Lo que ha costado diagnosticar y tratar el COVID-19 en sus distintas olas - Runrun
Lo que ha costado diagnosticar y tratar el COVID-19 en sus distintas olas
El COVID-19 es una enfermedad de costoso diagnóstico y tratamiento para cualquier venezolano, en cualquiera de sus olas. En casos moderados a graves, y si hay más de un miembro de la familia afectado, los costos se incrementan de manera importante
El sistema de salud público del país no está en capacidad de facilitar la realización de análisis sanguíneos o estudios de diagnóstico por imágenes. Todo gasto de este tipo corre por cuenta del paciente
Jaime Lorenzo, director ejecutivo de Médicos Unidos, comentó que a diferencia de la clínica que presentaba el COVID-19 en la ola del año pasado, la repercusión pulmonar con esta variante ómicron «no se ve tanto»,  sino más bien a nivel de los bronquios
Todo paciente que necesite medicamentos básicos para tratar la fiebre, congestión nasal y dolor corporal debe invertir no menos de Bs 50.. Si el caso es moderado o grave, los costos aumentan de manera importante, ya que podría necesitar costosos antivirales o terapia de oxígeno
Las pruebas de diagnóstico del COVID-19 son limitadas en centros públicos. En los privados oscilan entre 25$ y 80$, según la técnica utilizada
El precio de aparatos como el oxímetro ha subido y bajado en función de la intensidad de las «olas», así como el de las pruebas diagnósticas, alquiler y recarga de bombonas de oxígeno, concentradores de oxígeno y antivirales  (estos últimos para casos moderados o graves)

 

@MrsYaky

 

El COVID-19 es una enfermedad de costoso diagnóstico y tratamiento para cualquier venezolano, en cualquiera de sus «olas». El salario mínimo apenas alcanza para adquirir 0,4% de la canasta básica alimentaria y los salarios en el sector privado no han crecido al mismo ritmo que el alza del costo de la vida en dólares.

Las pruebas diagnóstico son limitadas en instituciones del sector público. En los centros de diagnóstico integral o clínicas populares, según testimonios recabados recientemente por esta redacción, se les practican a personas que presenten, al menos, tres síntomas de la enfermedad y con más de tres días de duración. La concurrencia es alta y el paciente debe armarse de paciencia para esperar un turno y tener la posibilidad de testearse.

Quien no puede acudir a un CDI (porque no tiene uno cercano o no puede esperar) y decide pagar una prueba debe contar, como mínimo, con 25 dólares para hacerse una prueba de antígenos (hisopado nasal) y confirmar si es positivo al virus.

En el caso de las pruebas de anticuerpos en sangre (para identificar si el paciente sufrió una infección reciente o pasada de COVID-19) tienen un costo aproximado de entre 25$ y 60$, según el método empleado. Y quienes busquen una prueba más específica para diagnosticarse, como la PCR molecular, deben invertir entre 70$ y 100$.

Aunque la mayoría de los contagiados atraviesa las fases agudas sin complicaciones mayores, se debe gastar, como mínimo, 60 Bs. por persona para adquirir los medicamentos recetados para tratar los síntomas en casos leves (analgésicos para reducir fiebre y dolor corporal, antialérgicos y jarabes para la tos).

Si el médico recomienda adicionalmente la ingesta de vitaminas (como la C, D y zinc), gotas nasales, antisépticos locales para el dolor e irritación de la garganta o antibióticos (estos últimos solo los debe recetar el médico en caso de infección bacteriana) el gasto será aún mayor.

Cuando se contrae el COVID-19, un valor que recomiendan monitorear a diario es el de la saturación de oxígeno, principalmente en las personas con enfermedades crónicas de base (hipertensión, diabetes, obesidad, enfermedades autoinmunes o respiratorias crónicas).

Para medir este nivel se necesita un oxímetro, y el precio de este aparato suele subir según la intensidad de la “ola”: En marzo-abril de 2021 llegaron a cotizarse hasta en $40, luego bajaron dramáticamente de precio y hasta diciembre de 2021 se podía conseguir incluso en $5. En enero de 2022, subió un poco el valor del producto y puede costar entre 20$ hasta 30$.

En los casos de pacientes con enfermedad moderada y/o patologías de base, los médicos también pueden ordenar la realización de análisis de sangre para evaluar la actividad del virus en el cuerpo y determinar si hay mucha inflamación, alteraciones de la coagulación o aumento de valores específicos que son predictores de complicación o gravedad (como la ferritina, el dimero D, el LDH, entre otros).

Los llamados perfiles “COVID-19” que incluyen, además de esas pruebas sanguíneas específicas, hematología, PCR, VSG, entre otras, tienen un costo actual que oscila entre los 40$ y 90$ según los laboratorios y el centro médico al que se acuda.

Perfil COVID-19 que ofrece el Laboratorio Clínico y Molecular «Tu Buen Doctor», ubicado en Las Mercedes, Caracas

Pero el mayor gasto ocurre si la persona infectada presenta un cuadro grave o con compromiso respiratorio o de otro tipo. La recomendación en esos casos es ser ingresados en un centro de salud, pero en olas como la de marzo-abril de 2021, la saturación en los centros públicos y privados llevó a miles de ciudadanos a ser hospitalizados en sus propias casas.

Los familiares debían invertir importantes sumas de dinero en bombonas o concentradores de oxígeno y tratamientos sofisticados (esteroides y antivirales intravenosos, anticoagulantes subcutáneos, entre otros) que deben ser estrictamente recetados y supervisados por un médico y administrados por profesionales de la enfermería.

Los gastos de atención de un paciente con COVID-19 con estos requerimientos en casa fácilmente exceden los 250$ diarios entre medicamentos, insumos para la aplicación (yelcos, agujas, suero, etc) y el pago de honorarios al personal de salud.

Manuel Jiménez, director de Oxi.Caracas, empresa de venta, alquiler y suministro de oxígenos, explicó que los requerimientos de oxígeno varían según el compromiso respiratorio del paciente. Las bombonas grandes son las más recomendadas en casos de hipoxia moderada a severa porque la pureza del oxígeno que suministran es de 99,5%:.

“El talón de Aquiles es que se gastan muy rápido, y, dependiendo de los niveles de saturación del paciente, se compensa en cantidad de litros: a menor saturación más litros de oxígeno hay que darle por minuto al paciente”, opinó.

Actualmente, el alquiler de una bombona grande de oxígeno oscila entre 150$ y 200$ por semana con todos sus equipos (mascarilla, manómetro, vaso humidificador). Si la familia lleva por sí misma la bombona a los centros de recarga, cada una le saldría en 30$, pero si se opta por recarga a domicilio, se duplica el valor (60$). En algunas ocasiones, según el nivel de oxígeno del paciente, puede ser necesario hasta cargar tres veces por día la bombona, lo que encarece mucho este servicio.

En este contexto, los concentradores de oxígeno son otra opción. Se enchufan a la pared y “toman” el aire del ambiente, lo procesan y lo suministran al paciente. La ventaja es que producen oxígeno ilimitado y no necesitan recarga, pero la pureza del oxígeno que generan es inferior a la de las bombonas (95% ó 96%).

 

 

Para uso en pacientes con COVID-19 los recomendables son los superiores a 5 litros (que se alquilan desde 150$ por semana) o de 10 litros (alquiler desde 250$ por semana). Si una familia desea comprarlos, debe disponer, como mínimo, de 1.000$ a 2.000$.

Menos solicitud de oxígeno, más pruebas y consultas

Un proveedor privado de servicios de alquiler, recarga de bombonas de oxígeno y controladores de oxígeno en Caracas comentó que luego de la “demoledora” ola de marzo-abril 2021 (en la que había que hacer colas de horas y hasta días para recargar), la demanda había disminuido de forma importante en los últimos meses, lo que causó que los precios también se redujeran notablemente hasta el mes de noviembre.

Eso mismo lo hizo cambiar de ramo en su negocio y se dedicó recientemente al servicio de test para diagnóstico. Indicó que, en las primeras semanas de enero, el nivel de contagios de COVID-19 estaba “muy fuerte” en la zona capital. “De cada 50 pruebas que estamos haciendo a diario, unas 30 salen positivas”, informó en conversación con Runrunes el pasado 13 de enero.

Por su parte, Jaime Lorenzo, director de la ONG Médicos Unidos de Venezuela, declaró en Runrunes que las primeras semanas de 2022 llegaron con un aumento de consultas en hospitales y clínicas de personas que presentan síntomas gripales. 

Recordó que es común que en los meses de diciembre y enero haya más casos de gripe en el país por la disminución de temperaturas y el contacto de muchas personas en las celebraciones de las festividades navideñas. Pero en un contexto de alta transmisión de ómicron, es necesario aclarar el diagnóstico.

«En los actuales momentos es alta la transmisión de ómicron como también lo es la de estos procesos gripales. La diferencia debe hacerla un médico con la toma de muestras, porque la ómicron se parece mucho a procesos gripales. Por suerte, la gente está acudiendo a instituciones públicas y privadas y hay un aumento de consultas en los pacientes que radica en un aumento de estudios y uso de medicamentos tipo antigripales en la población y manejo de los casos de manera ambulatoria, certificados por síntomas muy claros o por la prueba COVID-19″, explicó, al tiempo que aclaró que las pruebas disponibles para los pacientes solo pueden determinar si una persona es positiva para coronavirus, no qué tipo de variante tiene. Solo centros especializados como el Instituto Nacional de Higiene o el IVIC pueden especificar si una persona se contagió con la variante ómicron, delta o cualquier otra circulante.

 

El especialista en cirugía general y en Salud Pública reiteró que hay un aumento en las consultas de hospitales y clínicas «claramente definidas por estos procesos que están apareciendo en simultáneo y son difíciles para la población  diferenciarlos».

Además, agregó que, por los momentos, predominan las manifestaciones «leves, de manejo ambulatorio» en los pacientes.

«Los diferentes médicos han dicho que, a diferencia de la clínica que presentaba el COVID-19 en la ola del año pasado, la repercusión pulmonar con esta variante ómicron no se ve tanto, sino más bien a nivel de los bronquios, lo que se traduce entonces en una bronquitis con tos seca, sensación de pesadez y congestión nasal.  Puede haber o no fiebre y en algunos casos síntomas gastrointestinales, pero sobre esto último también hay que entender que las virosis pueden tener otras patologías sobreagregadas», abundó. 

Para la fecha de realización de esta entrevista (14 de enero de 2022), Lorenzo no documentaba un aumento importante de pacientes en terapias intensivas u hospitalizaciones, aunque aclaró que las hospitalizaciones estaban aumentando. 

No obstante, el médico cirujano llamo a no confiarse y a no bajar la guardia: «Estos síntomas en personas sanas pasan como una gripe normal, pero en una persona mayor de 60 años y si le agregas una condición crónica de salud como cáncer, hipertensión o patología o enfermedad de colágeno  que disminuya su respuesta inmunológica, puedes correr siempre el riesgo de sufrir una fase grave de la enfermedad.

Por eso, insta a los ciudadanos a mantener las medidas de prevención ya conocidas: asumir su deber de protegerse y proteger a los suyos.

«Acudir a vacunarse, completar sus esquemas y ponerse las dosis de refuerzo.  Sin olvidar que aún estando vacunados con su esquema completo y dosis de refuerzo, podemos contraer la enfermedad y difundirla aunque no presentemos síntomas. Por ello, hay que mantener uso adecuado de tapabocas, distanciamiento social y evitar hacer reuniones», insistió. masivas.

También, recordó a los venezolanos que los sistemas de salud pública están indirectamente «privatizados», así que la atención de cualquier enfermedad leve, moderada o severa implica importantes gatos. 

 «Todo paciente que acuda a un ambulatorio u hospital para hacer diagnóstico o seguimiento de una enfermedad debe acudir a juro a hacerse análisis de laboratorio o estudios de imágenes en centros privados. 85% de los pacientes tienen que ir al privado. Y si ameritan ser hospitalizados, el paciente debe costear los materiales y medicamentos, así como pagar los estudios de seguimientos», acotó.

En conclusión, lo más barato siempre será la prevención.