistema se deriva fundamentalmente de la desprofesionalización y militarización del sistema eléctrico, la mala gestión (como consecuencia de la corrupción, malversación de recursos y pérdida de capital humano experto), la escasa inversión en la infraestructura y un completo descuido de las labores de mantenimiento preventivo y correctivo.
“En los últimos años, la situación ha continuado empeorando. La mayor parte de las estaciones y subestaciones de distribución termoeléctrica son custodiadas y gestionadas por militares lo que incrementó la presión contra el personal técnico especializado, derivando en la ausencia de expertos para el restablecimiento y mantenimiento del sistema”, indican en una nota de prensa.
El jueves 7 de marzo de 2019, aproximadamente a las 4:55 PM, cuando comienzan los ciudadanos a prepararse para retornar a sus casas, se presenta un apagón que parecía como los anteriores, es decir, de restablecimiento relativamente rápido, algunas personas se dispusieron a esperar los habituales 20 o 30 minutos para ver si encendían los ascensores y poder reencontrarse con el caos del retorno.
La energía eléctrica no retornó con la inmediatez esperada, el colapso fue nacional. Los reportes satelitales retrataron a Venezuela completamente apagada, sin posibilidad de comunicación fluida a través de telefonía móvil, sin luz, sin agua y con el transporte convertido un caos. El desconcierto, la desorganización y la anarquía tomaron el control de las principales ciudades y pueblos de Venezuela. Cuando los ciudadanos se percataron que el apagón fue a nivel nacional comenzaron a trasladarse según sus propios medios a sus casas.
Asimismo destaca que a esta situación también se une el colapso en el suministro de agua, crisis de viviendas y centros de salud.
La mayor parte del sistema hídrico de Venezuela funciona con energía eléctrica, pues son sistemas de bombeo vertical para zonas residenciales y populares, sólo un conjunto muy selecto de las edificaciones y urbanismos tienen sistemas de distribución de agua por gravedad o pozos arteriales construidos para el aprovechamiento de las bondades geográficas.
Desde el colapso eléctrico el jueves 7 de marzo, los sistemas de bombeo hidroneumáticos centrales dejaron de operar, no obstante, algunas zonas cuentan con tanques que reserva y pudieron almacenar algo de agua, pero no es la suerte de la mayoría, que desde ese día comenzaron a padecer la falta de agua.