Andrés Izarra: "No meten preso a El Aissami porque conoce los pecadillos" - Runrun
Andrés Izarra: «No meten preso a El Aissami porque conoce los pecadillos»
El extitular del Minci da su versión de cómo funcionan los “bandos del madurismo”, defiende su gestión en materia comunicacional, reconoce el uso de los medios públicos al servicio de una parcialidad política y asegura que no estaba de acuerdo con el uso excesivo de las cadenas
Explica cómo fue su proceso de desvinculación con la «revolución bolivariana», que le costó exilio y confiscación de propiedades

 

Por: @ReyesTheis

 

Andrés Izarra (Caracas, 24 de mayo de 1969) conoce al chavismo desde primera línea. Fue una figura importante del presidente Hugo Chávez, como titular del Ministerio de Comunicación e Información (Minci) (2004-2005, 2008, 2010-2012) y luego se desempeñó como ministro de Turismo de Nicolás Maduro (2013-2015).

Recientemente rompió su silencio desde Berlín, donde reside y ha cuestionado abiertamente las operaciones de supuesta guerra contra la corrupción que han resultado en la detención de figuras importantes del Gobierno. Izarra asegura que dentro del madurismo hay una recomposición. Señala que cada grupo tiene sus actores económicos, políticos militares y hasta de inteligencia, “es una cosa muy tribal”, asegura, mientras aporta algunos elementos para la caracterización de cada “bando”.

Pero, además, Izarra defiende su gestión frente al Minci. Asegura que la estrategia en ese momento era potenciar los medios estatales, ante el “terrorismo mediático” evidenciado en aquellos días de 2002. Explica que crearon la Ley Resorte justo para hacerle frente a estos medios: “Fue una reacción natural del Estado”, argumenta.

Reconoce que se usaron los medios estatales al servicio de una parcialidad política, pero matiza que los medios privados también estaban obligados a ser equilibrados, porque estaban haciendo uso del espectro radioeléctrico que también es público, y sin embargo, no lo eran. 

Niega que Chávez haya cerrado medios de comunicación, que lo que se hizo con RCTV fue no renovarle la concesión porque era una potestad del Estado y dice desconocer qué criterio prevaleció en Conatel para negar la posibilidad que RCTV Internacional saliera por televisión por suscripción.

–¿Cómo ve este tema de la supuesta avanzada contra la corrupción que está llevando el gobierno de Nicolás Maduro?

– Como lo he dicho esta no es ninguna guerra contra la corrupción. El madurismo trató de implantar una narrativa y una  etiqueta en las redes sociales de guerra contra la corrupción y un par de ministros declararon cuando comenzó la razzia y la gente se dio cuenta de inmediato que esto no es ninguna guerra contra la corrupción, es una guerra entre mafias. Esta opinión coincide con lo que vimos en los hechos, que uno de los grupos fue afectado en esta disputa interna. Si esto fuera una guerra contra la corrupción los organismos, supuestamente independientes, debieron haber actuado, y el primero que debería estar preso es Tarek El Aissami. Es una guerra entre las mafias que conforman el madurismo. Hubo un cable dramático que publicó Reuters, donde se informó que fueron por lo menos 20.000 millones de dólares los que están desaparecidos. Nicolás Maduro es quien debería renunciar, porque esto es una responsabilidad directa: La administración del Estado.

–Se ha hablado mucho de la existencia de estos grupos. ¿Realmente hay unos bandos con intereses distintos? ¿Cómo están configurados?

–Sí, claro. Cada grupo tiene sus intereses económicos, su red de inteligencia, sus conexiones internacionales y alianzas con otros grupos. Pero es fluido. A veces se alían con otros para ir contra un tercero, luego se reconfiguran, es una relación plástica. Pero cada quien controla ciertas alas de influencia, tiene mayor tradición de arraigo en ciertos espacios de influencia del Estado. Cada quien tiene su grupo de militares con los que trabaja. Y es como una cosa tribal entre esta élite madurista. Muy mafioso, es una organización delincuencial, sin duda.

 

¿Cuáles son las cabezas visibles de cada uno de estos bandos? 

La de Diosdado Cabello, que está muy disminuida, porque Maduro, como jefe del pranato, lo ha reducido mucho en una disputa que ellos tienen histórica. El nuevo grupo de gente con el que se apoya mucho Nicolás es el de los hermanos Rodríguez, que es el que ha ganado o va ganando hasta ahora. El grupo de El Aissami, que al parecer en silencio ha ido construyendo un nivel de poder que le disputa la preponderancia al Estado venezolano, controla fiscales, militares, operadores políticos, económicos, quienes a la vez tienen juicios en los EEUU. Estructuras de inteligencia, policiales y militares. Es un poder, por eso es que no lo pueden meter preso. Conoce todos los pecadillos, los negocillos. 

-¿Cuál es el rol de Padrino López?

–Tiene cierta influencia, pero a pesar de que tiene tanto tiempo, el desgaste es muy grande y tú ves cómo está eso en la Fuerza Armada, cómo está el prestigio y la reputación de la institución militar bajo la tutela de Padrino y tienen a los militares como está todo el país: En una situación de necesidad.

-¿Me imagino que el resto de las cabezas seguirá este tema con preocupación, porque si cae El Aissami, puede caer otro?

-El problema del gobierno hoy es ese. Es un pulso permanente. En esta recomposición que se está dando eso está muy disputado. Y en lo interno del PSUV la gente se está preguntando: «¿Nos vamos a tirar este barranco con Nicolás?» La gente tampoco cree que esto sea una guerra económica. Como dicen los maestros: no es el bloqueo, es el saqueo, y eso ha seguido cogiendo fuerza en la opinión pública y en lo interno se han dado cuenta del engaño. La capacidad de manipular está muy mermada porque la gente la está pasando muy difícil.

–¿Usted, que fue parte de ese equipo de gobierno, puede darnos ejemplos para ilustrar, ¿cómo es el tema de la corrupción en el alto gobierno?

–Yo estaba en un cargo bastante marginal, en el Ministerio de Turismo donde no se manejan recursos, ni grandes espacios de poder. Una cosa con todos los hoteles quebrados. Tratamos de volver a recoger el impuesto al turismo y con lo que se hicieron algunas cosas, proyectos. Eso ocurre a otros niveles de gente que tiene otros niveles de poder a los que nunca accedí. Nunca fui de esa cúpula. Yo fui dos años ministro de Nicolás y él nunca me agarró el teléfono durante ese tiempo. Yo venía de hablar con Chávez todos los días. Pasamos de una situación central, donde Chávez tomaba las decisiones y era centro del poder a una cosa como distribuida y gente que controlaba cosas distintas. A mí me trajo fue Chávez, nunca dependí de ningún grupo.

–¿Pero tuvo conocimiento de cómo se manejaban los fondos o del manejo de la justicia, que al fin y al cabo, es la que permite la impunidad?

–Lo que pasa es que todos esos temas de la justicia lo maneja Cilia directo. Ella pone jueces, que le consultan, fiscales. Es un tema que ella se lo reserva para ella. Eso no se ventila directamente. Posiblemente, en grupos muy cerrados a los que no tuve acceso. Yo estuve ahí, formé parte de ese grupo y di lo mejor de mí, pero mi nivel de poder era tal que ni siquiera una Ley me permitieron aprobar (la reforma de la Ley de Turismo).

¿Cómo fue su proceso de desvinculación del gobierno de Maduro?

–Yo salí del gobierno por una decisión personal, pero no me desvinculé del proceso bolivariano hasta mucho después. Hasta un par de años después.  Para mí el parte agua fue la elección para la Asamblea Nacional Constituyente, el hecho que hayan trampeado esa elección como lo hicieron, fue para mí un tema de ruptura. A pesar de que tuve intención de presentarme como candidato a la Constituyente, lo que no pude hacer por los temas personales que estaba enfrentando en ese momento. Y tú sabes que el madurismo es muy resentido. Arremetieron contra nosotros, con mi familia, porque como yo estoy casado con Isabel (González) hijastra de (Antonio) Ledezma, entonces creen que yo soy aliado de Ledezma o tengo vínculos políticos. Yo ni siquiera vivo en la misma ciudad que Ledezma. Mis hijos son sus nietos, es como en todos lados: es una relación muy civil, cada quien tiene su posición política y los espacios son los espacios.

Entonces, el madurismo arremetió contra nosotros. Nos quitaron todas las propiedades, mi familia tuvo que salir huyendo. Se fueron mi mamá y mi hermana a Bogotá. Nos quitaron la casa en Caraballeda que heredó Isabel de su abuelo y la tiene una mujer vinculada a un comandante del DGCIM y desde allí publica fotos en sus redes sociales. La casa fue tomada en una operación encabezada por otro de los comandantes acusados por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional. Esa casa estaba alquilada a una familia, entre ellos, una señora mayor con dos niños, y llegaron 12 personas con armas largas. Eso está documentado con denuncias ante instancias internacionales, porque en Venezuela el fiscal Tarek William Saab se niega a conocer el caso. No ha habido manera que conozcan del caso. 

–Y eso que su papá (William Izarra) tenía fuertes vinculaciones con el chavismo.

Mi papá murió porque no consiguió oxígeno, porque estos carajos ni siquiera pudieron facilitarle una bomba de oxígeno cuando le dio COVID-19. Lo irónico es que él murió apoyando al madurismo y era de la opinión que se había luchado mucho para lograr lo alcanzado y nunca se dio cuenta lo que era el madurismo.

–El paso más polémico en la vida política suya fue por el Minci, en momentos que se dio una vuelta de hoja de todo lo que se conocía de las políticas del Gobierno sobre el hecho comunicacional. ¿Hoy en día cómo ve su gestión frente a este Ministerio?

–Tuvo dos etapas. La primera fue muy concentrada. Veníamos de un golpe de estado, impulsado, organizado y estructurado desde los medios de comunicación. Eso está más que comprobado y esa primera etapa fue mucho enfoque en construir las capacidades de lo que luego el profesor Marcelino Bisbal llamó el “Estado comunicador”, que era una reacción natural a lo que fue la agresión política en 2002 y que fue estructurada desde los medios privados, que se constituyeron en la principal amenaza hacia la democracia venezolana.

Venezuela fue sometida a 64 días de terrorismo mediático, donde ni siquiera había propaganda, la propaganda eran mensajes políticos de “Chávez vete ya”. Toda la programación era de propaganda política en un esfuerzo mancomunado de todos los canales privados y la red de medios en manos de una conspiración. Pero no había instrumentos legales para hacerle frente. A raíz de eso el Estado reaccionó. La ley de Telecomunicaciones no nos daba para hacer mucho y entonces se creó la Ley Resorte, porque la ley de Telecomunicaciones no nos permitía acciones, o estaba muy limitada en su capacidad regulatoria, porque venía de la Cuarta República, controlada por las élites del poder de ese momento donde los dueños de los medios eran los amos del valle.

Luego, construí Telesur y la última etapa fue de coordinación, diseño, organización y estructuración diaria del mensaje y su despliegue y su coordinación en todo el gobierno, que no fue fácil y hubo que hacerlo así porque Chávez se enfermó. Había que suplir lo que hacía Chávez, que llenaba todo el espacio comunicacional con su mensaje y, al no tenerlo, tuvimos que organizarnos para que ese mensaje se mantuviera y poder mantener el pulso político de cara al proceso de reelección.

Analizando lo que tenemos hoy en día en el escenario comunicacional y de la libertad de información, si se ve por los medios impresos, cerraron casi todos y otros cayeron en manos de gente con nexos con el Gobierno. Las emisoras de radio prácticamente anuladas sin opinión de tipo político y una gran cantidad de emisoras cerradas, bloqueos a los portales electrónicos y, en gran medida, se usa la Ley Resorte como instrumento para silenciar a los medios de comunicación. Y si hablamos de las redes sociales, sabemos todo el tema de desinformación. Los analistas coinciden en que esta es finalmente la consecución de la hegemonía comunicacional que Izarra planteaba en aquella entrevista en El Nacional (2007)

-No, eso es lo que la derecha ha interpretado. Pero yo lo indicaba en el sentido de construir la hegemonía como decía (Antonio) Gramsci, los acuerdos, pactos y consensos que permitían defender la democracia ante las agresiones y amenazas que sufrimos por parte de los medios en 2002. Los medios de comunicación privados terminaron siendo una amenaza y de hecho luego estuvieron en el sabotaje petrolero. Ahora, lo que tú nombras de la caída de los medios impresos, es una tendencia mundial por el surgimiento de Internet, teléfonos portátiles y todo lo que es la revolución digital, lo que no había ocurrido es que desde Conatel te cortaran el acceso al portal, eso sí es novedad.

Durante el gobierno de Chávez nuestro esfuerzo fue por construir una alternativa de medios, lo que el profesor Bisbal llamaba el Estado comunicador, que yo no lo niego y lo tuvimos que hacer para garantizar la supervivencia de nuestro Gobierno. Tratamos de construir una alternativa, por eso lanzamos Telesur, reforzamos la capacidad de producción de VTV, salimos de análogo a digital, reforzamos la red transmisión abierta en todo el país, entramos en las primeras transmisiones de Internet, reforzamos el sistema de Radio Nacional de Venezuela.

Fue un esfuerzo de reforzamiento de los instrumentos y de las capacidades comunicacionales del país. ¿Tú vas a decir que con medios públicos no teníamos que defender una parcialidad política? Sí, esa crítica te la acepto, pero el espectro comunicacional también es público y tienes una serie de medios privados que hegemonizan las audiencias, porque los medios privados acaparaban el 95% de las audiencias, por lo cual, también estaban obligados a ser plurales en su contenido y no lo eran, y la forma de hacerle frente a eso era capitalizar nuestros mensajes en los medios que nosotros controlábamos.

–Pero es que además no solo se trataba de potenciar las capacidades del Estado, es que por el otro lado se trataba de limitar la capacidad de los medios privados e independientes de poder comunicar

–¿Lo dices por la Ley Resorte?

–Sí, la Ley Resorte fue el instrumento usado para eso y los cierres de medios.

–¿Pero recuérdame qué medios fueron cerrados cuando Chávez?

-A RCTV no se le renueva la concesión para supuestamente crear una televisora social, que terminó siendo un canal más y no es para nada de servicio social.

–Se le venció la concesión. ¿Entonces las concesiones son eternas? Se le venció la concesión y el Estado está en su plena capacidad de decidir si se le renueva o no. Eso se pudo haber resuelto con el tema de la televisión digital-aérea, donde las capacidades de canales que estaban en el espacio analógico se multiplicaban infinitamente con la digitalización del espacio radioeléctrico.

–Pero es que RCTV incluso intentó ir al plano internacional a través de las cableras y no lo dejaron. Hicieron un reglamento sui generis, para que fuera únicamente aplicado para RCTV

–No sé. Eso no lo hizo el Ministerio de Comunicación e Información. No sé si la Ley de Telecomunicaciones permite restringir que RCTV produzca en Venezuela y transmita para afuera. No lo sé.

–Estoy hablando que RCTV internacional tenía la intención de transmitir su señal por cable, entonces se creó un reglamento especial donde los productores nacionales tenían que presentar su grilla, RCTV intentó hacerlo, fue a Conatel y no le aceptaron la solicitud

-Pero Conatel no es el Ministerio de Comunicación e Información. No te puedo decir cuál fue el criterio que prevaleció. 

No solo estamos hablando de la crítica a su gestión, sino que la gestión del tema comunicacional durante ese período, no solamente se enfocó en potenciar las capacidades del Estado, sino que también se limitó la forma como podían trabajar los medios de comunicación privados. Y vemos a lo que ha llegado hoy en día. Por ejemplo, usted plantea el caso de los medios privados y las tendencias digitales, pero es que…

–Yo lo que recuerdo es que en esa época se abrieron una cantidad de nuevos portales. Hay una onda tecnológica que influyó en la reconfiguración del panorama mediático en Venezuela y que no necesariamente provino de una acción coercitiva del Estado, sino que en gran medida obedeció a una evolución de las herramientas con las que se hacía la comunicación. Noticas 24 era el medio que marcaba la pauta en ese momento. Nosotros no lo controlábamos y luego salió La Patilla a competir con ellos. Es decir, se abrieron nuevos espacios donde la comunicación y la opinión se expresaban. Nosotros estábamos batallando. Abrimos nuestro portal de Venprés, y no tuvimos tanto éxito como Noticias 24.

Estábamos tratando de competir, no es que decíamos “ustedes no hablan”. Eso no fue así. Ahora sí es así. Por ejemplo, tienen a Aporrea bloqueado, imagínate tú… Lo de Chávez era “vamos a la batalla comunicacional”, “vamos a enfrentar con nuestras ideas”, por eso es que Chávez estaba todo el día al aire. Había fines de semana que tenía 40 cámaras en la calle. No había un presidente que tuviera las capacidades comunicacionales que tenía Chávez y aun así se quejaba. Lo de las cadenas (transmisión obligatoria conjunta de radio y televisión) te doy la razón. Era un problema que yo tenía con él, sobre el uso estratégico de las cadenas. Yo no creía que eso funcionara. Siempre fui de la tesis –y lo peleé con él, pero él decidía– sobre la eficiencia y su uso constante. Yo no estaba de acuerdo con esas cadenas de 5 o 6 horas.

-¿Cómo ve la gestión del derecho de información y expresión actualmente en Venezuela?

–Una tragedia. Eso es una dictadura. Están gobernando las trasnacionales sobre el petróleo, tienes al único presidente latinoamericano sobre el cual pesa una investigación por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional, eso no es poca cosa y es un indicador de lo que ha sido el retroceso de la política en Venezuela. Es un gobierno que tortura, persigue y coarta todo tipo de libertad y allí tenemos las consecuencias. Yo estoy desterrado. Tengo 8 años que no voy a Venezuela porque puedo ir preso, y no necesitan una causa para meternos preso, sino solo porque a alguien le dio la gana, así como nos quitaron la casa porque a alguien le dio la gana. 

–¿Cómo es su día día? ¿Qué está haciendo?

–Haciendo páginas Web, aprendí a programar (…) durante varios años estuve haciendo mercadeo digital, por eso es que salté a hacer páginas web y eso me permite trabajar desde la casa y a raíz del Covid el trabajo desde la casa se convirtió en un estándar. No me voy hacer rico con eso, pero paga las cuentas. Estoy en Berlín.