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Runrunes de Bocaranda: ALTO – DEL 4F92 A HOY
El llamado chavismo originario ha discrepado abiertamente de algunas acciones, medidas o decisiones del gobierno rojo rojito

 

DEL 4F92 A HOY

En días recientes, a lo adentro del régimen de Nicolás Maduro las cosas estuvieron muy movidas. Por primera vez −en 23 años de gobierno− el grupo de militares golpistas convocados por Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992, el llamado chavismo originario, ha discrepado abiertamente de algunas acciones, medidas o decisiones del gobierno rojo rojito. Específicamente, en este impromptu, contra la presidencia del TSJ y algunos magistrados.

Las críticas nada veladas en torno a supuestos nombramientos de esos altos funcionarios en la renovación −o reiteración− del Tribunal Supremo de Justicia encendieron las alarmas en un país que solo ha visto la absoluta hegemonía chavista −y madurista− desde 1998. Las declaraciones públicas del militar retirado Pedro Carreño denunciando la abierta corrupción y negociados con las sentencias en el TSJ, señalando hasta funcionarios ligados al máximo poder judicial, asombraron a todos.

La demora en los nombramientos −que se anunciaban para un día y se movían para el siguiente− se fueron posponiendo a pesar de las convocatorias públicas a sesiones de la Asamblea Nacional, demostraba las escaramuzas que se sucedían en lo más adentro del alto gobierno. Por fin, tras casi un mes de marchas y contramarchas, la decisión se tomó.

La sorpresa principal recayó en la cabeza del TSJ cuando el todopoderoso Maikel Moreno, electo para el cargo desde el 24/2/2017, pasó de controlar absolutamente toda la justicia venezolana a un cargo menor en la sala de Casación Penal. La presidencia del TSJ quedó en manos de la magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, quien ya había ocupado esa alta posición de 2013 a 2017, y estaba representando a Venezuela ante la Corte Penal Internacional. Su relación de trabajo con el fiscal de la CPI, Karim Khan, le dio más autoridad para repetir en el cargo tras unos años de estar en el exterior.

Pero la semana fue más noticiosa cuando en el teatro Teresa Carreño se celebró la convención del Partido Socialista “Unido” de Venezuela (PSUV). Si bien es cierto que la convocatoria reunió a un 90 % de partidarios del vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, también es cierto que tras ese evento las cosas cambiaron para quien hoy podría ser un candidato presidencial a futuro.

Las designaciones de Maduro en el TSJ dejarían a Cabello sin fuerza en el máximo tribunal.

Ninguno de los magistrados nuevos o de los antiguos ratificados pertenece a su grupo. La vocería contra el TSJ fue asumida por Pedro Carreño, luego continuada por el gobernador trujillano Márquez y en la Asamblea por el diputado militar, el general Benavides Torres. Aunque dos generales entraron en esta escaramuza gobiernera como magistrados. ¿Sería la fuerza del ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, la responsable de este sorprendente acceso de los uniformados a la alta justicia roja rojita? ¿Acaso recomendación desde La Habana? Al mejor estilo de las zurdas dictaduras.

En esa convención del PSUV ¿le apagaron la luz a Cabello durante su discurso o fue uno de los tantos apagones diarios en toda la extensión de Venezuela? Destacó en el evento el saludo efusivo de Maduro al gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, al igual que el revuelo y aplausos que causó su entrada al teatro. Llamó la atención −mucho más− pues Diosdado ha enviado por las redes contundentes mensajes contra el carabobeño; sin nombrarlo, pero haciéndole un retrato hablado en su programa televisivo Con el mazo dando, donde ha incluido una burla de su acostumbrado “bailecito” en la tarima. Esta vez Nicolás Maduro hasta hizo un chiste con ese característico “bailecito”, felicitando al excéntrico gobernador por ese detalle y su actuación al frente del estado Carabobo, en contramarcha contra el hombre del “mazo”.

TIERRA ARRASADA, REVÓLVER EN MANO

Loyo con revólver al cinto expropiando haciendas productivas

 

El reciente nombramiento de Juan Carlos Loyo, expresidente del Instituto Nacional de Tierras y ministro de Agricultura y Tierras, que fuera botado por Hugo Chávez tras haber encabezado las expropiaciones de fincas productivas en varios estados del país, desde el Zulia hasta Apure (y que hoy siguen siendo tierra arrasada), sorprendió negativamente a muchos ganaderos y agricultores a lo largo del territorio.

Recordemos que Chávez, en cadena nacional −y en algunos de los casos mintiendo−, ordenó intervenir los fundos que le recomendó Loyo y allí los mencionó: El Boche, Olla Grande, La Carolina, La Esperanza, El Guaramito, Campo Alegre, Providencia, Mi Futuro, El Retiro y La Rosa. Denunció que en esos campos el régimen laboral estaría fuera de la ley: «En este momento están llamando al caos porque hemos recuperado unos latifundios donde mantenían gente esclava, eso no se puede permitir, eso es contra la Constitución.” En otras declaraciones, las autoridades nacionales aclararon este punto, alegando que en las tierras existía «un modelo esclavista, donde no hay contratos laborales, y lo que hay es la más brutal precarización».

Pura paja “robolucionaria” hasta hoy. Donde la precarización ha sido en la justicia, el desarrollo, la educación y la salud.

Todos recordamos la nefasta imagen de Loyo con revólver al cinto encabezando la toma de esas tierras privadas y productivas encabezadas por la Hacienda Bolívar, donde Loyo entró como en las películas de vaqueros a caballo y con el arma en sus manos.

Volviendo al tema del reenganche del usurpador terrófago (en el argot popular «terrófago» es el que come tierra, el que pretende la tierra del otro y se la roba), veamos la razón de su reincorporación al régimen: “Muchos se hacen la pregunta, pero debemos recordar que Loyo es un hombre muy cercano, de absoluta confianza de Elías Jaua, quien en el momento de su designación en el ministerio de tierras era vicepresidente de Chávez”.

Lo cierto es que, dentro de las silentes divisiones del PSUV, el gobierno quiere recuperar a Elías Jaua, quien se ha convertido en un importante disidente y es una piedrita en el zapato para Miraflores como miembro del Frente Francisco de Miranda, muy ligado a Cuba. De allí el acercamiento con Loyo, el destructor de gran parte del sector agropecuario. Los efectos de aquellas tropelías aun los sufrimos todos ante la disminución de la producción en el campo venezolano. En esta crisis, inserta además en la pandemia, mucho peor para todos.

No ha sido el mejor momento escogido por Maduro para esta designación cuando trata de presentar un país en plenos cambios económicos; lo que han llamado una “burbuja”, en medio de los sinsabores de la inflación y permanente devaluación de la moneda. Inmerso como está el gobierno tratando de vendernos −con la asesoría del ecuatoriano Patricio Rivera, exitoso ministro de economía de Rafael Correa− un renacer económico que con medidas como esta se viene al suelo. Tanto como con el exagerado “impuesto a las transacciones en moneda extranjera” o el abusivo aumento en un 1900 % del valor de la Unidad Tributaria (UT) de 0,02 a 0,4 bolívares.