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Coronavirus: positivo para control social
Analistas coinciden en que restricciones por Covid-19 son como anillo al dedo para los gobiernos autoritarios 

En el pasado informe del 15 de julio sobre Venezuela, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la Organizacion de la Naciones Unidas, Michele Bachellet asomó que el estado de alarma decretado por Nicolás Maduro a mediados de marzo como medida frente al coronavirus, no puede ser empleado para debilitar los derechos fundamentales de los venezolanos.

Municipios aislados, vías rápidas bloqueadas, militarización de las calles, coerción a la libertad de expresión, detenciones arbitrarias, cierre parcial de comercios, confinamiento obligatorio en hoteles y hasta desalojos han sido algunas de las medidas de la administración madurista frente al coronavirus.

De acuerdo al coordinador de Provea, Rafael Uzcátegui, el estado de alarma fue la excusa perfecta para inhibir la movilización ciudadana y la denuncia pública.

“En su tendencia autoritaria, el gobierno siempre ha conseguido mecanismos para que sus desvíos de la democracia luzcan imperceptibles y parezcan consecuencia de algo, en este caso el pretexto es la crisis del Covid-19”, dijo Uzcátegui.

En un aparte, Provea alertó en su informe de 2019 que la cuarentena por el coronavirus podría ser usada por el gobierno de Maduro como un elemento  para disminuir resquicios de libertades, aumentando los niveles de censura y autocensura.

De acuerdo a Uzcátegui, el gobierno de Maduro no entiende la pandemia como una emergencia sanitaria sino como un objetivo militar y político.  

“En medio de ese escenario, los ciudadanos tenemos pocas probabilidades de ponernos de acuerdo y actuar. La pandemia ha  imposibilitado la acción colectiva y limitado el ejercicio de la denuncia pública. Las organizaciones de derechos humanos no podemos verificar datos ni acusaciones”, aseveró Uzcategui.

Pese a la contingencia sanitaria, la crisis de servicios básicos y la falta de gasolina provocaron 4 mil 414 protestas en el primer semestre de 2020 de acuerdo al Observatorio Venezolano de Conflictividad Social. 

En abril, a un mes de haber sido decretado el estado de alarma, se produjeron 716 protestas, un promedio de 24 diarias. 

La protesta social en Venezuela también es digital 

 

Seguridad sanitaria como competencia militar

Para algunos venezolanos el gobierno de Maduro ha encarado al coronavirus como si fuese un enemigo invasor del extranjero. 

“Se asume que la seguridad sanitaria es competencia militar y entonces se sacan las fuerzas represivas a la calle para supuestamente enfrentar la pandemia”, dijo el internacionalista, Felix Arellano.

De acuerdo a Arellano, la colocación de alcabalas y puntos de control en calles y avenidas del país ha potenciado a uno de los dramas que caracteriza a los gobiernos autoritarios: la corrupción.

“Algunos consideran que con estas nuevas prácticas se está democratizando la corrupción, ahora el personal de bajo rango en la cadena de mando también disfruta de los beneficios de las prácticas clientelares del autoritarismo”.

Para Arellano, la mayoría de los regímenes autoritarios en el mundo como China, Rusia y Nicaragua han manejado la pandemia de forma personalista, sin darle espacio a los expertos en materia de salud.

“Para los gobiernos autoritarios la pandemia ha llegado como un gran aliado, permite un control más estricto y aparentemente legítimo de la población. Están desplegando fuerzas militares, policiales, incluso a grupos paramilitares para ejercer el control y amedrentar a la población”, manifestó Arellano. 

Desde que se reportaron los dos primeros casos de coronavirus a mediados de marzo, el reporte sanitario siempre ha recaído en las voces de Maduro y miembros del alto gobierno. 

“Se ha dado una respuesta unilateral donde priva lo ideológico y colocado en un segundo plano las referencias médicas y científicas”, aseveró Rafael Uzcátegui. “Se le ha dado la espalda a todos los sectores que puedan aportar como es el caso del médico y los medios de comunicación”, añadió Uzcátegui.

Para Arellano, la vocería unilateral genera desconfianza. 

“Un caso emblemático de la opacidad lo representa el partido comunista chino, el mundo no tiene claro ni los orígenes, ni la evolución, ni el manejo de la pandemia en China, un país donde la información está plenamente controlada”, sentenció Arellano.

Según Rafael Uzcátegui, cualquier persona que intente o haga una valoración diferente a la narrativa empleada por el gobierno de Maduro puede sufrir consecuencias

“Nos encontramos en el peor momento de censura de los últimos años. La nueva normalidad es que se está disciplinando a la población para que mantenga su silencio”, indicó Uzcategui.

Para Arellano, la información manipulada genera malentendidos y deja la cancha abierta a especulaciones. “Las redes sociales, cargadas de mensajes fatalistas, incrementan los niveles de ansiedad”.

Uzcategui calificó de inusual la propuesta de llevar a cabo elecciones parlamentarias en el marco de una emergencia sanitaria. “Lamentamos que para el gobierno de Maduro, el manejo de la crisis del coronavirus no tenga un costo político mayor”. 

Arellano dijo que no todo es desolación. “La pandemia también puede potenciar las fuerzas sociales en pro de fortalecer las instituciones democráticas y lograr un papel mucho más activo de la sociedad civil. También puede consolidar la colaboración internacional”.