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Solidaridad, esclerosis y pandemia

Pieza de la campaña de la ONU sobre solidaridad y covid-19 (Interv. por N. Silva / Runrunes). Imagen en Unsplash.

@ajmonagas

Indagar sobre la esclerosis, en cualquiera de sus formas, es revisar la vida desde distintas perspectivas. Si bien la esclerosis es una condición le restar capacidades al organismo, es también un estado físico que invita a explorar la propia espiritualidad. ¿Y por qué ahí? Porque en tan recóndito y extenso ámbito, se alojan las cualidades y fuerzas que elevan al ser humano.   

Desde que el hombre reconoce en la espiritualidad el terreno en el que se moviliza el alma en conjunto con la fe y la esperanza, igualmente advirtió que en su esencia se halla el poder que sortea las dificultades. La espiritualidad potencia la voluntad humana para avanzar a lo largo del camino de la vida. Más, cuando se sabe que la vida no se detiene a esperar a nadie.

Es el caso de la crisis que ahora se vive por la pandemia que azota al planeta. La consideración del reconocido humorista norteamericano, Josh Billings, podría concordar con los contratiempos causados por la covid-19. Billings decía que “la vida no consiste en tener buenas cartas. Sino en jugar bien las que uno tiene”. Por otro lado, el filósofo inglés Thomas Hobbes alegaba que “la vida es un perpetuo movimiento que si no puede progresar en línea recta, se desenvuelve en círculo”.

Ambas expresiones, trascendentes en el tiempo, contienen rotundas verdades a la luz de las dificultades que la pandemia ha sumado a los pacientes de esclerosis, cuyas manifestaciones comprometen la vida humana.

El ISSV sin fármacos

En principio, cualquier efecto de la pandemia roza con inconvenientes de todo género y condición, como el que representa el encerramiento que impide el libre tránsito necesario para acudir a las necesarias terapias. Ello, aparte de los estragos que siguen sumándose al hecho inhumano de no contar con los medicamentos apropiados para tratar la esclerosis.

Y esto no es que haya sido causado por sanción alguna o decreto del gobierno norteamericano a fin de remover las medidas despóticas del régimen venezolano en perjuicio de las libertades y los derechos ciudadanos.

No contar con los medicamentos para la esclerosis ha sido consecuencia de la pésima administración de un gobierno que viene ejerciendo una impune expoliación cometida en contra del erario nacional. Así como del desmantelamiento de la institucionalidad.

Sus resultados terminaron asfixiando la gestión del Seguro Social en contradicción a lo establecido por la Constitución nacional en su artículo 84. Sobre todo, cuando la misma Carta magna refrenda el derecho a la salud al dictaminar la elaboración de políticas públicas que formalizarían el sistema público de salud. Este sistema, daría “(…) prioridad a la promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades, garantizando tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad”.

En los adversos predios de la pandemia, los venezolanos afectados por cualquier forma de esclerosis corren el desventurado riesgo de caer atrapados en los tentáculos de la covid-19.

Indistintamente de la posibilidad de recibir la vacunación, que hoy el gobierno limita a los funcionarios del régimen y a los trabajadores del sector salud.

Solidaridad, pandemia y esclerosis

Si bien todo ello es una situación de escasos recursos sanitarios existentes, también es un problema que pudiera moderarse de contarse no solo con la disposición de un régimen político condescendiente, que no se tiene, sino con la solidaridad de la sociedad civil.

Sí, apelar a la solidaridad de quienes, a sabiendas del carácter crítico de la situación, actúan movidos por la comprensión. Así se procuraría que quienes sufren de esclerosis, u otro padecimiento, sientan su espiritualidad y fe fortalecidas. Y será posible la merma de cualquier dolencia. No solo del alma. También del cuerpo.

Pero para llegar hasta donde las realidades así responden, debe darse una comunión entre la actitud y la convicción de saber que no hay más tristeza mientras la vida se desenvuelve en función de mejorar su ritmo. A pesar de las congojas, dilemas y contratiempos. Es lo que sucedería de actuar en la línea del desafío que compromete la conjugación entre esclerosis y pandemia.

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