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Negociaciones en México

Crisis Group enumera los elementos a favor y en contra del diálogo en México
Crisis Group aseguró que varios de los obstáculos que en algún momento se interpusieron en el camino de una solución negociada han sido eliminados, al menos parcialmente
Un resultado positivo y notorio de este esfuerzo por lograr avances graduales han sido las reformas electorales, en particular la inclusión a principios de este año de dos figuras muy respetadas de la oposición en el Consejo Nacional Electoral

 

 

Foto: EFE

Ante la espera de la reactivación de las conversaciones en México entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana el 3 de septiembre, la organización Crisis Group explicó que es muy probable que estas negociaciones sean largas y complejas, y que el resultado final no satisfaga a todas las partes.

A pesar de ello, la primera reunión en Ciudad de México marca un paso importante para dejar atrás las posiciones maximalistas.

Phil Gunson fue el analista que firmó el documento en el que se asegura que las negociaciones siguen siendo la única «vía razonable» para poner fin al enfrentamiento político en Venezuela y abrir el camino para superar la crisis económica y humanitaria que ha destrozado la calidad de vida de los venezolanos y llevado a casi seis millones de ellos a abandonar el país.

La organización reiteró que una solución duradera a la crisis actual del país requerirá compromisos sobre cómo lograr la recuperación económica, reparar el sistema de salud y abordar la creciente influencia de grupos armados que han obtenido el control de facto de las zonas rurales y urbanas. 

“El gobierno, la oposición y sus respectivos aliados internacionales tienen mucho trabajo por delante. A pesar de todos los desafíos, es bueno ver que esta labor estancada desde hace mucho tiempo, de nuevo está en marcha”, señaló Crisis Group en un artículo.

Sin Trump y Maduro fortalecido políticamente

Crisis Group explicó que esta ronda de negociaciones es diferente a las anteriores por varias razones.

Una de las principales es la salida de Donald Trump de la presidencia de Estados Unidos.

Y es que durante el mandato de Trump, EE.UU. tuvo una política de “máxima presión” en cuanto a Venezuela.

Según Crisis Group, actualmente, Estados Unidos dejó a un lado la retórica de máxima presión.

La decisión de EE.UU. de imponer sanciones secundarias en agosto de 2019 fue lo que provocó la ruptura de las conversaciones; y la convicción de la oposición de tener otras opciones fue lo que la llevó a abandonar la ruta de la negociación.

Otra de las razones por la que las conversaciones en México son diferentes a las anteriores es que, en este caso, Nicolás Maduro está «fortalecido políticamente».

La proclamación de la oposición de ser el “gobierno interino”, en respuesta a la cuestionada victoria electoral de Maduro en 2018 y una interpretación polémica de la constitución, no logró inclinar la balanza del poder a su favor dentro de Venezuela.

De acuerdo a Crisis Group, el gobierno interino de Juan Guaidó debió centrarse en conseguir apoyo a escala internacional.

Consideran que Maduro demostró ser «más efectivo para fomentar la división entre sus adversarios, sumiéndolos en la decepción y la apatía».

“Desde principios de 2019, a pesar del descontento generalizado de la población, la oposición no ha logrado organizar grandes manifestaciones públicas”, dijo Crisis Group.

Tan solo un puñado de los casi 60 países que reconocieron a Guaidó como el jefe de Estado legítimo en 2019 aún lo reconocen como tal, los demás han retirado discretamente su reconocimiento, aunque Washington aún no lo ha hecho.

Adicionalmente, en diciembre de 2020, Maduro recuperó el control de la Asamblea Nacional.

Desde que Maduro llegó al poder en 2013, la economía ha sufrido el peor colapso en tiempos de paz en la historia reciente.

Consideran que esta condición no puede revertirse sin una inyección masiva de capital lo que, a su vez, depende de un acuerdo político.

Garantías electorales y reconocimiento internacional

Ambas partes de la mesa de negociación tienen sus objetivos bastante claros.

Crisis Group recordó que la oposición busca principalmente garantías electorales y elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas, mientras que Maduro desea reconocimiento internacional y que se levanten las sanciones a los miembros de su gabinete.

Destacan que los principales países responsables de las sanciones internacionales, EE. UU., Canadá y miembros de la Unión Europea, han flexibilizado sus posturas, al ofrecer la posibilidad de un alivio gradual de las sanciones ligado a un progreso sustancial en las conversaciones.

Estos puntos están incluidos en el Memorando de Entendimiento de siete puntos presentado el 13 de agosto, que describe la agenda y los parámetros para las conversaciones.

Crisis Group recalcó que el documento generó consternación entre algunos sectores de la oposición, ya que comienza definiendo a las partes como “el gobierno” y la “Plataforma Unitaria”, aparentemente pasando la página del gobierno interino de Guaidó.

“Considerada por muchos como una traición, esta formulación debe ser entendida como un reconocimiento de la realidad”, indicó la organización.

Hasta el momento, todas las partes mostraron su disposición para respaldar acuerdos parciales, lo que podría permitir que el proceso gane más adeptos si los negociadores pueden demostrar avances concretos en las primeras etapas.

Conversaciones sin obstáculos y con exigencias realistas

Crisis Group señaló que esta ronda de negociaciones en México posee varios factores y razones que sugieren que el diálogo puede ser efectivo.

En primer lugar, indican que varios de los obstáculos que en algún momento se interpusieron en el camino de una solución negociada han sido eliminados, al menos parcialmente.

En segundo lugar, indican que la oposición ya no insiste en la exigencia «poco realista de que Maduro deje el poder» como primer paso para una transición.

Subrayan que los grupos adversos al régimen también parecen dispuestos a contemplar la posibilidad de llegar a acuerdos parciales durante las conversaciones.

Anteriormente, los grupos de la oposición tuvieron fuertes discrepancias sobre la posibilidad de adoptar un enfoque gradual para resolver sus diferencias con el partido oficialista, ya fuera en las negociaciones o en otras instancias. 

De acuerdo a Crisis Group, Guaidó y sus aliados insisten en que un enfoque escalonado afectaría seriamente las perspectivas de un acuerdo integral.

Sin embargo, el excandidato presidencial Henrique Capriles, organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el recientemente creado Foro Cívico y la principal cámara empresarial venezolana, Fedecámaras, han tenido activas conversaciones con el gobierno de Maduro sobre asuntos humanitarios, políticos y económicos específicos.

Como resultado «positivo y notorio de este esfuerzo» por lograr avances graduales mencionan las reformas electorales, en particular la inclusión a principios de este año de dos figuras muy respetadas de la oposición en el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Por otro lado, Stalin González, un aliado de Capriles que en 2019 se desempeñó como negociador designado por Guaidó, se ha sumado al equipo de la oposición para las conversaciones.

Creen que la medida podría representar una oportunidad para que los partidarios de Guaidó y Capriles concilien sus diferencias.

Otro elemento favorable, que Crisis Group ha recomendado con frecuencia, es que algunos de los principales actores extranjeros acompañaran las conversaciones a través de un “Grupo de Amigos”.

“La presencia directa de Rusia, un aliado estratégico de Maduro y de sus fuerzas armadas, es particularmente significativa”, dijo la organización. 

Razones para desanimarse 

A pesar de que las conversaciones de México presentan condiciones favorables para que el diálogo sea efectivo, Crisis Group indicó que también existen razones para ser pesimistas en cuanto a la efectividad de las negociaciones. 

En el frente internacional, la mayor flexibilidad de la administración estadounidense de Joe Biden en la política hacia Venezuela se ve limitada por las preocupaciones políticas domésticas.

En un momento en el que el Partido Demócrata intenta minimizar las pérdidas en las elecciones legislativas de mitad de período de 2022, opinan que es natural que Biden sea reacio a renunciar abiertamente a una política de línea dura que le dio tan buenos resultados a Trump en el campo de batalla electoral del sur de la Florida, hogar de muchos exiliados venezolanos y sus aliados cubanoamericanos.

Otro tema que se avecina es el posible anuncio de la apertura de una investigación formal por parte de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI), que podría resultar en la expedición de órdenes de arresto o de comparecencia contra altos funcionarios gubernamentales o militares presuntamente implicados en crímenes de lesa humanidad.

El tribunal ha estado investigando si los abusos de derechos humanos cometidos mientras Maduro ha estado consolidando el poder desde 2017 justifican dichos cargos.

Adicionalmente, la situación interna de Venezuela es aún más complicada. En primer lugar, el momento en el que se dan las conversaciones es desfavorable, ya que se producen justo antes del inicio de la campaña para las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre.

“Las elecciones de noviembre resultan especialmente complicadas para la oposición al estar tan profundamente dividida, no solo sobre si participar o no, sino también sobre los posibles candidatos y cómo seleccionarlos”, afirmó Crisis Group.

Según Crisis Group, si los candidatos de Maduro arrasan en los comicios de noviembre, la derrota dejaría a la oposición aún más débil en la mesa de negociaciones, lo que hace difícil imaginar que las partes avancen mucho antes de las elecciones. Aunque se han previsto nuevas rondas de conversaciones para septiembre, es probable que en ese punto se suspendan a la espera de las elecciones.

El hecho de que muchos venezolanos no se sientan representados por ninguna de las delegaciones en Ciudad de México también es motivo de preocupación.

“Tanto el gobierno como la fragmentada oposición son muy impopulares y muchos ciudadanos perciben que ambas partes están más interesadas en promover sus intereses propios que en buscar el mejor resultado para el país en general”, aseguró la organización.

Conversaciones deben consolidar la negociación

Por incipientes y vulnerables que sean, las conversaciones ofrecen una oportunidad de progreso.

No obstante, Crisis Group ve poco probable que haya claridad hasta después de las elecciones de noviembre sobre si alguna de las partes, especialmente el gobierno, está lista para llegar siquiera a acuerdos parciales.

“La principal tarea es consolidar el proceso de negociación”, señaló la organización. 

Ante todo, las conversaciones tendrán más posibilidades de avanzar si las partes buscan primero un acuerdo sobre algunas medidas graduales que puedan producir mejoras tangibles en las condiciones de vida de los venezolanos.

Por ejemplo, existe la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre la asignación supervisada de fondos multilaterales para hacer frente al colapso económico, aumentar los esfuerzos de ayuda humanitaria y realizar acciones concretas para restablecer las instituciones, comenzando por el poder judicial.

“Entre más beneficios reales produzcan las conversaciones para el pueblo venezolano, más fácil será aplacar a los escépticos y disminuir la presión de los partidarios de la línea dura que podrían intentar socavarlas”, reiteró Crisis Group.

Queda por definir si las partes enfatizarán los temas sociales, económicos y humanitarios en las conversaciones principales, si delegarán estos asuntos a un comité independiente o, incluso, si dejarán estas discusiones en manos de mecanismos ya existentes, como la mesa técnica nacional creada por el gobierno y la oposición en febrero de 2021 para obtener vacunas a través del mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud.

Si bien es posible que los participantes de Ciudad de México prefieran dejar de lado estos asuntos, es probable que la sociedad civil los exhorte, a través del mecanismo consultivo prometido en una declaración conjunta, a ofrecer soluciones rápidas.

Concluye Cris Group afirmando que «deben atender este llamado».

La oposición intentará negociar con las apuestas en contra
Tres expertos analizan la negociación entre el régimen de Maduro y la oposición. Miguel Martínez Meucci advierte sobre la posibilidad de que este proceso lleve a occidente a brindar al régimen de Venezuela el mismo trato que al cubano, al que consideran autoritario, pero reconocen.

Por: Reyes Theis/ @Reyestheis

 

Una oposición dispersa y desconectada del sustrato popular intenta recomponerse.  

Por diversas causas, después de su fulgurante triunfo en las elecciones parlamentarias de 2015, este sector comenzó a entrar en barrena

Su última apuesta,: el “gobierno interino” de Juan Guaidó, no pudo concretar su primer objetivo: “el cese de la usurpación”, por lo que ahora la coalición de los partidos del llamado G-4 intenta sacar un resultado honroso frente al régimen de Maduro, que no ve amenaza cierta a su hegemonía en el corto plazo.

El 17 de agosto se publicó en Gaceta Oficial un memorando entre “el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la Plataforma Unitaria de Venezuela”, documento inicial producto de la fase llamada de prenegociación, donde se acuerda la agenda, la metodología y el cronograma de ese nuevo intento de acercamiento.

Esta primera fase se realizó de forma pendular, esto quiere decir que el representante del Reino de Noruega -facilitador del proceso- sirvió de puente para recibir y tramitar las solicitudes y exigencias de cada parte.

Por la oposición integran la delegación Gerardo Blyde (coordinador), Luis Aquiles Moreno, Luis Emilio Rondón, Tomás Guanipa, Carlos Vecchio, Mariela Magallanes, Stalin González, Roberto Enríquez y Claudia Nikken. Los delegados del régimen son: Jorge Rodríguez (coordinador) Delcy Rodríguez, Héctor Rodríguezy Nicolás Maduro Guerra. 

Esta primera fase no estuvo exenta de polémica, pues el hecho que los actores opositores hayan firmado el papel en el que la delegación de Maduro es llamada “gobierno”, ya enciende la controversia. 

“Lo que se ve allí refleja el balance de poder entre los actores”, sostiene el profesor de Ciencias Políticas Miguel Ángel Martínez Meucci, venezolano y catedrático de la Universidad Austral de Chile.

Añade que “es evidente que el grupo de Maduro ha intentado que el reconocimiento del gobierno sea algo que esté implícito en el documento, lo que significa que la tesis del gobierno interino está sacrificada”.

Subraya que el memorando evidencia claramente que “la posición de poder relativo del grupo de Maduro es mayor”.

Aunque el profesor Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), no comparte la opinión acerca de que el documento signifique el reconocimiento opositor al gobierno de Maduro o el fin del gobierno Interino, sí concuerda en que la situación actual favorece al sector madurista.

“Si no se llega a un acuerdo, el estatus quo es un mal resultado para la oposición, porque no hay democratización y no se logra un cambio político”, indica Alarcón.

Pero para el sector de Maduro no sería un mal negocio la falta de resultados: “El gobierno va a la mesa negociación para que las cosas sigan como están o incluso estén mejor: tiene el poder, el control de las instituciones, control del territorio. Por eso el proceso para la oposición es tremendamente asimétrico y obviamente está en desventaja. Es más fácil para el gobierno pararse de la mesa que para la oposición”, sostiene.

Martínez Meucci ve reducidas las posibilidades de grandes avances en este escenario por dos razones fundamentales: La complejidad de la conflictividad venezolana y la falta de interés del régimen.

Sobre la primera, argumenta: “Los actores formales son los dos grupos: pero en la práctica uno de los verdaderos actores de la negociación no figura. Está muy claro que el objetivo fundamental de parte del chavismo es recuperar el reconocimiento internacional del ejercicio soberano del poder, que ha sido cuestionado con la tesis del gobierno Interino. Y lo segundo es el desmontaje de las sanciones, pero quienes pueden desmontar eso son los gobiernos extranjeros y más concretamente el de los Estados Unidos”.

Para Martínez Meucci, la situación ha llegado a un grado de complejidad que desborda el marco de trabajo de la mesa: “Ya no es solo un caso de gobierno y oposición. La conflictividad política en Venezuela se ha ido haciendo más compleja con el involucramiento de nuevos actores, incluso armados, con la posición de poder de actores foráneos en territorio venezolano. Esos actores son parte importante de la conflictividad”.

Martínez Meucci indica que el alcance de las negociaciones es limitado y esto favorece al chavismo y que este sector quiere un intercambio de algunas concesiones electorales, a cambio del desmontaje de sanciones y reconocimiento diplomático, así como acabar con la tesis del interinato.

“Tengo mis dudas sobre las posibilidades de eventuales acuerdos que puedan lograr cambios importantes en el estatus de la situación actual”, sostiene.

Suma cero

Al analizar la declaración conjunta inicial, el profesor Alarcón cree que hay brechas importantes entre lo que interesa a cada una de las partes.

“Al gobierno le interesa el reconocimiento a la legitimidad del gobierno de Maduro y la no intervención en el sentido más amplio, que incluye no sanciones, no presiones, etc. Pero la autodeterminación de los pueblos no significa sometimiento, y justamente lo que busca la negociación –en la óptica opositora- es que el pueblo determine qué es lo que quiere a través de una elección y es lo que el gobierno no está interesado en hacer”.

Añade que la oposición lo que reclama son los derechos políticos para tratar de producir un cambio por una vía pacífica. “El punto es que cualquier concesión que venga en esa dirección, aumenta el riesgo para el gobierno de perder el poder”.  

Coloca como ejemplo la conformación del Consejo Nacional Electoral. Dice que un cambio en la constitución del árbitro electoral por miembros independientes, sería un riesgo enorme para el régimen, que perdería el control sobre esa institución.

“Cada acuerdo de esa naturaleza implica una pérdida de poder para el gobierno y allí es donde se ven una brechas que van a ser muy complicadas. Es un juego suma cero”, dice Benigno Alarcón.

 

La ventana

Colette Capriles es sicóloga social y fue miembro de la delegación opositora en la negociación con el régimen en Santo Domingo (2017).

Ella sí cree que hay una ventana de oportunidad para un acuerdo.

“De la negociación no puede venir un cambio de régimen por sí sola, pero pudiera servir para que ocurra un proceso electoral y un proceso político competitivo. Que se logren condiciones de competitividad”, comenta.

Según su criterio, el gobierno piensa que lo que le impide competir de esa forma (transparente y sin trampas) es su mala gestión por las sanciones y para la oposición es que no puede competir, porque no tiene condiciones políticas e institucionales. 

De tal forma que “si se plantea como objetivo común que haya condiciones políticas, institucionales, económicas, y en el orden social, que permitan que podamos llegar a un proceso electoral sano, de alguna manera coinciden”.

Considera que para el madurismo lo mejor sería ganar elecciones sin recurrir a la trampa y si piensa que la oposición nunca se va a poner de acuerdo, que es absolutamente débil en su relación con la base y que ellos pueden mejorar su gestión de aquí a 3 años para las presidenciales, no sería un riesgo demasiado grande.

Sostiene que la negociación debe dirigirse hacia la construcción de un sistema de reglas, y reformas institucionales necesarias para construir una vía hacia la alternabilidad y el cambio de gobierno. 

Destaca que este proceso se fija en las condiciones previas necesarias para la recuperación democrática y no al revés (que ocurra el cambio de gobierno y luego la reconstrucción institucional). Esto crearía “una zona de posible acuerdo”, donde podría haber avances en la recuperación del estado de derecho y del sistema judicial, entre otros.

El riesgo 

A Martínez Meucci, por su parte, no solo le parece poco probable la posibilidad de grandes avances en la mesa de negociación, sino que ve un riesgo importante.

“Como está cambiando la configuración política de la región de occidente, con nuevos mandatarios y como consecuencia que el gobierno Interino no ha dado los resultados esperados, el principal riesgo es que el resultado de la mesa sea que la comunidad internacional y sobre todo regional, acepte que tiene un gobierno en la región que no es democrático, pero que está allí”. 

 

Dice el académico que el tratamiento en el plano internacional podría ser similar al aplicado a Cuba, que “no es una democracia, pero nadie está exigiendo que lo sea y nadie pide una mesa de negociación con una oposición. Ese era el único caso en la región”.

Agrega que “el riesgo que se corre, es que se termine aceptando un régimen que no es democrático y con la mesa se dé una mayor legitimidad, pues lo que sucede en la mesa influye en el comportamiento de los actores que legitiman o no a un gobierno”.

¿Y las elecciones?

Por lo pronto, el 21 de noviembre hay una cita electoral: Las regionales.

Para Benigno Alarcón, está claro que ya estos comicios no están atados a las discusiones de la mesa de negociación. 

“No hay tiempo para llegar a acuerdos de cara a estas elecciones. Lo que pueden hacer es llegar a acuerdos sobre portarse un poco mejor durante la campaña u otras cosas pero el 29 de agosto las postulaciones cierran No hay mucho que se pueda hacer, más de la mitad del proceso ya se consumió”, señala.

Indica que, de la misma manera, “no hay oportunidad de hacer mejoras significativas y oportunas en el proceso electoral, tampoco hay tiempo para tener observación electoral y lo que va a haber, en el mejor de los casos, es un acompañamiento técnico sin la capacidad de despliegue que generalmente tiene que tener esa observación electoral”.

Reconexión con la política

Tras su experiencia en la negociación de Santo Domingo, Colette Capriles destaca, por su parte, que sería muy importante que los resultados de la mesa no sean solo de orden político, sino también social.

“Para que la negociación no sea un mero pacto de soluciones electorales, hay que incluir una agenda desarrollo, de avances en el tema de las reinstitucionalización de los servicios públicos, una agenda humanitaria, de cooperación internacional en términos humanitarios, del fortalecimiento de las iniciativas que ya han venido empezando en temas de atención cooperativa entre el gobierno y algunas ONG. Hay una serie de campos de acción de la sociedad civil que deben ser fortalecidos desde la negociación”, indica.

Según Capriles, los ciudadanos le darían la bienvenida a un acuerdo que signifique mejoras en la calidad de vida, “porque además le permitiría a la gente reconectarse con la política”.

La próxima cita

Entre el 3 y el 6 de septiembre, las delegaciones del “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la Plataforma Unitaria de Venezuela” se verán nuevamente las caras, según confirmaron en un comunicado conjunto el pasado 15 de agosto.

El objetivo, según las partes del proceso es “llegar a un acuerdo, a través de una negociación intensa, integral, incremental y pacífica, para establecer reglas claras de convivencia política y social, con respeto absoluto a la Constitución Nacional”.

Para ello se ha acordado el principio de que “nada está acordado hasta que todo lo esté”. Sin embargo, las partes podrán celebrar acuerdos parciales “si consideran que el o los temas sobre los que versen han sido suficientemente discutidos y si su implementación es urgente, necesaria o, al menos, verificable antes del término de la negociación”.

Las negociaciones se realizan en México, con el acompañamiento de Rusia y los Países Bajos.


En la siguiente línea del tiempo, se exploran los intentos de diálogo que se han llevado a cabo en el marco de la crisis política en Venezuela y cuáles han sido sus resultados.


 

Brian Fincheltub Ago 23, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Salir del letargo
El letargo NO es una opción, aislarnos puede que nos ‘proteja’ un tiempo, pero seguros solo estaremos de nuevo en democracia y para recuperarla hay que lucharla

 

@BrianFincheltub

Aunque desde hace más de veinte años la política ha estado presente en todos los aspectos de la vida de los venezolanos, la última etapa del país se ha visto marcada por el desinterés casi generalizado del venezolano promedio por lo público y particularmente por la política. Tras las masivas movilizaciones del año 2019, el alto costo de la represión y la imposibilidad de producir un cambio de régimen inmediato, hicieron que los ciudadanos se refugiaran en su esfera privada por varias razones: frustración, miedo y sobre todo, por instinto de supervivencia.

El venezolano hoy se preocupa por vivir o sobrevivir, depende de la realidad en la que cada uno se ubique. Frente a un panorama siempre incierto, agotador y muchas veces desgastante, la gente decidió que era mejor ocuparse de lo suyo y, como si la situación nacional no fuera suficiente, la pandemia nos obligó a replegarnos aun más. Salir del letargo en el que nos encontramos no es tarea fácil, sea cual sea el camino que se elija para continuar, sin acompañamiento de la población, este estará condenado al fracaso. Pero para que el venezolano vuelva a motivarse con la idea de cambio político hace falta mucho más que un eslogan esperanzador; se necesita recuperar la confianza perdida y eso solo se logra con unidad y coherencia en el accionar.

Venezuela hoy vive dos procesos en paralelo, una negociación que ha iniciado en México con la participación de los dos sectores políticos en disputa y la convocatoria a un proceso electoral para él venidero mes de noviembre.

Todo hace pensar que el primero de los frentes pueda ser largo y complicado, la experiencia pasada explica quizás el desinterés de los venezolanos por el mismo. A estas alturas absolutamente nadie planifica su vida, si es que eso es posible en medio del chavismo, en función de lo pueda o no suceder en México. No hay expectativas de la gente sobre lo que un eventual acuerdo pueda representar para sus condiciones de vida y eso no es bueno para nosotros. En lo que respecta al segundo frente, la situación no es muy diferente.

Nuestro rol como dirigencia es nuevamente convencer, comunicar y ser transparentes en cualquier decisión que se tome. En ese sentido, es positivo que la agenda de las conversaciones en México sea pública, eso podría ayudar a desmontar las dudas que siempre trata de sembrar la dictadura sobre los factores democráticos cada vez que inicia un proceso de conversaciones. Si en el plano interno se aplica igualmente una política de puertas abiertas, donde los ciudadanos puedan entender por qué ahora sí y antes no, qué condiciones cambiaron o pueden cambiar en el futuro para decidir participar, cuáles son las garantías de ganar y cobrar; es probable que quienes naturalmente desconfíen, se den una nueva oportunidad de creer. En cualquier escenario, el letargo NO es una opción, aislarnos puede que nos “proteja” un tiempo, pero seguros solo estaremos de nuevo en democracia y para recuperarla hay que lucharla.

TALITA CUMI

TALITA CUMI

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Julio Castillo Sagarzazu Ago 17, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Venezuela 1 Maduro 0
El partido de México comenzó con una carrera tempranera para Venezuela. A pesar de las amenazas de Maduro

 

@juliocasagar

El partido de México comenzó con una carrera tempranera para Venezuela. En efecto, a pesar de que Maduro lanzó la amenaza de que no concurrirían a la cita convocada por Noruega si antes no se levantaban las sanciones, si no se reconocían sus instituciones y sin una declaración de los partidos políticos en la que dijeran que se portarían bien de ahora en adelante.

Ya volando a la nación azteca, sorprendieron de nuevo con la amenaza de que no se sentarían si Carlos Vecchio estaba en la delegación. Todo eso, luego de que hicieron lo imposible para que se incorporaran los opositores que ellos deseaban que integraran la delegación.

Ninguna de sus extravagantes exigencias se cumplió y, a pesar de ello, llegaron a México y firmaron un memorándum de entendimiento en el que se da cuenta de cuáles son los temas que cada parte pondrá en la mesa para negociar. Sin duda, hemos anotado una primera carrera en el propio primer inning y todos sabemos lo importante que eso es, sobre todo, cuando se juega una serie corta.

Pero la cosa no se queda allí. Hay un elemento digno de ser señalado como un asunto mayor de la política venezolana. El acto de ayer es uno de los más importantes episodios de la lucha contra la dictadura en la que se debilita de manera importante el esquema de la polarización política.

La polarización ha sido siempre una herramienta eficaz y efectiva de las dictaduras. Plantear las luchas en términos de patriotas contra apátridas; pobres contra ricos; oposición contra gobierno; militantes contra escuálidos, da siempre dividendos: permite agrupar sus fuerzas, le da siempre un enemigo contra el cual luchar e impide que la gente piense en sus verdaderos problemas por estar peleando contra el enemigo de la patria.

Caer en la trampa de la polarización ha sido siempre una de las debilidades de la oposición democrática. La escena del 13 de agosto, con un sobrio y brillante discurso de Gerado Blyde y una cansona y trillada reláfica del “plenipotenciario” de Maduro, repetimos, nos aleja del clima de desazón que es el que interesa al régimen.

Estamos muy lejos de lanzar el sombrero al aire y cantar ninguna victoria. De acuerdo con Yogui Berra, “el juego no se acaba hasta que no se termina”. Y sabemos que el equipo contrario juega sin observar las reglas, con cartas marcadas y con escasos escrúpulos.

Mientras pasan los días, hay que saber recoger los frutos de la jornada inaugural de la negociación y mantener la ventaja inicial. Hay que seguir haciendo carreras y eso nos corresponde a quienes estamos aquí.

Apartarnos de los fake news, mantener la unidad de acción, seguir recorriendo el país y las comunidades anunciando y difundiendo el programa del Acuerdo de Salvación Nacional que está contenido en el memorándum de entendimiento, es indispensable para seguir aumentando la ventaja y no dejar que nos hagan carreras.

Nadie dijo que era fácil. Pero estamos en el juego y cuando uno juega lo hace para ganar.

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Informe Otálvora | Negociaciones Guaidó-Maduro en la mano de Rusia

Jorge Arreaza y el canciller ruso Sergey Lavrov reunidos el 22JUN21 en Moscú. Foto: Ministerio de Exteriores de Rusia.

Rusia, cuya creciente presencia en Latinoamérica reta abiertamente a EE. UU., es uno de los principales aliados políticos del régimen chavista y su principal suministrador de tecnología bélica

 

@ecotalvora

Para confirmar y hacer sentir el grado de penetración que Rusia ha logrado en Latinoamérica, el gobierno de Vladimir Putin se ha convertido en uno de los dos acompañantes de las pláticas que arrancaron el 13AGO21 en México entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro. Rusia, cuya creciente presencia en Latinoamérica reta abiertamente a EE. UU., es uno de los principales aliados políticos del régimen chavista a nivel internacional y su principal suministrador de tecnología bélica. El otro gobierno acompañante es el de los Países Bajos.

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Un día antes del inicio de las pláticas entre representantes de Nicolás Maduro y de los partidos que respaldan a Juan Guaidó, el gobierno de EE. UU. dejó sin piso dos de las exigencias que el gobierno de facto de Venezuela había puesto como condiciones para sentarse a “negociar”.  El vocero del Departamento de Estado Ned Price ratificó el 12AGO21 que las sanciones impuestas al régimen chavista continuarán y que EE. UU. mantiene su reconocimiento como “presidente interino” a Juan Guaidó.

Durante las negociaciones previas, con diplomáticos noruegos como intermediarios, los voceros del régimen exigían el fin de las sanciones y el reconocimiento al gobierno de Maduro. Al final, los dos puntos fueron incluidos como parte de los siete puntos que integran la agenda acordada. En las negociaciones previas Guaidó aceptó ser calificado como “plataforma unitaria de Venezuela” y no como el “gobierno legítimo” de Venezuela.

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El Grupo de Lima, el esquema intergubernamental creado el 08AGO17 para adelantar acciones en procura de la redemocratización de Venezuela habría llegado a su fin. La paralización de la OEA como un esquema para alcanzar acuerdos sobre Venezuela y activar mecanismos de acción latinoamericana, llevó a que los entonces gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, con apoyo de EE. UU., impulsaran la creación de un esquema informal de concertación de políticas hacia Venezuela.

La nómina de miembros del grupo fue variando a medida que se producían cambios en las líneas políticas de los gobiernos de la región. La inicial efectividad política del grupo fue progresivamente disminuyendo en la medida que la capacidad real de influencia los países miembros se mostraba limitada. Poco de ellos implementaron las medidas de presión, incluyendo sanciones económicas o migratorias, que acordaban en sus documentos.

La llegada al gobierno de Andrés López Obrador en México el 01DIC18 y de Alberto Fernández en Argentina el 10DIC19 marcó la creación de una alianza política de ambos con evidente orientación izquierdista que deja sin efecto al Grupo de Lima. La presencia de los castrochavistas Luis Arce y Pedro Castillo en las presidencias de Bolivia y Perú, y de Philip J. Pierre como primer ministro de la isla de Santa Lucía parecieran dejar sin piso político al Grupo de Lima.

La opción proyectada por el Departamento de Estado de EE. UU. es configurar un nuevo esquema donde junto con Canadá y la escurridiza Unión Europea se conjugue acciones de presión externa para la redemocratización de Venezuela. De hecho, las pláticas acordadas entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó que debían comenzar el 13AGO21 en Ciudad de México son producto de este “nuevo esquema” y por ello el 14AGO21 la triada EE. UU.-UE-Canadá emitió una declaración conjunta en la cual acogieron “con beneplácito el anuncio de que pronto comenzarán negociaciones integrales dirigidas por Venezuela en la Ciudad de México”.

El comunicado de la triada, firmado por Antony Blinken, Josep Borrell y Marc Garneau, dijeron esperar “que este proceso conduzca a la restauración de las instituciones democráticas del país y permita que todos los venezolanos se expresen políticamente a través de elecciones locales, parlamentarias y presidenciales libres y justas”. Igualmente advirtieron su “voluntad de revisar las políticas de sanciones si el régimen logra avances significativos en las conversaciones anunciadas”.

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El acuerdo suscrito el 13AGO21 en Ciudad de México entre los enviados de Guaidó y de Maduro es una reproducción del proceso de fracasadas negociaciones que ya se cumplieron en República Dominicana en 2017-18 y las auspiciadas por Noruega en 2019.

La agenda de las nuevas negociaciones es la siguiente: Derechos políticos para todos. Garantías electorales para todos. Cronograma electoral para elecciones observables. Levantamiento de las sanciones. Restauración de derecho a activos. Respeto al Estado Constitucional de Derecho. Convivencia política y social. Renuncia a la violencia. Reparación de las víctimas de la violencia. Protección de la economía nacional y medidas de protección social al pueblo venezolano. Garantías de implementación, seguimiento y verificación de lo acordado.

Quizás las únicas novedades sean la forma lacónica de referirse a los temas y la inclusión de un eventual mecanismo de “justicia transicional” para la “reparación de las víctimas de la violencia”

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La delegación denominada “Plataforma Democrática de Venezuela” quedó integrada por Gerardo Blyde como coordinador y jefe de delegación, Luis Aquiles Moreno, Luis Emilio Rondón, Tomás Guanipa, Carlos Vecchio, Mariela Magallanes, Stalin González, Roberto Enríquez y Claudia Nikken en calidad de secretaria ejecutiva.

Los cambios en la correlación política en el continente se proyectan sobre la OEA. La alianza castrochavista continental, con Argentina y México como las piezas gubernamentales más activas, intenta defenestrar a Luis Almagro de la posición de secretario general con el paso previo de dejar sin efecto de aceptación del enviado de Juan Guaidó, Gustavo Tarre Briceño, como representante de Venezuela.

El 09ABR19 el Consejo Permanente de la OEA decidió “aceptar el nombramiento del señor Gustavo Tarre como Representante Permanente, designado de la Asamblea Nacional, hasta que se celebren nuevas elecciones y el nombramiento de un gobierno democráticamente electo”. La decisión fue tomada por 18 votos a favor y ocho en contra, entre los cuales se incluía el del representante de Nicolás Maduro que aún asistía a las sesiones de la OEA.

La resolución del Consejo Permanente fue confirmada por 20 votos en la Asamblea General reunida en Medellín el 28JUN19. En la votación del Consejo Permanente a favor de la presencia de un enviado de Juan Guaidó y de la Asamblea Nacional electa en 2015 votaron Argentina, Bahamas, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, EE. UU., Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Santa Lucía. Por lo menos tres de estos países (Argentina, Perú y Santa Lucía) no votarían a favor del “gobierno Guaidó” en una votación en la actualidad.

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Con esa base inicial de cálculo, varias cancillerías están impulsando la inclusión de un punto de agenda para votar nuevamente sobre la representación de Venezuela en la 51 Asamblea General prevista para el 10NOV21 en Guatemala. Los aliados continentales del gobierno de facto de Maduro intentan desalojar a Gustavo Tarre Briceño de la representación venezolana en la OEA ya que según la versión castrochavista de los hechos, Venezuela no es miembro de la OEA desde el 27ABR19.

Por ahora la situación es poco clara sobre los resultados de las gestiones de México y Argentina, con gran apoyo caribeño, ya que deberían reunir 18 votos para imponer una decisión contra el enviado de Guaidó, lo que por ahora parece poco probable. Pero, el “tema Venezuela” ha ido perdiendo fuerza en las agendas de los gobiernos democráticos del continente y está siendo afectado por la pugna entre los partidos Republicano y Demócrata de EE. UU. que mantiene paralizada la renovación de los cuadros del servicio exterior estadounidense orientado hacia Latinoamérica.

La victoria de un candidato abiertamente castrochavista en Perú y de un gobierno procubano en Santa Lucía parecieran haber tomado por sorpresa y aparente despreocupación a los operadores de política exterior de ambos partidos.

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La representación de EE. UU. en la OEA la está ejerciendo un diplomático de carrera, Bradley Freden, en condición de encargado desde que el cubanoestadounidense republicano Carlos Trujillo se retirara del cargo el 20ENE21. La Casa Blanca anunció el 29JUL21 la indicación del también cubanoestadounidense Francisco Frank Mora como representante permanente en la OEA, hecho que confirma que las decisiones de política exterior del gobierno Biden (y de la oposición republicana) pasan por la estrategia electoral hacia las elecciones parlamentarias del 08NOV22.

La nominación de Mora, que requiere de aprobación legislativa para hacerse efectiva, desató las molestias de los republicanos de la Florida. “Nominar a Frank Mora, un abierto partidario de involucrarse con el régimen en Cuba es otra bofetada a los cubanos que exigen libertad” tuiteó el senador republicano Marco Rubio, quien es miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. El cargo de EE. UU. en la OEA se ha convertido en un tema electoral floridano lo que amenaza con dejar la representación estadounidense en el organismo continental sin una cabeza con peso y capacidad de acción y presión en el cotidiano pulso político en el organismo. Esta situación se podría prolongar, por lo menos, hasta finales del año.

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Salvo la representante de EE. UU. en la ONU y el embajador ante el gobierno mexicano, las designaciones del gobierno Biden para el departamento de Estado están paralizadas por maniobras de los senadores republicanos encabezados por el texano Ted Cruz. El 10AGO21 Cruz logró bloquear varias decenas de postulaciones de política exterior del gobierno de EE. UU. entre ellas la del diplomático Brian Nichols quien está indicado para asumir la Subsecretaría de Estado para el Hemisferio Occidental. Nichols asistió a la reglamentaria sesión ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado el 19MAY21 y hasta ahora no ha sido ratificado. En esa oportunidad Nichols se mostró favorable a continuar con el esquema de “presión económica” sobre el régimen chavista de Venezuela.

Al llegar Biden al gobierno, la subsecretaría para el Hemisferio Occidental estaba en manos de la coreano-estadounidense Julie Chung en condición de encargada, y el 04AGO21 fue reemplazada por el hondureño-estadounidense Ricardo Zuñiga manteniéndose la condición de interinato en el principal cargo de política exterior hacia Latinoamérica.

Zuñiga había sido designado el 22MAR21 como “Enviado Especial para el Triángulo Norte” para ocuparse del único tema latinoamericano sobre el cual el gobierno Biden muestra especial interés: la migración irregular hacia EE. UU.. De hecho, el primer viaje de Biden a Latinoamérica sería a México.

Zuñiga formó parte del equipo de política exterior de la Casa Blanca de Barack Obama y junto al ahora encargado del Hemisferio Occidental en del Consejo de Seguridad Nacional, el colombiano estadounidense Juan González, forma parte del entorno de Biden para la política latinoamericana. Zuñiga seguirá como encargado del Hemisferio Occidental en espera de la ratificación de Nichols quien debería encargarse de reestructurar la política de EE. UU. hacia el continente.

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En tanto, el Secretario de Estado de EE. UU., Antony J. Blinken, está enfocado en temas muy lejanos de Latinoamérica; la diplomacia hacia el conteniente ha estado asignada a otros funcionarios. El último de ellos en aterrizar el Latinoamérica fue Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien visitó el 05AGO21 a Jair Bolsonaro en Brasilia y al día siguiente al izquierdista Alberto Fernández den Buenos Aires. Sullivan confirmó a Bolsonaro que el gobierno Biden mantiene la promesa de Donald Trump para apoyar que Brasil se convierta en “socio global” de la OTAN” y también le habría recordado la posición de Washington en contra de la tecnología china para el G5.

Según Juan González, en las conversaciones con Bolsonaro y Fernández, su jefe Sullivan habría tratado de “asegurar el consenso hemisférico a favor de la democracia” sin precisar el significado. Todo indica que el actual gobierno de EE. UU. está repitiendo la posición del gobierno Trump en cuanto mantenerse cercano a Alberto Fernández, quizás jugando a una ruptura con la vicepresidenta y jefa Cristina Kirchner y un muy improbable distanciamiento del argentino con sus alianzas izquierdistas internacionales. Alberto Fernández es una de las cabezas del proyecto de retoma del poder en Suramérica por parte del castrochavismo y sus manos han estado involucradas en los procesos electorales recientes en Bolivia, Ecuador y Perú.

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Por cierto, quien sí fue ratificada por el Congreso de EE. UU., fue la teniente general Laura J. Richardson quien hasta ahora ha comandado al componente Ejército del Comando Norte de EE. UU. Richardson fue indicada por Biden para convertirse en la comandante del Comando Sur de EE. UU. y el Senado ratificó su designación el 11AGO21.

Durante su exposición el 03AGO21 ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado, la general expresó su preocupación por “la creciente presencia e influencia china y rusa en nuestro hemisferio, particularmente cuando estas naciones están fortaleciendo lazos con los gobiernos que no comparten nuestros valores democráticos como Cuba, Venezuela y Nicaragua”. 

Señaló que en la zona de actuación del Comando Sur se vive una “crisis humanitaria por los millones de venezolanos que huyen de las trágicas condiciones en su patria” y advirtió de una eventual “crisis migratoria” en la zona del Caribe de continuar la “inestabilidad” en Cuba y Haití. Esta es la imagen que los analistas militares estadounidense tienen sobre las inmediaciones caribeñas.

Artículo publicado previamente en Diario Las Américas

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